Cáncer en el adulto mayor

El crecimiento de la población mayor de 65 años de edad es una inercia a nivel mundial, pero la expectativa para 2050 es de un mayor crecimiento para este grupo etario en los países latinoamericanos, en especial en México.

En México el grupo que presenta mayor ritmo de crecimiento demográfico es el de los adultos mayores; fenómeno que aumentará en los próximos años, por lo que en un par de décadas se convertirá en un país con una población cada vez mayor en este grupo etario.  

En los últimos años nuestro país ha presentado una transición demográfica y epidemiológica, que se refleja en una mayor esperanza de vida de su población –lo cual suele considerarse como un éxito de las políticas públicas, en especial las relacionadas con la salud y el desarrollo económico-, pero también un cambio en el tipo de morbilidades prevalentes. Antes predominaban las enfermedades infecciosas, diarreicas, respiratorias o las prevenibles por vacunación, pero ahora tienen mayor incidencia las crónicas, cardiacas, la diabetes mellitus y los tumores malignos.

Al analizar el comportamiento de la morbilidad por cáncer en las personas de 65 años de edad o más se observó que entre los nuevos casos diagnosticados predominó el cáncer de próstata, seguido del de estómago, colorrectal, broncopulmonar y hepático.

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Ahora que si hablamos de causas de muerte en los adultos mayores, las tres principales son: las enfermedades cardiacas, la diabetes mellitus y los tumores malignos. Si bien en este grupo de las defunciones por tumores malignos entre 200 y 2011 aumentaron de 29 mil 180 a 38 mil 931, su tasa se redujo ligeramente de 635.5 a 586.3 por cada 100 mil nacimientos estimados.

De ahí que siendo la vejez un factor de riesgo para el desarrollo del cáncer, se espera un mayor número de caso en los adultos mayores, con todo lo que ello implica. En la actualidad  existe poca información de estudios prospectivos en el tratamiento del cáncer en el adulto mayor, así como el que las decisiones terapéuticas son influidas por la edad y las comorbilidades que padecen este tipo de pacientes; lo que conlleva a que muchos casos sean tratados con terapias no del todo óptimas, ocasionando un mal control de la enfermedad neoplástica.

Ante este panorama se hace necesario insistir en la política de la prevención desde las instituciones se salud públicas y privadas, hasta el ámbito personal; es decir no dejar a la desidia el chequeo médico cuando menos una vez al año, máxime si se tienen antecedentes oncológicos familiares.

Ello además de ir haciendo pequeños cambios en el estilo de vida que tiene que ver con comer lo más sanos posible y realizar algún tipo de actividad física; luego de que está perfectamente comprobado la relación que existe entre el sobrepeso y la obesidad con la aparición de diferentes tipos de cáncer. Recordemos que sólo tenemos una sola vida, y que mejor que vivirla sanamente.  

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