El deterioro del sistema de salud en México – en el anhelo por tener el servicio médico de Dinamarca – no solo ha incrementado el gasto en la compra de medicinas para los mexicanos, sino también redujo la esperanza de vida de 84 a 75 años, de ahí que nuestro país sea una de las naciones – miembro de la OCDE – donde las personas viven menos.
- Pese a estos datos, casi 6 de cada 10 mexicanos dice estar satisfecho con la atención médica de clínicas y hospitales, a la que califican de buena calidad; sin embargo, la excelencia del servicio médico mexicano está por debajo del promedio que es del 64%.
- También, el informe “Panorama de Salud 2025” – realizado por la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) – reveló que por cada mil mexicanos hay 2.7 médicos y 3 enfermeras para atenderlos, cuando en otros países el promedio es de 3.9 y 9.2 trabajadores de la salud.
¿Cuánto gastan los mexicanos en medicamentos?
Ante la problemática por el desabasto de medicinas en clínicas y hospitales del país, en los hogares mexicanos se incrementó hasta en 60% el gasto en la compra de medicamentos, siendo uno de los porcentajes más altos de los países de la OCDE, junto a Eslovaquia y Polonia.
- Tan solo durante el 2024, un mexicano habría gastado un total de 29 mil 34 pesos (mil 588 dólares) únicamente para la compra de medicinas e insumos médicos, precisa el informe de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos.
Asimismo, el documento precisa que los mexicanos dedican el 3.6% del gasto total en medicamentos a la prevención de la salud, tal como consultas médicas y tratamientos contra la diabetes y cáncer; siendo una de las proporciones más altas junto a Eslovaquia y Polonia.
¿Qué enfermedades dañan más la salud de los mexicanos?
Pese a que México figura entre los países con más de 400 muertes prevenibles por cada 100 mil habitantes – junto con Letonia, Colombia, Rumania, Brasil y Sudáfrica – enfermedades como la diabetes, el tabaquismo, consumo de alcohol.
- Así como la falta de ejercicio y hasta la mala calidad del aire; son las principales enfermedades y padecimientos que aquejan la salud de los mexicanos, a la vez que las muertes por infartos y enfermedades cardíacas aumentaron en 30%.
- En contraste México presenta una de las menores diferencias entre hombres y mujeres en mortalidad por cáncer – junto a países como Islandia y Suecia – sin embargo, esta disparidad podría deberse a las desigualdades en detección o atención de la enfermedad.
Tan solo en nuestro país únicamente el 20% de las mujeres se sometieron a pruebas de detección contra el cáncer de mama, un porcentaje por debajo del promedio de la OCDE que es del 55%.
Datos:
- En 2023, México tuvo más de 250 muertes por enfermedades cardíacas por cada 100 mil habitantes.
- La mortalidad hospitalaria a los 30 días fue del 22.6% tras un infarto y del 17% después de un accidente cerebrovascular, frente a promedios en otros países del 6.5% y el 7.7%.
- Los mexicanos destinan el 3.6% del gasto total de medicamentos a la prevención de enfermedades, un porcentaje mayor al promedio de la OCDE que es del 3.4%.
México tiene al menos 14% de adultos con diabetes, una de las tasas más altas de la OCDE, junto con Costa Rica, Turquía y Chile.
Enfermedades que afectan dañan más a los mexicanos:
La prevalencia del tabaquismo diario en México es del 8.5%, siendo inferior al promedio de la OCDE que es del 14.8%.
En nuestro país, el consumo de alcohol en México fue del 6.2 litros – un porcentaje menor – frente al 8.5 litros que consumen en otras naciones, sin embargo, en nuestro país el consumo de alcohol aumentó en más de 2 litros en la última década.
- El 28% de los adultos no realiza suficiente actividad física, ligeramente por debajo del promedio de la OCDE (30%).
Las personas en México estuvieron expuestas a 14.4 microgramos de partículas contaminantes (PM2.5) por metro cúbico, más que el promedio de la OCDE que fue del 11.2.
En seis años, mexicanos duplicaron su gasto en medicinas
Entre 2018 y 2024, los hogares en México aumentaron 41.4% su gasto en salud, principalmente en medicamentos, reporta México Evalúa tras un análisis de los resultados de la medición de pobreza en México donde destacó el aumento de personas con accesos a servicios de salud pública, aunque no redujo el gasto del bolsillo de los hogares.
El dinero que destinan los hogares para cubrir sus necesidades médicas se incrementó 41.4% en el periodo de 2018 a 2024, considerando la inflación.
En la publicación se da cuenta de que el gasto en medicinas creció 116%, pasando de 222 pesos por trimestre en 2018 a 480 pesos en 2024.
Su participación en el gasto total en salud subió del 19% al 30%, y este incremento se explica en gran parte por el desabasto de fármacos en hospitales públicos.
