La presión e incluso las amenazas sobre los profesionales de la Salud y de la Educación son la única baza que le queda al régimen cubano para intentar controlar lo incontrolable, mientras ambos sectores, pilares de la propaganda gubernamental, atraviesan su peor época en más de seis décadas.
- Si a los médicos se les impide ahora decir a sus pacientes que no hay medicamentos para sus respectivas dolencias, y dejar que choquen con la realidad en las farmacias vacías, a los maestros se les prohíbe comentar o divulgar sobre el creciente déficit de docentes para los niveles de enseñanza primaria y secundaria. Desatender cualquiera de estas «advertencias» puede acarrear represalias.
- «Hay secundarias que no tienen profesores», dice Mirna, maestra de enseñanza primaria en Playa, La Habana, luego de leer varias denuncias ciudadanas que circulan en redes sociales. Las publicaciones no solo se refieren al déficit de profesores en especialidades como Geografía, Biología, Física o Química, sino también a la obligatoriedad de enviar a los niños a la escuela para aparentar «que todo está en orden».
«Y también es verdad que le enviaron a los directores de las escuelas la información de que los alumnos de primaria no pueden salir antes de las 4:20 de la tarde. Si un familiar tiene necesidad de recoger a su niño fuera de horario, hay que notificar al municipio. Y esto nadie me lo contó, yo lo viví», agrega Mirna.
«Para suplir el tiempo que se supone estén recibiendo clases, los estudiantes son convocados para actividades político-ideológicas, que también son evaluadas como contenido académico e influye en los escalafones del estudiantado», dice Lidia Noceda, profesora de enseñanza secundaria en el municipio 10 de Octubre.
- «Pero esta no es una práctica novedosa; lo que sucede es que luego de los eventos del 11J (de 2021) la presión sobre los estudiantes universitarios creció significativamente respecto a la participación en este tipo de actividades, y que actualmente es extensiva a los niveles de primaria y secundaria.
- No tengo temor a las represalias ni a las medidas que el Ministerio de Educación quiera tomar con mi persona, en tanto mi deber y mi obligación es con los alumnos.
- ¿Que me separen de mi puesto laboral le soluciona el problema al Gobierno? No. Simplemente será una maestra menos. Las consecuencias de que hoy no haya maestros en asignaturas puntuales, y que los niveles académicos vayan en descenso, son responsabilidad absoluta del Gobierno», considera.
Docentes mencionan además de los bajos salarios, la emigración y el desánimo de las nuevas generaciones para elegir carreras pedagógicas. «Es fácil dilucidar quiénes son los verdaderos responsables de que incluso las denuncias trasciendan en las redes sociales. La gente se cansa hasta de fingir», dice maestra que lleva más de 20 años impartiendo clases.
- La precariedad del sistema de Educación en Cuba no es novedad; tampoco lo es que ha empeorado de manera significativa en las últimas dos décadas, luego del fracaso que representó el programa masivo para la captación de «profesores emergentes».
- El método educativo cubano, sostenido fundamentalmente desde una concepción ideológica, no prioriza la vocación en la formación de profesionales de la enseñanza.
- En octubre de 2020, las autoridades del Ministerio de Educación Superior (MES) anunciaron que todos los estudiantes que concluyen el grado 12 tenían asegurada ese año —al menos numéricamente— una plaza en la Educación Superior.
Lo anterior se debe a que aprobar los exámenes de ingreso no sería imprescindible, pues todas las opciones de estudios universitarios recorrerían el escalafón hasta el final.
- En aquel momento, René Sánchez Díaz, director de Ingreso y Ubicación Laboral del MES, aseguró que tendrían prioridad «los que aprobaron y luego los que no», pero que las ofertas llegarían incluso hasta aquellos que no se presentaran a las pruebas de ingreso.
- «Ese fue el resultado 20 años después del fracaso del programa de profesores emergentes ideado por Fidel (Castro).
- Es lo que hoy estamos contemplando: si se aplicara cabalmente un examen de ingreso, en Cuba no habría universitarios», señala Alina, profesora de enseñanza secundaria en el municipio Cerro.
«Reconozco que soy parte del encubrimiento de lo espantoso y delicado que es este asunto, pues a la larga en Cuba no habrá verdaderos profesionales. No hay maestros en el país para cubrir toda la docencia. Y esa es la verdad. Y cada año habrá menos, eso te lo puedo asegurar. Lo peor es que la directiva del ministerio sigue siendo ignorar un problema que se agudizó con la pandemia del Covid-19», añade Alina.
