MADRES mexicanas enfrentan BAJA participación LABORAL, ABANDONO y mayor POBREZA

La idea de no trabajar si eres mamá es casi un sueño, pues 73.04% de las mujeres ocupadas tienen al menos un hijo, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

¿Buenos motivos para celebrar este 10 de mayo en México? Tal parece que no, y no solo es por la fragilidad económica, ya que en el país, las madres tienen una baja participación laboral y la brecha se expande cuando se trata de mujeres indígenas.

  • Las mujeres que son madres y hablan una lengua indígena enfrentan un nivel de participación laboral del 28%, de acuerdo con información del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). Su baja participación laboral se debe a causas como la crianza de los hijos y la combinación de actividades de autoconsumo como la cría de animales y cultivo de productos.

En el caso de las mujeres con hijos que no hablan una lengua indígena, estas tienen una participación laboral del 42%, de acuerdo con cifras del Inegi.

En México hay 48.6 millones de mujeres mayores de 15 años: 35.2 millones de ellas tienen por lo menos un hijo vivo y 2.5 millones de madres hablan una lengua indígena.

La situación económica y conyugal que enfrentan las madres también varía entre hablantes de lenguas indígenas y las que no lo hacen.

  • En general, el 47% de las mujeres mayores a 15 años está casada. Entre las que hablan una lengua indígena, el 28% vive en unión libre, 7% está separada y el 14% es viuda. Las que no hablan una lengua indígena, el 22% vive en unión libre, 11% están separadas y el 10% es viudas.
  • La educación también marca una brecha entre madres hablantes de lengua indígena y las que no lo hacen. Mientras el 26% de las madres de habla indígena no tienen escolaridad, hay un 5% que no habla una lengua indígena en la misma situación.

Las madres con acceso a educación básica representan el 62% de mujeres que hablan una lengua indígena y el 57% en las mujeres que no lo hacen.

A la educación superior solo tienen acceso el 4% de las madres que hablan lengua indígena mientras que la cifra asciende a 17% en las madres que no la hablan.

Mayor impacto por la pandemia

La participación de la mujer en el mundo laboral retrocedió 10 años en 2020, tras la llegada del coronavirus y su crisis en los países de América Latina, de acuerdo a datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).

El organismo estima que la tasa de desocupación de las mujeres alcanzará 22.2% en el 2020, esto representa 12.6 puntos porcentuales más frente a 2019.

Las mujeres trabajan mayormente en el sector servicios, el cual se ha visto fuertemente afectado por la pandemia: hospedaje, preparación de alimentos y bebidas, turismo y educación. También están en la primera línea de batalla contra el COVID-19: en los servicios médicos y en el trabajo doméstico, remunerado y no remunerado.

73.04% tienen un empleo de baja calidad

La idea de no trabajar si eres mamá es casi un sueño, pues 73.04% de las mujeres ocupadas tienen al menos un hijo, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

  • Estas mujeres además de enfrentar una doble jornada, por el trabajo que realizan en el hogar, también obtienen bajos ingresos. La Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo indica que 76.92% de las mamás que trabajan, cantidad que representa a 11 millones 646 mil 583, obtiene compensaciones de hasta tres salarios mínimos.
  • Luz Elena Martínez es una de ellas, pues pese a contar con estudios universitarios y laborar en una empresa formal recibe un minisalario y carece de prestaciones básicas como acceso a servicios de salud.

Es poco lo que me pagan, pero el trabajo me queda cerca de casa y, aunque no me dan prestaciones, sí me dan permiso de ausentarme cuando tengo alguna emergencia con mis hijos”.

Las estadísticas indican que 4 millones 883 mil 553 mamás trabajadoras tienen ingresos de hasta un salario mínimo, 4 millones 948 mil 40 de más de uno y hasta dos salarios mínimos, en tanto que 1 millón 778 mil 990 obtienen más de dos y hasta tres salarios mínimos por su participar en alguna actividad productiva.

Pero el nivel adquisitivo de las mamás con empleo empeora si se considera que 829 mil 154 no recibe ingresos por sus actividades económicas. “Esto significa que sus labores son de supervivencia. Siembran y cosechan lo que comen ellas y sus hijos; atienden un negocio, lavan ropa ajena o desempeñan actividades de limpieza para recibir a cambio alimentos”, explicó Elizabeth Ponce, trabajadora social.

