- Cuando el mundo frenó, México y América Latina aceleraron. En un año marcado por la desaceleración global, la inflación persistente y la volatilidad financiera, la región cerró 2025 con un balance de inversión positivo que tomó por sorpresa a mercados y analistas.
- Lejos del pesimismo, los capitales apostaron por la región. Energía, minería y tecnología se convirtieron en los motores de un repunte que reposicionó a México como uno de los destinos más atractivos para el dinero global.
- El dato que encendió las alertas llegó a mitad de año: México captó más de 34 mil millones de dólares en Inversión Extranjera Directa (IED) solo en el primer semestre de 2025, una cifra que confirmó la confianza de los inversionistas aun en medio de la incertidumbre internacional.
Energía, minería, tecnología mandan
Un informe de Exness, bróker de trading en línea regulado, reveló que México y América Latina concluyen 2025 con un balance de inversión positivo, a pesar de los retos globales derivados de la desaceleración económica y el aumento de la volatilidad.
- Señaló que, de acuerdo con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), la Inversión Extranjera Directa (IED) –en la región– registró un crecimiento cercano a 8%.
- Precisó que dicho avance significó un flujo aproximado de 226 mil millones de dólares entre los países latinoamericanos, que fue impulsado principalmente por los sectores de energía, minería, tecnología e infraestructura.
- “El desempeño de la IED refleja una combinación de cautela e interés, ya que existen oportunidades significativas para quienes operan con disciplina, información confiable y gestión de riesgos.
“Aunque el entorno económico sigue siendo desafiante, la región continúa ofreciendo oportunidades atractivas para los inversionistas que priorizan la diversificación y la transparencia”. — María Agustina Patti, estratega de Mercados Financieros para Latinoamérica en Exness
México se adapta al clima de inversión
- Exness indicó que –en 2025– México mostró capacidades de adaptación frente a un escenario global marcado por inflación moderada, ajustes monetarios graduales y menor crecimiento económico.
Apuntó que la región latinoamericana mantuvo su atractivo gracias a su diversidad productiva y al avance de sectores estratégicos vinculados a la transición energética y al nearshoring.
- “El auge en minería y energía generó un efecto multiplicador en servicios industriales, transporte y logística, fortaleciendo además la demanda de servicios financieros y herramientas de cobertura cambiaria”. subrayó.
Inversión extranjera en México
El informe destaco que, en la segunda mitad de 2025, los inversionistas institucionales adoptaron una postura más selectiva ante tasas elevadas en economías desarrolladas y un dólar fortalecido, priorizando proyectos con impacto productivo y menor perfil de riesgo.
- Y, frente al escenario descrito, México destacó como uno de los principales receptores de Inversión Extranjera Directa en la región. “Durante el primer semestre de 2025, el país captó más de 34 mil millones de dólares en IED”.
Ese monto, recalcó, se concentró en principalmente en manufactura, servicios financieros, construcción y minería, impulsada por la relocalización de cadenas productivas y su integración con América del Norte.
¿Qué nos deparará 2026?
Como cada año, expertos comparten con Expansión sus perspectivas económicas de cara al nuevo año. Desde lo que viene para la revisión del T-MEC, la inflación, los riesgos económicos mundiales y lo que debe hacer nuestro país para mejorar su economía, te presentamos los análisis que definirán el futuro próximo.
¿Cómo le irá a la economía de México?
De acuerdo con Alejandro Saldaña, Economista en Jefe de Grupo Financiero BX+, tras un 2025 caracterizado por un bajo crecimiento, prevemos que las condiciones serán algo más favorables.
- La revisión del T-MEC podría destrabar inversiones en sectores vinculados con la exportación, como los de manufacturas (automotriz, cómputo y electrónica, aparatos eléctricos, maquinaria y equipo), ya que contar con reglas claras es una condición necesaria para atraer nuevos proyectos.
