Un análisis realizado por Marco Fernández, coordinador de la Iniciativa de Educación con Equidad y Calidad y profesor e investigador de la Escuela de Gobierno del Tecnológico de Monterrey, muestra que en 2018, sólo el 15 por ciento de los jóvenes del quintil 5 (el segmento de altos ingresos) no recibía ninguna beca en escuelas públicas.
En cambio, para 2024, último año del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, la proporción de jóvenes de altos ingresos que recibían apoyo económico en escuelas públicas brincó a 52 por ciento.
- “Las becas no son universales, no todos las están recibiendo”, dijo Fernández. El especialista destacó que el origen del problema es la decisión que se tomó a comienzos del sexenio anterior, cuando las becas dejaron de ser focalizadas y se empezaron a repartir de manera “universal”.
- “El problema es que en la mayoría de los estados la proporción de becas destinadas a jóvenes de las familias menos aventajadas se ha quedado igual o incluso ha disminuido, y los que están aumentando proporcionalmente son las becas a los jóvenes de las familias de mayores recursos”, indicó el especialista.
Hay un problema de regresividad en la forma en que se está haciendo la distribución de las becas.- Marco Fernández.
- Según sus estudios, en 2018, último año en que operó el programa Prospera impulsado por el presidente Enrique Peña Nieto, el 56 por ciento de los estudiantes de bachillerato del quintil 1 (segmento más pobres) que iban a escuelas públicas tenían una beca; seis años después, en 2024, la proporción subió a 58 por ciento.
- Esto significa que mientras el porcentaje de alumnos de altos ingresos que reciben una beca del gobierno se incrementó más de tres veces, la proporción de estudiantes de escasos recursos que tienen acceso a esas ayudas económicas se mantuvo prácticamente sin cambio.
La Beca Universal de Educación Media Superior Benito Juárez otorga un apoyo económico de mil 900 pesos bimestrales a todas y todos los alumnos que cursan el bachillerato, sin importar su nivel de ingresos.
- El apoyo se otorga durante los cinco bimestres que dura el ciclo escolar con un máximo de 40 meses, siempre y cuando el o la alumna esté inscrita formalmente en alguna institución de educación media superior del sector público.
Esta beca, según la Secretaría del Bienestar, tiene como principal objetivo fomentar que los estudiantes de este nivel educativo concluyan sus estudios, y disminuir así la deserción.
Becas no han tenido un impacto en disminuir el abandono escolar
Sin embargo, Marco Fernández indica que las becas no han tenido un impacto en disminuir el abandono ni mejorar la matrícula, y esto se debe a que las principales causas de la deserción no son económicas sino fallas en la práctica docente.
“Si tú no aprendes fracciones, va a ser muy difícil que vayas a entender las ecuaciones. Si tú no sabes ecuaciones, será muy difícil que entiendas álgebra. Si se te complica el álgebra, jamás entenderás el cálculo y entonces pensarás que la escuela no es para ti, y abandonarás el aula”, expuso el analista.
La cobertura de becas disminuyó en la última recta del gobierno de AMLO
- A pesar de ser la principal estrategia contra la deserción escolar, la cobertura de becas para estudiantes de educación básica y media superior disminuyó al final del sexenio de Andrés Manuel López Obrador. En 2022, 13% de los hogares del país recibían una beca Benito Juárez y, en 2024, solo 5% de las familias accedieron a este apoyo.
- La proporción es menor, incluso, que en 2018, año en que las becas del programa Prospera alcanzaron una cobertura de 17%, de acuerdo con un análisis del Instituto de Estudios sobre Desigualdad, basado en los resultados de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) 2024.
Se trata de la caída de cobertura más amplia entre los programas sociales prioritarios del gobierno anterior, que en general disminuyeron en ese mismo periodo, al pasar de 34% de hogares que recibían algún apoyo a 32%.
Becas para hogares con menores ingresos
- En la educación básica, la beca Benito Juárez solo se destinaba a los hogares de las localidades más pobres y marginadas.
Por eso Jana López, la mamá de Jimena, aceptó que su escuela, ubicada en el municipio de Ecatepec, en el Estado de México, no fuera considerada entre las localidades prioritarias.
- Sin embargo, los hijos de otros vecinos sí tenían la beca. Según el padrón de beneficiarios del programa, 11,067 estudiantes de Ecatepec estaban inscritos en el periodo de enero a junio de 2024.
- “A mi hija nunca le dieron ese apoyo. Ya hasta terminó la primaria y nunca le dieron la beca”, explicó a través de un mensaje.
En septiembre, Jimena iniciará la educación secundaria. Jana, una madre autónoma de 36 años, espera que en ese nivel educativo sí acceda a una beca. Así ocurrió con su otra hija, Montserrat. Tampoco tuvo beca en la primaria, pero este año ingresó a otro programa social, el de becas Rita Cetina, instaurado por la presidenta Claudia Sheinbaun a partir de 2025.
