MIGRANTES se olvidan del SUEÑO AMERICANO y miran como DESTINO ALTERNATIVO a MÉXICO

Los migrantes, prácticamente, no están yendo al norte. “El mensaje de Trump fue bastante claro. ¿Para qué tomarían tanto riesgo en esta ruta migratoria si llegarán a una frontera cerrada?”, razona Emmanuelle Brique, vicecoordinadora del Proyecto Frontera Norte de México de MSF.

El campamento era tan vasto que se dividía por calles y colonias. Las Vegas, Tijuana, Dubái, La Habana. Los migrantes organizaban mercados y también fiestas.

  • A fuerza de convivir, a veces reñían, pero en el fondo se ayudaban, pues todos eran mensajeros del mismo sueño: llegar a Estados Unidos. En cada tienda de campaña dormían siete, ocho personas, acomodadas como pudieran.

Este campamento en la ciudad fronteriza de Reynosa (en Tamaulipas, al norte de México), bautizado como Río Camp por su cercanía al Río Bravo, que está a unos metros de distancia, llegó a albergar a unos mil migrantes provenientes de Centroamérica, Sudamérica y África. Hoy no queda nadie.

Los maderos de lo que alguna vez fueron techumbres, una cocina comunal, alguna choza, se apilan en el terreno abandonado:

  • Señales de la existencia de unos nómadas que dejaron su hogar temporal hace no mucho, como una fogata recién apagada. Sus huellas confirman su pasado, pero no dan pistas sobre su destino.

Parece claro que no lograron cruzar la frontera, sellada por Donald Trump en el mismo instante en que se convirtió en presidente de Estados Unidos, el 20 de enero.

  • El magnate republicano, que retornó al poder con una política de extrema mano dura contra la migración, prohibió el ingreso de solicitantes de asilo y marcó el inicio de la cacería de personas sin papeles.

Miles de migrantes de Honduras, Venezuela, El Salvador o Cuba han emprendido ahora un viaje a la inversa, de regreso a sus países de origen o a otras ciudades dentro de México, que ha dejado de ser un sitio de tránsito y ha pasado a convertirse en país de destino, como lo muestra el aumento de las solicitudes de residencia y de trabajo por parte de ciudadanos de otros países.

  • Los organismos internacionales y las oenegés ya acusan un fenómeno inédito de migración del norte al sur en el continente americano. Las detenciones de migrantes en México y en la frontera de EE UU se han desplomado a mínimos históricos.
  • Por el tapón del Darién ya se registran cruces a contracorriente de Panamá a Colombia, y los migrantes han comenzado a ver en Brasil o Chile un destino prometedor, según Naciones Unidas.

Las políticas de Trump, en fin, han destrozado el mapa del flujo migratorio como se conocía hasta hoy. El cambio en el paradigma obliga a las organizaciones humanitarias a reorganizar sus esfuerzos, y pone sobre la mesa la cuestión de cómo responderá el crimen organizado ante la pérdida del lucrativo negocio ilícito de la explotación de migrantes.

  • Los albergues ahora están casi vacíos. Río Camp era una extensión del campamento Senda de Vida, conformado por tres asentamientos en Reynosa. En Matamoros, a una hora de distancia, está el albergue Pumarejo.

En conjunto, llegaron a resguardar a 9.000 personas en los momentos de máxima ocupación, aún en la Administración de Joe Biden, según estimaciones de Médicos Sin Fronteras (MSF), que da atención a las poblaciones en tránsito en esos albergues. Actualmente, de acuerdo con la misma organización, quedan allí apenas unas 250 personas.

Sus historias retumban en el eco del vacío. Lo que antes les hacía falta, un poco de espacio, ahora los devora, en la rutina cansina de la espera prolongada. ¿Y qué esperan? Un milagro, un giro inesperado, que un día Trump permita el ingreso a Estados Unidos de quienes se quedaron al filo de la frontera con el cierre de la aplicación CBP One, mediante la que se tramitaban solicitudes de asilo.

  • “Vamos a ver qué sorpresa nos depara Dios”, confía Yoni Civira, un venezolano de 42 años que vive desde enero en el campamento Pumarejo. “A ver si el presidente Trump se toca el corazón”, añade.

