La educación cumple un rol clave en el desarrollo de las personas y las sociedades. Mejora las oportunidades laborales, reduce las brechas sociales y tiene un impacto directo en la calidad de vida. Por eso, evaluar el desempeño de los sistemas educativos en América Latina permite conocer avances y pendientes en materia de equidad y aprendizaje.
- En la región, los resultados varían según el país. Algunos alcanzan coberturas escolares altas, mientras que otros enfrentan más dificultades en la permanencia o en el nivel de conocimientos de los estudiantes. Para tener una visión más completa, el Índice de Resultados Escolares (IRE) compara distintos indicadores en jóvenes de 15 años.
- «Más de la mitad de los estudiantes de sexto grado no alcanzan los niveles mínimos de competencia en lectura y matemáticas”, indica jefe de Educación de la Oficina Regional de la UNESCO para América Latina y el Caribe, citando un informe elaborado junto con CEPAL y UNICEF.
- «El rendimiento escolar en América Latina y el Caribe”, afirma Mendes, es «un desafío estructural de gran magnitud”. «Si bien en las últimas décadas la región ha avanzado de manera significativa en cobertura educativa”, señala, esto «no se ha traducido en mejoras equivalentes en términos de aprendizaje”, sostiene el experto de la UNESCO.
«Una de las principales brechas estructurales en América Latina y el Caribe es justamente la debilidad de los sistemas educativos”, plantea, en el mismo sentido, Daniela Trucco, oficial superior de Asuntos Sociales de la Division de Desarrollo Social de la CEPAL, en entrevista con este medio.
- El crítico panorama regional puede verse también reflejado en las mediciones PISA. Estas pruebas, llevadas a cabo por la OCDE, plasman de modo estandarizado y periódico, el rendimiento escolar de los diferentes países del globo en Matemáticas, Ciencia y Lectura.
- «Todos los países de América Latina y el Caribe que participaron de PISA 2022 tuvieron un puntaje promedio más bajo que el promedio OCDE en cada una de las materias evaluadas”, señala a DW Daniel Salinas, analista de políticas educativas en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
Los países en los extremos de la tabla
«Dentro de la región, Chile y Uruguay tuvieron un puntaje más alto, seguidos por México y Perú. Argentina, Brasil, Colombia, Costa Rica y Jamaica tuvieron un rendimiento promedio similar, y menor al de los cuatro países mencionados antes.
- El Salvador, Guatemala, Paraguay y República Dominicana son los países de América Latina con un puntaje más bajo”, puntualiza Salinas, coautor del informe «Los resultados de PISA 2022, volumen 1: el estado del aprendizaje y la equidad en la educación» («PISA 2022 Results (Volume I): The State of Learning and Equity in Education”).
- «Un tema preocupante para la región es el alto porcentaje de estudiantes que no obtiene el nivel básico de competencias en matemáticas», destaca Salinas sobre los resultados, nivel que «equivale al mínimo de competencias que un estudiante de 15 años debería alcanzar para participar plenamente de la sociedad global”, amplía.
«Tres de cada cuatro estudiantes de la región, es decir, el 75 por ciento, no alcanzan las competencias básicas en Matemáticas”, apunta, asimismo, Daniela Trucco, la experta de CEPAL, sobre estas pruebas.
«La situación puede ser más grave si se considera que, en algunos de los países, una gran proporción de jóvenes de 15 años, al estar fuera de la escuela, no participa de la medición”, detalla Trucco.
Las razones tras los resultados
«Las diferencias de puntaje entre países se explican por una mezcla de factores”, explica Salinas. «Hay factores estructurales, como la riqueza del país: los países más ricos tienden a tener mejores resultados”.
«El gasto por estudiante es, en promedio, en los países de la OCDE aproximadamente siete veces mayor al de El Salvador”, ejemplifica al respecto.
Chile, mejor alumno
- Con todo, en el marco de los deficientes resultados regionales, «algunos países tienen una mejor posición relativa”, puntualiza Axel Rivas, profesor asociado de la Escuela de Educación de la argentina Universidad de San Andrés.
«En particular, Chile es el país de la región con mejores resultados de calidad educativa y también de nivel de terminalidad de la escuela secundaria, que es un indicador clave de inclusión”, destaca Rivas.
- Pero no es el único. «Entre los países que han logrado avances destacables se encuentran también Uruguay, Perú y algunos estados de Brasil”, resalta Rivas. Y, entre otros factores que explican el buen desempeño, cita «la continuidad en la implementación de las políticas públicas”.