Los cambios fiscales que enfrentará la banca el próximo año podrían afectar el costo de los créditos o el apetito de la banca por expandir su cartera. Sobre el Mundial de Futbol, estimamos que tendrá un efecto favorable sobre el sector de servicios, particularmente, en actividades como transporte, recreación, alojamiento temporal y preparación de alimentos.
- De acuerdo con Gerónimo Ugarte Bedwell, Economista en Jefe de Valmex Casa de Bolsa, la economía mexicana se encuentra en un proceso de ajuste macroeconómico que se traduce en un crecimiento proyectado del PIB de 1.3% en 2026.
Representa un rebote modesto tras el estancamiento de 2025, pero permanece por debajo del potencial productivo, lo que subraya la persistencia de importantes restricciones internas y externas.
- Aunado a una moderación del poder adquisitivo y la consecuente rigidez al alza en la senda del consumo privado, la expansión se verá limitada por el mandato de consolidación fiscal.
Tras el elevado déficit público incurrido durante 2024, y la transición a una consolidación parcial en 2025, es poco probable que el gobierno pueda implementar una política fiscal contracíclica el próximo año.
¿Qué pasará con la revisión del T-MEC?
- Ricardo Aguilar Abe, Economista en Jefe y Director de Análisis de Banco Invex, no se anticipa un escenario adverso negativo para México, no obstante, es probable que se tenga que ceder en aspectos relevantes relacionados con el origen preponderante de los productos, su composición, mano de obra e insumos involucrados en la elaboración.
En particular, Estados Unidos podría exigir un menor contenido proveniente de China en autos y partes que se exporten desde México.
De igual manera, se podrían buscar condiciones más equitativas para los inversionistas de Estados Unidos y Canadá en sectores como el energético, donde las empresas del Estado mexicano gozan de mayor preferencia.
- Pamela Díaz, Economista en Jefe para México de BNP Paribas, la revisión del T-MEC debe entenderse como un mecanismo técnico previsto en el propio tratado. Es importante señalar que no existe un plazo rígido para cerrarlo, lo que podría llevar a una extensión de las negociaciones dependiendo de la complejidad de los temas regulatorios que se aborden.
La relación económica entre México y Estados Unidos es estructural y difícilmente reversible, por lo que creemos que el desenlace base será de continuidad, aunque acompañado de mayores mecanismos de seguimiento y verificación.
Vemos tres ejes principales de discusión: la integración productiva, las barreras no arancelarias y el cumplimiento laboral, enfocado en la aplicación práctica de las obligaciones ya vigentes.
¿Cuál es la expectativa inflacionaria?
Enrique Covarrubias, Economista en Jefe y Director de Análisis de Actinver, a octubre, la inflación se ubicaba en 3.63%, acumulando siete quincenas dentro del rango objetivo de Banxico gracias a menores precios agropecuarios por una buena temporada de lluvias. Esperamos que esta dinámica continúe hacia el cierre de 2025 (3.9%).
Sin embargo, a inicios de 2026, algunos ajustes fiscales podrían presionar temporalmente la inflación hasta 4.5%.
- El alza del IEPS a bebidas azucaradas y tabaco aportaría unos 14 puntos base, mientras que el incremento de aranceles a importaciones de países sin acuerdo comercial –afectando, sobre todo, autos eléctricos, textiles y calzado– añadiría unos 16 pb.
Prevemos que estos efectos se diluyan a lo largo del año y que la inflación cierre 2026 en 4.0%.
¿Qué debe hacer México para reactivar su economía?
Iván Arias, Director de Estudios Económicos de Banamex, es necesario superar desafíos estructurales, como un marco institucional y de gobernanza sólido, y políticas que fomenten una mayor productividad, destacando la inversión en infraestructura, innovación y tecnología, así como en educación y capacitación, al tiempo que se atienden los rezagos en desigualdad, informalidad y pobreza.
En 2026 será clave que el gobierno logre construir una mejor relación con Estados Unidos (en términos comerciales, de seguridad y migración), así como con los empresarios; alcanzar esos éxitos potenciaría las perspectivas de crecimiento económico del país. En Banamex estimamos un crecimiento del PIB de 0.4% en 2025 y de 1.5% en 2026.