Yoni lleva cinco años en tránsito tras haber abandonado Venezuela, con estancias temporales aquí y allá, acompañado de sus hijos y su esposa.

  • En el camino se le desprendió la retina y perdió la vista en un ojo, y está quedándose ciego del otro. Ha sido demasiada la vida invertida como para plantearse regresar a su país, sumido en una honda crisis política y económica.
  • Se aferra a este sitio con la terquedad de quienes lo han puesto todo en juego. Su paisana Aimara Moreno, de 40 años, batalla para contar todo lo que ha sufrido para llegar hasta este punto, a tan poca distancia de un mejor futuro.

“He bloqueado muchas cosas de las que ya no quiero acordarme. Fue muy duro”, dice, y se nota cómo, pese a todo, se hunde en el pasado.

  • Otros tienen grabado a fuego el recuerdo de las atrocidades. A Hilda Meza, una hondureña de 32 años, a su esposo y a sus cuatro hijos los secuestraron nada más cruzar el río Suchiate, que divide la frontera sur de México con Guatemala.
  • Los metieron durante tres días en una casa de seguridad, en Chiapas, donde había otro centenar de migrantes. Los sicarios, armados, que bien podrían ser del Cartel Jalisco (CJNG) o el Cartel de Sinaloa, “estaban todo el tiempo tomando y drogándose”.
  • Los liberaron luego de que sus familias pagaron desde Honduras 1.000 pesos (54 dólares) por cada integrante de su familia. Las amenazas de las pandillas le impiden volver a su país. Y, aun si pudiera, dice, sería incapaz de repasar el mismo camino.

“No sabría si estoy comprando un pasaje de regreso seguro, o una enredadera”, sopesa.

Destino final: México

Las escenas de campamentos vacíos se replican en Tijuana, Ciudad Juárez, Pachuca, Ciudad de México y Tapachula. Los migrantes, prácticamente, no están yendo al norte. “El mensaje de Trump fue bastante claro.

  • ¿Para qué tomarían tanto riesgo en esta ruta migratoria si llegarán a una frontera cerrada?”, razona Emmanuelle Brique, vicecoordinadora del Proyecto Frontera Norte de México de MSF. Las cifras confirman la nueva realidad de la migración.
  • En México, las detenciones de personas en tránsito han caído 80% entre 2024 y 2025 (periodo enero-mayo), al pasar de 590.690 intercepciones a 113.612, según datos de la Secretaría de Gobernación.

La reducción ha sido más notoria este año. Si en enero fueron detenidos 63.457 migrantes, en mayo fueron apenas 5.123 (una disminución del 92%). Del lado estadounidense, los informes de la Patrulla Fronteriza, CBP, marcan la misma tendencia a la baja:

  • Mientras que en el periodo enero-mayo de 2024 fueron detenidos 905.920 migrantes en la línea divisoria con México, en 2025 se interceptó a 108.658, una caída del 88%; tan solo en mayo, las detenciones cayeron a 12.452.
  • Los datos del Gobierno de Panamá sobre cruces por la selva del Darién marcan una reducción aún más radical —del 98%— en el mismo periodo de referencia: de 170.014 migrantes registrados en 2024 a 2.917 este año. En mayo hubo apenas 13 cruces.

De hecho, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) de Naciones Unidas ha comenzado a documentar el éxodo a la inversa por el tapón del Darién: 7.696 personas (un tercio mujeres) han regresado entre febrero y mayo a través de rutas marítimas, y esa cifra es el doble de quienes cruzaron la selva hacia el norte en la primera mitad del año, según los registros oficiales del gobierno de Panamá.

Lo que es decir demasiado, pues el Darién es temido por las trampas que entraña su salvaje espesura, las naturales y las criminales. Muchos de quienes no han querido emprender la travesía del retorno han decidido quedarse en México.

  • Según un análisis comparativo de la OIM a partir de encuestas, mientras que siete de cada diez migrantes afirmaban en 2024 que EU era su destino final, para este año esa cifra se ha reducido a cinco de cada diez; al mismo tiempo, la cantidad de quienes ven a México como un destino final se duplicó en el mismo periodo, al pasar de 24% a 46%.
  • La ONU ha registrado un aumento en los trámites migratorios hechos por las personas en tránsito para poder quedarse y trabajar formalmente en México. La Oficina de las Naciones Unidas para los Refugiados, ACNUR, reporta que este país recibe 250 solicitudes de asilo y refugio cada día, casi tantas como en 2024.
  • “Se habla mucho de la disminución del flujo de personas extranjeras que llegan a México, lo que es cierto, pero también vemos que la parte de personas solicitantes de asilo no ha disminuido en manera proporcional”, dijo el representante de la agencia en México, Giovanni Lepri, hace unas semanas.

