A diario se DESECHAN MILES de TONELADAS de ALIMENTOS; AmericaLATINA aporta el 20% del DERROCHE MUNDIAL

Las causas principales de pérdidas en la granja incluyen cosechar en el momento inadecuado, las malas condiciones climáticas, las prácticas erróneas en la cosecha y su manejo, y los desafíos que suponen la comercialización de los productos.

Una de cada once personas en nuestro planeta, se enfrenta o padece de hambre. Además, cada día se desperdicia o se pierden muchas toneladas de alimentos. Es urgente poner fin a esta problemática global. Se debe reducir el desperdicio y las pérdidas, especialmente ante el creciente número de personas.

  • Los hogares desperdician más de 1,000 millones de comidas por día, equivalentes a 1.3 comidas diarias para cada persona con hambre en el mundo. Ante ello, el 19 de diciembre de 2019 la Asamblea General de las Naciones Unidas, resolvió establecer el Día Internacional de Concientización sobre la Pérdida y el Desperdicio de Alimentos.

Se viven tiempos en el que todos – desde productores hasta empresas, en la cadena de suministro – debemos tomar acciones urgentes para fortalecer y ampliar los esfuerzos, individuales y colectivos, para atender el problema y garantizar en este momento y hacia el futuro, un mundo con seguridad alimentaria.

  • Miles de kilos de alimento se desperdician a diario por un inadecuado manejo. Conforme a la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), se sigue sin explorar el financiamiento de proyectos que reduzcan la pérdida y el desperdicio de alimentos, y no se busca dietas alternativas bajas en emisiones de carbono, las razones, claramente relacionados a monopolización y el mercado internacional (cadenas de comida rápida, compañías refresqueras, industria de alimentos procesados).
  • Día Internacional de Concienciación sobre la Pérdida y el Desperdicio de Alimentos
    La FAO y ONU Medio Ambiente, son las instancias que lideran los esfuerzos de esta fecha. A través de las pequeñas acciones todos podemos contribuir a resolver. Desde hace seis años, se busca promover la concientización y la toma de acción de forma colectiva para reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos.

Una de cada once personas en nuestro planeta se enfrenta o padece de hambre.
Dentro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), la reducción de la pérdida y el desperdicio alimentario está inscrito en el número 12: “reducir a la mitad el desperdicio de alimentos per cápita a nivel mundial en los niveles minoristas y de consumo; reducir las pérdidas de alimentos a lo largo de las cadenas de suministro y producción” para el año 2030.

Proteger los recursos naturales y a la biodiversidad

Con esta toma de acción, se promueve también la protección a la biodiversidad y los recursos naturales; se reduce la contaminación y las emisiones de gases de efecto invernadero, maximizando el uso de los alimentos producidos. Es fundamental garantizar sistemas agroalimentarios eficientes, sostenibles y resilientes.

Cada vez más organizaciones practican acciones de cero desperdicio.
Al adoptar la innovación y fomentar enfoques de economía circular, también se crean nuevas oportunidades de empleo, se mejora la calidad de vida y se generan beneficios económicos para la gran cantidad de sectores involucrados. Es el momento de tomar medidas urgentes para reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos.

El desperdicio de alimentos en números

Conforme a cifras de la FAO, se estima que en el año 2021 se perdió a nivel mundial el 13 por ciento de los alimentos después de la cosecha y antes de llegar a las tiendas minoristas. Mientras que en el 2022, el desperdicio alcanzó un 19 por ciento de los alimentos en hogares, comercios minoristas y servicios de alimentación.

Por las personas y por el planeta, pongamos fin a la pérdida y el desperdicio de alimentos.
Aproximadamente el 38.9 por ciento de la población mundial, alrededor de 2,330 millones de personas, padecieron inseguridad alimentaria moderada o grave en el año 2023. En ese mismo lapso, una de cada once personas en el mundo enfrentó hambre. La pérdida y desperdicio de alimentos, generaron entre el 8 y el 10 por ciento de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero.

Desperdicio de importante y variada cantidad de recursos

A cinco años de buscar alcanzar la meta de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, es imperativo agilizar las medidas enfocadas en reducir la pérdida y desperdicio de alimentos. Es primordial centrarse en la adopción de enfoques integrados para aprovechar al máximo la comida y hacerla llegar a quienes en este momento no la tienen.

  • Cuando se pierden o desperdician alimentos, todos los recursos que se utilizaron en el proceso de producción – agua, suelo, energía, mano de obra, capital, etc. – , también se desaprovechan. La eliminación de estos en forma de desperdicios, genera una importante cantidad de gases de efecto invernadero.

Todos podemos contribuir en el ahorro de alimentos

Comprar más alimentos de lo necesario, dejar que las hortalizas o las frutas se pudran o estropeen y servir porciones más grandes de lo que podemos comer, son algunas costumbres que lamentablemente practicamos gran parte de la población mundial.