Brecha de género
El panorama, además, no es parejo entre varones y mujeres. «A pesar de que las mujeres, en promedio, alcanzan más años educativos que los hombres en la mayoría de los países de la región, se mantienen brechas importantes de género en términos de los resultados educativos”, lamenta Daniela Trucco.
- «De acuerdo a PISA 2022, las mujeres tienden a tener mejores resultados en lectura, pero peores que los hombres en matemáticas”, indica. Lo cual más tarde, «reproduce brechas de género en las trayectorias laborales”, correlaciona.
Así las cosas, «la mejora de los aprendizajes en la región requiere de una transformación profunda y sistémica del modelo educativo”, concluye Mendes.
- «En un contexto de acceso dispar a las oportunidades educativas, el eslabonamiento de la educación con el trabajo reproduce las desigualdades sociales y, a la postre, las amplía”, advierte Trucco.
A propósito, lo que la mayoría de los jóvenes argentinos no alcanzaron a descrifrar, es que la bicicleta comprada por Ana y Romina, costó $2.500.
Recortar fondos, cortar futuros
- En medio de catástrofes, emergencias, conflictos, violencias y desplazamientos forzados, hay un derecho que no solo salva vidas, sino que permite la recuperación de muchos otros: la educación.
Sin embargo, en los contextos de emergencia, suele ser lo primero en suspenderse y lo último en restablecerse, además de ser uno de los primeros sectores en dejar de ser priorizados.
- Las cifras son alarmantes. En América Latina y el Caribe, 169 millones de niñas, niños y adolescentes viven en contextos afectados por crisis superpuestas: desde la migración forzada hasta la violencia y los desastres climáticos.
- Más de 2 millones han sido desplazados por causas asociadas al cambio climático, y las proyecciones anuncian que millones más lo serán por inundaciones y eventos extremos. Hoy, 16,5 millones de niños y niñas requieren asistencia humanitaria.
Más de 3 millones están en situación de migración o desplazamiento. Aún más preocupante es que los sistemas educativos no están respondiendo a lo más básico: 86 millones de niños y niñas están fuera del sistema educativo, y cuatro de cada cinco no comprenden un texto sencillo.
La reducción global del financiamiento humanitario ha encendido las alarmas en el sector. El Comité Permanente Inter-Agencial (IASC, por sus siglas en inglés) advirtió recientemente que los recortes presupuestarios podrían eliminar por completo la educación de los Planes de Necesidades y Respuestas Humanitarias (HNRP), instrumentos clave para coordinar y movilizar ayuda.
A nivel global, la educación en contextos de emergencias apenas recibe el 3% del financiamiento humanitario. En América Latina y el Caribe, las consecuencias de su desaparición serían devastadoras. Millones de niñas, niños y adolescentes dependen de este derecho básico para mantener no solo su aprendizaje, sino también su bienestar físico y emocional.
¿Por qué importa tanto?
- Porque la escuela no es solo un aula: es refugio, es rutina, es protección ante los riesgos, es seguridad, es alimentación, es contención y recuperación emocional y por supuesto, es aprendizaje; siendo una vía hacia la resiliencia, la dignificación de la niñez y sus oportunidades de futuro para la disminución de la pobreza, como generador y multiplicador de las violencias.
En situaciones de emergencia, la educación es uno de los pocos espacios donde niñas, niños y adolescentes pueden sentirse seguros, acompañados y con una perspectiva de futuro.
- En la escuela, las niñas y niños reciben alimentación escolar, apoyo psicosocial, servicios de salud, acceso a agua potable y protección frente a diversas formas de violencia. También encuentran oportunidades para el juego, el desarrollo socioemocional, la construcción de vínculos que los ayudan a sanar, crecer y proyectarse hacia el futuro.
- Disminuir la inversión en educación en medio de una crisis es una condena. Significa romper el círculo de protección física, emocional y cognitiva justo cuando más se necesita, y abrir la puerta a ciclos aún más profundos de pobreza, violencia, desigualdad y exclusión.
- No se trata únicamente de mantener abiertas las escuelas, sino de asumir que garantizar el derecho a aprender es una decisión de Estado, con implicaciones inmediatas y de largo plazo. Cada niña o niño que logra permanecer en la escuela en medio de una emergencia representa una vida que sigue conectada a un proyecto de futuro.
¿Podemos construir sociedades más justas sin garantizar el derecho a la educación? el Grupo Regional de Educación para América Latina y el Caribe (GRE-LAC), hizo un llamado urgente: la educación no puede seguir siendo relegada. Por el contrario, ésta debe ocupar un lugar central en las respuestas ante emergencias.
