Grupos CRIMINALES utilizan los DESASTRES NATURALES para actuar como sus “benefactores”

Los desastres naturales que han golpeado México se han ensañado especialmente con su población más pobre. Hay algo en común en el perfil de los fallecidos y afectados, en el espacio que habitan en el mundo, tanto en el plano geográfico como en el social.

Foto: Sismo en Oaxaca

En México, los grandes sismos y otros desastres naturales han dejado, además de tragedia y pérdidas, un escenario propicio para que grupos criminales aprovechen la coyuntura y busquen posicionarse como actores “solidarios” ante la población.

  • Las acciones de organizaciones como la Unión Tepito, el Cártel del Golfo y células de Gente Nueva, durante las emergencias ocurridas tras los sismos registrados en septiembre de 2017, revelan cómo el apoyo material se convierte en una herramienta para consolidar su influencia y generar simpatía en zonas donde resulta insuficiente.
  • Un claro ejemplo fue el terremoto de 7,1 grados registrado el 19 de septiembre de 2017, que se sintió en la Ciudad de México. En esa ocasión, miembros y líderes de La Unión Tepito ordenaron una suspensión temporal de sus actividades ilícitas y promovieron labores de reparto de despensas y de agua a damnificados y brigadistas.

Según reconstrucciones de publicaciones en medios, integrantes de este grupo criminal usaron sus motocicletas, habituales para el narcomenudeo, para transportar víctimas, distribuir víveres y apoyar tareas de rescate.

“Se suspende andar de culeros”, fue la supuesta instrucción dada por Francisco Javier Hernández Gómez, conocido como Pancho Cayagua, entonces líder de La Unión Tepito, poco después del sismo.

Donativos con nombre y apellido

  • No solo en la capital se presentaron estas escenas. Tras el devastador sismo del 7 de septiembre de 2017, que sacudió principalmente Oaxaca y Chiapas, el Cártel del Golfo envió víveres, agua y cobijas a las zonas devastadas del Istmo de Tehuantepec, según documentó la prensa local.
  • Los paquetes llevaban impreso un mensaje: “CDG Reynosa/Rio Bravo. Dios los Bendiga”. Fotografías de los artículos circularon en redes sociales.
  • En Chihuahua, ciudadanos reportaron que en calles de Ciudad Cuauhtémoc aparecieron también cajas de alimentos, papel higiénico y cobijas junto para ser enviados a Oaxaca, Ciudad de México, Puebla y Estado de México, con un mensaje firmado por Gente Nueva del Tigre y “Carteles Unidos”.

“Les mandamos este apoyo, esperemos que les sirva a los damnificados del terremoto. Nosotros estamos para ayudar al pueblo. Atte Gente Nueva del TIGRE, carteles unidos (sic)”.

  • Parte de los artículos fue entregada a la Cruz Roja, institución que recibió el aviso respectivo sobre el origen del cargamento y realizó la logística en ambulancias.
  • Una de esas publicaciones donde se difundió el post llegó a tener hasta tres mil reacciones favorables, aunque en los comentarios también se veía la polarización.

Estrategias de base social: ¿por qué los narcos “ayudan”?

La motivación de los grupos criminales excede el simple altruismo. Un artículo de Insight Crime publicado en 2023 deja ver que la construcción de apoyo social es central para la supervivencia de los cárteles, por lo que los desastres naturales son excelentes oportunidades para forjarlas.

  • Donar víveres, dar regalos en festividades (Navidad, Día de las Madres, Día de Reyes) o acudir en crisis permite a estos grupos presentarse como benefactores y ganar legitimidad ante las deficientes acciones gubernamentales.
  • Y es que, según expertos, una comunidad que recibe favores es menos propensa a denunciar actividades ilícitas, en ocasiones contribuye con alertas sobre operativos (“halconeo”), puede defender públicamente a miembros de los grupos e incluso bloquear intervenciones estatales. La narrativa criminal instala la idea de que, en ausencia del Estado, el grupo se convierte en “patrón” y resuelve necesidades inmediatas.
  • En el caso de la Unión Tepito, la emergencia provocada por el sismo de 2017 fue utilizada para replegar la violencia ante la presión de grupos rivales, como La Antiunión, y fortalecer las redes de simpatía dando apoyo a brigadistas y a damnificados.

