MÉXICO ha caído 24 lugares en índice ENVIRONMENTAL que mide las “ACCIONES” AMBIENTALES

El Gobierno, se envió el Presupuesto de Egresos de la Federación 2026 para que los diputados puedan analizarlo, discutirlo y aprobarlo. Ahí se verá si México transforma su falso querer en un amor real o se continúa con la gran simulación de contar los pesos dedicados a deforestar la selva maya como si fueran para proteger los ecosistemas.

Mientras el mundo despliega intenciones y promesas para enfrentar la emergencia climática, México cayó al puesto 97 de 180 países en el Índice de Desempeño Ambiental (EPI), una baja de 24 posiciones en solo dos años, y ocupa el lugar 26 en América Latina, detrás de naciones como Costa Rica, Brasil o Colombia.

  • El informe, elaborado por la Universidad de Yale, no solo destaca los avances en gestión de aguas residuales o control de contaminación, sino también los retos estructurales que frenan el progreso, como la calidad del aire.
  • De ahí que México tiene el puesto 114 a nivel internacional o la gestión de residuos sólidos, qie se ubica en el 127. América Latina y el Caribe registra las peores cifras regionales en este rubro.
  • El informe detalla que la posición de México se debe principalmente a que se tiene una alta dependencia de combustibles sucios y una débil aplicación de las regulaciones ambientales.

Aunque el país ha logrado avances en temas de biodiversidad y hábitats, resalta el EPI, muchos aún no han logrado proteger una fracción significativa de especies o hábitats importantes.

“Muchos países no informan regularmente sus datos a los organismos internacionales, incluido México, y la falta de mediciones y definiciones estandarizadas dificulta la comparabilidad. Esto resalta la necesidad de mejorar los sistemas de recopilación y estandarización de datos en este ámbito”, destaca el informe del índice de la Universidad de Yale.

  • Mario Rodríguez, investigador de la World Justice Project, explicó que los desafíos en materia medioambiental en México se agravan dada la debilidad del Estado de Derecho en el país, ya que este es reconocido como un elemento fundamental para la protección del medio ambiente en el mundo.
  • “A pesar de contar con un marco legal que en papel protege al medio ambiente, en México existe una brecha entre las leyes ambientales y la práctica. Esto es importante, ya que un ecosistema sano es un pilar de la sociedad y el soporte de la economía, y sin este, no podríamos sobrevivir”, indicó Rodríguez.

Por su parte, el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) comenta que también es imperativo fomentar una cultura ambiental que, a través de programas y políticas, cultive conocimientos, valores y acciones para la conservación de la naturaleza y comportamientos proambientales a nivel individual y colectivo (personas, comunidades y empresas).

  • La WWF añade que México se encuentra en un parteaguas para redirigir esfuerzos estratégicos al más alto nivel, al cambiar la tendencia de deterioro actual y transitar a un superávit de naturaleza positiva con soluciones basadas en la naturaleza, bien diseñadas, pueden contribuir a abordar el cambio climático y la pérdida de biodiversidad, además de empoderar a los pueblos indígenas y las comunidades locales en el cuidado y uso sustentable de la naturaleza como sostén de sus medios de vida.

El Índice de Desempeño Ambiental fue creado en 2022 por la Universidad de Yale para medir el avance de 180 países en mitigación del cambio climático, salud ambiental y vitalidad de los ecosistemas. Su objetivo es proporcionar una herramienta empírica y basada en datos que sirva para el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, el Acuerdo de París y el Marco Mundial de Biodiversidad Kunming-Montreal.

El reporte indica que, aunque algunos países han mostrado políticas ambiciosas y logros notables, el progreso global sigue siendo insuficiente para enfrentar la crisis ambiental. Las intenciones de gobiernos y empresas de mitigar el cambio climático se ven limitadas por la dependencia de la economía mundial a los combustibles fósiles, responsables de la contaminación del aire y el agua, la acidificación de los océanos y el aumento de los gases de efecto invernadero en la atmósfera.

