- México está enfrentando una tragedia ambiental. Ejemplo de ello es que cada año está perdiendo más de 155 mil hectáreas de cobertura forestal, además de que hay sitios contaminados donde vive la gente y son denominados infiernos ambientales, como la presa del Ahogado en Jalisco o el río Sonora, alertó la secretaria de Medio Ambiente, Alicia Bárcena.
- Agregó que el desafío es enorme porque deben restaurar, remediar y conservar, además de pensar en desarrollar, crecer e igualar con un enfoque de justicia social.
- Durante la inauguración del coloquio internacional Perspectivas de la Ecología en América Latina en la UNAM, la titular de la Secretaría de Medio Ambiente señaló que todos los días llegan solicitudes de permisos ambientales de cinco o seis familias que son los dueños del turismo o de la minería en México, y eso es la cultura de los privilegios que estamos buscando combatir porque hay una concentración del ingreso en el país.
Aunque no será fácil luchar contra ellos, apuntó que su objetivo es vencer las asimetrías y rescatar los derechos de las comunidades que han sido despojadas.
Nuestro país ha sufrido un proceso de transformación en la que hoy día la premisa fundamental de la política ecológica del gobierno es que no puede existir mejora ambiental sin justicia social, es una nueva forma de política y ese cambio es muy complejo no es de un día para otro, requiere de la participación de todos los científicos para lograr esta política ecológica y ambiental humanista, subrayó la funcionaria.
- Por ello, añadió que la dependencia a su cargo se propuso restaurar 50 sitios altamente deteriorados, reforestar por lo menos 100 mil hectáreas de bosques y 100 mil hectáreas de manglares porque tenemos un país con 12 mil kilómetros de costas y nos hemos dedicado a destruir los manglares.
- Por su parte, el rector de la UNAM, Leonardo Lomelí, apuntó que en la región de América Latina suceden, al menos, una cuarta parte del total de los conflictos socioambientales a nivel mundial, de los cuales una gran parte están asociados a megaproyectos extractivos en territorios indígenas o en entornos ecológicos sensibles.
Afirmó que la ciencia no puede permanecer indiferente ante la injusticia y que América Latina y el Caribe no son sólo testigos, sino protagonistas activos y conscientes del futuro ecológico del planeta.
Entre los asistentes al coloquio estuvo la profesora emérita del departamento de Biología Celular de la universidad nacional, Annie Pardo, quien también es la mamá de la presidenta Sheinbaum.
México ha perdido 4.77 millones de hectáreas de bosque en dos décadas
Entre 2001 y 2023, México perdió 4.77 millones de hectáreas de cobertura forestal: una superficie mayor al territorio completo de países como Bélgica o dos veces el de El Salvador.
- Información de la Comisión Nacional Forestal (Conafor), fechada el pasado 7 de abril, revela que el promedio anual de deforestación bruta en el periodo es de 207 mil 665 hectáreas.
Sin embargo, en 2023 se registró una disminución del 11.4 por ciento con respecto de la media histórica, con 183 mil 882 hectáreas afectadas.
- De acuerdo con dos notas informativas –elaboradas por la Conafor para Diario Red–, el 73.2 por ciento de las tierras deforestadas se convirtió en pastizales para ganadería.
- Otro 22 por ciento transitó a la producción de agricultura intensiva, principalmente para la producción de aguacate, agave para tequila y mezcal, caña de azúcar, soya y palma. El restante 4.8 por ciento se vinculó a expansión urbana, turística e infraestructura.
El ingeniero agrónomo Sergio Humberto Graf Montero, hoy director general de la Conafor, advierte que esta deforestación bruta es “superficie forestal que pierde su cobertura de forma permanente; se origina por un cambio de uso de suelo de terrenos forestales a otro tipo de uso del suelo”.
- Las selvas cálido-húmedas concentraron el 42 por ciento de la pérdida forestal, seguidas por las selvas cálido-secas, con el 27 por ciento, y las sierras templado-frías, con el 17 por ciento, de acuerdo con uno de los documentos. Otras zonas sumaron el 14 por ciento restante.
- En entrevista, Graf Montero detalla que el panorama de la deforestación en México “está distribuido en diferentes tipos de ecosistemas, que van desde los matorrales hasta las selvas altas perennifolias en el sureste, pasando por los bosques de coníferas, bosques de encino, selvas bajas caducifolias y manglares”.