En la práctica, las acciones criminales combinan propaganda y construcción de reputación.

… pero no siempre ayudan

La devastación provocada por huracanes como Otis y John en Acapulco, Guerrero, en 2023 dejó ver otra cara de la moneda. A medida que la comunidad intentaba recuperarse, grupos criminales aprovecharon la crisis para intensificar sus actividades delictivas.

  • Según un informe de la consultora Integralia, la parálisis de la economía local provocó una reducción temporal de extorsiones, homicidios y narcomenudeo, pero favoreció el incremento de robos a negocios y automóviles ante la menor presencia de vigilancia.
  • La reacción criminal incluyó el desplazamiento de actividades delincuenciales hacia otras zonas del estado, expandiendo el riesgo y la actividad ilícita a municipios del norte de Guerrero como Cocula, Iguala y Buenavista de Cuéllar.

Un año después, sin embargo, las extorsiones en la región regresaron con mayor fuerza, afectando incluso hasta a las escuelas primarias.

  • Las etapas de reconstrucción también son claves, según lo analizado por Falko Ernst, del International Crisis Group para InSight Crime. esta situación es aprovechada por los grupos criminales para apropiarse de presupuestos públicos.

El deterioro económico y el desempleo, ampliados durante y después del desastre, han incrementado las posibilidades de reclutamiento criminal.

En el contexto de desastres naturales, ya sean sismos, huracanes o inundaciones, la respuesta de los grupos delictivos en México oscila entre la supuesta “solidaridad” y la imposición violenta de cuotas y controles, evidenciando el vacío institucional que encuentran para afianzar o expandir su poder sobre las comunidades más vulnerables.

Los desastres naturales se ensañan con el México más pobre

Los desastres naturales que han golpeado México se han ensañado especialmente con su población más pobre. Hay algo en común en el perfil de los fallecidos y afectados, en el espacio que habitan en el mundo, tanto en el plano geográfico como en el social.

  • Expertos señalan la falta de planificación urbanística y de prevención del riesgo, la informalidad de los asentamientos y la pobreza que reina en ellos como algunos de los principales motivos de estas tragedias.
  • Todas las fuentes consultadas coinciden en señalar que los desastres, en realidad, no tienen nada de naturales: se trata de fenómenos determinados por factores sociales, económicos y políticos. Es decir, 100% humanos. Es decir: prevenibles.

Un ejemplo es, en septiembre de 2021 las graves inundaciones que sufrió Tula de Allende (Hidalgo) desplazaron a 10.000 personas y dejaron 17 decesos: todos ellos, pacientes en un hospital del Instituto Mexicano del Seguro Social, una institución pública, a menudo saturada, donde acuden enfermos que no pueden costearse el acceso a la sanidad privada.

En ese mismo año Tlalnepantla, Estado de México, un derrumbamiento en el cerro Chiquihuite mató a cuatro vecinos y obligó a evacuar 126 casas, en un barrio donde muchas de las viviendas se habían construido informalmente, sin la supervisión adecuada, ganándole poco a poco metros a la montaña en una zona proclive a los aludes y con una superficie poco estable.

  • Además, sus habitantes habían denunciado en numerosas ocasiones su situación, pero nadie les escuchó. “Cayeron piedras esta misma semana y no hicieron nada”, protestaba una residente a este diario.
  • El huracán Grace provocó 11 muertos y 62 municipios quedaron afectados tras su paso por los Estados de Veracruz y Puebla, en comunidades predominantemente campesinas que se dedicaban a la ganadería y la agricultura.
  • Ecatepec (Estado de México) ni siquiera padeció un huracán, solo unas lluvias más fuertes de lo habitual, pero el terreno —con una urbanización que abarca el 98% de su superficie, de acuerdo con expertos consultados— no pudo resistirlo.

Se produjeron riadas y deslaves que se llevaron la vida de dos personas. Otras 100.000 se vieron damnificadas, de una manera u otra. Solo en México, de 1970 a 2019 se han registrado 6.655 muertes en 202 desastres diferentes, según un informe de la Organización Meteorológica Mundial.

