Golpes contra el NARCOTRÁFICO se desplomaron 69% con AMLO en la Presidencia

Las detenciones de personas involucradas en el tráfico de drogas cayeron el mes pasado, con respecto a enero de este año, al pasar de 693 a 209 detenidos.

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Como si estuviera planeado, el mismo día que el presidente Andrés Manuel López Obrador pidió a los narcos “bajarle”, se registró el mayor número de homicidios del 2020: 114 crímenes se cometieron a nivel nacional, el pasado 20 de abril .

El mandatario mexicano había solicitado precisamente a los cárteles de la droga disminuir la violencia que generaban en el país. Sin embargo, desde entonces, la preocupación por la brutal crueldad relacionada con el narcotráfico en México se vio drásticamente mermada por la pandemia global por coronavirus.

  • Según información de la Administración federal, los golpes contra el narcotráfico por parte de la administración actual se desplomaron en abril, justo en el pico de contagios por COVID-19.
  • Las detenciones de personas involucradas en el tráfico de drogas cayeron el mes pasado 69 por ciento, con respecto a enero de este año, al pasar de 693 a 209 detenidos.

Por su parte, los aseguramientos de vehículos terrestres se redujeron 78 por ciento, de 2,556 en enero a 554 en abril. A inicios de 2020 las autoridades mexicanas decomisaron seis aeronaves relacionadas con cárteles de la droga; el mes pasado sólo hubo dos.

La situación fue similar con el aseguramiento de armas. De acuerdo con las cifras, el primer mes del año se incautaron 804 armas de fuego, mientras que en abril apenas hubo 335.

  • El informe indica que en abril apenas se decomisó el 10 por ciento de los cartuchos asegurados en enero; es decir, mientras a comienzos del año se aseguraron 85,417 cartuchos, abril contó sólo 8,575 cartuchos incautados.
  • Las cifras refuerzan teorías que señalan que el crimen organizado en México ha promovido su expansión en medio de la crisis sanitaria, luego de que el Ejército se concentrara en tareas para enfrentar al nuevo virus.
  • Otra situación es la del decomiso de dólares a los narcotraficantes. Los números pasaron de 1,369,00 billetes verdes asegurados en enero a 456,887 en abril.

También se desplomaron las incautaciones de droga como marihuana, heroína y cocaína. De marihuana en enero se decomisó la cantidad de 14.2 toneladas; pero en abril bajó a 4.9 toneladas.

La cocaína pasó de asegurarse 3.3 toneladas en enero a 93 kilogramos en abril. Por su parte, de heroína se decomisaron 15.6 kilogramos y sólo ocho el mes pasado.

Para la emergencia nacional, el gobierno federal designó a 17,364 elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional tareas sanitarias como el reacomodamiento de hospitales, del Insabi y el transporte aéreo y terrestre de insumos médicos a todo el país.

  • Asimismo como la reconversión de unidades operativas y buques logísticos, fabricación de insumos para la atención de la emergencia, seguridad a instalaciones hospitalarias, transporte aéreo humanitario y seguridad a almacenes e instalaciones estratégicas del IMSS.

A este tipo de acciones, se suman 10,549 efectivos de la Guardia Nacional encargados en detener la inmigración ilegal en las fronteras norte y sur.

Seguridad nacional, aún vulnerable

La desaparición del Cisen marcó apenas el principio del rumbo que sigue la seguridad nacional en el actual gobierno. No obstante los esfuerzos por reencausarla con la creación del CNI, los órganos de inteligencia del Estado siguen siendo vulnerables ante el crimen organizado. Ejemplo de ello, dicen expertos, fue el fallido operativo para detener al hijo del Chapo Guzmán

  • El fracaso del operativo de captura de Ovidio Guzmán López –el 17 de octubre de 2019– evidenció la vulnerabilidad de las secretarías de la Defensa Nacional, Marina Armada de México, y del Centro Nacional de Inteligencia –sustituto del Centro de Investigación y Seguridad Nacional.
  • La eficacia que mostró la defensa del hijo del narcotraficante Joaquín Guzmán Loera, alias Chapo, también reveló la falla en la toma de decisiones del Gabinete de Seguridad del presidente Andrés Manuel López Obrador frente al poder del crimen organizado, quien puso en jaque el sistema de seguridad nacional, advierten expertos y académicos.

En su análisis Inteligencia y contrainteligencia militar frente a fallos y desafíos. El caso de Culiacán, Paloma Mendoza Cortés –doctora en asuntos organizacionales en la Universidad Autónoma Metropolitana y egresada del William J Perry Center for Hemispheric Defense Studies, National Defense University– subraya que ese operativo de captura constituye “el mayor fallo de la historia contemporánea de México”.