Gran simulación de los presupuestos en México contra el Cambio Climático

En política, el lenguaje del amor se habla en los presupuestos y, sobre el papel, México está cada año más enamorado de los programas para combatir y adaptarse al cambio climático. Este campo ha pasado de 61.000 millones de pesos en 2018 a más de 200.000 en el último año. Pero al entrar al detalle se descubre que es un falso amor:

  • En realidad solo tres de cada 10 pesos acaban realmente en programas y acciones enfocadas a la mitigación de los efectos del calentamiento global, mientras el resto va a las redes de gas natural de Comisión Federal de la Electricidad (CFE) o acaba en las manos de los militares para que sigan construyendo el Tren Maya.
  • De 2019 a la fecha, México ha presumido dedicar un total de 820.000 millones de pesos a Recursos para la Adaptación y Mitigación de los Efectos del Cambio Climático. Pero de estos, 575.000 fueron para proyectos que, en lugar de ayudar, han agravado la situación climática del país. Una gran simulación activa desde hace más de una década.

Los anexos transversales del presupuesto de México se crearon en 2012 para identificar y contar los programas y dineros que comparten un tema prioritario común. Actualmente, hay 11 denominaciones, que incluyen pueblos indígenas, prevención de delitos, igualdad entre hombres y mujeres, detección de corrupción. Recursos para la adaptación y mitigación de los efectos del cambio climático, existe desde el ejercicio fiscal de 2013.

“Este es un instrumento que tiene como objetivo identificar y cuantificar cuántos recursos se destinan a medidas para la mitigación y adaptación al cambio climático e involucra a diferentes autoridades, no solo la Secretaría de Bienestar, sino también a la de Salud, Bienestar, Pemex y CFE”, explica Iván Benumea, coordinador del programa de Justicia Fiscal de la organización Fundar.

Para decidir si un programa entra o no en este anexo se debe seguir una metodología para que las instituciones analicen si una parte de su presupuesto está combatiendo el cambio climático.

  • Básicamente, es un sistema de autoadscripción, en el que, si la Comisión Federal de Electricidad piensa que su servicio de gas natural está dando la batalla contra el calentamiento global, entonces se cuenta dentro.

Esto lleva a que haya proyectos contraintuitivos entre las decenas de miles de millones de pesos que México dice dedicar a este campo.

  • En 2024, año récord con 233.000 millones de pesos en este anexo, 34.000 se los llevó el Servicio de Gas Natural de la CFE y 125.000 fueron a la Secretaría de la Defensa Nacional para que construir el Tren Maya. Es decir, el 68% del monto total fue para un servicio que usa un hidrocarburo para producir energía y un megaproyecto que se saltó las leyes ambientales y tuvo enormes problemas de contaminación como deforestación, daños a sistemas de cuevas y cenotes y alteración de ecosistemas.
  • Lo mismo ocurrió en 2025—el Servicio de Gas Natural de CFE, la Sedena con el Tren Maya y la Secretaría de Infraestructura y Comunicaciones y Transportes con carreteras y ferrocarriles se llevaron el 58% de 205.000 millones — y 2023— un 63% de 187.000 millones fueron, de nuevo, para el Servicio de Gas Natural y de nuevo para el Tren Maya. En 2022, 2021 y 2020 siete de cada diez pesos fueron otra vez para el gas natural.

“Es un proceso confuso en el que, por ejemplo, si la CFE determina que el transporte de gas natural, que es un hidrocarburo pero menos contaminante que otros, tiene alguna relación con la lucha con el cambio climático, entonces deciden clasificarlo así”, dice Benumea.

  • Ese 70% dedicado principalmente a CFE y Tren Maya es la parte del león, ya que un análisis de los montos más pequeños arroja programas no relacionados que, en el mejor de los casos, no tienen nada que ver con la lucha contra el cambio climático y, en el peor, directamente lo agravan. Es el caso de varios rubros de las empresas estatales Liconsa y Diconsa para el abasto rural de leche y los programas de fomento ganadero.

Pero esta situación no es nueva ni exclusiva de las administraciones de Morena. El informe Evaluación Estratégica del Programa Especial de Cambio Climático 2014-2018, realizado por el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático, concluyó que “no se identificaron procesos de planeación y coordinación interinstitucional que aseguren la variable climática, ni de qué manera los recursos asignados contribuyen a la mitigación o la adaptación para el cambio climático”.

