Un caso reabierto

Por Eduardo Ibarra Aguirre

Nestora Salgado hizo graves denuncias en contra de María Isabel Miranda, presidenta del organismo Alto al Secuestro, exitosa empresaria y aliada de los presidentes Felipe Calderón y Enrique Peña en materia de seguridad pública, hasta el punto de moverse por las cárceles como Pedro por su casa, con la autorización de Genaro García Luna y Miguel Ángel Osorio, además de recibir el Premio Nacional de Derechos Humanos 2010.

La senadora y exprisionera presentada como “secuestradora” en su desempeño como lideresa de las autodefensas, en Olinalá, Guerrero, precisamente por Miranda Torres y el candidato presidencial priista José Antonio Meade, en plena campaña de 2018, sostiene:

“Estos casos los viví en carne propia… Isabel Miranda tuvo mucho poder en gobiernos pasados. Una persona que tuvo el poder de meterse a las prisiones, a las celdas, a torturar ella misma o a ordenar que las autoridades carcelarias nos torturaran”. Testimonio que Utopía reconfirma de acuerdo a la versión de un funcionario de cárceles federales que recibió órdenes de Osorio Chong para “darle todas las facilidades a la señor Wallace, pues es nuestra amiga”. Y el ahora senador impulsa un punto de acuerdo para defenderla. ¡Qué cinismo!

 Abunda Nestora: “Se me torturaba diariamente por órdenes de la señora Isabel Miranda de Wallace… Padecí la influencia negativa de la señora… con funcionarios de la Procuraduría de Guerrero… de constantes ataques que se me reavivaron en contexto electoral… nadie merece ser calumniado y perseguido por alguien que tenga poder”.

Y, efectivamente, Isabel Miranda, la excandidata panista a jefa de Gobierno del Distrito Federal (“Ya me veo en el Palacio del Ayuntamiento”, juraba) ejerció un enorme poder durante los sexenios de Calderón y de Peña con la “Guerra contra el narcotráfico”, declarada el 12 diciembre de 2006, y ocultada a partir del 1 de diciembre de 2012, pero la continuaron los que decían “Mover a México” (para sus bolsillos), con la incontenible espiral de muertos y desaparecidos, de violaciones a las garantías individuales y muchos heridos.

La legisladora solicita que se revise la situación jurídica de las siete personas procesadas por estar implicadas en el secuestro de Hugo Alberto Wallace o León, hijo de Miranda, el 11 de julio de 2005, pues fueron torturadas bajo la supervisión de la propietaria de Alto al ­Secuestro. Un caso saturado de mentiras.

Acompañada de Guadalupe Lizárraga –autora del libro El falso caso Wallace y pionera en la investigación del tema– y del padre biológico de Hugo Alberto, Salgado permitió que Carlos León Miranda exhibiera los desplantes de la señora en las procuradurías y cuerpos policiacos, y sobre todo que pusiera en riesgo todo el tinglado del caso judicial que se sustenta en una gota de sangre sembrada en el baño donde supuestamente asesinaron a Hugo Alberto y que no pertenece al padre biológico ni al de crianza, sino a Claudia Wallace Miranda, hermana de padre del presunto asesinado. Es una telenovela con hartas contradicciones y con las que escaló con mucho éxito María Isabel en sus negocios de espectaculares, como lo demostró Raymundo Riva Palacio en El Financiero, las OSG (organismos sí gubernamentales) y la política.

Víctima de su mitomanía, Miranda sólo atinó a anunciar demandas contra Proceso, Ricardo Raphael y quien se le ponga enfrente, y acusó al presidente Andrés Manuel López Obrador de “proteger a secuestradores”, ello porque el titular de la Fiscalía General de la República dictaminó: ¡Se reabre el caso y se revisará a fondo toda la información!

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