Propusieron Cinco Pasos Concretos:
La educación no puede esperar, incluirla desde el inicio de toda respuesta de emergencia, bajo un enfoque de escuelas seguras, no es opcional; es esencial para proteger el futuro de millones de niños y niñas.
- La educación debe ser prioridad estratégica. La educación y la gestión del riesgo deben ser un tema central en todos los planes humanitarios y decisiones estratégicas sobre gestión del riesgo y respuesta ante crisis.
- Aumentar la inversión. Se necesitan fondos suficientes, flexibles y sostenidos. Sin inversión real, hablar de preparación y respuesta es solo retórica.
- Reconocer el rol multisectorial de la educación, como puente vital hacia la salud, la nutrición, el acceso a agua, saneamiento, higiene, refugio y protección. Ignorar su rol multisectorial es un error estratégico.
- Escuchar e incluir activa y significativamente a los actores locales y a quienes trabajan en el terreno, integrando a los clústeres y redes de educación en Emergencias en todos los procesos de planificación.
- Invertir en educación en crisis no es opción: es un deber ético y una apuesta estratégica. Es la única forma de sentar las bases para la recuperación, fortalecer la resiliencia y construir una paz duradera. Ignorarla es condenar al fracaso cualquier esfuerzo de reconstrucción.
América Latina y el Caribe no pueden permitirse perder otra generación. La inacción tiene un costo altísimo: más desigualdad, más violencia, más exclusión. Actuar ahora no es una opción, es una urgencia.
Cada niño fuera de la escuela en una crisis no pierde solo clases: pierde oportunidades, protección y futuro. Las respuestas deben ser inmediatas, pero también sostenibles. Porque lo que está en juego no es solo su presente, sino el destino de nuestras sociedades.
- Este artículo se complementa con el blog “¿Cuál es el futuro para la Educación en Situaciones de Emergencias en América Latina y el Caribe? En conversación con Ruth Custode, Sussana Urbano y Faiza Hassan”.
- En él se enfatiza que la educación en situaciones de emergencia no puede seguir siendo un sector secundario en la respuesta humanitaria, sino que debe ser reconocida como un derecho esencial y estratégico para la resiliencia y el desarrollo sostenible.
Los datos y testimonios presentados en el artículo complementan la visión estratégica expuesta en esta conversación, mostrando de manera concreta cómo la reducción de fondos, la falta de priorización y la ausencia de enfoques multisectoriales ponen en riesgo el bienestar, la protección y el futuro de millones de niñas, niños y adolescentes en la región.
Desigualdad de oportunidades educativas
El informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe advierte que las desigualdades educativas limitan la movilidad social en la región, y presenta un nuevo índice bidimensional de desigualdad de oportunidades educativas, que combina cobertura y resultados de aprendizaje.
- Los datos muestran que el 28% de los jóvenes de entre 20 y 24 años no había finalizado la secundaria en 2023, con una diferencia de 37 puntos porcentuales entre los quintiles de ingreso más alto y más bajo.
- En rendimiento académico, los resultados son preocupantes: el 71,2% de los estudiantes de 15 años no alcanzó competencias básicas en matemáticas en 2022; en escuelas públicas el rezago alcanza al 77%, mientras que en privadas llega al 46%.
Para enfrentar esta falencia, la CEPAL recomendó invertir en la primera infancia, universalizar la secundaria, prevenir la deserción escolar, impulsar políticas de inclusión y fortalecer la formación de los docentes.
¿Latinoamerica está perdiendo la batalla contra la desigualdad educativa?
Argentina destaca en América Latina por su desigualdad educativa, según los resultados de las pruebas PISA 2022, que evalúan el rendimiento de los estudiantes en Matemática y Lengua.
- El informe muestra que solo el 7,4% de las chicas del sector más pobre alcanzan los niveles mínimos de aprendizaje en Matemática, mientras que en el 20% más rico esta cifra sube a un 52,9%.
- Esta brecha, que llega a una proporción de 7,1 a 1, coloca a Argentina como el país con la mayor desigualdad educativa en comparación con países como Brasil, Chile, México, Perú y Uruguay.
- En Lengua, aunque la diferencia es algo menor, también es significativa: por cada tres adolescentes de sectores altos que comprenden lo que leen, solo una de sectores bajos logra hacerlo.
Esta disparidad continúa colocando a Argentina entre los países con las mayores brechas educativas en la región.
El impacto de la expansión de la secundaria en las desigualdades
Una de las principales causas de esta creciente desigualdad educativa es la expansión de la educación secundaria.
- La obligatoriedad de este nivel, junto con políticas como la Asignación Universal por Hijo (AUH), ha permitido que muchos jóvenes de sectores vulnerables accedan a la educación secundaria.