  • “Definitivamente el presupuesto para Cambio Climático debería construirse de manera más seria, más técnica, y eso implica excluir dentro de estos instrumentos a proyectos que no tienen una relación profunda con el cambio climático”, reflexiona Benumea, “pero es un instrumento que tiene mucho potencial para que este problema comience a ser integrado en las planeaciones presupuestarias del Estado”.

El Gobierno, se envió el Presupuesto de Egresos de la Federación 2026 para que los diputados puedan analizarlo, discutirlo y aprobarlo. Ahí se verá si México transforma su falso querer en un amor real o se continúa con la gran simulación de contar los pesos dedicados a deforestar la selva maya como si fueran para proteger los ecosistemas.

Los retos del presupuesto para la crisis climática

En los últimos años, la Federación ha incorporado la perspectiva climática dentro del presupuesto público. Desde 2013, se incluye en el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) el Anexo Transversal nombrado “Recursos para la adaptación y mitigación de los efectos del Cambio Climático” (AT-CC), con el objetivo de presentar los recursos destinados a combatir el cambio climático.

  • Para 2025 se previó una asignación de alrededor de 205 mil 386.72 millones de pesos distribuidos en 60 programas presupuestarios que forman parte del AT-CC.

A primera vista, esto podría parecer una gran noticia, sin embargo, aún persisten serios problemas en la forma en que se planea, distribuye y utiliza este dinero. A continuación, se presentan tres grandes áreas en las que el presupuesto climático mexicano sigue enfrentando retos importantes.

Gastos que no tienen relación con Cambio Climático

Sin duda, el problema más grande cuando se habla del AT-CC es que una parte considerable del dinero etiquetado como “presupuesto climático” en realidad no está vinculado directamente con acciones que mitiguen el cambio climático o ayuden a la adaptación de sus efectos.

Por ejemplo, en 2025 el 93.4 por ciento del presupuesto del Anexo Transversal de Cambio Climático se concentró en 10 programas, de los cuales sólo dos tienen relación directa con los objetivos de adaptación y mitigación, a saber, el FONDEN (9.1 por ciento), el programa para atención de desastres naturales.

  • Los otros nueve principales proyectos, entre los que se encuentran las Provisiones para el desarrollo de trenes de pasajeros y de carga; Provisiones para la construcción y fortalecimiento de infraestructura.
  • Servicio de transporte de gas natural y el de Reconstrucción y Conservación de Carreteras, absorben en conjunto el 84.3 por ciento del AT-CC, pero sus objetivos no están claramente vinculados con el combate al cambio climático.
  • El caso más grave continúa siendo que se considere al mal llamado gas natural como recursos que contribuirán a combatir el cambio climático, pues este programa a cargo de la CFE absorbe el 16.6 por ciento del AT-CC.

También, es problemático que se catalogue sin ofrecer explicaciones el gasto en infraestructura, pues este no necesariamente ayuda a reducir emisiones o proteger a comunidades vulnerables de sus efectos.

De esta forma, aunque las cifras generales parezcan altas, el impacto real para atender los impactos del cambio climático y la protección medioambiental es mucho menor al que debería ser.

Falta de transparencia y claridad en su distribución

Otro problema es la falta de transparencia y claridad con la que se distribuye el presupuesto.

  • Si bien, se tiene conocimiento de los programas a los cuales se les destinan fondos, no siempre es evidente cuánto dinero se destina a acciones de mitigación, como pueden ser las energías limpias, y cuánto a adaptación, como la protección de ecosistemas o las comunidades vulnerables ante fenómenos extremos.

Es decir, existe una falta de desglose en los datos que dificulta evaluar si los recursos están bien enfocados.

El presupuesto no se destina a programas que sí es para Cambio Climático

A pesar de los ejemplos anteriores, un aspecto positivo del AT-CC es que realmente incorpora programas presupuestarios alineados con el combate al cambio climático. Sin embargo, muchos de estos programas no reciben los recursos que requieren.

