Biblioteca del Estudiante Universitario, 75 años de historia

RITA MAGAÑA TORRES

Fuente: Google
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La Biblioteca del Estudiante Universitario (BEU), una de las colecciones bibliográficas emblemáticas de la UNAM, se fundó en 1939, el primer libro en aparecer bajo su sello fue el antiguo texto atribuido a los mayas, Popul Vuh, que se publicó como El libro del Consejo.

El propósito de sus fundadores estaba orientado a que los libros reflejaran la cultura y la historia mexicanas, así como que fueran de utilidad a los estudiantes universitarios y al público en general.

A 75 años de la aparición del primer ejemplar, Fernando Curiel Defossé, actual director de la BEU, consideró que desde sus orígenes se inscribe en lo que se conoce como la revolución del libro de bolsillo.

“La original idea mexicana queda inscrita en una corriente universal que tiene como antecedente el Pocket Book. Surgió 1937 y la BEU en 1939”.

Al reflexionar sobre el formato de esa biblioteca, Curiel Defossé señaló que esa innovación radica, principalmente, en que se le quita lo solemne a la portada y se buscan públicos masivos. Es una decisión democrática desde la imprenta.

El libro se abre a otro lector, se modifica el precio y se usa un papel más barato. No es que no tenga sentido el elegante, sino que uno barato, cuidado en su impresión, tiene derecho a estar en el mercado junto al postinero.

Es un fenómeno cultural que tiene que ver con el ascenso democrático, con las cuestiones que van orientadas hacia la apertura de la lectura con tirajes impensables en su tiempo.

Son atributos que distinguen a la colección por el momento histórico, lo que llamaríamos la revolución del libro de bolsillo.

Desde su origen –que tratamos de respetar– queda planteado que la colección publicaría textos que refirieran los periodos precolombino, novohispano, moderno y contemporáneo de México, agregó.

No es una colección estrictamente histórica ni literaria, sino una combinación.

“La estructura que tiene, a partir de que tuve la fortuna de que se me encomendara su dirección, es la división por épocas, incluso se refleja gráficamente.

“Esa característica establece la necesidad de una decisión equilibrada de títulos. La idea es justamente cubrir las distintas épocas y, en segundo término, que el carácter sea multidisciplinario”.

De manera que se tiene una preocupación por la temporalidad y la diversidad a las que se une la prioridad de que sea un catálogo vivo; es decir, si un libro se agota, se reedita de inmediato, indicó.

La colección se inscribe en el Programa Editorial de la Coordinación de Humanidades, donde se editan colecciones históricas de la UNAM –como la Nueva Biblioteca Mexicana, Poemas y ensayos y Nuestros clásicos–, de modo que es parte de una política institucional con mecanismos de discusión y evaluación.

“Eso permite que no sea única, sino que forme parte del programa institucional. Además, al conjugar estos elementos permite otro atributo: ser una pieza de resistencia de cultura mexicana, esto es, el sólo hecho de que ofrezca un menú variado al estudiante, actúa como una resistencia cultural”.

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