Periodista reclama el cuerpo de niña asesinada en la CDMX para darle una despedida digna

El 23 de marzo del 2015 fue encontrada una maleta en la colonia Juárez de la Ciudad de México, con el cadáver de una niña adentro.

Ningún familiar de la menor –quien al morir tenía entre un año y medio y dos años de edad–  se ha presentado a reclamar el cuerpo.  Su asesino tampoco ha sido identificado.

El Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal dio como plazo el 25 de abril de este 2016 para que algún familiar identifique y reclame los restos de la niña, a quien se le conoce coloquialmente como “Angela”.

Si no se presenta algún familiar a reclamar el cuerpo, éste será enterrado en el Panteón San Isidro, en conmemoración del Día Internacional de la Lucha contra el Maltrato Infantil.

El pasado viernes, la periodista Yohali Reséndiz, quien se ha caracterizado por ejercer un periodismo de denuncia y de apoyo social, solicitó a las autoridades capitalinas que le sea entregado a ella el cuerpo de Angela, para darle una sepultura y una despedida digna.

En una carta pública dirigida al jefe de Gobierno de la Ciudad,  Miguel Angel Mancera, y al presidente del Tribunal Superior de Justicia local, Edgar  Elías Azar, la periodista expresó: “Reclamo su cuerpo sin ser su madre; en un acto de inmenso amor la preservaré en mi memoria y en mi corazón, porque no necesito ser su madre para sentirla”.

Ya hubo demasiado dolor e indiferencia, Angela merece ser despedida con calidez, oración y paz, dijo la periodista.

La carta fue publicada como petición en la plataforma Change.org, en donde la periodista había logrado hasta el medio día de este lunes cerca de dos mil firmas de apoyo.

Yohali Reséndiz explicó en esa carta lo que haría si le entregan el cuerpo de Angela:  “Soy católica, así que, si me conceden el privilegio de arroparla por última vez, habrá una misa hermosa para ella, abierta a la sociedad madura y reflexiva a la que pediré que lleguen a despedirla con una flor, vestidos con el color de la pureza.

“En algún momento soltaríamos globos y cuando juntos miremos hacia el cielo, prometeríamos ser guardianes y no permitiríamos que un pequeño o una pequeña sea lastimado o sufra violencia en ninguna de sus formas”.

LA INFAMIA

El asesinato de la pequeña Angela es, según las autoridades de la Ciudad de México, un hecho sin precedentes en la historia forense reciente de la Ciudad de México.

Según la necropsia, Angela murió debido a un traumatismo cráneo-cervical. Es decir, fue desnucada. Y antes de ser asesinada fue agredida sexualmente.

Al morir tenía aproximadamente dos años de edad.  Medía aproximadamente 85 centímetros, tenía cabello lacio de color castaño medio, ojos color café, orejas regulares, boca mediana, nariz ancha y pequeña.

Después de ser asesinada, el cadáver de Angela fue metido en una maleta, misma que fue abandonada en una jardinera que está ubicada frente al número 27-A de la calle de Berlín, en la colonia Juárez.

De acuerdo con algunos testigos que han rendido declaración ante la Procuraduría capitalina, la maleta fue dejada ahí por un hombre que usaba

chamarra roja, pantalón de mezclilla y un gorro para el frío. Además de la maleta con el cuerpo de Angela, cargaba una mochila de viajero.

A pesar de contar con un retrato hablado, las autoridades de la Procuraduría no han logrado identificar ni detener al asesino de Angela.

El Instituto de Ciencias Forenses ha enviado el perfil genético de Angela a todos los servicios forenses del país para tratar de identificarla, pero a un año de su asesinato, no ha sido identificada y ningún familiar ha reclamado sus restos.

En su carta-petición, la periodista Yohali Reséndiz dijo no estar de acuerdo en que las autoridades pretendan conmemorar el Día Internacional de la lucha contra el Maltrato Infantil con el entierro de los restos de Angela.

¿Por qué no conmemoramos ese día cuando la policía haya capturado a su asesino y esté tras las rejas? ¿No es ese el mejor ejemplo y mensaje de que, en esta ciudad y en este país, hay cero tolerancia a quienes se atrevan lastimar, violentar o asesinar a nuestros niños?, preguntó.

 

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