El MUNDO se queda SIN FUENTES de AGUA y la HUMANIDAD ha quedado al borde del punto de no retorno

El planeta está compuesto en un 70% por agua pero, según datos de National Geographic, sólo el 3,5% es dulce y el 0,025, potable.

Los expertos, investigadores, institutos y organismos internacionales coinciden y sentencian: en el tema del infierno climático, la humanidad ha quedado al borde del punto de no retorno y sus consecuencias se dejarán sentir de manera devastadora y cada vez más recurrente.

  • 2025 inicio con expresiones claras de lo que será la nueva realidad climática mundial: episodios inéditos y a niveles récord de nevadas, sequías, incendios forestales, desertificación, olas de calor, lluvias torrenciales, desbordamientos, deslaves, derretimiento de glaciares, ventiscas, ciclones, inundaciones y tornados entre otros.
  • Acompañando a toda esta serie de eventos los registros de daños multimillonarios, población desplazada, destrucción de infraestructura, pérdidas humanas, miles de hectáreas de selvas y bosques irrecuperables, ecosistemas arrasados. Lejos de lo dramático, el contexto es desolador, crudo, aplastante, costoso, deprimente.

La propia supervivencia de la humanidad está en la mesa, la viabilidad de las futuras generaciones y hasta graves conflictos bélicos conforman los escenarios que se conjugan con una larga serie de secuelas, padecimientos, enfermedades, pobreza, migración, así como la falta de recursos e incapacidad financiera de los gobiernos para hacerle frente a esta problemática.

A la emisión de gases de efecto invernadero y la contaminación se une el tema de la administración estratégica del agua como las mayores prioridades que también ha entrado a una fase crítica.

  • El 40% de la población mundial ya sufre los embates de sequías, carencia, escasez, disponibilidad, altos precios, mala calidad, polución del vital líquido y se calcula que antes del 2030, casi el 60% estará en condiciones semejantes o peores.
  • El nivel de los mares sigue creciendo -a un ritmo muy por encima de lo pronosticado- por el derretimiento de los polos y los glaciares, pero a mayor velocidad lo hace la contaminación de sus aguas, prácticamente se está quedando sin arrecifes, sin vida, saturado con plásticos, lleno de metales pesados, bacterias, materia orgánica, descargas, basura y toda suerte de desechos químicos y sustancias peligrosas.

Lo mismo ocurre en más de 90% de todos los lagos, lagunas, presas, humedales, manantiales, pozos, cenotes, canales, ríos y acuíferos. Todavía peor, más de 70% de esas fuentes han disminuido su caudal y niveles; las precipitaciones pluviales han declinado en un 20% en promedio; es decir, las fuentes de aprovisionamiento se están agotando, contaminando, perdiendo y/o dañando.

El ciclo del Agua está alterado profundamente. Las lluvias se presentan de forma errática; por su falta o por su exceso, están llevando al borde de quiebra la producción de alimentos, la piscicultura, la ganadería y los cultivos de temporal, además de otras actividades relacionadas.

Parece que lo mejor es seguir en la indolencia, la indiferencia, hundirnos en las redes sociales, dar oídos sordos y mirar para otro lado; sin embargo, el agua forma parte de todo nuestro sistema de vida, está en todo lo que consumes, se requiere para todo lo que usas y simplemente no hay mañana ni excusas para no tomar conciencia de lo tremendamente importante que resulta.

En el contexto actual de escasez, sequías, desastres naturales y todo tipo de incidencias relacionadas con el agua, así como sus efectos económicos colaterales la única alternativa es escalar y entrar a fondo a los sistemas de recuperación, biorremediación, tratamiento y reciclaje integral de aguas negras.

  • La recomendación de la ONU -por ejemplo- es invertir y echar mano de la innovación tecnológica y la inteligencia artificial para implementar métodos disruptivos e innovadores, nuevos materiales, membranas de nano filtración, inyección de nano burbujas, equipos, herramientas y mecanismos basados en trombo-trónica, spin-trónica, colisión magnética, vórtices que no solamente disminuyen drásticamente los tiempos, costos e inversiones, sino que son mucho más eficientes, productivos y redituables.

Estas tecnologías ya están disponibles, son libres de químicos, con menor gasto de energía, automatizadas, flexibles, adaptables, escalables, fáciles de operar y que pueden transformar, tratar y reciclar aguas negras en cuestión de minutos.

Proyectos de este nivel pueden enfocarse en un principio en actividades económicas de alto impacto como la agricultura, ganadería, industria, hotelería, clubes deportivos, parques industriales, centros de espectáculos, mineras, metalúrgicas, construcción, papeleras, textil, plásticos, automotrices, farmacéuticas, embotelladoras, granjas verticales, invernaderos, hasta los data centers generando ahorros sustanciales en el consumo de agua.