- Jorge Velarde, profesor del Departamento de Finanzas y Economía de Negocios de EGADE, Primero será clave proteger el poder adquisitivo mediante políticas salariales ligadas a productividad, acuerdos para estabilizar precios esenciales y educación financiera que promueva un consumo responsable.
- Segundo, las empresas deberán invertir en innovación, digitalización y diversificación de mercados, reduciendo dependencia del mercado estadounidense. Una gestión financiera sólida, cobertura cambiaria y expansión hacia América Latina, Europa y Asia serán factores críticos para resistir la volatilidad.
- Tercero, el Estado debe sostener la estabilidad fiscal y llegar a la revisión del T-MEC con una estrategia geoeconómica que preserve certidumbre y modernice capítulos sobre sostenibilidad y digitalización.
Invertir en capital humano y en la transición verde permitirá aprovechar nuevas oportunidades en energías limpias, manufactura avanzada y electromovilidad.
¿Cuál es el principal reto para las finanzas públicas?
Ricardo Aguilar Abe, Economista en Jefe y Director de Análisis de Banco Invex. Lograr mayores ingresos sin crear nuevos impuestos. Si bien es probable que el déficit público se ubique en 3.6% del PIB al cierre del año, es probable que esto responda más a la continua restricción del gasto que a un incremento en la recaudación.
Por ello, la autoridad fiscal deberá encontrar mecanismos para combatir la evasión, recolectar impuestos de mejor manera, así como cobrar créditos fiscales de forma más efectiva. Asimismo, se deberán encontrar mejores esquemas para que un mayor porcentaje de la población pueda desplazarse hacia el sector formal y pague impuestos.
- Pamela Díaz, Economista en Jefe para México de BNP Paribas. La convergencia entre crecimiento, ingresos y un gasto cada vez más rígido. Existe un nivel elevado de incertidumbre económica que podría traducirse en una recaudación menor a la prevista, ya sea por un crecimiento más débil o por una moderación en el impulso del mercado interno. Este es el primer foco de riesgo, porque el marco fiscal parte de supuestos relativamente optimistas sobre la trayectoria de la economía.
El segundo proviene de la estrategia recaudatoria. Parte relevante del incremento esperado en los ingresos se atribuye a mejoras en eficiencia aduanera y a nuevas medidas vinculadas con importaciones. Sin embargo, si estas acciones terminan reduciendo el flujo de comercio exterior, el efecto tributario podría ser menor al contemplado originalmente.
A ello, se suma un costo financiero de la deuda que descansa en supuestos de tasas de interés más bajas que las actuales. La combinación reduce significativamente el margen de maniobra para reasignar recursos o responder a choques imprevistos.
¿Será el año del super peso?
Gerónimo Ugarte Bedwell, Economista en Jefe de Valmex Casa de Bolsa. La expectativa es de una depreciación gradual y ordenada, lo cual indica la conclusión del periodo de fortaleza conocido como el superpeso. Según nuestros pronósticos, el tipo de cambio pasará de 18.65 al cierre de 2025 a 19.48 al de 2026, una corrección anual de aproximadamente 4.45%.
Esta trayectoria se debería, principalmente, a un alza en el valor del dólar y estaría apoyada por el desvanecimiento de las condiciones que sustentaron la apreciación.
- El pronóstico de 19.48 refleja una corrección esperada, condicionada a la estabilidad en el diferencial de tasas de interés y a una gestión exitosa de los conflictos comerciales durante la revisión del acuerdo trilateral T-MEC.
- Iván Arias, Director de Estudios Económicos de Banamex. El peso se ha fortalecido a lo largo del año, respondiendo principalmente, a un debilitamiento generalizado del dólar, y se mantendrá relativamente fuerte en 2026.
Estimamos una tendencia de depreciación gradual por cierta aversión al riesgo dado el entorno de incertidumbre que prevalecerá durante la revisión del T-MEC y que se extendería todo 2026. En este sentido, estimamos que el peso cierre 2025 en 18.8 unidades por dólar y 2026 en 19.7.
