Por FRANCISCO RODRÍGUEZ
Aunque le había advertido nada veladamente de lo que podría suceder, Richard M. Nixon sorprendió a Gustavo Díaz Ordaz con el anunció del Operativo Intercepción para reducir la entrada de mariguana a Estados Unidos desde México en un momento en que se le consideraba que era la temporada de su primera cosecha. Era septiembre de 1969.
Ahora, en septiembre de 2025, Marco Rubio dijo aquí hace unos días que “interceptar ya no sirve”, cuando explicó en una conferencia conjunta con el canciller mexicano por qué Donald Trump ordenó hacer estallar en aguas internacionales una lancha con 11 tripulantes que habría partido de Venezuela cargada de estupefacientes ilegales, porque “el presidente tiene derecho a eliminar amenazas inminentes a Estados Unidos”.
La “buena relación” entre “los vecinos distantes”, como fue descrita por Alan Riding, se ha endurecido en una medida directamente proporcional al crecimiento del tráfico de enervantes cada vez más potentes y dañinos: cocaína, anfetaminas, fentanilo…
… y en la medida inversamente proporcional en la que las distintas administraciones públicas mexicanas han actuado en contra de los cárteles hasta llegar al límite de la “intolerable alianza” que el régimen de Cuarta… Transformación implementó sus “abrazos y no balazos” hacia ellos.
Desde este último 20 de enero han llegado a CDMX varias advertencias desde Washington. Algunas proferidas por el titular de su Poder Ejecutivo. Otras, por los miembros del gabinete de Trump. Varias más por legisladores desde el Capitolio.
Y pese a ello, la Presidente formal Claudia Sheinbaum mantiene resistencias, atrapada como sin duda está –y aunque ella lo niegue– en la red de protección y de complicidades con la delincuencia que aún desde antes de llegar a Palacio Nacional tejió su protector Andrés Manuel López Obrador.
¿Operaciones conjuntas? Sí, ¡como siempre!
Muchas expectativas se levantaron previas a la visita del canciller Rubio a la señora Sheinbaum. Al final nada se firmó, ninguno de los dos gobiernos se comprometió jurídicamente a algo, públicamente todo cambió para quedar prácticamente como siempre, parafraseando al personaje de la obra de Giuseppe Tomasi de Lampedusa.
Quedó claro cuando el visitante respondió a una pregunta periodística que sí se habrían acordado operaciones conjuntas. “Siempre han existido”, dijo Rubio.
Ello, pese a que la señora Sheinbaum también siempre las ha negado en sus constantes peroratas sobre la soberanía nacional.
Si no es que miente, la Presidente formal oculta las evidentes presiones a las que está sometida para que agentes extranjeros actúen aquí “en cooperación” con EU, ya por haberla obligado a entregar a 55 delincuentes ya encarcelados, ya por la presión de un incremento al arancel que Trump ya aplica de 25% por la exportación ilegal de fentanilo, ya por la amenaza que pende sobre las instituciones financieras y que se concretaron ya en dos bancos y una casa de bolsa ligada a la 4T, el retiro de visas a personajes ligados a Morena, y la decena de miles de soldados que Trump desplegó a lo largo de la frontera donde sigue expandiendo su muro.
La “inteligencia” ya la brindan los reos expulsados
En el amistoso acuerdo formal figura, entre otros ítems, la colaboración en materia de inteligencia, esto es, de información que las agencias de ambos países recaben sobre personajes y actividades de los delincuentes en ambos territorios.
Pero esa es intrascendente en términos prácticos, porque la verdadera inteligencia ya la brindan quienes han sido extraditados legal e ilegalmente, tanto como aquellos que, como Ismael El Mayo Zambada, fueron abducidos por sus mismos cómplices de La Chapiza.
Anote usted lo que en la rueda de prensa dijo Rubio: “Los detenidos hablarán, y sus testimonios servirán para generar inteligencia.”
Narcopolíticos, lo único que Sheinbaum consiguió
Ya desmentida por el visitante, por la cooperación y la no subordinación que tanto se escucha en las “mentiñeras” cotidianas lo que la Presidente formal sólo obtuvo fue que sobre los funcionarios de la 4T que Washington identifica como narcopolíticos no recayera una acción inmediata, sino un simple seguimiento sobre sus acciones y reacciones.
Rubio fue complaciente en ese aspecto pues entiende que acciones punitivas en contra de ellos significaría el derrumbe total del régimen de Cuarta… y, sobre todo, ¡la pérdida de una contraparte “estupenda, increíble en ciertos aspectos, muy elegante y hermosa” que, aún dentro de sus temores y miedos a los delincuentes –AMLO, el primero–, resulta funcional a los intereses del gobierno estadounidense!
De este acuerdo de entendimiento en materia de seguridad, que a ninguna de las dos administraciones federales obliga ni compromete, quedan como celosos guardianes por la parte estadounidense tres funcionarios del Departamento de Estado de EU.
El propio Marco Rubio, quien sabe como baten el chocolate los cuatroteros en conjunción con los delincuentes; el subsecretario Christopher Landau, quien durante su misión en México como el primer embajador de Trump dijo –diplomáticamente por supuesto– que observo que AMLO era “muy insistente” en “tratar de evitar conflictos” con los cárteles del narcotráfico, y el actual representante de la Casa Blanca, Ronald Johnson, ex boina verde, ex agente de la CIA y ex embajador en El Salvador donde hizo mancuerna con Nayib Bukele, destacado por seguir las políticas del actual mandatario estadounidense.
En resumen, cuando Marco Rubio partió hacia Ecuador –con el que México tiene rotas las relaciones diplomáticas—, políticamente presidido por otro seguidor de Trump, Daniel Noboa, dejó aquí la amenaza latente de una mayor intromisión, porque sólo “interceptar ya no sirve”.
¿Misiles sobre narcolabotarios, como si fueran lanchas navegando en aguas internacionales? Es factible.
Y es que todo cambió, repito, para quedar como estaba.
Indicios
De acuerdo con la señora Presidente, las decisiones en temas de seguridad y extradición se dan bajo un contexto de análisis de riesgo hacia la seguridad nacional, pues, algunos capos de la droga como Ismael El Mayo Zambada, Joaquín El Chapo Guzmán o Rafael Caro Quintero podrían desatar narcoguerras que provoquen un aumento de violencia nacional. Así lo comentó este jueves, al día siguiente de su encuentro con Marco Rubio. Y esto podría interpretarse como ¿precaución? ¿temor?, como la acusa Trump. * * * Pero eso no fue todo. En la misma “mentiñera” se burló del priísta Alejandro Alito Moreno y del panista Roberto Gil Zuarth porque según ella hicieron el ridículo. Uno con su nuevo viaje a Washington y otro por una entrevista que concedió a Fox News, porque dijo “mintieron y calumniaron –mira quien habla– para cumplir con sus objetivos políticos”. ¿Pues que otra cosa buscan los políticos, señora, que no sea alcanzar sus objetivos políticos? * * * Por hoy es todo. Reciba mi habitual y sincero reconocimiento por haber leído estas líneas y, como siempre, mis mejores deseos de que tenga ¡buenas gracias y muchos, muchos días!
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