“Nuestra tierra no será cuartel”: Comuneros de Milpa Alta

Nora Nancy Gaspar Reséndiz

Desde la orilla de la carretera, que divide en dos una loma repleta de verdes árboles, se observan a lo lejos cuatro habitaciones con fachada blanca, las cuales están dentro de un predio que mide aproximadamente siete mil metros cuadrados, y está delimitado por una valla de alambre.

A su alrededor apenas se logran distinguir algunas casas dispersas entre tanta vegetación, la cual forma parte del paisaje en el pueblo de San Bartolomé Xicomulco.

En dicho terreno la Secretaría de Marina (Semar) planea construir una unidad con instalaciones de inteligencia y bodegas para el resguardo de material naval, hecho que los comuneros consideran como “Un acto de provocación a los pueblos de Milpa Alta”.

El decreto que se publicó en el Diario Oficial de la Federación (DOF) el 8 de octubre de 2015 cayó por sorpresa entre comunidad, ya que ninguna autoridad les había informado sobre la intención de construir ahí una base naval.

En ese sorpresivo decreto también se menciona que desde 1961 ese terreno fue vendido por un particular a la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT).

Esta propiedad, incluida en el inventario del Sistema de Información Inmobiliaria Federal y Paraestatal y en el Registro Federal Inmobiliario, cuenta con una superficie de siete mil 361.67 metros cuadrados y se utilizó por muchos años como bodega por la SCT, después como base de lanzamiento de equipos satelitales para la UNAM y ahora es cedido a la Secretaría de Marina por parte del Instituto de Administración y Avalúos de Bienes Nacionales

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“SI ES NECESARIO MORIR, MORIREMOS”

Sin embargo, integrantes de la Representación General de Bienes Comunales de Milpa Alta sostienen que se trata de un despojo.

La advertencia, contenida en un comunicado, es muy clara “Si es necesario morir, moriremos, pero nuestra tierra no será cuartel”

Don Estanislao García, parte del equipo de esa representación, explica a la reportera que San Bartolomé Xicomulco es un pueblo originario que pertenece a las tierras comunales de Milpa Alta, ratificadas como tales en 1952 por el entonces presidente de Miguel Alemán Valdés y protegido por la Ley Agraria de 1934. Por lo tanto, dice,  la compra-venta de 1961 es ilegal.

También argumenta que si el proyecto que pretende llevar a cabo la Secretaría de Marina se llega a concretar, se vería afectado todo el Distrito Federal, y en especial las regiones sur y oriente, así como el estado de México y el norte de Morelos, porque la zona es parte importante en el abastecimiento de agua potable para ciudad.

Durante el recorrido que Puntoporpunto realizó por la zona, se observó que se trata de un lugar con prominente vegetación, poseedor de una extensa zona dedicada al cultivo de nopal.

La zona está catalogada como área comunitaria de conservación ecológica y, de acuerdo con diversas fuentes oficiales consultadas, sólo se permiten actividades que preserven la biodiversidad y que contribuyan a la recarga de mantos acuíferos.

Los representantes de los comuneros comentan que al enterarse de la intención de construir una Base Naval se acercaron al jefe delegacional de Milpa Alta, Jorge Alvarado Galicia, quien evitó expresar alguna opinión, ya que dijo desconocer la problemática.

Sin embargo, los comuneros tomaron medidas de inmediato para evitar el despojo, y advierten que llegarán “hasta las últimas consecuencias, y que no cederán ante nada”.

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PRESENTAN AMPARO

Como primera medida, los comuneros interpusieron una demanda de amparo contra la Secretaría de Desarrollo Agrario Territorial y Urbano (Sedatu) por violar el estatuto de tierra comunal de la zona.

Diputados locales del partido Movimiento Ciudadano propusieron un punto de acuerdo ante la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF), el cual fue aprobado. Por tal motivo, el órgano legislativo solicitó al Gobierno del Distrito Federal y a la Secretaría de Marina un informe al respecto.

El diario digital Puntoporpunto solicito la posición oficial de la Secretaría de Marina a través del área de Comunicación Social. Sin embargo, hasta el momento de la publicación de este trabajo la dependencia no había respondido la solicitud.

Por ahora los pobladores esperan la resolución sobre la demanda de amparo interpuesto para determinar las acciones a seguir. Llevan 40 años luchando por su tierra y esta vez, dicen, no será la excepción.

Los comuneros de Milpa Alta comentan que aunque han tenido comunicación con los ejidatarios de San Salvador Atenco, no están de acuerdo en el método que ellos utilizan para defender la tierra, ya que han descuidado el ámbito legal.

Los milpaltenses aseguran que lucharan siempre, en primer lugar, por la vía legal, “amparados por la Constitución” y apegándose a la Ley Agraria, pero que de no obtener respuesta convocaran a un movimiento social, e incluso acudirán a instancias internacionales, porque como dicen, “El territorio es la esencia de los pueblos originarios”.

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