Como riesgos al alza destacamos mayor incertidumbre global y una revisión desfavorable del T-MEC; y a la baja, mejores perspectivas por nearshoring y un debilitamiento adicional del dólar por mayores recortes respecto al resto del mundo o una consolidación del fin del excepcionalismo americano.
¿Qué activos financieros tendrán el mejor desempeño?
- Jannet Quiroz, Directora de Análisis Económico, Cambiario y Bursátil de Grupo Financiero Monex. El escalamiento de las tensiones arancelarias ha impulsado la búsqueda de refugio en bonos y metales preciosos, mientras que la incertidumbre sobre la sostenibilidad fiscal y la desaceleración del empleo han restado fortaleza al dólar.
Los inversores podrían desplazarse hacia activos ligados al crecimiento económico, en los sectores industrial, tecnológico y de materiales.
En contraste, los metales preciosos se enfrentan a un punto de partida elevado tras su rally en 2025, por lo que su desempeño podría estabilizarse en rangos altos, aunque limitado a nuevos máximos en la magnitud de este año.
- Jorge Velarde, profesor del Departamento de Finanzas y Economía de Negocios de EGADE. Los sectores más prometedores serán turismo, bienes raíces, manufactura y tecnología. El mundial detonará inversión en infraestructura, transporte, hotelería y consumo.
GAP y OMA se beneficiarán del mayor flujo aeroportuario, mientras Grupo Posadas y Santa Fe proyectan ocupaciones récord. FEMSA capitalizará la movilidad turística mediante su red OXXO. Ollamani, propietaria del estadio Azteca, incrementará su valor por las renovaciones, y TelevisaUnivision consolidará ingresos por derechos de transmisión.
El reto será anticipar las implicaciones del T-MEC y actuar con visión estratégica, priorizando la diversificación.
- Luis Gonzali, VP y Codirector de Inversiones de Franklin Templeton México. Hay un par de activos que podrían tener un desempeño interesante. En primer lugar está la renta fija mexicana debido a que el nivel absoluto de tasas sigue siendo atractivo y la inflación en México está mucho más controlada que en EU, por lo que Banxico podría mantener su ciclo bajista, generando ganancias atractivas de capital.
En segundo lugar, creemos que la renta variable en Estados Unidos podría tener un año atractivo, sobre todo, si el riesgo de una segunda ola inflacionaria no se materializa. Si bien creemos que el mercado en Estados Unidos está en un proceso de formación de burbuja, aún no creemos que existan las condiciones para que explote.
¿Cuál es el principal riesgo para la economía global?
Alejandro Saldaña, Economista en Jefe de Grupo Financiero BX+. Identificamos cuatro factores de riesgo relevantes: dos de origen externo y dos de índole doméstica.
- Externos: que persista la incertidumbre en torno a las políticas comerciales del presidente (Donald) Trump y no se logre revisar el T-MEC, y que la actividad económica en Estados Unidos continúe desacelerándose, debido a la incertidumbre y a la posible incapacidad de la Fed para controlar la inflación y reducir aún más las tasas de interés.
Internos: que se deteriore más de lo previsto la percepción sobre el Estado de derecho y que ocurra un repunte inflacionario que obligue al Banco de México a incrementar las tasas de interés.
- Luis Gonzali, VP y Codirector de Inversiones de Franklin Templeton México. Dos riesgos principales podrían traer alta volatilidad e incertidumbre. El primero es una segunda ola de inflación en EU y el mundo.
- El efecto de los aranceles y la debilidad del dólar, así como un ambiente de tasas más bajas, podrían generar presiones inflacionarias, orillando a repensar el camino de política monetaria planteado por muchos bancos centrales.
El segundo es un deterioro en las carteras de crédito privado.
- El capital invertido ha ido creciendo y permeando en el sistema financiero tradicional. Aunado a la opacidad característica del activo, podría traer inestabilidad financiera, pérdida significativa de capital en bancos y, eventualmente, una crisis de crédito.
