El cambio climático podría erosionar hasta el 16% del PIB anual de América Latina durante el siglo XXI, según proyecciones del Banco Mundial.
- En un mundo donde los desastres naturales ya no son excepciones, sino noticias cotidianas, la crisis climática ha dejado de ser una amenaza abstracta para convertirse en un riesgo financiero tangible.
Según el informe 2025 Climate and Catastrophe Insight reveló que en 2024 los desastres naturales causaron pérdidas económicas por 368 mil millones de dólares.
- Este es el noveno año consecutivo en que las pérdidas superan los 300 mil millones de dólares, con los huracanes y tormentas convectivas severas (SCS) en Estados Unidos como los principales impulsores del impacto económico.
En 2024, 18,100 personas murieron a causa de desastres naturales, principalmente debido a olas de calor e inundaciones.
- Esta cifra es inferior al promedio del siglo XXI de 72.400 y refleja el impacto positivo de mejores sistemas de alerta, pronósticos meteorológicos y estrategias de evacuación.
- El informe destaca que los países más afectados serán aquellos que dependen en gran medida de los recursos naturales.
México, catalogado por el Banco Mundial como uno de los 15 países más vulnerables al cambio climático, enfrenta una paradoja:
- Mientras el 72% de su territorio sufre sequía histórica, las inundaciones en el sureste han desplazado a 500,000 personas en los últimos tres años.
Este escenario no solo afecta a comunidades y ecosistemas: las empresas mexicanas perdieron $23 mil millones de pesos en 2024 por interrupciones operativas vinculadas a desastres ambientales, de acuerdo con la Confederación Patronal de la República Mexicana (COPARMEX).
Sin embargo, solo 1 de cada 5 empresas cuenta con mecanismos formales para gestionar estos riesgos, revela un estudio de Deloitte.
- La degradación ambiental le cuesta a México el 4.6% de su PIB anual —casi el equivalente a todo el presupuesto federal de salud—, pero el verdadero impacto se mide en cadenas de suministro rotas, litigios millonarios y pérdida de acceso a mercados con estándares ecológicos rigurosos, como la Unión Europea.
Hoy, el 40% de las exportaciones mexicanas están sujetas a regulaciones ambientales transfronterizas, según la Secretaría de Economía.
México frente a la crisis ambiental: Un desafío económico y corporativo
México pierde miles de millones de pesos anuales por la degradación ambiental. Según el INEGI, los costos asociados a la contaminación, deforestación y otros daños ecológicos equivalen al 4.6% del PIB nacional, un porcentaje que supera los ingresos generados por sectores clave como el turismo (8.7% del PIB en 2023). Esta cifra no solo evidencia un problema ecológico, sino una amenaza directa a la estabilidad económica y operativa de las empresas.
Los seguros de responsabilidad ambiental son una solución para empresas de diferentes rubros, ya que cubren las brechas de cobertura que tienen los seguros tradicionales. Los Seguros Ambientales no solo ofertan coberturas dedicadas a condiciones de contaminación tales como:
- Costos de limpieza, remediación, daños a recursos naturales, defensa legal, transporte contingente de desechos y daños a la propiedad, entre otras, sino que también los textos han sido diseñados en consideración a los preceptos de las leyes ambientales.
- La aseguradora HDI Global —filial del grupo alemán Talanx— anunció este 12 de marzo el lanzamiento de un portafolio de seguros ambientales diseñado para empresas mexicanas.
- La iniciativa busca responder a un vacío en el mercado: solo el 15% de las compañías en el país cuenta con coberturas específicas para riesgos ecológicos, según un estudio de 2024 de la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS).
Para Omar Mendoza, CEO de HDI Global México, la medida no es solo comercial, sino una respuesta a una urgencia estratégica: “Las empresas ya no pueden ver lo ambiental como un tema de filantropía. Hoy, la resiliencia ante desastres naturales, demandas legales o interrupciones operativas por contaminación define su viabilidad a largo plazo”, afirma.
El portafolio de HDI Global incluye coberturas para responsabilidad civil por contaminación, restauración de daños, interrupción de negocios y gastos legales. Sin embargo, su propuesta va más allá: busca posicionarse como un aliado en la transición hacia modelos ESG (Environmental, Social, and Governance), un criterio que hoy influye en el 68% de las decisiones de inversión en Latinoamérica, de acuerdo con un informe de Bloomberg (2025).
