¡Cuídado! Displasia Cervical puede derivar en Cáncer Cérvico-uterino

Cuántas y cuántas y cuántas veces no he mencionado en este espacio que la ociosidad es la madre de todos los males.  Y en el ámbito de la salud no es la excepción, porque mientras no hagamos del chequeo clínico –cuando menos anual- una cultura; ello con certeza se reflejara en un diagnóstico y tratamiento tardío; que en el caso de Cáncer puede llevarnos a consecuencias fatales.

Cuántas y cuántas  veces no hemos dejado los exámenes de rutina, como el Papanicolaou para después, en el caso de las mujeres con una vida sexual activa, argumentando el olvido o la falta de tiempo. Pero da la casualidad que precisamente una prueba tan sencilla como es la del Papanicolaou –que tan sólo se lleva un par de minutos- nos puede salvar la vida, porque gracias a este procedimiento ginecológico es posible detectar cierto tipo de Virus de Papiloma Humano (VPH) o una displasia cervical; ambos directamente relacionados con el Cáncer Cérvico-Uterino.

EL Cáncer Cervical se forma  en el epitelio de revestimiento interior del cérvix, donde se unen la vagina y el útero. El desarrollo de este tipo de neoplasia es típicamente lento y ocurre después de un periodo largo de dos años. La evolución hacia el Cáncer Cervical  empieza con el desarrollo de cambios precancerosos en células normales; la mayoría de los cuales, aun sin ser tratados no progresarán a Cáncer.

DISPLACIA

Sin embargo, la Sociedad Americana del Cáncer estimó que para el 2016, 12 mil 990 mujeres serían diagnosticadas con Cáncer Cervical invasivo y que 4 mil 120 morirían a causa de ello tan sólo en Estados Unidos.

El Cáncer Cervical es comúnmente diagnosticado en mujeres de mediana edad, la mitad de ellas son diagnosticadas a los 35 y 55 años. Es raro ver este tipo de Cáncer en mujeres menores de 20 años, pero aproximadamente 20 por ciento de los casos ocurre en mujeres mayores a 65 años; demostrando con ello la necesidad de procedimientos continuos de revisión.

La tasa de supervivencia de cinco años es actualmente de 71 por ciento y mejoras en la revisión y desarrollo de vacunas preventivas han disminuido la incidencia en etapas tardías.

Pero volviendo a la displasia cervical o cérvico uterina, esta es una lesión premaligna o precancerosa (precursora del Cáncer) provocada por el crecimiento anormal de las células del cuello uterino o cuello de la matriz.

La displasia cervical  se puede presentar a cualquier edad, pero es más frecuente entre mujeres de 25 a 35 años de edad. En México casi el tres por ciento de los estudios de Papanicolaou (citología cervical) resultan con una alteración o anormalidad.

 

“Las lesiones precancerosas pueden degenerar en Cáncer Cérvico-Uterino, el cual es el tipo de Cáncer más frecuente y mortal entre las mujeres mexicanas, debido a que en nuestro país, cada dos horas muere una mujer por este padecimiento”, afirmó Erika Betzabé Ruiz, oncóloga del Instituto Nacional de Cancerología (INCan).

Para establecer un diagnóstico de displasia cervical o lesión precancerosa se deben realizar las siguientes pruebas: Papanicolaou, Colposcopia o una Biopsia dirigida si la lesión es visible.

En cuanto al tratamiento, éste dependerá del tamaño de la lesión, del lugar donde se encuentra y de su evolución  (el grado de la displasia). En algunos casos de displasia leve o lesión de bajo grado, es decir, de bajo riesgo de desarrollar Cáncer se mantendrá  vigilada a la paciente, citándola cada seis meses para una nueva citología y colposcopia, durante dos años. Ya que si la displasia es moderada o severa, o sea, si la lesión es de alto grado –puede generar Cáncer- siempre se requerirá de tratamiento como: Criocirugía (Crioterapia), Electrocirugía, Terapia con láser o Conización (cilindro diagnóstico), según sea el caso.

De ahí la importancia de robarle tiempo al tiempo para acudir  a la consulta ginecológica cuando menos una vez al año, a fin de evitarnos alguna sorpresa, pero sobre todo de estar en tiempo para evitar alguna complicación.

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