Si bien ambos riesgos no los consideramos dentro de nuestro escenario base, es importante monitorearlos de cerca.
¿Habrá mayor presión política sobre la Fed?
Enrique Covarrubias, Economista en Jefe y Director de Análisis de Actinver. La segunda administración de Trump ha ejercido una fuerte presión para bajar tasas y compensar el impacto de los aranceles. Aunque la Fed reanudó recortes ante la debilidad del mercado laboral, la inflación se mantiene en 3%, lo que limita un ciclo más agresivo.
- Jerome Powell concluirá su mandato en mayo, por lo que podría intensificarse la presión política si modera los recortes. De confirmarse el nombramiento del favorito, Kevin Hassett (40% de probabilidad), se anticipa una Fed más propensa a reducir tasas en la segunda mitad del año, por lo que estimamos que la tasa de referencia cierre 2025 en 3.75% y 2026 en 3.25%.
- Janneth Quiroz, Directora de Análisis Económico, Cambiario y Bursátil de Grupo Financiero Monex. Será un año clave para la Fed, con la salida de Jerome Powell, quien ha sido fuertemente criticado por Donald Trump, quien ha exhortado a la Fed a realizar recortes más agresivos a la tasa de interés.
En ese sentido, es muy probable que el próximo presidente del organismo, designado por Trump, tenga una visión más afín a su administración y un sesgo dovish. Sin embargo, si se mantiene el statu quo actual, Trump no podría controlar de facto las decisiones del banco central.
Para que ello ocurriera, el republicano tendría que reemplazar a algún otro miembro con voto dentro del comité, alineado igualmente con sus ideales.
Luces y sombras en 2025
- Todo año tiene luces y sombras. 2025 tuvo más sombras que luces no solo desde el ámbito económico, sino también desde el ángulo político y el uso del poder casi absoluto que tiene el partido gobernante.
- Las cifras económicas, a pesar de no tener el dato definitivo del año, mostrarán un crecimiento magro, por no decir mediocre, cercano a 0.5%. Al referirnos a 2025, la coyuntura por supuesto es relevante.
Al analizar los componentes del PIB, llama la atención el comportamiento del consumo privado que, con datos del tercer trimestre de 2025, representó casi 72% del Producto Interno Bruto.
- El consumo privado que incluye lo que los hogares gastan en bienes no duraderos –alimentos, ropa, calzado, productos de higiene, medicinas, gasolina–, bienes semiduraderos como aparatos pequeños para el hogar y utensilios domésticos.
- Pero también duraderos como automóviles, muebles, electrodomésticos y además servicios como electricidad, renta de vivienda, transporte, educación y una larga lista de lo que los hogares mexicanos suelen tener en sus canastas de consumo.
Entre enero y septiembre –último dato disponible- el consumo no había crecido nada. Tampoco decrecido. Esa es una de las luces. Con los malos datos que hemos visto en otras áreas de la economía que el consumo no haya caído es -en este momento- una nota que hay que destacar.
La razón de esto tendrá que ser estudiada con mayor profundidad, pero el principal determinante del consumo es al final del día el ingreso disponible. No sería sorpresa que el estancamiento en el consumo -como nota positiva- se deba a los incrementos salariales derivados del aumento en el salario mínimo y de los programas de transferencias sociales.
Las exportaciones, que fueron el motor de la economía mexicana durante los primeros seis meses del año, probablemente por la acumulación de inventarios por parte de empresas estadounidenses que quisieron adelantarse a la entrada en vigor de los aranceles, tuvieron una caída el tercer trimestre.
- A lo largo del año -con los datos que tenemos hasta el momento- han crecido, y serán finalmente la razón del crecimiento del producto, pero ni remotamente serán suficientes para impulsar un crecimiento dinámico de la economía mexicana.
La inversión es el mayor problema. Hay que decirlo con todas sus letras. Sin inversión no habrá manera de construir crecimiento futuro. Sin inversión no habrá manera de rebasar la coyuntura y aprovechar las oportunidades que pueden generarse si la negociación comercial que se avecina resulta ventajosa para México, aunque sea de forma relativa.