Por estados de la República, de nuevo resaltan los del Sureste mexicano: Yucatán, Campeche, Tabasco y Quintana Roo. También, los de regiones del Bajío, el Pacífico, el Golfo y el Noroeste, como Jalisco, Michoacán, Sinaloa, Veracruz, y Coahuila.
De hecho, “más o menos el 68 por ciento de la deforestación la tenemos en nueve estados de la República”, advierte el servidor público, quien es maestro en Desarrollo Rural y Forestaría Social por la Escuela Nacional de Agronomía Tropical de Montpellier, Francia.
Privatización facilita deforestación
- De acuerdo con los Indicadores Básicos de la Propiedad Social, del Registro Agrario Nacional (RAN), en el país se han certificado 29 mil 376 ejidos, con 5 millones 664 mil 841 parcelas en una superficie de 31 millones 202 mil 645 hectáreas. Han pasado a “dominio pleno” 344 mil 858 parcelas con 4 millones 064 mil 675 hectáreas en todo el país.
- La figura de “dominio pleno” es resultado de la reforma neoliberal al Artículo 27 de la Constitución mexicana que hace posible la disolución de la propiedad social. Es decir, legaliza la privatización de ejidos y comunidades agrarias, lo que ha generado acaparamiento de grandes extensiones de tierra y la aparición de nuevos terratenientes: empresarios y políticos.
Los estados con mayor porcentaje de superficie ejidal con “dominio pleno” son la Ciudad de México, con el 37.8 por ciento; Quintana Roo, con el 36.5 por ciento; Nuevo León, con el 28.6 por ciento; Baja California, con el 27.4 por ciento, y Sonora con el 26.8 por ciento.
- En los tres estados de la Península de Yucatán hay 227 mil hectáreas que han adquirido el rango de “dominio pleno”. En la correlación de datos, se observa que zonas que adquirieron este estatus terminaron deforestadas.
Graf Montero señala que no se han cuantificado las hectáreas que se deforestan luego de pasar al “dominio”.
- Sin embargo, “lo que sí vemos es que cuando un ejido pierde su condición de recurso común y se distribuye entre los individuos miembros, las transacciones se vuelven individuales y aumenta el riesgo de la deforestación”.
Incluso, con el dominio pleno, el ejidatario no necesariamente tiene que vender sus terrenos para que entren en procesos de deforestación. En los estados del Sureste, se ha vuelto común que los individuos arrienden sus parcelas a empresas de agricultura y ganadería industrial.
“Por supuesto, cuando hay debilidad en la organización social de los ejidos y comunidades, en lugares donde hay potencial para alguna actividad económica de producción agrícola o de desarrollo turístico e infraestructura, se facilita la deforestación”, explica Montero Graf.
Las tierras que pasan a “dominio pleno” no sólo son codiciadas por la industria inmobiliaria y de agricultura y ganadería intensiva.
- “Otro problema que vemos en muchas áreas forestales es la presencia del crimen”, advierte la doctora Leticia Merino Pérez, especialista en gobernanza forestal y desarrollo sustentable.
- “Cuando hay presencia del crimen, hay acaparamiento de derechos, debilitamiento, desaparición de las asambleas”, explica. Lo que sigue es arrasamiento de los de los bosques.
- Califica de “muy grave”, la situación de muchas comunidades forestales del país, aunque también reconoce una tradición de manejo, de organización y de producción sustentable en comunidades de varios estados de la República.
Pérdidas irreparables
Hablar de deforestación es referirse a territorios que no se repararán, porque perdieron toda su masa forestal. El término es distinto a “degradación forestal”, donde hay afectación que puede revertirse.
“No confundamos deforestación con degradación”, ataja el director de la Conafor. La primera implica cambio de uso de suelo, es decir, que el bosque transita a pastizal, de uso agrícola o urbano. Su pérdida es permanente. Mientras, la segunda ocurre cuando el terreno sigue siendo forestal pero pierde densidad, como ocurre cuando hay tala selectiva.
- Y es que las pérdidas reales resultan incalculables. En estos 22 años, México perdió superficie boscosa similar a la suma de los territorios de los estados de Quintana Roo y Morelos, de 4.8 millones hectáreas. Significa 3.5 veces el área de la Selva Lacandona, la selva más espesa del país, en el estado de Chiapas, o 5 mil 500 veces el parque de Chapultepec, el bosque más grande de América Latina ubicado dentro de una urbe.
