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El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, anunció que su gobierno tomó control de la empresa Kellogg´s y se la entregó a los trabajadores, luego que la dirección de la compañía anunciara su cierre debido a la crisis por la que atraviesa el país sudamericano.

“¿Qué hizo el gobierno revolucionario? Llegaron inmediatamente el ministro del Trabajo y los ministros de la economía, abrieron la empresa, se la hemos entregado a los trabajadores y la empresa está produciendo con la clase obrera industrial», dijo Maduro durante un discurso pronunciado en un acto de campaña en el estado de Carabobo.

Maduro aseguró que Kellogg’s ahora se encuentra «en manos del pueblo».

Cabe recordar que este martes la empresa estadounidense Kellogg´s cerró sus operaciones en Venezuela debido a la crisis económica y social de ese país. De acuerdo a un comunicado el fabricante de alimentos tomó por sorpresa a los trabajadores y un grupo de ellos permanecía en las puertas de su unidad local a unos 100 kilómetros de la capital sin poder ingresar a las instalaciones.

  • “La distribución de los productos de Kellogg en Venezuela ha sido suspendida (…) A partir de ahora ningún producto Kellogg podrá ser comercializado en el país sin autorización expresa”, precisa el comunicado.
  • *Con la llegada del Socialismo de Hugo Chávez y Nicolás Maduro, en Venezuela cerraron más de medio millón de empresas debido a la hiperinflación más alta del mundo, la escasez de todo y muchísima inseguridad ciudadana*
  • Víctor Maldonado, director de la ONG Cedice Libertad y ex directivo de la Cámara de Comercio e Industria de Caracas, aseguró que en Venezuela solo quedan 140 mil empresas de las 650 mil que tenía el país hace 20 años.

“Nos estamos quedando sin industrias, sin comercios, sin empresas de servicios y nos estamos quedando sin empleos productivos”, dijo y aseguró que luego de 50 años en el país, la estadounidense Kellogg’s anunció el cese de sus operaciones debido al deterioro económico y social que enfrenta la nación suramericana.

“Se puede decir que ahora, sólo cuenta con una compañía importante en el rubro de cereales, se trata de Alfonzo Rivas, que recientemente fue obligada por el Estado a rebajar los precios de sus alimentos y cereales.

Maldonado, señaló que Kellogg’s no tenía qué vender, y cuando tenían, lo hacían a precio regulado. En su reporte financiero del último trimestre de 2017, la empresa había anunciado que hubo “un cambio material en el entorno empresarial enmarcado en el empeoramiento de acceso a materiales clave (materia prima) como consecuencia de restricciones”.

Fuerte caída en el volumen de producción.

“Lo único que Kellogg’s hacía era perder, y así no se puede mantener ninguna empresa. Y si además a todo esto le sumas el peligro que te pongan preso, que te expropien todos tus bienes y que te confisquen la empresa (…) en ausencia del derecho de propiedad todo es posible”, aseguró el ex directivo de la Cámara de Comercio de ese país.

“Los venezolanos cada día tienen menos opciones disponibles, los escasos cereales que se consiguen son una celebración para las familias, porque la próxima vez o no los van a conseguir o los van a conseguir muchísimo más caros”, explicó.

Maldonado agregó además que “Venezuela es el país más agresivo con la empresarialidad”.

“El socialismo del Siglo 21 no solo interviene, sino que afecta y amenaza los derechos de propiedad de las empresas. Venezuela es el país donde la condición de empresario es una de los oficios más peligrosos (…) a las empresas venezolanas no se les reconoce ni garantiza ningún derecho”, señaló.

  • Para Maldonado es “completamente razonable” que Kellogg’s haya decidido abandonar el país, en medio de un ambiente empresarial riesgoso.

Las razones que esgrime Maldonado es que Venezuela es un país donde es peligroso ser empresario porque los consideran enemigos del gobierno,  donde hay una Ley de Costos y Precios que inhabilita para tomar decisiones, donde existe un régimen cambiario que no permite acceder a las divisas para comprar los insumos o servicios necesarios, y en el que la rigidez laboral impide poder manejar el factor trabajo con libertad.

“Todo esto conjugado en el marco de la hiperinflación más alta del mundo, con la escasez de todo y muchísima inseguridad ciudadana, hace que la decisión más razonable de verdad sea cerrar la empresa aunque eso nos duela”. PUNTOporPUNTO

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