La inversión no se da solo en lo que se ve. No son solo las carreteras, los aeropuertos, los puertos, mucho menos las refinerías o los trenes. México necesita infraestructura profunda. Plantas de tratamiento de agua, terminales de almacenamiento, mayor capacidad de transmisión y distribución eléctrica, drenaje, reciclaje de basura, exploración de minerales críticos, entre un largo etcétera.
- La restricción de recursos públicos destinados a estas inversiones -y dado que la inversión pública se ha vuelto la variable de ajuste para mantener cierto orden en las finanzas públicas- puede de hecho ser una oportunidad de oro.
- La cooperación entre el sector privado y el público se no solo indispensable, sino urgente. Y es, en este sentido, donde el gobierno tiene que darse cuenta de la premura que hay para la emisión de la regulación pertinente.
Hay deseos de invertir, pero no existirá mientras las reglas no sean claras. De la incertidumbre derivada de la reforma al poder judicial se ha hablado mucho. Pero no hay que obviar que la búsqueda de soluciones alternativas para evitar el nuevo sistema implicará costos más altos, significativamente más altos, que acaban traduciéndose en una prima de riesgo mayor.
- El entorno internacional tampoco ayuda. A pesar del crecimiento mostrado por Estados Unidos en el trimestre más reciente -4.3% anualizado- empieza a haber señales de enfriamento y el comercio mundial sigue fragmentándose y sus costos aumentando. México, desde luego, no es inmune a este contexto y, de hecho, la alta dependencia de la economía estadounidenses amplifica cualquier vaivén externo.
Sin embargo, incluso en ese contexto adverso, el desempeño relativo de México podría no ser desastroso en caso de que hagamos la tarea. No creceremos mucho, pero a veces en economía resistir ya es un dato relevante.
Al hablar de empleo, se hace referencia a la baja tasa de desempleo, pero esa tasa convive con una informalidad persistente y una productividad estancada. Es una gran sombra estructural que no se resuelve con transferencias ni con decretos.
- Sin mejoras sostenidas en productividad -que por cierto ha caído por años- los aumentos salariales -por necesarios que sean o hayan sido- terminan presionando costos y márgenes, sin generar crecimiento de largo plazo. Si así fuera, sería una receta universal.
- Donde sí hay margen para el optimismo es en lo que aún puede hacerse. México sigue teniendo ventajas comparativas claras: cercanía geográfica con Estados Unidos, una base manufacturera integrada, experiencia exportadora y una población relativamente joven.
- El llamado nearshoring no ha sido el motor transformador que algunos prometieron, pero tampoco es un mito. Las oportunidades existen, aunque requieren condiciones que hoy no están plenamente garantizadas: certidumbre jurídica, reglas claras, infraestructura adecuada y un Estado que facilite, más que estorbe, la inversión.
Cerrar 2025 con más sombras que luces no implica resignarse al estancamiento permanente. Implica reconocer con honestidad dónde estamos parados. La economía mexicana no está aprovechando su potencial. La duda es si podrá recuperarlo.
- La diferencia entre un crecimiento mediocre y uno sostenido no depende de un solo factor ni de una sola decisión, sino de una suma de políticas que hoy parecen fragmentadas.
- Recuperar la inversión —pública y privada— es el primer paso, pero no el único. También hace falta fortalecer instituciones, mejorar la calidad del gasto, invertir en capital humano y entender que el crecimiento no es un subproducto automático de la estabilidad, sino su complemento indispensable.
- Quizá la luz más clara al cierre de 2025 es que el margen de mejora sigue ahí. No es poco en un entorno tan cargado de incertidumbre. El reto es no confundir resistencia con éxito ni estabilidad con desarrollo.
Si algo deja este año es una lección conocida pero frecuentemente ignorada: el crecimiento no se decreta, se construye. Y todavía estamos a tiempo de hacerlo mejor. /PUNTOporPUNTO
