Al respecto, observa “fallos analíticos, prejuicios, falta de tolerancia al error y falta de intercambio de información interagencial, por una tendencia natural hacia la competitividad entre los organismos de inteligencia del Estado”.

En entrevista, el vicealmirante Diplomado de Estado Mayor Raymundo Pedro Morales Ángeles, director del Centro de Estudios Superiores Navales (Cesnav), explica que “el presidente ya lo dijo: el gobierno de México tomó la decisión de suspender una operación para evitar un daño mayor a la sociedad y en eso coincidimos porque se evitó un daño a la nación”.

-¿Pero se dejó de aplicar la ley y la Constitución?

-Ése es un debate que habría que profundizar un poco más porque tiene muchas variables.

-¿En qué momento se encuentra la inteligencia y contrainteligencia en México?

-Está avanzando: hay una mejor coordinación cada vez, comparten informaciones un tema que no manejo (el Cesnav) es una área académica, no de inteligencia, pero si se ve un trabajo de mayor conjunto. Todo es perfectible, no podemos decir que todo está mal, sino que todo se puede mejorar. Desde la academia vamos a aportar ideas para mejorar.

“Las Fuerzas Armadas en el Cesnav como en la (Secretaría) de la Defensa hacemos un análisis permanente coyuntural del país; no es la excepción, es un trabajo rutinario, analizamos todos los campos de poder y básicamente es una visión académica que nos permite definir nuestros conceptos”, dice a Contralínea el vicealmirante.

Para el general de brigada Diplomado de Estado Mayor Armando Gómez Mendoza –director del Colegio de la Defensa Nacional–, el fallido operativo en Culiacán “es un problema que se atendió en su momento y la opinión ya la expresaron en forma oficial el Estado mexicano […]. Nosotros analizamos los temas desde el punto de vista académico; vemos temas de seguridad nacional y ése es un problema que se sucedió y que atendió el gobierno del estado”.

  • Por su parte, Emilio Vizarretea Rosales, experto en seguridad nacional, advierte que la manera en que se comunicaron las instituciones de inteligencia del país y autoridades civiles durante el evento de Culiacán fue deficiente, pero asegura que “la responsabilidad es del presidente del Consejo de Seguridad, es decir, el presidente de la República”.
  • Y subraya: “no creo que haya fallado todo el aparato de seguridad e inteligencia, sino que fue un problema en la toma de decisiones de alguien que decidió abortar, porque todo se estaba siguiendo conforme a los protocolos y manuales de operaciones militares y policiacos”.
  • En entrevista, resalta que la amenaza de asesinar a familiares de militares como ocurrió en Culiacán siempre estará latente o manifiesta. Sin embargo, considera que ése no era el problema. “Debieron detenerlo y extraditarlo [a Ovidio Guzmán], porque, ¿la ley se cumple o no se cumple? El presidente dijo que se hizo para proteger vidas humanas, pero no por arriesgar vidas vamos a permitir que la delincuencia pulule por todo el territorio nacional”.

Doctor en ciencias políticas por la UNAM, Vizarretea Rosales considera que hay un problema de toma de decisiones, pero no de inteligencia ni de operativo: “ya tenían el objetivo determinado y sólo faltaba la extracción y alguien tomó la decisión y dijo: ‘libérenlo’”.

Estima que es difícil que pueda repetirse una falla de esta naturaleza, pero aclara que el episodio de Culiacán sí deja una mala escuela, porque ese día se estaba replicando la violencia de narcodelincuentes en Oaxaca y Quintana Roo y otros estados del país. “Si seguimos por esa ruta es contra producente, porque pareciera ser que los delincuentes tienen un salvoconducto de hacer lo que quieren”.

El catedrático matiza que los órganos de inteligencia del Estado están en una fase de readaptación a las nuevas formas de trabajar de la nueva administración: es un proceso de readaptación del manejo que tiene el secretario de Seguridad Ciudadana, Alfonso Durazo Montaño.

Por su parte, el doctor Javier Oliva Posada advierte que hubo un problema de coordinación incluso con las autoridades locales. “Los delincuentes cruzaron líneas rojas que eran impensables como tomar por asalto una unidad habitacional militar, disponer de armamento militar procedente de Estados Unidos, y se conjuntaron varios aspectos que llevaron a este resultado”.