De acuerdo con una clasificación de esta agencia especializada de las Naciones Unidas, en los países considerados “en desarrollo” (pobres) y los “desarrollados” (ricos) de Norteamérica, Centroamérica y el Caribe, el número de desastres se ha repartido a partes iguales.

  • Sin embargo, el 76% de los de fallecimientos se han producido en los países “en desarrollo”. Un estudio de USAID, la agencia de desarrollo internacional y acción humanitaria de Estados Unidos, encontró que en Latinoamérica una de cada seis personas —106 millones de 600 millones— viven en condiciones precarias en asentamientos informales.
  • Vicente Andrés Sandoval Henríquez, investigador en la Unidad de Estudio de Desastres de la Universidad Libre de Berlín, explica desde la capital alemana durante un intercambio de correos que “los eventos naturales extremos”, como terremotos, erupciones volcánicas o inundaciones, son los fenómenos que accionan el gatillo de los desastres, pero no sus causas de fondo.

El problema, dice, se produce cuando un desastre se encuentra con una sociedad poco preparada y vulnerable. Sandoval, que también es editor en la Revista de Estudios Latinoamericanos sobre Reducción del Riesgo de Desastres, lo ejemplifica así: “Los terremotos no matan. Los que matan son los edificios que colapsan por su baja calidad, porque están mal construidos o localizados en un área no apta para la edificación”.

—Los desastres naturales, ¿afectan más a comunidades pobres?

—Absolutamente. Si mira todas las estadísticas sobre desastres encontrarás que los que más mueren y sufren sus efectos son las personas más pobres. Los grupos sociales más marginados, como los migrantes. Esto sucede porque estas personas viven en condiciones más inseguras, en zonas sin planificación, sus viviendas no cuentan con el diseño apropiado.

  • Además, hay otros factores preocupantes. Un estudio global del Banco Mundial encontró que en los desastres la mortalidad en las mujeres es superior a la de los hombres. Se puede exacerbar la desigualdad de género, están más expuestas a crímenes, tienen más dificultad para acceder a ayudas económicas…
  • Analiese Richard, profesora de la Universidad Autónoma Metropolitana que ha investigado ciclos de inundación y sequía en el valle de Tulancingo (Hidalgo), considera que “el no planear la expansión de las ciudades es una muestra de la indiferencia hacia personas pobres y migrantes, pero también una pérdida de oportunidades para implementar estrategias de prevención y de recuperación de desastres a largo plazo”.
  • Además, añade otro matiz: los denominados como desastres “lentos” —degradación de suelos, cambio climático o deforestación— afectan especialmente a poblaciones rurales, “ya de por sí marginadas, porque reducen la capacidad de sustento de sus territorios, y esto los arroja a la merced del crimen organizado”.

Óscar Adán Castillo, investigador en la Universidad Intercultural del Estado de Hidalgo, y Felipe de Alba, director general del Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública, han observado las consecuencias de los desastres, especialmente inundaciones, en las metrópolis mexicanas. De Alba expone que “hay una construcción sociológica del desastre que sí afecta especialmente a los pobres, un perfil sociológico del afectado”.

  • En el caso de la ciudad, este fenómeno tiene que ver con cómo se ha producido el desarrollo urbano desde la primera mitad del siglo XX, a través de la segregación del espacio con la llegada de grandes flujos de población rural a las ciudades.

“Los pobres no tienen dinero para vivir en el centro por altos costes del suelo, y tienden a poblar la periferia” sintetiza Castillo, “ahí nace un proceso de invasión, ocupación e irregularidad, del que el Estado se mantuvo desapegado, dando lugar a una serie de condiciones de vulnerabilidad”.

Prevención o asistencialismo

Uno de los problemas principales es la falta de prevención ante el desastre. Solo se atiende a los fenómenos extremos a posteriori, cuando ya ha sucedido una tragedia. “Los medios comunican la consecuencia, no el riesgo”, expone Castillo.

“Se ha incorporado el discurso de la resiliencia en las políticas públicas, pero en términos operativos solo se responde ante el desastre a través de prácticas asistencialistas que favorecen la formación de clientelas políticas. En ese sentido, hay un usufructo político del desastre”, continúa el académico.

“Y los pobres de Ecatepec o Tula no quieren saber de resiliencia, han aprendido toda la vida a vivir de la precariedad”, sentencia.