- No se trata sólo de árboles. De acuerdo con la Comisión Nacional del Agua (Conagua) la cubierta forestal juega un papel preponderante en la captación de agua potable. De acuerdo con el informe Estadísticas del Agua en México 2023, una hectárea forestal capta alrededor de 4 mil metros cúbicos al año.
- En ese sentido, en 22 años México perdió la capacidad para almacenar cerca de 19 mil millones de metros cúbicos de agua anuales. Tal cantidad equivale al consumo de agua de 58 millones de personas durante 10 años, con uso promedio de 300 litros por día.
- Además, la pérdida de esa masa forestal implicó la liberación de alrededor de 715 millones de toneladas de dióxido de carbono (CO₂), es de decir, una cantidad similar a las emisiones anuales de 154 millones de autos.
- Lo anterior, si se considera que el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por su sigla en inglés), en su informe especial La captación y el almacenamiento de dióxido de carbono (2005) cifra en 150 toneladas la cantidad de CO₂ por hectárea de selvas tropicales.
Además, la deforestación se traduce en hábitat perdido para especies endémicas. De acuerdo con la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio), México alberga 12 mil especies únicas.
- Según el volumen “Biodiversidad que asombra” (2018) del boletín de la dependencia, Nuestro Ambiente, “con casi el 70 por ciento de la variedad de plantas y animales del mundo, México es no sólo por eso, sino por mucho más, quinto entre los 12 países megadiversos del mundo”.
Si, como considera la Conafor, en cada hectárea de selva hay alrededor de 500 árboles, la pérdida forestal de México en 22 años ronda 2 mil 400 millones de árboles.
La alarmante deforestación de la Selva Maya
La Selva Maya está desapareciendo a un ritmo brutal. Tan solo en 2024, la Península de Yucatán perdió 144,200 hectáreas de selva, lo que representó casi la mitad de toda la deforestación registrada en México ese año, según datos de Global Forest Watch.
De acuerdo con la organización Greenpeace documentó que la deforestación es impulsada por:
- Agroindustria: La apertura de enormes extensiones de terreno para el establecimiento de monocultivos como la soya, la palma africana o la caña de azúcar, y la apertura de potreros para la ganadería extensiva. Además, de la construcción de granjas porcícolas y avícolas que generan una gran cantidad de residuos y emisiones contaminantes.
- Turismo masivo: El desarrollo de enormes complejos turísticos, que demandan un gran volumen de recursos como agua y que generan desechos que no son tratados adecuadamente..
- Desproporcionado crecimiento inmobiliario: La expansión de las zonas urbanas y residenciales, muchas veces de forma ilegal.
- Obras de infraestructura: Proyectos como carreteras, puertos y trenes que requieren la remoción de vegetación y alteran las dinámicas ecológicas.
- Mega granjas porcícolas y avícolas: Factorías de carne a gran escala que en conjunto han deforestado más de 11 mil hectáreas de selva.
Cifras impactantes de la deforestación en la Península de Yucatán
- Pérdida diaria: Se perdieron 395 hectáreas de cobertura forestal cada día en la Península de Yucatán.
- Pérdida por hora: Equivalente a 16 hectáreas por hora, o la superficie de 21 estadios Azteca cada hora.
Desglose por estado:
- Campeche: 74,600 hectáreas deforestadas (35,000 de bosques primarios).
- Quintana Roo: 49,600 hectáreas deforestadas (16,000 de bosques primarios).
- Yucatán: 20,000 hectáreas deforestadas.
Consecuencias de la deforestación
La destrucción de la Selva Maya conlleva graves impactos como:
- Pérdida de biodiversidad
- Desplazamiento de comunidades y pérdida de sus medios de vida.
- Agotamiento y contaminación de cuerpos de agua.
- Emisión de gases de efecto invernadero que intensifican el cambio climático.
Tala clandestina y cambio climático amenazan los ecosistemas de Chiapas
- La tala clandestina y los incendios forestales continúan siendo dos de los principales problemas ambientales que enfrentan distintas regiones de Chiapas, advirtió Magdalena Torres Abarca, secretaria de Medio Ambiente e Historia Natural (SEMAHN).