La OIM señala que tres de cada cuatro migrantes no tienen intenciones de regresar a su país de origen. Muchos de ellos ya preparan una estadía prolongada. Como botón de muestra, en los albergues de Tamaulipas no suele verse a los hombres por las mañanas, pues salen a buscar empleo en las ciudades de Reynosa o Matamoros.

Algunos han conseguido trabajos temporales en las construcciones o los mercados. En Senda de Vida y Pumarejo quedan solo las mujeres y los niños, que ya están inscritos en las escuelas cercanas y así aligeran la merma del aprendizaje por vivir migrando.

  • A 1.800 kilómetros de distancia, en Tapachula (Chiapas), el mayor punto de cruces irregulares a México por la frontera sur, una compañía platanera recién ha contratado a 60 migrantes, gracias a la mediación de Herbert Bermúdez, cabeza del albergue Jesús El Buen Pastor.
  • El único requisito ha sido que los nuevos trabajadores hayan tramitado su permiso temporal o permanente ante las autoridades migratorias mexicanas. “Esa gente que ya buscó un empleo fijo es que definitivamente se está quedando a vivir”, comenta Bermúdez.

La retribución por su trabajo es de 300 pesos por cada jornada de ocho horas, un sueldo por encima del salario mínimo pagado en México, además de que la compañía afilió a los migrantes a la seguridad social y les proporciona alimentos.

Naturalmente, esos trabajadores pagan impuestos. Ese sueldo les permite enviar remesas a sus familias en sus países de origen. No tuvieron que llegar a Estados Unidos para lograrlo. “Es gente que solo quiere trabajar como Dios manda”, resume Bermúdez.

Volverse invisible

Que las poblaciones migren menos no significa que las causas estructurales que les obligaban a abandonar sus países hayan desaparecido. Mavi Cruz, directora del Centro de Derechos Humanos Fray Matías, ubicado en Tapachula, advierte de que la idea de que “ya no hay migrantes” esconde el peligro de que “se invisibilice” a quienes han quedado varados en distintas regiones durante su trayecto.

“Cuando las políticas de control de los flujos migratorios se vuelven más restrictivas, las personas pierden la capacidad de movilización, no pueden continuar con su proyecto migratorio, y se enfrentan a otro tipo de decisiones, como permanecer más tiempo en otros lugares”, explica.

  • Fernanda Acevedo, coordinadora del albergue Hospitalidad y Solidaridad, en la misma ciudad de Chiapas, advierte de que, frente a las restricciones de movilidad, los migrantes buscan “rutas más invisibles y más peligrosas”.
  • “Porque las personas se van a seguir moviendo. La necesidad de salvar la vida a veces implica ser invisible —aún más—, y esto puede orillar a que aumente más el tráfico de personas a manos del crimen organizado”, incide.

De qué manera la reducción del flujo migratorio cambiará el rol de los carteles es una incógnita que preocupa a las agencias internacionales.

  • Las autoridades de México tienen bien documentada la lucrativa rama de la economía criminal basada en los cuerpos de los migrantes, a quienes los carteles extorsionan, secuestran o usan como mulas.
  • “A mayor control, mayor riesgo para los migrantes. Buscan rutas más ocultas, a menudo más peligrosas, más caras, por lo que cobran los coyotes”, refiere Jeremy MacGillivray, jefe adjunto de la OIM en México.

Si, antes del cierre de la frontera, los polleros, siempre vinculados a algún cartel, cobraban a los migrantes 5.000 dólares con la promesa de cruzarlos a Estados Unidos, ahora las tarifas oscilan entre 12.000 y 15.000 dólares por persona, según ha logrado saber MSF mediante entrevistas en los campamentos.

Un oficial de la ONU, que ha solicitado hablar de manera anónima por no estar autorizado, refiere la posibilidad de que ahora los carteles comiencen a descargar los negocios ilícitos que tenían con los migrantes sobre las poblaciones locales en México.