“Buena parte del incremento en el gasto de medicamentos se debe a su desabasto en hospitales públicos”, señala el informe.
- Desde 2018, el suministro de medicinas en instituciones públicas cambió al centralizarse la compra en la Secretaría de Hacienda y Salud.
- A pesar de proyectos como la Megafarmacia del Bienestar en 2023 y el programa Salud Casa por Casa en 2025, el problema continúa.
El informe también destaca el aumento de la automedicación, ya que “16 millones de personas se auto recetaron en 2024, mientras que en 2018 fueron 9.6 millones.
- Esta tendencia refleja el mal desempeño del sistema de salud público, pues las personas recurren a la automedicación cuando los tiempos para recibir atención son muy extensos, no hay clínicas cercanas a su domicilio, tienen poca confianza en las instituciones de salud o porque saben que no hay medicamentos en los hospitales públicos”.
El gasto en medicamentos se concentra cada vez más en enfermedades graves y comunes
“El principal desembolso es para medicamentos contra la presión arterial, seguido de antibióticos para infecciones y fármacos para la diabetes. Entre 2018 y 2024, estos tres rubros registraron aumentos reales de 242.3%, 37.1% y 261% respectivamente”.
Incluso los fármacos para padecimientos cotidianos, como dolores de cabeza y fiebre, han registrado un incremento de 333% en seis años. Esto los convierte en uno de los cinco principales conceptos de gasto de bolsillo de los hogares.
El problema no solo afecta a quienes carecen de seguridad social.
“Independientemente si los hogares están o no afiliados a un sistema de salud, deben asumir cada vez más los gastos para medicinas, ya sea por desabasto o porque no hay acceso directo”.
Por ejemplo, los hogares afiliados al IMSS gastan 365 pesos por trimestre en medicamentos, un aumento real de 98% respecto a 2018.
- En el caso del ISSSTE, el gasto asciende a 607 pesos, un incremento de 80% y los hogares sin seguridad social destinan 554 pesos, un aumento de 141%, el mayor crecimiento observado. México Evalúa concluye que esta situación genera un “doble gasto” para muchas familias.
Primero, se descuenta una proporción de sus salarios para garantizar acceso a los servicios de salud, después, al no haber citas ni medicamentos, los hogares deben asumir bajo su salario reducido los costos en atención y medicinas.
Así, expuso, la falta de suministro y la atención limitada en centros públicos obligan a las familias a gastar de su propio bolsillo y, en muchos casos, automedicarse, afectando la economía familiar.
¿Por qué México paga más que India por medicinas de patente?
México paga demasiado por los medicamentos de patente. Ojo: hablo de medicinas de patente, no de genéricos o similares. No es una afirmación ligera: está respaldada por comparaciones internacionales que muestran que el país se ubica entre los más caros del mundo en ventas al consumidor final.
Lo sorprendente no es sólo el precio absoluto, sino la paradoja. Se trata de un país con ingresos medios, con un sistema de salud débil y fragmentado, donde millones de familias dependen del gasto directo del consumidor final. Aun así, paga como si se tratara de una economía desarrollada. La pregunta inevitable es: ¿cómo ocurrió esto?
- El acuerdo sobre los Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual relacionados con el Comercio (ADPIC o TRIPS, por sus siglas en inglés) se suele citar como punto de partida. Todos los países miembros de la Organización Mundial del Comercio lo firmaron.
En teoría, el objetivo era proteger la innovación, en particular la investigación farmacéutica. Pero la aplicación de estas reglas ha sido desigual. India es el ejemplo más claro de cómo usar las llamadas “flexibilidades” de TRIPS. Allí, el Estado creó la National Pharmaceutical Pricing Authority (NPPA) y aplicó el Drug Price Control Order (DPCO), lo que se tradujo en techos de precios para cientos de medicamentos esenciales.
- El contraste con México es radical. Aquí las licencias obligatorias son casi inexistentes. No hay autoridad que fije precios máximos. La Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) se centra en la seguridad y eficacia de los medicamentos, pero no en lo que cuestan.
El resultado es un mercado oligopólico donde las farmacéuticas multinacionales marcan la pauta y donde las farmacias privadas se convierten en el canal principal. El Estado compra caro y, peor aún, el consumidor paga todavía más caro.
México carece de estas herramientas. Y, por si fuera poco, el sistema público de salud no garantiza abasto continuo ni calidad uniforme. ¿De qué sirve que el medicamento sea “gratuito” en un hospital si no está disponible, si llega tarde o si la calidad es cuestionable?
- El gasto directo del consumidor final se dispara. En México puede representar hasta 40 % del gasto total en salud, muy por encima de lo que ocurre en países con sistemas universales. Este gasto se vuelve catastrófico cuando absorbe una tercera parte o más del ingreso familiar. Ocurre con frecuencia: familias que deben hipotecar bienes, vender activos o abandonar tratamientos porque no alcanzan a pagar medicinas de patente.