El 19 de septiembre del año 2020 se incluyó por primera vez este Día Internacional de la Concientización sobre la Pérdida y el Desperdicio de Alimentos, en medio de la Pandemia Global de COVID-19. A continuación, se enlistan una serie de recomendaciones para el cuidado de los alimentos:

  • Adoptar dietas más saludables y sostenibles
  • Comprar solo lo necesario
  • Elegir frutas “feas” que pueden usarse en jugos
  • Emplear contenedores herméticos
  • Cuidar y aprovechar las sobras
  • Usar menos agua

Que esta fecha, recuerde la necesidad de reequilibrar y transformar la forma de producir y consumir nuestros alimentos. Desperdiciar menos y comer mejor. Los pequeños cambios tienen repercusiones globales.

Más de 670 millones de personas padecen hambre

Mientras se desperdician alimentos, el hambre persiste: ahora más que nunca, se necesitan concienciación, educación y cambios estructurales para un compromiso verdaderamente global en la lucha contra el desperdicio de alimentos. Esta fue la convicción de Maurizio Martina, Director General Adjunto de la FAO, al intervenir por videoconferencia en la presentación hoy en Roma del informe 2025 del Observatorio Internacional Waste Watcher.

  • Con motivo del Día Internacional de Concienciación sobre la Pérdida y el Desperdicio de Alimentos, establecido por las Naciones Unidas el 29 de septiembre de cada año, el estudio monitoreó el desperdicio de alimentos en los hogares y los hábitos de compra, gestión y consumo de alimentos en Italia, en colaboración con la Universidad de Bolonia y el instituto de investigación y sondeos Ipsos.

La contradicción del desperdicio

En un contexto global exacerbado por los conflictos en curso en Gaza, Ucrania y otros lugares, 673 millones de personas en todo el mundo carecen actualmente de alimentos suficientes. Sin embargo, cada año se desperdician 1.050 millones de toneladas de alimentos.

«Es una injusticia; durante años, hemos experimentado un enorme desequilibrio entre quienes tienen demasiado y quienes tienen muy poco», enfatizó el director científico de Waste Watcher, el agroeconomista Andrea Segrè, fundador de la campaña «Residuos Cero», en una conversación con medios del Vaticano.

«En el medio, está el desperdicio», continuó, «y es una contradicción aún mayor porque un tercio de la producción global se desecha a lo largo de la larga cadena de suministro agroalimentario».

Impacto devastador sobre el medio ambiente

Mientras que el hambre afecta al 8,2% de la población mundial, especialmente en África y Asia, y otros 2.300 millones de personas viven en condiciones de inseguridad alimentaria, sin acceso garantizado a alimentos suficientes y nutritivos, Waste Watcher International señala que el desperdicio y la pérdida de alimentos no solo constituyen un problema ético y social, sino que también tienen un impacto devastador en el medio ambiente.

«El desperdicio de alimentos es responsable del 8-10% de la producción de gases que alteran el clima, ya que produce CO2, perjudicial para el medio ambiente y el calentamiento global. El calentamiento global provoca cambios en la producción, así como migraciones, que ahora son mucho más graves debido a fenómenos extremos como sequías e inundaciones», observa Segrè.

  • Diez años después de la aprobación de la Agenda 2030 de la ONU y cinco años antes de la fecha límite para los Objetivos de Desarrollo Sostenible, que también exigen reducir a la mitad el desperdicio de alimentos, Italia se mantiene por encima de la media europea, con un mejor desempeño que Alemania, Francia, España y los Países Bajos, según el estudio del Observatorio.
  • De 2015 a hoy, el desperdicio semanal promedio per cápita ha disminuido en 95 gramos, de 650 a 555, y la conciencia de la relación entre el desperdicio y el medio ambiente ha aumentado, pero, según el documento, el objetivo de 2030 de 369,7 gramos por semana aún está lejos.

Los resultados, sin embargo, muestran que el desperdicio es menor en el centro y norte del país y mayor en el sur, con familias con niños y grandes municipios siendo más cautelosos. La mayor parte del desperdicio consiste en fruta, verduras frescas y pan.

«Los alimentos que desperdiciamos deben considerarse no solo en términos de cantidad, sino también de los recursos utilizados para producirlos: no solo tierra, sino también agua y energía», explica Matteo Vittuari, profesor de Política Alimentaria en la Universidad de Bolonia y director de los programas internacionales del Observatorio, al comentar la cifra global de que el 28 % de las tierras agrícolas, equivalente a 1400 millones de hectáreas, se utiliza para producir alimentos que nunca se consumirán: una superficie cuatro veces mayor que la de toda la Unión Europea.

«Lo que estamos haciendo es una transición del análisis y la comprensión de los datos a la implementación de acciones que reduzcan el desperdicio de alimentos. Una de las últimas iniciativas que hemos presentado —continúa Vittuari— está relacionada con la restauración colectiva en los comedores escolares: intentamos animar a los niños a desperdiciar menos comida con acciones relativamente sencillas, como servir verduras antes del plato principal, para traerlas en momentos de máxima hambre y así intentar reducir el desperdicio del producto alimenticio que más se desperdicia y que, de hecho, es uno de los más importantes para mejorar la salud de las dietas.