  • La precariedad de los puestos de trabajo de las mujeres con hijos se agudiza si se toma en cuenta que, del total de madres trabajadoras, 9 millones 418 mil 441, cantidad que representa 62.21%, no tienen acceso a servicios de salud, los cuales constituyen una prestación obligatoria en el país.
  • Tener seguro social no es mi prioridad en estos momentos, sino tener ingresos que me permitan alimentar a mis hijos”, considera Evangelina del Toro, quien labora en la captura de información durante las madrugadas, lo que le permite dedicarse al cuidado de sus niños en el día.

Ganar más de tres salarios mínimos es un privilegio para pocas mamás en el país. De acuerdo con el Inegi sólo 1 millón 90 mil 178, cantidad que representa 7.20% del total, gozan de estos salarios.

Los desafíos

A raíz de la pandemia, las mujeres trabajadoras han tenido que combinar su trabajo remunerado con tareas del hogar, educación de los hijos y tareas de cuidado, responsabilidades que caen desproporcionadamente sobre ellas, según el BID.

Las mujeres pasan, en promedio, el doble de tiempo en el trabajo doméstico no remunerado que los hombres. Esto impacta en el desarrollo de sus carreras, afecta su competitividad y eficiencia, obliga a dejar pasar oportunidades”, destaca.

Recomendaciones

El observatorio México, ¿cómo vamos? recomienda promover una nueva cultura de trabajo con flexibilidad de horarios, medias jornadas laborales y teletrabajo, los cuales seas opciones reales para mujeres y hombres que realizan labores de cuidado.

Esto ayudará a que aquellas mujeres que dejaron de trabajar por cuidar a sus hijos se reincorporen a las actividades productivas”, consideró Guillermo Cejudo, investigador del CIDE.

También se debe promover por todos los medios la idea de que los hombres también pueden cuidar, como extender las licencias de paternidad.

LFT tiene una deuda con las madres trabajadoras

Aunque hubo la intención de reformar con perspectiva de género la Ley Federal del Trabajo (LFT), las autoridades le fallaron a millones de madres que trabajan en el país.

  • El 11 de enero del año pasado se publicó en el Diario Oficial de la Federación la reforma al artículo 330 de la LFT con la que se adicionó el Capítulo XII BIS sobre el teletrabajo para regular el trabajo a distancia.
  • La OIT propone como solución para mejorar las condiciones del desarrollo de la maternidad el reparto del trabajo de cuidados entre hombres y mujeres a través de la licencia de paternidad

Entre los nuevos puntos que se le adicionaron a la legislación, hay uno con el que se busca combatir la brecha entre mujeres y hombres trabajadores; sin embargo, no especifica en la nueva ley qué puntos deben observarse, respetar o defender, por lo que la reforma solo quedó en buenas intenciones.

“El patrón debe promover el equilibrio de la relación laboral de las personas trabajadoras en la modalidad de teletrabajo, a fin de que gocen de un trabajo digno o decente y de igualdad de trato en cuanto a remuneración, capacitación, formación, seguridad social, acceso a mejores oportunidades laborales y demás condiciones que ampara el artículo 2o. de la presente Ley a los trabajadores presenciales que prestan sus servicios en la sede de la empresa.

“Asimismo, deberá observar una perspectiva de género que permita conciliar la vida personal y la disponibilidad de las personas trabajadoras bajo la modalidad de teletrabajo en la jornada laboral”, señala el apartado H del Artículo 330 de la LFT.

  • Esther Vivas, periodista, socióloga y escritora del libro Mamá desobediente, Una mirada feminista a la maternidad (Ediciones Godot, 2021) afirma que el ejercicio de la maternidad parece “un ejercicio casi imposible de malabarismos cotidianos para compatibilizar la crianza, la vida personal y el empleo”.
  • La conciliación (con la reforma a la LFT) ha demostrado ser una farsa que obliga a subordinar el cuidado de las criaturas a un mercado de trabajo precario, con horarios variables, salarios bajos y jornadas interminables, donde las mujeres, además, nos encontramos en inferioridad de condiciones respecto a los hombres.- Rebeca Dávila, Mamá y project manager

Como solución, la escritora propone que las nuevas regulaciones tengan “una mirada feminista” para poder liberar a las mujeres de la “maternidad patriarcal” o la “maternidad neoliberal”, subordinada al mercado.