Ya no es un tema de costos, el tratamiento y reciclaje de agua en el mundo puede llegar a valer unos 500 billones de dólares, con una tendencia a ascender a 1,200 billones de dólares para el 2030, es decir toda una industria que ya esta comenzando a atraer inversiones masivas.

El razonamiento es muy simple: hay ganancias cuando se identifica que un aumento exponencial de la demanda de agua para procesos industriales, infraestructura deficiente u obsoleta, el agotamiento de las fuentes naturales y las cambiantes condiciones climáticas todo lo que obliga a buscar abastecimiento donde sea más rentable.

  • Luego entonces, existen dividendos en el tratamiento, ahorro, saneamiento y recuperación de millones de litros de agua por segundo que actualmente se desperdician y que podrían aprovecharse, reutilizarse o aumentar sus capacidades productivas.
  • Potenciales clientes existen en parques industriales, empresas de logística, estadios, centros deportivos, campos de golf, hoteles, que ahora pueden ser totalmente ecológicamente sustentables tan solo reciclando toda el agua que usan actualmente.

¿Qué es la escasez del agua? Causas, impacto y datos clave

El planeta está compuesto en un 70% por agua pero, según datos de National Geographic, sólo el 3,5% es dulce y el 0,025, potable. De ahí que la distribución desigual de este recurso preocupe a los gobiernos de todo el mundo. Las cifras señalan que aproximadamente 2.000 millones de personas en el mundo no tienen acceso a servicios seguros de agua potable; 3.600 millones no disponen de servicios de saneamiento seguros y 2.300 millones no tienen lo básico para lavarse las manos.

Todo parece indicar que debemos empezar a gestionar nuevas políticas de cambio en la comprensión, utilización, dimensión, valoración y proyección de este recurso limitado pero indispensable no sólo para la vida, sino también para el crecimiento económico mundial. No en vano tener acceso a agua limpia y saneamiento es el sexto Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) de la agenda de 2030. Pero las previsiones de aquí a 2050 no son nada halagüeñas.

Causas de la escasez del agua: principales factores globales

La importancia del agua es clave para el mantenimiento del planeta y de la vida. Hay muchos factores directos e indirectos que generan y agravan la problemática generada por la escasez del agua. Estos serían los más importantes:

El cambio climático y sus efectos sobre los recursos hídricos

Se confirma: no es una ‘amenaza fantasma’. El Informe Mundial de Naciones Unidas sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos 2020 no deja lugar a dudas: “el cambio climático va a influir negativamente en la cantidad y calidad del agua disponible a nivel mundial para satisfacer toda una serie de necesidades humanas básicas, lo cual irá en menoscabo del derecho fundamental de miles de millones de personas a tener acceso al agua potable y el saneamiento”.

Los grandes fenómenos meteorológicos (huracanes, temporales, tormentas de hielo, olas de calor, las grandes sequías…) parecen tener su causa realmente en el cambio climático.

El consumo de alimentos y su huella hídrica en el planeta

La ONU dice que la huella hídrica de la producción mundial está relacionada con la producción de alimentos en un 70%.

¿Qué es la huella hídrica? La cantidad total de agua dulce que se utiliza para producir bienes y servicios consumidos por los habitantes de un país, puede ser de producción nacional o externa.

  • Según el Banco Mundial más de 330 millones de hectáreas tienen instalaciones de riego; “la agricultura de regadío supone el 20% del total de la superficie cultivada, pero aporta el 40% de la producción total de alimentos en todo el mundo”. Por otra parte, la agricultura y la ganadería son las dos actividades primarias que contaminan más el agua con vertidos de pesticidas, fosfatos y nitratos.

Contaminación de los recursos hídricos: una amenaza silenciosa

Explotaciones mineras, fugas de petróleo, productos químicos, material fecal, plásticos… todo va directo a las reservas hídricas del planeta. Beber agua contaminada causa la muerte de casi cinco millones de personas en el mundo, y por supuesto, este hecho es especialmente flagrante en poblaciones en riesgo de exclusión social, pobreza y marginalidad.

  • Otro problema que contribuye a la contaminación de los recursos hídricos es la deforestación: la tala descontrolada de bosques hace que ríos y lagos se sequen y, además, sin sus raíces en las orillas de los ríos, aparecen bacterias y sedimentos que perjudican la calidad del agua.

Crecimiento poblacional y uso urbano del agua: una presión creciente

Una mayor demanda, la urbanización masiva provocada en gran parte por el éxodo del campo a las ciudades en busca de mejores opciones laborales y la carencia de una conciencia o educación hídrica para evitar el despilfarro del agua en el primer mundo agravan el problema. Según la Fundación AQUAE, la demanda de agua para el uso doméstico representa un 10% de las extracciones mundiales de agua y un 80% del consumo total urbano. En España, por ejemplo, cada ciudadano consume 136 litros de agua al día.