  • En 2025, el Programa de Protección Forestal únicamente representó el 0.7 por ciento del AT-CC; Gestión integral y sustentable del agua significó el 0.6 por ciento; los programas de Investigación en Cambio Climático, Sustentabilidad y Crecimiento Verde, Fondo de Prevención de Desastres Naturales (FOPREDEN).
  • Así como el Programa para la Protección y Restauración de Ecosistemas y Especies Prioritarias representaron únicamente el 0.1 por ciento.
  • Aunque México ha dado pasos importantes al incluir el cambio climático en su política presupuestal, aún queda mucho por hacer para lograr que el presupuesto contribuya significativamente hacia la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero o la protección de las personas más vulnerables ante los efectos del cambio climático.

Si queremos que el presupuesto para los siguientes años tenga un impacto real en cuanto a la mitigación y adaptación del cambio climático es urgente dejar de considerar aquellos programas que no contribuyen de manera directa a este objetivo, de forma que las cifras destinadas a ello no estén infladas.

Por otro lado, es necesario mejorar la transparencia en la asignación, que permita realizar análisis más detallados sobre el paradero del presupuesto. Las autoridades podrían ofrecer más explicaciones sobre lo que consideran presupuesto para el cambio climático, y diferenciar entre el presupuesto específico destinado en medidas de mitigación de aquel relacionado con la adaptación al cambio climático. Sin esto, es imposible mejorar el uso de estos recursos o saber si realmente están cumpliendo su objetivo.

Por último, los recursos deben llegar a aquellos programas que realmente tienen un impacto directo en la lucha contra el cambio climático. Sólo así podremos enfrentar de forma efectiva uno de los desafíos más grandes de nuestro tiempo.

México necesita 13.6 bdp para mitigar el cambio climático

México requiere 1.7 billones de pesos anuales para cumplir con sus compromisos de mitigación y adaptación al cambio climático, aseguró María del Carmen Bonilla Rodríguez, titular de la Unidad de Crédito Público y encargada de Asuntos Internacionales de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP).

  • Durante su participación en la Cátedra SHCP 2025 organizada por la Facultad de Economía de la UNAM en mayo pasado, Bonilla Rodríguez estimó que para 2030, el financiamiento necesario ascenderá a 13.6 billones de pesos.
  • En su ponencia titulada Deuda Pública y Desarrollo Sostenible, la funcionaria explicó que México ha desarrollado una Estrategia de Movilización de Financiamiento Sostenible que vincula el presupuesto de egresos con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

Para 2025, el 84.5% del presupuesto federal estará alineado con al menos uno de estos objetivos, entre ellos salud, educación, reforestación y agua.

  • Bonilla también destacó el uso de instrumentos financieros innovadores como los Bonos ODS y los bonos catastróficos, los cuales permiten financiar proyectos con impacto ambiental y social.

La funcionaria destacó que nuestra nación también participa en la Plataforma Regional de Cambio Climático de Ministerios de Hacienda, Economía y Finanzas de Latinoamérica, con el apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo, y es líder del Grupo de Trabajo de Gestión de Deuda y Financiamiento Verde.

Buenas prácticas

  • Además, ha intercambiado experiencias en la estructuración de instrumentos temáticos con Honduras, Guatemala, Colombia, Brasil, entre otros, y ha sido reconocida internacionalmente con 10 premios por las buenas prácticas en instrumentos temáticos.
  • Bonilla Rodríguez subrayó que hay bonos para implementar acciones transversales como la inclusión de las mujeres en la fuerza laboral.
  • Sobre el panorama fiscal, Bonilla informó que, hasta marzo de 2025, la deuda pública nacional representa el 49.2% del PIB, una reducción respecto al 51.4% registrado el año anterior. De esta cifra, el 12.9% corresponde a deuda externa y el 36.3% a interna.

Comparativamente, la deuda de México es menor que la de países como Corea (56.6%), España (109.5%) y Canadá (105.1%). /PUNTOporPUNTO

Documento Íntegro a Continuación:

https://epi.yale.edu/downloads/2024-epi-report-20250106.pdf

Recibe nuestro boletín informativo, suscríbete usando el formulario