  • “Uno de los principales impactos que generó el cambio de Administración en EE UU es que, como se redujo el tráfico de migrantes, aumentó el reclutamiento de mexicanos por parte del crimen organizado, las extorsiones y el tráfico de drogas. Y lo estamos viendo”, observa el funcionario internacional.

El mismo representante de la ONU comparte que las agencias humanitarias han tenido que replantear sus estrategias para atender a una población huidiza. “Nadie tiene claro cuál es el nuevo escenario, en qué Estado se está quedando más gente extranjera o cuáles son las rutas por donde están transitando desde la frontera con Estados Unidos hacia Guatemala. Es una nebulosa. Eso hace que la respuesta que teníamos ya no sea pertinente, porque ya no hay gente y no tenemos datos claros, no sabemos dónde movernos, dónde trasladar la ayuda”, señala.

Por esto mismo, los equipos de médicos y trabajadores sociales de MSF han decidido volverse itinerantes y hacer visitas puntuales a los sitios donde localizan pequeños grupos de migrantes. También ha tenido que tomar decisiones más drásticas, como cerrar su centro de atención en Danlí, Honduras, que operó durante cuatro años, “debido a la disminución del flujo migratorio”, según informó hace unos días.

  • Los albergues también comienzan a acusar la pérdida de donaciones que recibían de manera rutinaria para operar, en una ecuación donde, a falta de gente necesitada, pierden recursos. El campamento Jesús El Buen Pastor, por ejemplo, no ha podido completar el dinero para pagar la cuenta de la luz de junio.
  • Los especialistas y los encargados de los albergues están seguros de que esta circunstancia es temporal, que la migración volverá a encontrar su cauce hacia el norte, como el agua entre las piedras. “Es muy difícil quitarle al migrante la mentalidad de cruzar a Estados Unidos”, dice Ángela Gómez, una de las encargadas de Senda de Vida.
  • El director del lugar, Héctor Silva, un pastor cristiano, define los movimientos migratorios como las oleadas: de momento hay una retirada, que no una renuncia. Los migrantes, dice, son como caracoles que se esconden y se quedan quietos, a la espera de una oportunidad. Luego viene el golpe de regreso del mar.

El pastor Héctor, como lo llaman, oficia misas para los creyentes en la capilla dentro del albergue, y así les reconforta el espíritu maltrecho. “Yo les tengo que dar esperanza, no les puedo decir que se regresen a sus países”, explica. “Les digo que confíen en Dios, que para Dios no hay fronteras”.

Cruce de migrantes en frontera México-EUA baja a mínimos históricos

En julio l gobierno del presidente Donald Trump anunció que durante junio se registró el número de cruces y detenciones de migrantes más bajo a nivel nacional en la historia.

  • Lo mismo que los cruces y detenciones en la frontera suroeste de Estados Unidos, que bajaron a 6 mil 070, la menor cifra desde que se lleva registro, y que supera los mínimos establecidos en el pasado mes de marzo.
  • Las cifras no mienten: bajo el liderazgo del presidente Trump, el DHS (Departamento de Seguridad Nacional) y la CBP (Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza) han batido récords y han logrado la frontera más segura de la historia de Estados Unidos. El mundo escucha nuestro mensaje: la frontera está cerrada para quienes infringen la ley
  • Así lo declaró la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, quien añadió que la Patrulla Fronteriza está facultada para volver a hacer su trabajo, asegurar la frontera y proteger al pueblo estadounidense.

Según los datos de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza, en junio se tuvo una disminución de 15% en las detenciones, desde marzo pasado, en la frontera de Estados Unidos con México.

A lo largo de la frontera suroeste, las detenciones cayeron a 6 mil 070, una disminución del 15% desde marzo de 2025.

  • El año pasado, solo en los primeros dos días de junio, la Patrulla Fronteriza tuvo más de 7 mil detenciones en la frontera con México.
  • El 28 de junio de 2025, se registraron solo 137 detenciones en toda la frontera suroeste, “el total más bajo en un solo día en un cuarto de siglo”.
  • Las escapadas también cayeron un 90%, en comparación con junio de 2024, y por segundo mes consecutivo, se reportaron cero liberaciones.