Reparto del trabajo

En este sentido, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) relata en el reporte Políticas de protección de la maternidad y de conciliación de la vida laboral y familiar que una de las soluciones para mejorar las condiciones del desarrollo de la maternidad debería de ser el reparto del trabajo de cuidados entre hombres y mujeres a través de la licencia de paternidad y la licencia parental remunerada tras la licencia de maternidad inicial.

  • Es por eso que la OIT sugiere que los modos de organización del trabajo para hombres y mujeres deben permitir la conciliación con las responsabilidades familiares, incluidas las horas de trabajo decentes para todos, trabajo parcial de calidad y otras condiciones de trabajo favorables a la familia.
  • Al respecto, la Ley Federal del Trabajo establece en el artículo 132 que el permiso, la licencia o la incapacidad por paternidad es únicamente de cinco días sin goce de sueldo para los hombres trabajadores.

Aumentar la baja paternal es importante para que los padres se impliquen en la crianza y acompañen a la madre en un periodo tan intenso y agotador como es el puerperio.- Esther Vivas, Periodista, socióloga y escritora

La OIT además recomienda proporcionar servicios de cuidado de niños y niñas, y otros servicios e infraestructuras familiares, asequibles y de calidad; y el aligeramiento de la carga de las responsabilidades familiares y del hogar a través de la provisión de transporte público y de servicios de agua y energía, que “disminuyen el trabajo de cuidados”.

  • En México existe el programa social Apoyo para el Bienestar de las Niñas y Niños, Hijos de Madres Trabajadoras, pero es insuficiente ya que brinda apoyos económicos limitados y no cubre todas las necesidades de la maternidad.
  • La ayuda aplica únicamente para madres, padres solteros de un niño o niña de un año hasta un día antes de cumplir cuatro años, o en el caso de niños o niñas con discapacidad, de un año hasta un día antes de cumplir los seis años y nada más.

“La maternidad es una experiencia que comparte una serie de sentimientos que son universales, como es la soledad, la culpa, y al mismo tiempo hay una serie de desigualdades y discriminaciones que también nos atraviesan como madres que tienen un patrón universal, entre ellas las licencias de maternidad tan cortas.

“Por suerte, las cosas comienzan a cambiar. Los nuevos feminismos han sacado del armario una serie de temas incómodos y la maternidad es uno de ellos (…) Ser madre no debería significar criar en solitario, quedarse encerrada en casa o renunciar a otros ámbitos de nuestra vida, y ser feminista no tendría que conllevar un menosprecio o una indiferencia respecto al hecho de ser mamá”, cuestiona la periodista.

Maternidad y pandemia

Para Rebeca Dávila, de 36 años, mamá y project manager, el principal reto de combinar el trabajo a distancia con sus actividades cotidianas residió en “definir los espacios laborales dentro de casa”, ya que “es muy difícil involucrarse con las tareas escolares de los hijos, las de casa y las laborales, así como establecer los límites laborales”.

Ahora sus jornadas laborales aumentaron dos horas más.

Asimismo, Rebeca indica que no se siente respaldada legalmente como madre trabajadora, pues “el cuidado de los hijos realmente no se tiene observado como un trabajo que consume horas de vida”.

  • El caso de Rebeca es la constante en México y el mundo. A un año de iniciada la pandemia, el Fondo Monetario Internacional (FMI) reveló en su reporte COVID-19: Mamás en situación de emergencia, que la pandemia agravó la desigualdad de género y la falta de empleo para las madres trabajadoras.
  • Lo anterior, al observar que el cierre de colegios y guarderías obligó a muchas de ellas a dejar su trabajo o reducir su jornada laboral.

“En pocas palabras, en el ámbito laboral, las mujeres con niños pequeños han sido una de las principales víctimas del cese de la actividad económica”, concluyó el FMI.

El FMI alertó que una de las principales víctimas del cese de la actividad económica durante la pandemia de COVID-19 han sido las madres con niños pequeños por el cierre de colegios y guarderías

En México, el camino para construir políticas públicas que cubran las necesidades de las distintas maternidades aún es largo, pero atender las principales deficiencias es un primer paso para contribuir al bienestar general./Agencias-PUNTOPORPUNTO

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