- Jorge Martínez, analista de sostenibilidad en la consultora Ethical Business, explica: “Los inversionistas exigen planes concretos para gestionar riesgos climáticos. Una póliza ambiental no solo mitiga pérdidas.
- También envía una señal al mercado de que la empresa está preparada para crisis futuras”. Este enfoque es clave en industrias con alto impacto ecológico, como la manufacturera, energética y agroindustrial, que son el 40% de la economía mexicana.
Pero los desafíos persisten. Solo el 30% de las pymes en México —que generan el 72% del empleo nacional— cuenta con recursos para implementar sistemas avanzados de gestión ambiental. “Ahí entra el rol de las aseguradoras: ofrecer productos accesibles que, junto con asesoría técnica, permitan a las empresas reducir vulnerabilidades”, añade Martínez.
El mercado de seguros ambientales en México, aunque incipiente, ya cuenta con actores como Chubb, pionero en coberturas contra desastres naturales desde 2018, y GMX Seguros, que en 2023 diseñó pólizas para mitigar riesgos en proyectos de energías renovables.
Proventum Agente de Seguros, por su parte, se especializa en proteger a pymes manufactureras contra responsabilidad civil por contaminación, mientras que GNP lanzó en 2024 un programa de compensación por pérdidas agrícolas vinculadas a sequías.
¿Qué cubren estas pólizas y por qué son diferentes?
Cobertura transfronteriza: Protege a empresas mexicanas con operaciones en el extranjero, un factor crítico para exportadores en un contexto de estándares ambientales globales cada vez más estrictos.
- Prevención proactiva: Incluye financiamiento para medidas que eviten daños, como sistemas de contención de derrames o monitoreo de emisiones.
- Flexibilidad: Adaptación a sectores con riesgos específicos, como la minería (contaminación de acuíferos) o la construcción (manejo de residuos peligrosos).
Un caso emblemático es el derrame de químicos en el Río Santiago (2023), que generó multas por 500 millones de pesos y demandas de comunidades locales. “Incidentes como este pueden paralizar operaciones por años. Una póliza ambiental cubriría no solo la remediación, sino también la pérdida de ingresos durante el proceso”, detalla Mendoza.
El dilema de las empresas: ¿Gasto adicional o inversión?
Pese a los beneficios, la adopción de seguros ambientales enfrenta barreras culturales. Para muchas empresas, especialmente medianas, el costo inicial —que oscila entre 50,000 y 500,000 pesos anuales según el tamaño— se percibe como un gasto prescindible.
No obstante, especialistas advierten que los ahorros a largo plazo son significativos: limpiar un sitio contaminado puede costar hasta 10 veces más que las primas de seguro, según datos de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (PROFEPA).
- Adriana García, directora de una planta automotriz en Guanajuato, comparte su experiencia: “Tras un incendio en 2024, tuvimos que cerrar tres meses. El seguro ambiental nos compensó el 70% de las pérdidas. Sin eso, habríamos despedido a 100 empleados”.
- Para Laura Ramírez, experta en derecho ambiental, estos seguros serán pronto una necesidad: “Las multas por daños ecológicos aumentaron un 200% en cinco años. Las empresas no aseguradas enfrentarán no solo riesgos legales, sino el rechazo de socios comerciales internacionales”.
Es una herramienta para garantizar que, pase lo que pase, México siga produciendo”. La pregunta ahora es cuántas empresas entenderán esta apuesta como una inversión —y no un costo— para su futuro.
Fenómenos naturales generan pérdidas por 596,000 mdp
Las estadísticas sobre pérdidas económicas por desastres naturales en México están subestimadas, además se enfrenta un panorama crítico debido a la falta de inversión pública y la opacidad en el presupuesto destinado a enfrentar el cambio climático, advirtieron especialistas en el foro “Cambio Climático en México: Tendencias, riesgos y políticas”.
Según la investigadora Nashelli Ruiz Rivera, del Instituto Mora y coordinadora del Seminario Universitario de Riesgos Sociales y Ambientales de la UNAM, entre 2000 y 2020, se estimaron pérdidas materiales por 596,000 millones de pesos en México debido a desastres. Aunque esta cifra, matizó, no incluye daños que no fueron reconocidos mediante declaratorias de emergencia ni contempla las pérdidas sociales a largo plazo.