- Hay algunas diferencias entre esos dos apoyos. La beca Benito Juárez sustituyó al programa Prospera y por eso se enfocaba en las familias de menores ingresos. La beca Rita Cetina es universal.
- Es decir, busca llegar a todos los estudiantes de educación básica, empezando por aquellos que cursan la secundaria.
- Máximo Jaramillo, director del Instituto de Estudios sobre Desigualdad (Indesig), ve positivo que los programas sociales se universalicen y lleguen a más hogares. Pero lamenta que no se refuerce su llegada a los más pobres.
“Para un programa social que se supone que es un derecho, que se supone está en la Constitución, pues es muy preocupante, siendo que además es un componente muy importante de los ingresos, sobre todo en los hogares más pobres”, explica.
El programa Rita Cetina, que de manera progresiva irá cubriendo a todos los estudiantes de educación básica, arrancó entre los alumnos de secundaria, pero quizá lo conveniente habría sido que iniciara en los primeros grados escolares para evitar que los estudiantes de las familias más pobres abandonen la escuela desde ese nivel. Muchos de ellos no ingresan a la secundaria.
Ingreso universal para infancias
Jaramillo menciona que los dos programas de becas arrastran algunos errores de diseño y retoma la manera de operar de Prospera, que en su momento fue criticada. Se refiere a que dejan fuera de los apoyos a los niños y las niñas no escolarizados.
“¿Y quiénes son? Pues los hogares más pobres. No hay muchos niños, niñas, en edad de estudiar primaria que no estén estudiando primaria, pero los que efectivamente no están estudiando primaria, pues son los más pobres”.
- Más que un programa de becas, el gobierno federal podría implementar un programa de asignación universal para menores de 6 a 15 años, sin importar si están en la escuela o no, lo que garantizaría que los apoyos económicos lleguen a todas las infancias.
- Además, la beca Rita Cetina no da el mismo monto por estudiante. Es decir, otorga 1,900 pesos bimestrales por familia y, si en el hogar hay otro adolescente, se les asigna 900 pesos más por cada alumno adicional.
Esto, considera, puede deberse a un tema de falta de recursos públicos y refleja otro problema grave: la restricción presupuestal por no implementar una reforma fiscal.
- “En cualquier caso, refleja cosas que hacía Prospera, que criticábamos que hacía Prospera. Me parece que es reproducir todavía esta lógica neoliberal y minimalista de los programas sociales”, señala.
Menos nivel educativo que los padres
- En un análisis separado, el Centro de Estudios Espinosa Yglesias explica que, si se destinan mayores recursos a las personas más pobres y con menor nivel de estudio, se podría reducir la desigualdad de oportunidad y apuntalar la movilidad social.
- Sin embargo, señala que estos esfuerzos se han debilitado. Las familias encabezadas por padres y madres con baja escolaridad (hasta primaria) cada vez han recibido menos programas sociales destinados a la educación.
En 2016, 50% de estos hogares accedieron a las transferencias del gobierno de apoyo a la educación. En 2024 lo hicieron solo 25%.
Los impactos son alarmantes.
- Cada vez más jóvenes no logran superar la escolaridad de sus padres y, en algunos casos, se quedan atrás al cursar menos años escolares. Mientras que los jóvenes con padres con licenciatura tienen cuatro veces más posibilidades de llegar a la universidad.
“Los apoyos económicos a la educación no se focalizan para revertir los problemas de baja movilidad y estratificación educativa”, advierte.
Menos becas en actividad científica
- El 1 de octubre de 2024, durante su discurso de investidura, Claudia Sheinbaum prometió que una de sus prioridades sería convertir a México en “una potencia científica y de innovación hecha por mexicanas y mexicanos”, como establecen los puntos 33 y 34 de su programa 100 Compromisos de Gobierno.
Ante miles de ciudadanos reunidos en el Zócalo, la primera mujer presidenta —y científica— del país saludó al “semillero de científicos” al que, aseguró, su gobierno dotaría de herramientas para construir un México más justo y competitivo.
- Un año después, lejos de avanzar hacia ese objetivo, el gobierno ha asestado un duro golpe al desarrollo científico nacional y al futuro del “semillero” al que la presidenta se refirió con orgullo.
- El 21 de octubre, el Diario Oficial de la Federación publicó los nuevos lineamientos del Sistema Nacional de Posgrados (SNP), redactados por la Secretaría de Ciencias, Humanidades, Tecnología e Innovación (SECIHTI).
- En su artículo IV se establece un límite máximo de seis estudiantes de posgrado por tutor, incluyendo tanto a los alumnos vigentes como a los egresados que aún están en proceso de titulación.
Además, los lineamientos restringen a dos programas de posgrado en los que cada tutor puede participar.
La reacción de la comunidad científica no se hizo esperar: primero con sorpresa, luego con preocupación y finalmente con movilizaciones para intentar revertir un ordenamiento que, advierten, no sólo hipoteca el futuro de los estudiantes, sino que dañará seriamente la competitividad de México frente a otras naciones.
