Los principales organismos internacionales han realizado una serie de recomendaciones fiscales para enfrentar la contingencia sanitaria de COVID-19, pero México las ha ignorado.
- El Fondo Monetario Internacional (FMI) implementó un “radar” para monitorear al día las medidas fiscales que estaban realizando los países para aminorar el impacto de la crisis, pero en México no registra ninguna medida de apoyo tributario.
- La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) puso en marcha una herramienta llamada “Monitoreo de las políticas por país”, y si bien reconoce que México ha tomado algunas medidas de tipo social, en el ámbito fiscal no tiene ninguna.
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) lanzó el “Observatorio COVID-19 en América Latina y el Caribe”, plataforma en la que analiza las políticas públicas, económicas y sanitarias impulsadas por cada país de la región y en términos tributarios México es el único que no ha aplicado ayudas en la materia.
Los organismos han reiterado la magnitud de las consecuencias del coronavirus.
Los pequeños negocios piden créditos revolventes para sobrevivir
A la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (Anpec), los créditos anunciados por el gobierno para las pymes del sector formal e informal no le acaban de convencer. El millón de préstamos por 25,000 pesos cada uno (500,000 para el sector formal y la misma cantidad para el informal), que tendrán una tasa de interés de 6.5% a 36 meses son insuficientes y, además, es muy probable que muchos beneficiarios no devuelvan el monto. Por eso, la asociación tiene una contrapropuesta: otorgar créditos revolventes, que puedan ser utilizados varias veces a medida que los beneficiarios van cumpliendo con las obligaciones de pago.
“Estos créditos deben ser libres de intereses y ofrecerse como línea de crédito que, si lo cuidas, lo puedes usar varias veces. Este espíritu sería más productivo que si te pagan con intereses, porque al final del día mucha gente va a optar por la morosidad, va a ser más fondo perdido que otra cosa”, afirma Cuauhtémoc Rivera, presidente de la Anpec.
El representante de los pequeños comercios critica también que el plan de gobierno ponga en igualdad de condiciones al sector formal y el informal , una situación puede llevar a muchos formales hacia la informalidad. “Si le das la misma cantidad de dinero a unos y otros, por qué quedarse en la formalidad, si en un emergencia te dan trato igual y en la operación comercial tiene más ventajas la informalidad”, opina. “Es un mensaje equivocado (…), es un grave desencuentro entre discurso e intencionalidad política en la misma narrativa social, que busca que la economía se formalice”.
La propuesta de la Anpec para el sector informal pasa por generar apoyos a través de los programas de bienestar, como puede ser la entrega de canasta básica de alimentos por el mismo valor que le darían a los negocios formales, “pero en especie”. Además, Rivera afirma que el gobierno no consultó con el sector qué medidas necesitaban, entre las que la Alianza demanda periodos de gracia en el pago de servicios, como la luz y el agua, gastos fijos que los pequeños negocios deben pagar aunque no tengan ventas.
Además, los pequeños comerciantes señalan la urgencia de las ayudas. “Si esto se va a resolver el 20 de abril para que se termine concretando la posibilidad del crédito en mayo o junio, pues muchas gracias, el dinero se ocupa ahora”.
Cambiar el modelo para sobrevivir
Rivera señala que el sector se está adaptando a las nuevas necesidades surgidas de la necesidad de confinamiento para evitar el contagio del coronavirus Covid-19. Por eso, muchas tiendas de barrio, los abarrotes, así como fondas y taquerías, están dando servicio a domicilio, una estrategia que, además, “vincula al pequeño comercio todavía más con sus clientes”. Los clientes solicitan por WhatsApp sus pedidos, ya sea de despensa o de alimentos preparados, que son entregados en la puerta de su casa. “Esto se va a convertir en una práctica que va a fortalecer las ventas”.
Pero, asegura Rivera, también se convertirá en un reto. Más de la mitad de la población del país se abastece en los 1.2 millones de puntos de venta del canal tradicional (muchos de ellos, suspendidos hoy porque no son actividades esenciales, como pequeños talleres). De ello, 680,000 son tiendas de abarrotes y su desafío será encontrar el punto de equilibrio en su operación. Muchos consumidores suelen pagar a crédito sus compras “y las pagan al final de la semana”. Pero gran parte de estos clientes no están teniendo ingresos, por lo que no están pagando.
“Lo que se venía haciendo de manera natural de dar créditos y apoyos, hoy está colapsando, porque no hay expectativa de que a la semana vayan a tener dinero las familias y esto viene a colapsar el abasto popular, que no tendrá para los proveedors. Y no todo el abasto se va a poder garantizar”, señala Rivera./Agencias-PUNTOporPUNTO