S19- Corrupción oficial opaca la Solidaridad del pueblo

A un año del sismo que volvió a desnudar nuestra vulnerabilidad gubernamental, salieron a la luz dos vertientes de la tragedia: la primera, inmediata y aplaudible es la solidaridad de la gente de a pie que de inmediato se organizó y en muchos de los casos pusieron su propia vida en peligro para socorrer al paisano en desgracia; la otra cara de la moneda es la pasividad, inacción y la corrupción oficial.

El esfuerzo de cientos de compatriotas que salieron a prestar ayuda a vecinos y desconocidos son el mejor ejemplo de la garra y el espíritu indomable del mexicano,  pues en instantes olas de jóvenes, padres y hasta abuelos cargaban piedras, removían escombros, improvisaban hospitales, daban agua, una torta, ropa y todo cuánto se necesitara, luchando codo con codo con los damnificados.

Los millennials de la Zona Metropolitana, del Norte, Centro y Sur de la República rápidamente crearon brigadas para llevar ayuda a todas las entidades afectadas, principalmente: CDMX, Morelos, Puebla, Chiapas, Guerrero y Oaxaca, estas tres últimas entidades especialmente afectados por el terremoto del 7 de septiembre; y es que entre los chavos no hubo jerarquías o vanidades, sólo ayudar.

#FuerzaMéxico fue el emblema que unió la respuesta del pueblo mexicano, ocupando calles, plazas, parques, centros de acopio y redes sociales, para apoyar al hermano en desgracia. Lo que contrasta como en 1985, con la inacción de las propias autoridades; que salvo honrosos casos, exponen una actuación fría y decepcionante de la clase política en el Poder, cargada de criminal cinismo.

Los sismos de septiembre 2017, similar a 1985, exhiben una alta negligencia y ambición de la alta jerarquía gubernamental y las cúpulas partidistas, de ahí que este 2018 la gente unida decidió sepultar electoralmente al PRD, PRI y PAN, pues está harta de la desvergüenza de Peña, Mancera y los demás mandatarios pregonan que la emergencia terminó, pero subsisten miles en el desamparo.

Unos 17 millones de jóvenes se movilizaron en 2017 para encarar el fenómeno, son los mismos que este 2018 optaron por el cambio político, de ahí que la avasalladora victoria de MORENA no sea casual y sí mucho de rencor y memoria generacional, ya que su molestia procede de la indiferente respuesta oficial, que a decir verdad huele a impune asesinato gubernamental por omisión.

Mexicanos Contra la Corrupción e Impunidad (MCCI) denunció opacidad y graves irregularidades cometidas por el Gobierno de la CDMX, gracias a las cuales comprobó graves violaciones a las normas de construcción, pues más de 40 edificios derrumbados no debieron colapsar; sin embargo, ocurrió porque tenían cimientos débiles, cuya base es la putrefacción gubernamental.

Según las propias autoridades capitalinas, entonces a cargo del hoy Senador de la República, “el sismo del 19 de septiembre de 2017 sólo cobró la vida de 234 personas en la CDMX”; sin embargo, este miope funcionario no informó el número total de inmuebles con daños ni tampoco atendió al 100% de los damnificados, por lo que ha pasado un año de la tragedia y hoy seguimos sin cifras confiables.

Así de poco o nada servirán las 204 carpetas de investigación —135 de oficio y 65 por denuncia—, ni las 65 órdenes de aprehensión, ya que los dueños de inmobiliarias y directores responsables de obra (DRO) siguen en libertad. Tampoco autoridad alguna; federal o estatal ha encarcelado a un solo funcionario por haber firmado permisos de construcción o violado el uso de suelo.

La dueña del tristemente célebre Colegio Rébsamen, donde  murieron 21 niños y  4 adultos, sigue prófuga, Mónica García Villegas… ¿“No la encuentran”?, más bien no quieren aprenderla porque confirmará las corruptelas entre particulares y las delegaciones, ahora municipios; en cambio, todos fuimos testigos presenciales del desmesurado reality show, armado por Televisa y pagado por el Gobierno.

La causa de la mayoría de las tragedias ocurridas en 1985 y 2017, siguen siendo la ambición de funcionarios, familiares y padrinos (financieros y políticos). No es casual que poco más de 2 mil 700 millones de pesos del Fondo de Desastres Naturales (FONDEN), producto de aportaciones de organismos, naciones extranjeras, sociedad civil y grupos empresariales, se esfumaran sin dejar rastro.

Un año después del último terremoto, la CDMX -como el resto de la República- siguen heridos porque al día de hoy subsisten más de mil edificios con alto riesgo de derrumbe, mil 624 en riesgo medio y mil 838 en bajo, amén de los incontables inmuebles públicos y privados medio arreglados, sin supervisión otra vez de autoridad alguna, según confirmó la Plataforma para la Reconstrucción en CDMX.

Las víctimas del terremoto aún aguardan ayuda y claman justicia, se los debemos, son mexicanos que se entregaron en cuerpo y alma por la Nación. Por ello lo mínimo es dotarles de vivienda digna, de calidad y sin costo alguno, el erario bien puede absorberlo como lo ha hecho en múltiples devaluaciones, estafas millonarias, campañas políticas y mediáticas, recuerden el FOBAPROA.

Si hemos pagado los saqueos y excesos de mandatarios: federal, estatal y municipal, porque no habríamos de apoyar la reconstrucción de la propia sociedad civil; ahora sí con gusto pagaríamos los mexicanos de bien para que se recuperen nuestros hermanos en desgracia, eso sí: que paguen con dinero y cárcel los corresponsables y corruptos… Para ellos no hay perdón ni olvido!!!

Twitter@Armando_Alcocer

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