- Alrededor de 616,000 gazatíes se han visto obligados a desplazarse desde que el 18 de marzo Israel pusiera fin al alto el fuego, y 180,000 de ellos entre el 15 y el 25 de mayo, con el recrudecimiento de la ofensiva israelí, indicó este martes la Organización Internacional para las Migraciones de la ONU (OIM).
- Tras una frágil “vuelta a la normalidad” que se vivió en el alto el fuego, cuando alrededor de 500,000 personas regresaron a sus casas, se ha intensificado aún más que antes el desplazamiento forzado, indicó un comunicado de la OIM, en el que se señaló que muchas personas han tenido que cambiar de emplazamiento en más de una ocasión en los últimos dos meses, algunas hasta diez veces.
- Las cifras de la OIM y su Grupo de Coordinación y Gestión Global de Campamentos (CCCM) muestran que hasta un 80% de la franja de Gaza son zonas en las que Israel ha impuesto evacuaciones, aunque «ninguna parte puede considerarse segura, ya que los bombardeos y combates afectan a todo el territorio», señaló la agencia.
Desde el 18 de marzo, 260 localizaciones en las que se alojaban unas 125,000 personas se han visto afectadas por órdenes de evacuación, indicó la OIM, que también condenó los frecuentes ataques en áreas donde se refugian desplazados.
616,000 gazatíes desplazados desde el fin del alto el fuego en marzo
Los ataques a escuelas, campamentos y otras zonas que alojan civiles constituyen violaciones del derecho internacional, recordó la agencia de Naciones Unidas.
- El comunicado mostró el testimonio de un trabajador humanitario en el campo de desplazados de al Mawasi, una de las muchas zonas civiles atacadas por bombardeos aéreos israelíes.
- “Israel designan áreas como seguras para luego atacarlas. Prefiero quedarme en casa con mi familia y esperar lo que tenga que llegar. Al menos moriremos juntos en vez de estar separados”, dijo después de haber perdido a un hermano en uno de los ataques.
- La OIM reiteró por otro lado su preocupación por las supuestas alternativas de suministro de asistencia propuestas por Israel tras más de dos meses de bloqueo a la entrada de actores humanitarios internacionales en Gaza.
Esas alternativas “podrían servir para eludir los mecanismos de coordinación humanitaria ya establecidos, socavando los principios humanitarios y poniendo a los civiles en mayor peligro al promover desplazamientos”, criticó la agencia.
En Siria, desplazados regresan
- Más de 1,5 millones de sirios han vuelto a sus lugares de origen en Siria desde la caída del régimen de Bachar Al Asad y el inicio de la transición política el pasado diciembre, aunque la mayoría de ellos enfrentan todo tipo de problemas para rehacer sus vidas y la ayuda internacional sigue siendo indispensable, dijeron este viernes responsables humanitarios de la ONU.
- De los que han regresado, un millón son personas que habían sufrido desplazamiento forzado dentro de Siria, mientras que otro medio millón ha vuelto desde países vecinos donde habían buscado refugio, confirmó la directora de operaciones de la Oficina de Coordinación Humanitaria de la ONU, Edem Wosumo.
- Al término de una misión en la que recorrió varias de las principales ciudades de Siria, así como campos de refugiados sirios en el Líbano, Wosumo explicó que los principales problemas que enfrentan los retornados son los daños a sus viviendas durante el largo conflicto armado (14 años), la falta de servicios básicos y de oportunidades de empleo, y la amenaza de los residuos explosivos que pueden estallar en cualquier momento.
Prueba de ellos ha sido un incidente en el que han muerto esta semana cuatro miembros de la sociedad de socorro nacional, conocida como Cascos Blancos, que participaban en tares de remoción de minas antipersonas.
A pesar de los recortes que sufren todas las operaciones de ayuda en el mundo, Wosumo indicó que Naciones Unidas y organizaciones con las que colabora todavía están prestando asistencia cada mes a 2,4 millones de personas en Siria.