- Sin embargo, estos estudiantes, aunque han sido incorporados al sistema, siguen obteniendo resultados significativamente más bajos que los de sus pares más favorecidos, lo que ha ampliado las brechas de aprendizaje.
- Cecilia Adrogué, economista y coautora del informe, explica que es necesario un enfoque más profundo en las políticas educativas: «No basta con que los estudiantes asistan a la escuela; es fundamental que realmente aprendan lo que se les enseña», afirma.
La desigualdad educativa en Argentina no se limita al acceso a la educación, sino que afecta directamente los resultados obtenidos por los estudiantes. Para reducir esta brecha, es fundamental un compromiso conjunto entre el gobierno, educadores y la sociedad en general, con el fin de garantizar que todos los estudiantes no solo asistan a la escuela, sino que también logren aprender de manera efectiva. Con un enfoque renovado en la calidad y la igualdad de oportunidades, Argentina tiene el potencial de reducir esta desigualdad y ofrecer un futuro educativo más justo y equitativo para todos.
¿Qué es el IRE y cómo se calcula?
El Índice de Resultados Escolares (IRE) es una medición desarrollada por el Observatorio de Argentinos por la Educación. Utiliza datos de las pruebas PISA de la OCDE y los cruza con información de encuestas de hogares.
- Evalúa cuántos adolescentes de 15 años cumplen tres condiciones al mismo tiempo: estar escolarizados, cursar el grado que les corresponde y alcanzar los niveles mínimos de rendimiento en Lectura y Matemática.
- Esta medición busca ofrecer una mirada integral sobre la educación. No solo toma en cuenta la asistencia o la permanencia en el sistema educativo, sino también el aprendizaje alcanzado. De esa forma, se puede observar qué tan eficaz es un sistema para garantizar trayectorias escolares completas y exitosas.
- El informe del IRE se centró en ocho países de América Latina: Argentina, Brasil, Chile, Colombia, México, Paraguay, Perú y Uruguay. El resultado de cada país corresponde al porcentaje de estudiantes que cumplen simultáneamente los tres criterios mencionados.
Chile encabeza el ranking educativo
Chile alcanza un IRE de 38. Es decir, 38 de cada 100 estudiantes de 15 años completan su escolaridad en tiempo y forma y logran un nivel aceptable en Lectura y Matemática, de acuerdo con los estándares de la prueba PISA 2022.
- Además, la cobertura escolar en ese país llega al 95 % entre los jóvenes de hasta 17 años, lo que indica una permanencia alta dentro del sistema educativo. Estos resultados lo colocan como el país mejor posicionado en la región en términos de eficiencia y continuidad educativa.
El IRE también refleja la capacidad de los sistemas educativos para sostener trayectorias escolares sin interrupciones. En el caso de Chile, esa consistencia se ve en la combinación de alta cobertura con desempeño mínimo asegurado en dos áreas clave.
¿Dónde se encuentra Perú en el IRE?
- Por su parte, el Perú ocupa el tercer lugar en el ranking del IRE con un resultado de 28. Esto quiere decir que 28 de cada 100 estudiantes peruanos de 15 años cumplen las tres condiciones evaluadas: estar escolarizados, estar en el grado correspondiente y obtener resultados mínimos en Lectura y Matemática.
- El país se encuentra por debajo de Chile (38) y Uruguay (36), pero por encima de México, Brasil, Argentina, Colombia y Paraguay. Este resultado muestra que, aunque aún hay retos en calidad de aprendizaje, el Perú mantiene un nivel de permanencia escolar mayor que otros países de la región.
- La medición evidencia tanto los avances como los desafíos pendientes. Aumentar la proporción de estudiantes que alcanzan buenos niveles de comprensión lectora y habilidades matemáticas sigue siendo una prioridad para elevar el índice en futuras ediciones.
Educación en Latinoamérica: estas son las cifras del IRE por país
El IRE compara ocho países latinoamericanos. Estos son los resultados reportados en el índice:
- Chile: 38 de cada 100 estudiantes
- Uruguay: 36 de cada 100
- Perú: 28 de cada 100
- México: 23 de cada 100
- Brasil: 23 de cada 100
- Argentina: 22 de cada 100
- Colombia: 19 de cada 100
- Paraguay: 11 de cada 100
Los datos reflejan una diferencia de más de 25 puntos porcentuales entre el primer y el último lugar. También muestran que, en la mayoría de países de la región, menos de un tercio de los estudiantes alcanza los mínimos esperados en tiempo y forma. /PUNTOporPUNTO