“Es una idea también racista esa de que el pobre aguanta”, añade de Alba. Ambos consideran que el abandono institucional no es algo exclusivo de un partido o gobierno, sino que forma parte de un proceso social y político que viene de muchos años atrás y afecta en muchos planos y niveles.

  • Como ellos opina Irasema Alcántara-Ayala, parte del departamento de geografía física de la Universidad Nacional Autónoma de México y experta en investigación integral del riesgo de desastres.
  • En un artículo de 2019, Desastres en México: mapas y apuntes sobre una historia inconclusa, Alcántara-Ayala señalaba que algunos factores de riesgo en la Ciudad de México tienen su raíz en la conquista española [1521], cuando “se rompió el equilibrio con la ‘generosa tierra’ por la desecación de los lagos de la gran Tenochtitlán”.
  • “La prevalencia de visiones centradas en la respuesta a la emergencia, en lugar de un enfoque de manejo integral del riesgo de desastre, es todavía común en diversas partes del mundo y México no es la excepción”, continúa el texto.

Conseguir desarrollar una estrategia de prevención de desastres es algo complejo, aunque constituye un objetivo hacia el que caminar, señala Sandoval Henríquez.

  • “Los desastres han acompañado siempre a la humanidad, no podemos evitarlos al 100%, pero tenemos la responsabilidad como sociedad de estar preparados, invertir en infraestructuras, sistemas de alerta temprana, concienciar sobre los riesgos… Todas estas cosas pueden hacer una gran diferencia”.
  • El problema principal, según este investigador, es que las decisiones relacionadas con la prevención están sometidas a los aspectos económicos. Además, el cambio climático ha hecho saltar por los aires los esquemas previos.
  • “El desarrollo que nos llevó al cambio climático, el modelo capitalista y extractivista, genera más riesgos de lo que los reduce. Hay una teoría que defiende que a muchos gobiernos les interesa seguir llamando a los desastres ‘naturales’, para no responsabilizarse de las causas de fondo”, añade.

Las sociedades antiguas culpaban a los dioses por los desastres. Ahora, se culpa a la naturaleza. “Pero ya es hora de que pasemos a responsabilizarnos de dónde y cómo construimos esos riesgos”, concluye el académico.

Cárteles afianzan base social

En su esfuerzo por eliminar la base social de lo grupos criminales, el gobierno federal enfrentará 20 años de construcción de ese apoyo por parte de los Cárteles del narcotráfico, que han aprovechado las temporadas decembrinas y los festejos de días del Niño y de la Madre, así como los desastres naturales, para entregar regalos, comida, despensas y hasta infraestructura.

  • De acuerdo con autoridades federales, la Fiscalía General de la República (FGR) ha documentado en averiguaciones previas y carpetas de investigación, que los grupos que más han explotado la necesidades de los ciudadanos para ganar su simpatía son los Cárteles del Golfo, de Sinaloa y el de Jalisco Nueva Generación (CJNG).
  • Por ejemplo, en mayo de 2004, el capo Osiel Cárdenas Guillén, líder del Cártel del Golfo y de Los Zetas, ordenó la entrega de juguetes a menores de edad de Reynosa y Valle Hermoso, Tamaulipas, como parte de los festejos del Día del Niño.
  • A través de volantes y con altavoces, los narcotraficantes invitaron a los habitantes de colonias populares a unirse a los festejos organizados en casinos. Todo esto ocurrió mientras el capo cumplía un año preso en el penal de máxima seguridad del Altiplano, en el Estado de México.

Los festejos se replicaron los años siguientes. En 2006, en la prensa local se publicó una inserción pagada, en la que se afirmó que Osiel Cárdenas sufragó los gastos del Día del Niño en Nuevo Laredo y en Nueva Ciudad Guerrero.

  • El 24 de diciembre de 2013, cuando Cárdenas Guillén estaba preso en EU, integrantes del cártel del Golfo entregaron en el municipio tamaulipeco de Tampico, regalos como parte de los festejos navideños y adelantaron los obsequios del Día de Reyes Magos.
  • Por su parte, el Cártel de Sinaloa no se ha quedado atrás, pues se sabe que ha apoyado en la construcción de caminos y escuelas, además de entrega de despensas y regalos.
  • En 2020, en plena pandemia por covid-19, Alejandrina Guzmán, hija de Joaquín El Chapo Guzmán, líder de la citada organización criminal, entregó regalos con la imagen de su padre como parte del Día del Niño.