Lo paradójico es que India, con menor ingreso per cápita, logra ofrecer precios mucho más bajos. ¿Cómo? Aprovechando su capacidad de manufactura y aplicando regulación activa. México combina lo peor de los mundos: no regula, no produce lo suficiente, no negocia y tolera mercados opacos.
- Los debates éticos han subrayado que el acceso a medicamentos esenciales es parte del derecho humano a la salud. Sin embargo, México parece haber optado por proteger intereses comerciales por encima de ese derecho.esabasto.
- La comparación entre México e India es reveladora. Ambos países pertenecen al grupo de economías emergentes. Ambos enfrentan desigualdades profundas en acceso a la salud. Sin embargo, los caminos regulatorios que eligieron los han llevado a resultados opuestos.
India se convirtió en una potencia farmacéutica mundial. México, en cambio, se consolidó como uno de los mercados más caros de América Latina. ¿Por qué la diferencia?
El punto clave es la regulación. En India, la National Pharmaceutical Pricing Authority (NPPA) tiene facultades claras para fijar precios máximos de medicamentos esenciales. El instrumento es el Drug Price Control Order (DPCO). Esta normativa establece un techo a los precios de miles de presentaciones farmacéuticas. No es una recomendación ni un acuerdo de buenas intenciones: es un mandato legal con sanciones en caso de incumplimiento, que se aplican con rigor.
- En México no existe nada parecido. La Cofepris regula el ingreso de medicamentos al mercado, pero no interviene en lo que el consumidor paga en la farmacia. Los precios se fijan por lógica de mercado y las farmacéuticas tienen un margen de acción casi absoluto. El Estado no fija techos y rara vez interviene en la discusión sobre asequibilidad.
La India también ha aplicado licencias obligatorias. Bajo las reglas de ADPIC, los países pueden autorizar que un laboratorio nacional produzca un medicamento patentado sin el consentimiento del titular cuando hay una emergencia de salud pública. India lo hizo. México, en contraste, ha sido renuente a utilizar esta herramienta. Las licencias obligatorias prácticamente no existen en la historia reciente en el país.
Otra diferencia es la estrategia industrial. India incentivó la creación de un ecosistema de laboratorios nacionales con capacidad de producir a gran escala. El resultado es que hoy exporta medicamentos a decenas de países y se le conoce como “la farmacia del mundo”.
- México, en cambio, no construyó una industria farmacéutica nacional fuerte. La mayoría de los medicamentos de patente son importados o producidos bajo licencia de multinacionales. Esto se traduce en dependencia tecnológica y en una capacidad negociadora mínima.
El impacto en los precios es directo. En India, un tratamiento de patente suele costar una fracción de lo que cuesta en México. Los datos disponibles muestran que la diferencia en costos de manufactura entre India y otros mercados regulados es significativa. Y, aun así, el gobierno indio no deja que el precio final se dispare: el DPCO mantiene bajo control las presentaciones incluidas en su lista prioritaria.
- En México el gasto se traslada al bolsillo del paciente. No hay subsidios efectivos ni límites regulatorios. El sistema público sufre desabasto crónico, por lo que muchas familias terminan en farmacias privadas. Allí enfrentan precios comparables a los de países ricos, pero con salarios de economía media. Este gasto catastrófico golpea a los hogares de menores ingresos.
El contraste también aparece en la narrativa política. En India las decisiones sobre patentes y precios se justifican en términos de interés público y derecho a la salud. En México, en cambio, el discurso oficial suele centrarse en la “competencia del mercado” y en la “atracción de inversión extranjera”. La diferencia conceptual es crucial: en un país se prioriza la salud, en el otro se priorizan las reglas de mercado.
Hay que decirlo con claridad: India demostró que un país en desarrollo puede resistir la presión de las farmacéuticas internacionales y aplicar políticas de acceso. México, en cambio, ha permitido que la regulación se capture y que el consumidor pague las consecuencias. El caso de la India es paradigmático de cómo se puede lograr el equilibrio entre patentes y derecho a la salud, pero exige voluntad política. En México esa voluntad ha estado ausente.
El resultado práctico es que India, con un ingreso per cápita mucho menor, garantiza medicinas más baratas a su población. México, con mayores recursos relativos, obliga a sus ciudadanos a pagar precios desproporcionados. Es un contrasentido económico y ético.
- En síntesis: India regula, produce y exporta. México no regula, depende e importa. La brecha no es inevitable. Es el resultado de decisiones políticas. Y esas decisiones definen quién accede a un tratamiento y quién queda fuera.
Por fortuna, esa política pública mexicana que viene de varias administraciones atrás es reversible. Y el Estado puede decir basta./Agencias-PUNTOporPUNTO
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