- Señaló que, pese a los retos, ya se están tomando acciones firmes para combatir estos problemas por parte del gobierno estatal, donde se han obtenido resultados concretos.
- La funcionaria explicó que la tala ilegal ha causado un grave deterioro ambiental. No obstante, el gobierno de Eduardo Ramírez ha comenzado a implementar proyectos específicos para contener esta práctica, con el respaldo de diversas dependencias.
“Se están interviniendo los lugares donde ocurre la tala de árboles. Ya se han cerrado varios aserraderos ilegales en distintos puntos de Chiapas y se está trabajando en coordinación con la Fiscalía General del Estado y la Secretaría de Seguridad del Pueblo para detener a quienes incurren en este delito”, detalló.
Como parte de las acciones para recuperar los ecosistemas, Torres Abarca informó que se han iniciado campañas de reforestación en distintos municipios, y al menos en 12 de ellos ya se tienen programas en marcha. Uno de los casos es Tapachula, donde se busca embellecer y recuperar áreas verdes.
- La secretaria también destacó que el cambio climático ya impacta con fuerza en Chiapas, por lo que es urgente acelerar las medidas de mitigación, dado que el estado es uno de los principales pulmones del país.
- En cuanto al combate de incendios forestales, reconoció que aunque Chiapas llegó a estar entre los primeros lugares a nivel nacional, este año la situación ha mejorado.
- “Hemos bajado al lugar número 12 en incendios forestales, gracias al trabajo preventivo y a la coordinación con autoridades locales y brigadas comunitarias que están haciendo un buen trabajo”, abundó.
Destacó la importancia de conservar los bosques y selvas chiapanecas, al mencionar que Chiapas aporta el 35% del oxígeno que se respira en México, lo que obliga a redoblar esfuerzos para proteger el territorio estatal.
Finalmente, hizo un llamado a la ciudadanía a sumarse a estas tareas, evitar quemas agrícolas sin control y denunciar cualquier actividad sospechosa relacionada con la tala clandestina, pues recordó que la preservación del medio ambiente es tarea de todos.
Controla el crimen organizado la tala clandestina
La tala clandestina está asociada con grupos de la delincuencia organizada y aunque se desconoce la dimensión de la práctica ilegal, en la administración pasada, entre 2013-2018, se estimó que 70 por ciento del volumen de madera comercializada en el país fue producto de esta actividad, indica un reporte de la Comisión Nacional Forestal (Conafor).
- Al mismo tiempo, hay dependencia del país por las importaciones de productos forestales, lo que se refleja en que el déficit de la balanza comercial en este rubro va en ascenso, pues llegó a 8 mil 875 millones de dólares en 2022, casi 2 mil millones más que el año anterior.
- Esto indica el estado que guarda el sector forestal durante 2022, divulgado hace unos días, sin presentar datos más actualizados, y refiere que la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente tiene identificadas 122 áreas críticas en ilícitos forestales.
- La dependencia considera que la tala clandestina y el comercio ilegal se relacionan con las restricciones que enfrentan productores forestales para incorporarse al aprovechamiento de pequeños predios, donde la producción es poco rentable, hay litigios y conflictos agrarios así como con la presencia del crimen en el territorio rural.
La extracción ilegal de madera impacta de manera directa a la producción legal al ocupar su mercado, y también genera impactos directos sobre la degradación del recurso forestal y la pérdida de especies vegetales y animales que dependen de los bosques y las selvas.
- Agrega que la caída del volumen de producción maderable del país tiene diversas causas, pero una de ellas es la competencia que enfrenta la madera legal en términos de precio, ya que la madera clandestina resulta más barata al no pagar impuestos ni incluir costos de manejo forestal, deprimiendo los precios y desplazando con precios bajos a los productores legales.
A eso se suman la corrupción, insuficiente inspección y vigilancia, la presencia del crimen organizado y la impunidad, lo que facilita la extracción clandestina y el lavado de materias primas forestales, principalmente madera para uso comercial.
- Destaca que entre las acciones para atender este problema se consideran el trabajo de inteligencia en materia de fiscalización, incrementar la producción de los terrenos forestales, fomentar el consumo responsable de los productos entre los consumidores, promover la certificación del buen manejo forestal y la cadena de custodia, así como el combate a la corrupción, a la impunidad, así como la aplicación de sanciones ejemplares. /PUNTOporPUNTO