- La responsable indicó que la decisión de Estados Unidos y de la Unión Europea de levantar las sanciones económicas que pesaban sobre Siria -las que en su momento tenían el objetivo de presionar al régimen de Al Asad- puede facilitar cierto alivio entre la población y la recuperación del país.
Acampar en las ruinas de sus casas
Cerca de los escombros de su casa en el norte de Siria, Aref Chamtan se instaló bajo una carpa, pues decidió dejar el campamento de desplazados donde vivía después de la caída de Bashar al Asad.
«Es mejor vivir en las ruinas que en campamentos», dice este hombre de 73 años, sentado en el suelo mientras bebe tranquilamente su té. «Me siento bien aquí».
- Desde la caída del expresidente en diciembre, este agricultor se apuró a ir con su hijo al pueblo de Al Hawach, todavía lleno de minas, para descubrir que solo quedaban en pie los muros de su casa.
- Pese a ello, decidió hace dos meses dejar el campamento cercano a la frontera con Turquía, tras 14 años de desplazamiento. Durante la guerra civil, su pueblo, controlado por el ejército sirio, estaba situado en la línea del frente con los ex rebeldes de la región de Idlib, que tomaron el poder en Siria.
- El conflicto, desencadenado en 2011 tras la represión sangrienta de manifestaciones populares contra el clan Asad, desplazó a millones de sirios al interior del país y en el exterior.
Aref Chamtan no tiene los recursos para reconstruir su casa, pero espera volver a cultivar sus tierras. «Decidimos instalar una carpa y vivir ahí en espera de días mejores», declara.
«Esperamos que las organizaciones y el Estado nos ayudarán». agregó.
Desde el derrocamiento de Asad, el 8 de diciembre, solo 1,87 millones de refugiados y desplazados regresaron a sus regiones de origen, según la ONU.
«La carencia de oportunidades económicas y de servicios básicos es el principal obstáculo» para el retorno de estos desplazados a sus lugares de origen, señala el organismo internacional.
Más de seis millones de personas siguen desplazadas al interior del país, precisa la ONU.
«Loco de alegría»
Abdel Ghafour al Jatib, un responsable local, también regresó a Al Hawach tras la caída de Asad, luego de huir en 2019 con su familia hacia un campamento cercano a la frontera turca.
«Quería solo volver a ver mi casa, estaba loco de alegría», dice este hombre de 72 años. «Instalé una vieja carpa en mal estado. Lo que esperaba era vivir en mi pueblo», añadió.
- Según él, «todo el mundo quiere regresar, pero muchos no tienen con que pagar un trayecto en vehículo» y además faltan «escuelas, dispensarios, agua y electricidad» y eso disuade a varios desplazados.
- Las nuevas autoridades sirias cuentan con el apoyo de los países del Golfo y occidentales para lanzar la fase de reconstrucción. La ONU calcula el costo en más de 400.000 millones de dólares, especialmente tras el levantamiento de las sanciones por parte de la Unión Europea y Estados Unidos.
«Serpientes e insectos»
- Luego de errar durante años, Suad Othman, 47 años, también terminó por tomar el camino de Al Hawach este mes, con sus tres hijas e hijo.
- Esta obrera improvisó un espacio para dormir e instaló una cama precaria frente a su casa, cerca de paneles solares. Entre piedras, construyó una cocina en un rudimentario rincón.
- «Todo cambió, las casas están destruidas y ya no queda nada», dice esta mujer que perdió a su marido en la guerra.
Viviendo sin electricidad, fue obligada a prestar 80 dólares para comprar una batería.
«Se sabe que hay serpientes e insectos aquí. No se puede vivir sin luz en la noche», dice.
Según Jalal al Omar, de 37 años, un responsable de una sección de un campamento de desplazados situado cerca de la frontera turca, 100 familias partieron con el fin de volver a sus hogares en la provincia de Hama. Pero «700 familias no pueden aún partir, por falta de recursos», dice.
«La ausencia total de infraestructuras básicas (…) impide a la gente regresar a sus casas», declara quien dice esperar primero a tener un techo en su propio pueblo antes de regresar. /Agencias-PUNTOporPUNTO