Del cambio climático a la mala gestión del agua

De acuerdo con el Sistema de Información de Sequías para el Sur de Sudamérica (SISSA), no es que en las provincias de la zona núcleo (la zona más productiva de Argentina) como Santa Fe y Entre Ríos no haya llovido. De hecho, la falta de precipitaciones en los últimos tres años ha sido mucho más acusada en el sur del país y mucho peor todavía en otros estados como Chile (donde la situación de sequía se ha mantenido durante más de una década). El gran problema es que en la zona núcleo hay menos agua, pero la demanda del recurso no ha disminuido.

Las causas de la sequía y la escasez hídrica

En el extremo sudoeste de la Pampa argentina apenas caen 150 milímetros de agua al año. En el centro del departamento de Chocó (Colombia), en el norte de Sudamérica, suelen caer unos 12.000. Las lluvias no se reparten por igual en el planeta.

  • Que caiga agua del cielo depende de tres factores (la presión atmosférica, la temperatura y la humedad atmosférica), que a su vez se ven influidos por muchos otros, desde la orografía hasta la evapotranspiración de las plantas, la pérdida de humedad por evaporación directa y de agua por la transpiración de las plantas.

Así, de forma natural, existen climas áridos, como el de la Pampa o el de buena parte del Mediterráneo, en el que los ecosistemas y las personas están acostumbrados a vivir con poca agua.

“Es importante diferenciar entre tres conceptos: la aridez, la sequía y la escasez hídrica”, señala Julia Martínez, directora técnica de la Fundación Nueva Cultura del Agua.

“La aridez es un componente normal de muchos climas al que el ser humano se ha ido adaptando históricamente. La sequía es una reducción de los recursos hídricos disponibles producida por un descenso de las precipitaciones normales. Es también algo natural en muchos climas, un fenómeno al que las poblaciones humanas también se han adaptado”.

Tal como la define la Organización Meteorológica Mundial, la sequía es un período seco prolongado dentro del ciclo climático natural que puede ocurrir en cualquier parte del mundo. Es un fenómeno de aparición lenta y su causa principal es la falta de precipitaciones. Existen varios tipos:

  • La meteorológica, hace referencia a la escasez continuada de precipitaciones.
  • La hidrológica, se refiere al nivel de ríos o embalses por debajo de lo normal.
  • La agrícola, en relación a la falta de agua para satisfacer las necesidades de los cultivos.

Además, existen una serie de factores agravantes de origen humano, como la pobreza o el uso inadecuado de la tierra y los recursos, que aumentan la vulnerabilidad de ciertas poblaciones a la sequía. “El concepto de escasez hídrica hace referencia al desequilibrio entre recursos disponibles y demanda. Las causas de la escasez hídrica pueden ser naturales, como la sequía, pueden ser de origen humano, como una demanda disparada de recursos hídricos, o una mezcla de ambas cosas”, añade Julia Martínez.

Otra causa de la sequía: la huella del cambio climático

La sequía es un fenómeno natural que ocurre con regularidad en la Tierra desde mucho antes de que el ser humano apareciera sobre ella. Sin embargo, eso no significa que el ‘Homo sapiens’ no sea indirectamente responsable de algunas sequías en la actualidad.

  • El último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) concluye que existe una relación directa entre el cambio climático antropogénico y la intensificación de las sequías. Además, el aumento de las temperaturas está incrementando la evaporación del suelo y la evapotranspiración de las plantas en muchas zonas.

“El cambio climático está provocando que haya menos agua y que las sequías sean más intensas y frecuentes, duren más tiempo y abarquen territorios más grandes”, señala Julia Martínez.

“La reducción del agua disponible se debe a que llueve menos, pero también al aumento de la evaporación y de la evapotranspiración por la subida de las temperaturas. Se está dando una aridificación general de los climas por el cambio climático. Los años húmedos son menos húmedos y los secos son mucho más secos”.

Por ejemplo, la sequía extrema que padecen los países del Cuerno de África desde finales de 2020 es 100 veces más probable en un contexto climático marcado por el calentamiento global que en uno en el que el cambio climático no existiese.

  • De la misma manera, las altas temperaturas experimentadas en abril de 2023 en todo el Mediterráneo (y en la península Ibérica en particular) habrían sido imposibles de alcanzar sin el papel del cambio climático.

Esto tampoco significa que todas las sequías sean causadas por el cambio climático. Sin ir más lejos, la sequía que ha experimentado la parte sur de Sudamérica durante los últimos tres años es una consecuencia de La Niña, la fase fría de un fenómeno natural que se da en las aguas superficiales del océano Pacífico.

La fase cálida, El Niño, entrará en escena en la segunda mitad del año, dejando más lluvias en Argentina y Norteamérica, pero menos en el norte de Sudamérica y Centroamérica./Agencias-PUNTOporPUNTO

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