Las autoridades documentaron que los empleados de la mujer llevaron los regalos a la colonia Jalisco, en la ciudad de Guadalajara, en donde entregaron pelotas con el logotipo de la marca ‘Chapo 701’.

Actualmente, El Chapo Guzmán cumple una condena de cadena perpetua en Estados Unidos.

Ese mismo año, se conoció que los hijos del narcotraficante apoyaron en la construcción de una escuela en la colonia Ampliación Bicentenario, en el municipio sinaloense de Culiacán, para los adolescentes que no tenían posibilidad de estudiar en línea.

  • Asimismo, en 2023, habitantes de diversas comunidades de Sinaloa que resultaron afectadas por la tormenta Tropical Norma, fueron ayudadas por el cártel con despensas con las iniciales de JGL, es decir, de Joaquín Guzmán Loera.
  • A su vez, el Cártel de Jalisco Nueva Generación regaló electrodomésticos a mujeres el 10 de mayo de 2020, durante los festejos del Día de la Madre que se llevaron a cabo en Tototlán, Jalisco. También regaló comida a familias de colonias populares.

De igual manera, el 21 de diciembre de 2022, en la ciudad de Guadalajara, camionetas que transportaban juguetes y aparatos electrónicos fueron repartidos en las calles Esmeralda y Eulogio Parra, a nombre de Ricardo Ruíz Velazco, El Doble R, uno de los personajes más cercanos al líder de esa organización criminal Nemesio Oseguera Cervantes, El Mencho.

  • También, durante la pandemia, el capo regaló despensas a vecinos de la colonia Constitución, en el municipio de Zapopan.
  • Ahora, hace unos días, en el municipio de Coalcomán, en Michoacán, se colocó una manta en una plaza pública, a escasos metros del Ayuntamiento, con la leyenda:

El caso ha sido condenado por la presidenta Claudia Sheinbaum, mientras que la Fiscalía General de la República investiga estos sucesos, así como a la alcaldesa Anavel Ávila, para saber si guarda alguna relación con el grupo delictivo.

México es tercer lugar mundial en índice de crimen organizado

El Banco Mundial (BM) pone a México en tercer lugar dentro de sus índices mundiales de crimen organizado; esto solo por debajo de países como Myanmar o Colombia, quienes ocupan las otras dos posiciones en el listado descrito.

Se trata de una nueva medición que evalúa a 193 países a partir del documento “Crimen Organizado y Violencia en América Latina y el Caribe”, el cual fue desarrollado por la Iniciativa Global contra el Crimen Organizado Transnacional (GITOC, sus siglas en inglés).

De acuerdo con el nuevo reporte emitido, la GITOC se centró en dos puntajes principales: uno enfocado a la criminalidad y otro a cuestiones de resiliencia.

En lo que respecto a las cuestiones de criminalidad, hay cuatro elementos esenciales en los que encajan las organizaciones criminales de América Latina y el Caribe. Así pues, son las siguientes:

  • Control territorial
  • Gobernanza criminal
  • Extorsión
  • Captura del Estado

La muestra se centra en cómo impactan estos cinco puntos en 15 grandes mercados criminales de toda la región continental:

“En los territorios que controlan, las organizaciones criminales dictan las reglas del juego. Proveen servicios a la comunidad, sustituyendo al Gobierno, especialmente en la provisión de seguridad y justicia, a menudo en respuesta a demandas de la ciudadanía», añade.

  • Igualmente, se destaca que el control de territorios por parte de la delincuencia organizada van desde pequeñas manzanas hasta grandes áreas rurales.
  • En dichos lugares, se acaparan mercados ilícitos (y a veces lícitos) de tráfico de narcóticos o armas, a través de la coerción y la violencia.

No obstante, los espacios más amplios son más susceptibles al control; en específico, esto se observa en Colombia, Brasil, México, Colombia, Ecuador y Venezuela. /PUNTOporPUNTO

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