Cifras récord a nivel nacional

De igual manera, el Departamento de Seguridad Nacional anunció el número más bajo de encuentros y detenciones a nivel nacional en la historia:

En junio, la CBP registró 25 mil 243 encuentros, una disminución del 12% respecto al récord anterior establecido en febrero de 2025.

  • Se trata de una disminución del 89% respecto al promedio mensual de los años 2021-2024.
  • Las detenciones a nivel nacional de la Patrulla Fronteriza fueron de 8 mil 039, rompiendo el récord anterior de marzo de 2025.
  • Esta es una disminución respecto a ese mes, cuando se realizaron 11 mil 414 detenciones en solo los primeros 3 días

La Casa Blanca dijo en un comunicado que los mínimos históricos de detenciones “subrayan la eficacia” de las sólidas políticas de seguridad fronteriza y las agresivas medidas de deportación del mandatario estadounidense.

Esperar en la frontera hasta que pase la era Trump

En el norte de Ciudad Juárez, a unos metros del río Bravo, hay un campamento casi vacío que espera para mitigar las olas de repatriados mexicanos prometidas por Donald Trump, pero las olas no llegan o no son lo que se esperaba.

  • En otro lugar, al norponiente, un convoy de camionetas de la policía estatal recorre el terreno junto al muro en busca de traficantes de drogas o migrantes, pero no encuentra nada, más allá de agujeros en la malla fronteriza.
  • En medio de estos dos puntos, en el Centro, decenas de migrantes viven hacinados en viviendas arrendadas a la espera de algún cambio en las leyes migratorias de Estados Unidos, otros ya se han establecido con la idea de vivir en México.
  • Los albergues, antes rebasados, ahora lucen vacíos. Mientras, la política mediática y de terror del presidente estadounidense surte efecto, incluso, sin que los datos respalden a sus amenazas.

“Los proyectos de vida se han replanteado después del 20 de enero. Ahora se trata, para muchos, de esperar cuatro años en la frontera a que cambie la presidencia de Estados Unidos, si es que lo hace”, dice Daniel Soto, un enfermero de 37 años nacido en Venezuela que llegó a Ciudad Juárez en 2018 con la firme idea de quedarse allí, donde trabaja brindando ayuda humanitaria a personas en situación de tránsito para que accedan al sistema de salud.

Los albergues para la migración están por debajo del 10% de su capacidad de ocupación y las personas que se encuentran ahí están pensando en quedarse en la ciudad y buscar una casa de renta o en regresar a sus países, de acuerdo con Ivonne López, trabajadora social de la Casa del Migrante.

  • “Ahorita, por ejemplo, la población que tenemos es de unas 30 o 38 personas que están en espera de decidir si se van o se quedan. Cuando en los momentos más críticos llegamos a tener 1.138. Igual andan todos los albergues de la ciudad”, dice López.
  • En 23 albergues monitoreados al 31 de julio se contaron 625 alojados, de acuerdo con Dirvin García, coordinador del Programa de Atención a Migrantes y Movilidad Urbana del Consejo Estatal de Población en Ciudad Juárez, Chihuahua.

Esto quiere decir que 23 establecimientos se mantiene a poco más de la mitad de lo que la Casa del Migrante albergó en su punto máximo.

  • David Berrio intentó cruzar con su familia, su esposa y su hija de algo más de un año de edad. A ellas las enviaron a Cuba, de donde son originarios los tres. Pero a David, sin explicaciones, lo dejaron en Ciudad Juárez.

“Nos separaron, eso ha sido lo más difícil de mi vida. Pero al menos estando aquí en Juárez les puedo enviar algo de dinero que estando allá no conseguiría”, dice el hombre, quien planea mantenerse en la frontera, trabajando en el estacionamiento de una plaza comercial donde cuida y lava autos. Vive en un cuarto de renta con dos colombianos, en una casa donde habitan alrededor de 12 personas, en el centro de la ciudad.

Bajo la estrategia “México te abraza”, el gobierno federal implementó a lo largo de toda la frontera una estrategia de recepción de mexicanos repatriados por Estados Unidos, ante las advertencias del presidente estadounidense, Donald Trump, de efectuar deportaciones masivas.