“Estas restricciones afectarán de manera inmediata y directa a los estudiantes, quienes corren el riesgo de quedarse sin la tutoría que hoy les permite avanzar en su formación”, señalan más de un centenar de tutores e investigadores de los centros de investigación más prestigiosos del país, como la UNAM, el Cinvestav, el Tec de Monterrey, el CIDE o el Instituto Nacional de Cancerología.
- Algunos de los firmantes, consultados por Crónica, incluidos el Dr. Alfredo Rodríguez, el Dr. Julián Valdés, la Dra. Lorena Aguilar, la Dra. María Chávez, la Dra. Mayra Furlán y la Dra. Sandra Romero, alertan del grave retroceso que representa una medida tomada —afirman— a espaldas de la comunidad científica.
- “La nueva ley es injerencista y contravendría la autonomía universitaria, que es la base de la libertad académica”, aseguró María Chávez Canales, del Instituto de Investigaciones Biomédicas de la UNAM. Considera una “contradicción” que el gobierno defienda la soberanía de la ciencia y, al mismo tiempo, interfiera en la vida académica.
- Mayra Furlán Magaril, también investigadora de la UNAM, añadió: “Somos nosotros o los posgrados quienes debemos decidir cuántos becarios podemos evaluar. Sorprende que la Secretaría sea quien lo determine de forma generalizada. Yo, por ejemplo, tengo diez estudiantes por la naturaleza de mi investigación”.
“Falta de transparencia”
Según la SECIHTI, existen quejas de estudiantes por la sobrecarga de trabajo de algunos tutores. La Coordinación General de Estudios de Posgrado (CGEP) “recibe frecuentemente quejas del alumnado relacionadas con la falta de atención y seguimiento a los proyectos de investigación por parte de algunos tutores”, argumenta la dependencia.
- La carta abierta de los investigadores reconoce que existen “problemas reales en algunos casos, como retrasos en la obtención del grado y debilidades en ciertos procesos de tutoría”, pero advierte que “penalizar de forma generalizada y arbitraria no soluciona estos problemas.
- No mejora la tasa de graduación ni eleva la calidad; por el contrario, debilita la excelencia, desincentiva el compromiso académico y obstaculiza la colaboración entre instituciones”.
“Si la SECIHTI quiere más regulación, que la pida, pero que no imponga esta restricción sin atender a las causas de origen”, rebatió la investigadora Lorena Aguilar Arnal.
- Por todo lo anterior, los firmantes instan a la SECIHTI a establecer “un diálogo real con la comunidad académica” y solicitan la revisión de los lineamientos, pues consideran que afectan la autonomía de las instituciones de educación superior, la calidad de los posgrados, el derecho del estudiantado a una educación de calidad y el futuro del desarrollo científico nacional.
Antecedentes de marcha atrás
Ha habido casos en los que el anterior Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías (CONAHCYT), antecesor de la SECIHTI, dio marcha atrás o modificó reglamentos polémicos:
- 2021: Conacyt impulsó cambios al reglamento del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) que fueron criticados por limitar la libertad académica y discriminar ciertos perfiles. Ante la presión de universidades, centros de investigación y peticiones públicas, el organismo tuvo que revisar y ajustar las reglas para suavizar algunos criterios.
- 2023: Estudiantes de posgrado denunciaron la reducción y modificación arbitraria de becas del Conahcyt. Las protestas incluyeron manifestaciones y exigencias de diálogo directo con las autoridades. Como resultado, el Consejo abrió mesas de negociación y en algunos casos restituyó apoyos o ajustó lineamientos para atender las demandas.
El papel de las becas y sus límites
Durante el primer año de la presidenta Claudia Sheinbaum, gran parte del presupuesto educativo se concentró en programas de apoyo económico como:
- Becas Benito Juárez, de 1,900 pesos bimestrales a educación media superior.
- Beca Universal Rita Cetina, para estudiantes de educación básica.
- Jóvenes Escribiendo el Futuro, destinada a nivel superior.
Aunque las becas han ayudado a reducir la desigualdad, especialistas como Sylvia Schmelkes, del Sistema Nacional de Investigadores, advierten que no siempre se traducen en mejores resultados educativos.
Es muy probable que cuando hay urgencias en la familia, el dinero se use en otras necesidades, y eso explica por qué las becas no están teniendo el efecto esperado en el acceso y la permanencia”, señaló.
- El gobierno federal impulsa la Nueva Escuela Mexicana, que unifica los planes de estudio del bachillerato en dos modalidades: general y tecnológica. El objetivo es mejorar la calidad y frenar la dispersión de subsistemas.
- Sin embargo, no existe un sistema nacional de evaluación que permita medir los avances.
- La única herramienta disponible sigue siendo la prueba internacional PISA, cuyos resultados más recientes reflejan retrocesos en lectura, matemáticas y ciencias. /PUNTOporPUNTO
