  • El catedrático de la UNAM señala que “falló la coordinación interinstitucional con las autoridades locales, junto a la ausencia de comunicación”. La falta de coordinación me parece clave, es un antecedente que se tiene que corregir, acota.
  • Indica que todos los países –“no sé si en México existe– todas las áreas de inteligencia tienen un centro de lecciones aprendidas y a veces se aprende más de los fracasos, porque cuando logras un éxito no tienes que mejorar aparentemente mucho; en cambio, ante un fracaso, es importante analizar al detalle. Espero que eso se esté ocurriendo en las áreas especializadas civiles de inteligencia”.

Fallos graves

El análisis Inteligencia y contrainteligencia militar frente a fallos y desafíos. El caso de Culiacán –de la doctora Paloma Mendoza Cortés– enumera la cadena de errores de los órganos de inteligencia para la seguridad nacional del país, que condujeron al fracaso en la captura de Ovidio Guzmán el 17 de octubre del año pasado en Culiacán, Sinaloa.

“Fallo en contrainformación y contrainteligencia de engaño: en momentos críticos, el crimen organizado posee un mejor manejo de redes sociales que las fuerzas de seguridad, que saben aprovechar la desinformación y la información falsa para obtener sus objetivos”.

  • Señala que ello resultó en el posicionamiento de Ovidio Guzmán como figura pública del crimen organizado, al ser un presunto narcotraficante que logró doblegar al gobierno mexicano y así evitar su arresto y extradición a Estados Unidos.
  • Falló la cooperación interagencial, ya que el caso muestra la evidente falta de intercambio de información y coordinación operativa entre las fuerzas de seguridad de México, especialmente en operativos conjuntos entre organismos civiles y militares de seguridad, indica.

La conclusión del operativo –sostiene– se hizo sobre dos premisas que no lograron aclararse: “si se trató de un operativo experimental de la Guardia Nacional o un fracaso operativo y de coordinación interagencial entre esta y el Centro Nacional de Inteligencia, por parte de la Secretaría de Seguridad Ciudadana, el Ejército Mexicano y la Secretaría de la Defensa Nacional”.

-Fallo de contrainteligencia defensiva: “la vulnerabilidad de las comunicaciones y transmisiones del Ejército Mexicano fue evidente al ser intervenidas para exigir la liberación de Guzmán e incluso para amenazar de muerte a las familias en instalaciones militares de Culiacán”.

-Fallo de manejo de crisis: “se evidenció la inexistencia de comunicación en el interior y hacia el exterior del gobierno federal para situaciones de emergencia en materia de seguridad. En el interior, con la incomunicación entre el presidente de la República y el Gabinete de Seguridad para la toma de decisiones (fin último de la inteligencia)”.

  • Mendoza Cortés destaca que el presidente no tuvo conocimiento del operativo hasta 3 horas antes de ejecutarlo. Es decir, “existió incertidumbre de quién tomó la decisión de liberar a [Ovidio] Guzmán y con base en qué información”. Y hacia el exterior, la nulidad de información oficial propició el incremento de rumores y desinformación en redes sociales y medios de comunicación, citaron hasta seis versiones diferentes de lo ocurrido.

También observa que hubo un fallo de contrainteligencia ofensiva, por incompetencia de organismos de seguridad para prevenir y contrarrestar los efectos de Operaciones Psicológicas en el ciberespacio de las redes sociales, en dos frentes: las acciones del Cártel de Sinaloa, que buscaban el objetivo de liberar a Guzmán y opositores políticos que aprovecharon la coyuntura para atacar al presidente López Obrador.

En este aspecto –prosigue la académica– vale la pena considerar el papel de las subsecciones y los grupos de acopio de propaganda y contrapropaganda, de guerra electrónica, de monitoreo de sistemas computarizados y de información a medios de comunicación, que corresponden a la Sección Segunda del Estado Mayor de la Defensa Nacional.

  • Esto sucedió ante la falta de un cibercomando (Centro de Operaciones del Ciberespacio), que Sedena no ha podido concretar por falta de presupuesto, a pesar de que en las hipótesis de conflicto está considerado el ciberespacio como teatro de operaciones.
  • Y pese a que la Semar cuenta con la Unidad de Ciberseguridad, “debemos cuestionarnos en qué áreas de Sedena se hace operativa la Estrategia Conjunta de Ciberdefensa Sedena-Semar, más allá de la asistencia a conferencias sobre ciberseguridad”, ironiza Mendoza Cortés.

Finalmente, apunta que falló la toma de decisiones críticas y delimitación de responsabilidades por las consecuencias de la operación, que resultó de una cadena de omisiones, incomunicación y pérdida de control. “Los sucesos concluyeron en la liberación de Guzmán a cambio de proteger la integridad de la población de Culiacán frente a las amenazas de escalada de violencia de los delincuentes”./Agencias-PUNTOporPUNTO

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