Libertad para vivir sin pobreza

 

Para Amartya Sen el desarrollo tiene que ser visto como un proceso en el que sean suprimidas todas las formas de privación de libertad que restringen las decisiones y oportunidades de las personas. Así, se tienen que establecer las condiciones para la formación de las capacidades humanas que posibiliten a los individuos convertirse en agentes de su propio bienestar o de su propia concepción del bien. En relación con la pobreza, ésta debe de ser vista como una privación de las capacidades básicas y no solamente como un bajo ingreso.

De acuerdo con las estadísticas recientes, los pobres en México siguen creciendo, aunque –como si fuese un consuelo- la pobreza extrema ha reducido. Lo cierto es que la estrategia que prevalece en el modelo de gobierno actual no se encamina a generar las condiciones que permitan que los individuos sean los agentes de su propia transformación económica.

Las políticas de gobierno, que no públicas, porque no incluyen una verdadera participación de los ciudadanos, se encaminan más hacia una transferencia de ingresos que harán imposible una transformación real de las condiciones de pobreza en que viven millones de mexicanos.

Si a ello agregamos que en el ámbito federal o en las entidades más pobres como Chiapas, Guerrero y Oaxaca –sólo por mencionar algunas- sus gobernantes se dedican a gastar miles de millones de pesos en anticipadas campañas electorales, en la promoción de su propia imagen o compra de votos, el derecho a la libertad de vivir sin pobreza se convierte entonces en una ficción. No porque exista falta de voluntad de los individuos para dejar de ser pobres sino que las condiciones económicas, sociales y culturales generan las condiciones que evitan un rompimiento de las condiciones de desigualdad existentes.

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@NVS_

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