El papel de la Generación Z

Los jóvenes, en particular la llamada Generación Z, los primeros nativos digitales que crecieron con internet y los smartphones, desempeñan un papel clave para revertir esta tendencia e impulsar el cambio. Según la encuesta del Observatorio, la «Generación Z» se muestra muy atenta a las cuestiones relacionadas con el desperdicio de alimentos y el consumo sostenible, con una fuerte propensión a reutilizar las sobras y un enfoque en el impacto ambiental de los productos alimenticios adquiridos.

«El papel de la llamada Generación Z», añade Andrea Segrè, «es realmente importante; hablamos de 9 millones de italianos. Son los primeros en usar internet con gran facilidad y poner en práctica todas las recetas antidesperdicio, que también están incluidas en nuestra aplicación «Sprecometro», una herramienta gratuita y sin publicidad para la autoevaluación y el seguimiento de los residuos domésticos, que permite una transformación de comportamiento duradera.

Además, son la generación que, a pesar de tener dificultades para encontrar trabajo y bajos ingresos, posee mejores habilidades interpersonales, por ejemplo, donando el exceso de comida a otros».

América Latina representa el 20% del desperdicio de comida en el mundo

América Latina y el Caribe representa el 20% de la cantidad global de alimentos que se pierden desde la fase posterior a la cosecha hasta el nivel minorista, sin incluir a este último, según el informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación.

  • El documento titulado Estado mundial de la alimentación y la agricultura 2019, señala que la región, que solo alberga el 9% de la población mundial, se sitúa tras la zona de Asia meridional y central, y el área de América septentrional y Europa, en el ranking del desperdicio de alimentos.
  • También indica que, en todo el mundo, las causas de la pérdida de alimentos difieren ampliamente a lo largo de la cadena de suministro de alimentos.
  • Las causas principales de pérdidas en la granja incluyen cosechar en el momento inadecuado, las malas condiciones climáticas, las prácticas erróneas en la cosecha y su manejo, y los desafíos que suponen la comercialización de los productos.

Las condiciones de almacenamiento inadecuadas, así como decisiones inapropiadas tomadas en las primeras etapas de la cadena de suministro, generan pérdidas significativas y una vida útil más corta a algunos productos.

Por otra parte, un almacenamiento en frío adecuado puede ser crucial para evitar pérdidas cuantitativas y cualitativas de alimentos.

Durante el transporte, una buena infraestructura física y una logística comercial eficiente son clave para evitar la pérdida de alimento.

El procesamiento y el envasado pueden desempeñar también un papel importante en la conservación de los alimentos, mientras que las pérdidas pueden ser causadas por instalaciones inadecuadas, así como por fallas en el funcionamiento técnico o por errores humanos.

  • Según el estudio, las pérdidas y desperdicios de alimentos tienen tres tipos de huellas ambientales cuantificables: de carbono, de tierra y de agua.
  • La huella de carbono de los alimentos es la cantidad total de gases de efecto invernadero que se emiten a lo largo del ciclo de vida de los alimentos, expresado en dióxido de carbono (CO2). América Latina es responsable del 16% de la huella de carbono* mundial debida a las pérdidas de alimentos.

La huella de la tierra es la superficie de tierra necesaria para producir los alimentos. La región representa el 9% de la huella de la tierra mundial en cuanto al desperdicio de alimentos.

En términos de la huella de agua –la medida de toda el agua dulce utilizada para producir y suministrar los alimentos al consumidor final– la región responde por el 5% de la huella de agua mundial.

México, el país que más alimentos desperdicia en América Latina

En México se desperdician anualmente alrededor de 30 millones de toneladas de alimentos que aún son aptos para el consumo humano. Esta cifra coloca al país como el que más alimentos pierde por persona en toda América Latina, a pesar de que millones de personas enfrentan problemas de acceso a una alimentación suficiente y adecuada.

  • De acuerdo con datos recientes, más de 20 millones de mexicanos viven en condiciones de inseguridad alimentaria moderada o severa. La paradoja entre el exceso de desperdicio y la falta de acceso a la comida refleja una problemática social, económica y ambiental de gran magnitud.
  • El desperdicio ocurre a lo largo de toda la cadena de suministro: desde el campo y los centros de acopio, hasta mercados, supermercados, tiendas de conveniencia, restaurantes, hoteles e incluso en los hogares. Esta situación no solo agrava la desigualdad, sino que también implica altos costos económicos y ecológicos.

Se estima que producir los alimentos que terminan en la basura equivale a un gasto cercano al 2.5 por ciento del Producto Interno Bruto nacional. Además, el impacto ambiental es considerable, pues la descomposición de los desechos genera emisiones contaminantes comparables a las producidas por 16 millones de automóviles.

  • Frente a este panorama, diversas iniciativas de recuperación de alimentos han logrado rescatar más de 180 mil toneladas al año, las cuales son canalizadas a través de bancos de alimentos que apoyan a 2.5 millones de personas en situación de vulnerabilidad.

Especialistas advierten que la falta de acceso a una alimentación adecuada tiene repercusiones graves, especialmente en la niñez. Entre las consecuencias se encuentran el bajo rendimiento escolar, la deserción, la desnutrición, la anemia y la obesidad, así como problemas emocionales y un aumento en los niveles de estrés./Agencias-PUNTOporPUNTO

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