GOBIERNO de TRUMP ha señalado a MÉXICO como el origen y principal centro de producción del FENTANILO ilícito

El gobierno de Estados Unidos y, en particular la administración Trump, ha señalado a México como el origen y principal centro de producción del fentanilo ilícito que, de acuerdo con la Oficina de Responsabilidad estadounidense, provocó la muerte de 48 mil estadounidenses en 2024.

Las autoridades federales de ese país identificaron una cadena unilateral en el tráfico de este opioide sintético: un cruce directo desde México en vehículos de pasajeros o comerciales, como camiones de carga, barcos y aviones, o por correo; sin embargo, de acuerdo con el Observatorio de Norteamérica de la Global Initiative Against Transnational Organized Crime (GI-TOC, por sus siglas en inglés), Estados Unidos se ha valido del estereotipo de criminalidad en México para ocultar la participación de la delincuencia estadounidense en una cadena de producción bilateral, que recurre a los patrones comerciales transfronterizos.

“Esto es importante porque la relación centenaria de tráfico de drogas entre México y Estados Unidos, en particular por la prominencia de las organizaciones de Sinaloa, ha tendido a ocultar la participación activa de los actores estadounidenses en dicho comercio”, señaló el análisis de los investigadores Cecilia Farfán-Méndez y Jason Eligh.

  • El informe, derivado de un seguimiento de tres años a las dinámicas del mercado del fentanilo ilícito, señaló que “la producción en México y Estados Unidos puede implicar que los insumos crucen la frontera varias veces antes de que el producto final llegue a los consumidores”.
  • El Observatorio de Norteamérica sostuvo que la producción de autos en la región es una analogía útil para comprender cómo se produce y trafica el fentanilo entre México y EU: “El motor se puede fabricar en Michigan, mientras que el chasis se fabrica en México, antes de enviarlo al norte de Texas, donde se agrega el chasis, para luego volver a enviarlo a México (junto con el motor) para su ensamblaje final. La producción ilícita de fentanilo sigue un patrón similar”.

El tráfico de fentanilo hacia Estados Unidos es un fenómeno donde “la nacionalidad que predomina es la estadounidense”, afirmó en entrevista Víctor Sánchez, académico de la Universidad Autónoma de Coahuila y experto en seguridad, quien destacó la naturaleza binacional y compleja de este problema.

  • Su análisis, basado en la estructura real del mercado ilícito, subrayó la participación crucial de redes dentro del territorio del país vecino y critica las explicaciones sobre una producción unilateral. “Cuando sólo ves la mitad del problema, no lo puedes abordar de forma completa”, sentenció.
  • El especialista detalló que en esta problemática existen roles claros: por un lado, hay una notable producción en territorio mexicano; sin embargo, el objetivo es “llegar al consumidor final… en Nueva York, en Chicago, en Los Ángeles…”. En ese proceso, señaló, “queda claro que la parte final de la venta se lleva a cabo en suelo de Estados Unidos”.

“En la venta final del fentanilo no sólo hay mexicanos, sino de muchísimas nacionalidades, donde la nacionalidad que predomina es la estadounidense”, recalcó, al señalar que la red incluye desde pandillas hasta “personas que venden entre sus conocidos”.

Sobre los métodos de cruce, Víctor Sánchez destacó que “cruzan al día muchísimos carros” en la frontera, lo que “implica muchas posibilidades de que ahí se esconda la droga”. Además, alertó sobre un cambio: “Cada vez descubren a más ciudadanos norteamericanos que son los que pasan la droga. ¿Por qué? Pues porque los agentes fronterizos suelen hacer menos revisiones a ciudadanos norteamericanos”.

René Cáceres, de la Universidad Rosario Castellanos, explicó a La Razón que la producción ilegal de fentanilo implica un sistema criminal y “es un proceso donde ambos países se complementan”.

El académico indicó que, históricamente, el tráfico a gran escala hacia Estados Unidos comenzó con los cárteles colombianos y, cuando sus rutas por el Caribe se volvieron riesgosas, utilizaron a México como puente de tránsito. “Luego nosotros les ganamos ese mercado” y los colombianos se replegaron principalmente a la producción.

En el lado estadounidense, aseguró, este narcótico es distribuido mediante pandillas que compran el producto a los cárteles y se encargan de la distribución local. “Son los que lo llevan a cabo”.

Al analizar la producción, Cáceres apeló a una analogía industrial: los precursores químicos, principalmente importados de China, llegan a México como “insumos”. Aquí se manufacturan las pastillas o el polvo, que luego se exportan al mercado mayoritario: Estados Unidos. “Es una cuestión comercial, se genera de manera industrial”. Y destacó la alta rentabilidad de un producto que requiere poco volumen para una potencia devastadora y que genera una dependencia rápida y letal.

Marcaje contra México

Sophie Huett, experta en seguridad, opinó que la declaratoria del fentanilo como arma de destrucción masiva intensificará la presión de Estados Unidos contra nuestro país.

En entrevista para Al Mediodía con Solórzano, Huett consideró que, aunque es poco probable que ocurra una incursión militar en México, la Casa Blanca tendrá al país en el radar, por lo que nuestra nación debe mantener la línea firme de la defensa de la soberanía y dejar claro a Washington que debe ser corresponsable.

“Uno de los escenarios es que el fentanilo ilícito pasa de ser un tema de salud a un tema de seguridad nacional, lo que da pie a ataques o intervenciones militares extraterritoriales, como ya está pasando en Venezuela”, dijo.

  • Para Huett, aunque una incursión en territorio mexicano es poco probable, no deja de ser una posibilidad, por lo que al gobierno “le corresponde mantener una línea firme y dura sobre el tráfico de armas, el lavado de dinero y hablar muy seriamente de la corresponsabilidad, porque EU ha hecho del fentanilo un enemigo externo” y debe entender que tiene un problema serio de consumo.
  • René Cáceres, por su parte, llamó a ver esta orden ejecutiva de Trump sobre el fentanilo desde una óptica política y una estrategia con un elemento volátil.

“Este discurso busca reivindicar promesas de campaña, movilizar a su base electoral en un contexto de renovación del Congreso y desviar la atención de otros temas”, dijo. “¿Por qué digo que el fentanilo no es un arma de destrucción masiva? Porque uno tendría que consumirlo por voluntad propia”, a diferencia de un agente como el ántrax, dijo.

Frente a la amenaza velada de una intervención militar en México, subrayó que tanto el gobierno de Trump como el mexicano ya han descartado esa opción.

“El camino viable es profundizar la cooperación bilateral: programas de drones, entrenamiento de fuerzas especiales conjuntas y, sobre todo, el intercambio de inteligencia para desmantelar redes y operativos mejor planeados”. Lo deseable, apuntó, es compartir “herramientas de inteligencia para tener una mejor capacidad de respuesta”./Agencias-PUNTOporPUNTO

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