- Durante su participación, denunció que las encuestas nacionales no tienen la resolución suficiente para capturar los efectos diferenciados por entidad federativa o municipio. Según ella, esto impide diseñar políticas públicas focalizadas para reducir la vulnerabilidad económica en estados que podrían ser recurrentemente golpeados por desastres.
- Además, Ruiz Rivera mencionó que los criterios legales para declarar un “desastre” excluyen eventos que, aunque no sobrepasen la capacidad de respuesta local, sí causan estragos sostenidos. “Eso quiere decir que hay un montón de impactos que no son considerados oficialmente, pero que afectan de manera crónica a las comunidades”, subrayó.
Debido a esto, la académica apuntó que es necesario que los gobiernos estatales adopten una visión más amplia y preventiva del riesgo climático. En lugar de centrarse únicamente en la reposición de infraestructura, deben invertir en fortalecer las estructuras de bienestar, como los sistemas de salud, educación, cuidado y acceso equitativo a energía.
“De las viviendas hay 75.3 millones de viviendas particulares habitadas, 25% de ellas tiene más de 30 años de antigüedad, casi 45% tiene problemas de humedad o filtraciones de agua, cimientos, muros o techos y prácticamente todos los estados de la República que son costeros están en los altos porcentajes de vivienda que tiene problemas estructurales; 15% presentan levantamientos y hundimientos de piso”, mencionó.
Más carbono
Enrique Provencio Durazo, coordinador del Programa Universitario de Estudios del Desarrollo de la UNAM, alertó que, pese al bajo crecimiento económico que ha experimentado México en los últimos años, las emisiones de carbono están aumentando, lo cual indica una regresión estructural.
- Según explicó, mientras entre 2002 y 2019 el crecimiento promedio de emisiones fue de apenas 1%, el aumento estimado entre 2022 y 2024 será de 2.6%, lo que rompe con la tendencia descendente iniciada en 2012. “Mal desempeño económico, pero peor desempeño de emisiones de carbono”, resumió.
- Una de las principales preocupaciones expresadas por el especialista es la drástica reducción en la inversión pública proyectada por la Secretaría de Hacienda. Según Provencio, el gasto programable federal —aquel con capacidad real de impactar la política pública— será menor en términos del PIB que en 2024, y la inversión pública específicamente caerá casi un punto porcentual.
“Mala noticia para los próximos años, no va a haber más recursos públicos para inversión”, lamentó.
Además, denunció que el presupuesto actual para cambio climático está “completamente distorsionado” ya que señaló que hay “un montón de programas que no tienen que ver con mitigación o adaptación” contabilizados como gasto climático, con metodologías opacas y sin trazabilidad.
- Como ejemplo, mencionó los 50,000 millones de pesos atribuidos a la Secretaría de la Defensa Nacional que no tienen claridad sobre su destino. También subrayó la precarización del Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC), cuyo presupuesto en 2025 será menos de un tercio del que tenía en 2010.
Ante este escenario, Provencio urgió a construir un presupuesto climático robusto y transparente, que permita articular de manera efectiva las acciones urgentes que el país debe tomar.
- Durante la cumbre también se mencionó que México enfrenta un calentamiento más acelerado que el promedio mundial, con un incremento de 1.8 grados Celsius desde la era preindustrial hasta 2024, mientras que el planeta ha registrado una subida promedio de 1.2 grados en ese mismo periodo.
- Así lo advirtió Francisco Estrada Porrúa, titular del Programa de Investigación en Cambio Climático (PINCC) de la UNAM, quien señaló que mientras el planeta se calienta a razón de 2 grados por siglo, México lo hace a una tasa de 3.2 grados. “Si seguimos así, en cinco años habremos cruzado ese umbral, mucho antes de lo previsto”, afirmó.
El investigador del Instituto de Ciencias Ambientales y Cambio Climático también subrayó las consecuencias ya visibles de este fenómeno: mientras en 2006 se estimaba que la producción de café en Veracruz caería 24% para 2020 por el impacto climático, la pérdida real fue cercana al 48%, casi el doble. /Agencias-PUNTOporPUNTO