En Ciudad Juárez, cinco días después de la investidura del mandatario en enero, ya estaban listas las carpas con capacidad para 2.500 personas. Las instalaron en una zona conocida como El Punto, nombrada así por la visita del Papa Francisco en febrero de 2016, desde donde envió un mensaje de aliento para los migrantes en Estados Unidos. Allí se congregaría todo aquel que quisiera ver al Papa, por eso se le llamó así: El Punto.

  • La estrategia “México te abraza” es integral, en ella confluyen diversas dependencias de gobierno de los tres niveles, organizaciones internacionales y locales, cuerpos militares, y de Protección Civil, entre otros.
  • Sin embargo, lo que se esperaba como una crisis histórica se ha mantenido incluso por debajo de los números de deportaciones de las Administraciones de Joe Biden y Barack Obama.

“No se puede hablar de una repatriación masiva. Estamos ante una situación que se ha podido manejar en todo momento. No es una emergencia migratoria. Y qué bueno que no es así y que no estamos llenos”, dice en entrevista Mayra Chávez, delegada del Bienestar en Chihuahua y coordinadora del Centro de Apoyo y de Servicios México te abraza.

Y es verdad, de enero a julio de este año se ha repatriado por Ciudad Juárez a 6.983 mexicanos, de acuerdo con la delegada Mayra Chávez; en el mismo periodo, pero de 2024, regresaron 7.052, números muy parejos para discursos tan distintos como son el de Trump y el de sus antecesores. Si bien la estadística se mantiene similar, es la agresividad lo que marca la diferencia.

  • La estancia de los mexicanos en el campamento es corta, apenas uno o dos días, tiempo en el que pueden contactar a sus familiares, recibir una ayuda económica de 2.000 pesos a través de una tarjeta denominada Paisano y apoyo de transporte hacia sus lugares de origen, explica Mayra Chávez.
  • Es por esta razón que aunque el promedio mensual de mexicanos que son atendidos en las carpas es de 1.200, en realidad la ocupación se mantiene entre 30 y 50 personas diarias. Supone entre un 10% y 15% de la capacidad instalada.
  • En cambio, trabajan alrededor de 100 empleados del Gobierno federal, a los que hay que sumar a las organizaciones y a los elementos de la Guardia Nacional que resguardan el espacio, más empleados que retornados.

“El objetivo de esta estrategia es garantizar la bienvenida y reintegración a sus lugares de origen de nuestros hermanos mexicanos. Garantizar sus derechos y apoyarlos en todo lo que se pueda y que ellos se merecen, con dignidad”, asegura la delegada del Bienestar.

Dos camionetas y una Suburban de la Secretaría de Seguridad Pública del Estado se abren paso entre el tráfico del centro de la ciudad en dirección al norte para recorrer desde ahí hacia el poniente toda la frontera mientras un grupo de agentes estadounidenses de la Custom Border Patrol hace lo mismo, pero al otro lado del muro.

Entre las dos camionetas va la Suburban y como copiloto el comandante Benjamín Esparza, quien dice al atravesar la colonia Rancho Anapra, una de las zonas más peligrosas por el tráfico de droga y personas:

  • “Esta colonia retirada se presta mucho para resguardar personas que van a brincar al otro lado. Hay casas de seguridad, porque se confunden con el entorno. Tú piensas que vive ahí una familia y no, son casas muy bien encubiertas donde retienen a las personas migrantes”, dice el almirante.
  • “Sin embargo, los encuentros que hemos tenido, nosotros les llamamos rescates, han sido muy pocos desde que inició la nueva Administración en Estados Unidos. Sí, se ha reducido mucho, pero hemos notado un incremento en otros delitos que no tienen que ver con los cruces fronterizos, como el secuestro, por ejemplo”, añade.
  • El Operativo Espejo reúne autoridades de ambos países para localizar a personas que intenten cruzar a los Estados Unidos. Para ello, los agentes avanzan al mismo tiempo en ambos lados de la frontera, a veces con la ayuda de un helicóptero estadounidense o mexicano.

En una tarde de julio que empieza a caer, el polvo que levanta un helicóptero tiñe de ocre las lindes del muro cuando vuela bajo, junto a una carretera vacía a punto de desembocar en Santa Teresa (Chihuahua). Solo se oye el ruido de las hélices rompiendo el viento. Alrededor, el desierto fronterizo luce vacío. /Agencias-PUNTOporPUNTO

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