Como consecuencia de la pandemia y las decisiones desacertadas de las autoridades en Educación, los estudiantes pasaron de grado sin haber afianzado los conocimientos.
- «Este déficit en el aprendizaje lo continuarán arrastrando. A largo plazo, tendremos universitarios y profesionales con severos problemas tanto en la organización del pensamiento, como en el propio conocimiento de las disciplinas que hayan elegido cursar en estudios superiores.
- Estoy totalmente de acuerdo en que los principales perjudicados de la pandemia, dentro de cinco años o más, serán nuestros actuales estudiantes de primaria, secundaria y preuniversitario», declaró a DIARIO DE CUBA en 2021 la profesora de primaria María Eugenia Gordillo.
«¿Te has fijado que cada día las escuelas están más vacías de estudiantes?», comenta Reinier Páez, vecino de la escuela primaria Ejército Rebelde, ubicada en el consejo popular Plaza.
- «En esa escuela estudié yo y luego estudiaron mis hijos. Hace 20 años casi no cabían los niños en el patio donde se hacían los matutinos. De más de diez aulas que tiene esa escuela, actualmente solo funcionan dos. Lo mismo sucede en la escuela primaria Conrado Benítez, en Playa, donde vive la familia de mi esposa», comenta Páez.
- «Sin embargo, ninguno de los ministerios se pronuncia sobre por qué cada vez hay menos maestros y menos estudiantes. Solo queda la especulación y sacar las conclusiones al leer las denuncias que circulan en redes sociales los familiares que tienen a sus hijos estudiando en primaria y secundaria».
En la época de mis hijos ya había problemas con los maestros de química, matemáticas y física, pero era en la secundaria. Hoy veo que el desastre se ha extendido a la enseñanza primaria también, concluye Páez.
Faltan profesores y uniformes al inicio del año escolar
La falta de profesores y los problemas con los uniformes impactarán este lunes el inicio del curso escolar en Cuba, evidencia del daño que infringe la grave crisis que sufre el país a la educación estatal, uno de los pilares de la revolución.
- La ministra cubana de Educación, Naima Trujillo Barreto, reconoció esta semana que éste “va a ser un curso difícil”, pero agregó que “nada va impedir” que la isla mantenga los “principios de gratuidad y universalidad” y sus “aspiraciones en términos de calidad”.
- En septiembre de 2024 las escuelas abrieron para 1,6 millones de niños y jóvenes de Primaria, Secundaria y Preuniversitario de todo el país, con el 12,5 % de las plazas docentes sin cubrir -una de cada ocho- y sin que se hayan podido entregar uniformes.
Falta de profesores
Trujillo reconoció que el principal desafío que encara el nuevo periodo lectivo es la falta de profesores. La plantilla es de 156.000 docentes, a la que se han reincorporado otros 12.000 (entre ellos jubilados), pero el país precisaría unos 24.000 más.
- En esta problemática -que se ha agravado en los últimos años- inciden factores como la baja remuneración y la falta de atractivo de la carrera pedagógica para los jóvenes, aunque el principal es la fuerte emigración que sufre el país.
- Las autoridades cubanas han reconocido que en los últimos años más de un millón de personas, en su mayoría jóvenes, han abandonado el país, aunque expertos independientes apuntan a que los migrantes en ese período serían más del doble.
El déficit de docentes se concentra en la enseñanza secundaria y en los preuniversitarios de ciencias exactas, así como en La Habana y otras provincias del occidente y centro del país.
Uniformes y material
La ministra de Educación reconoció asimismo “tensiones” en la distribución y comercialización de los uniformes por “deficiencias organizativas y de planificación de los organismos responsables”, incluida la compra de tejidos en el exterior.
- Según datos oficiales, la demanda es de 4,2 millones de uniformes y la prioridad es de 1,7 millones (para los cursos iniciales de cada ciclo, porque el uniforme es distinto), según el Grupo de la Industria Ligera, perteneciente al Ministerio de Industrias.
- En este curso lectivo está prevista además la entrega gratuita y “con una norma ajustada” de 13 millones de libretas importadas y 38 millones de lápices, informó el Ministerio de Educación.
Esto supone una mejor con respecto al año pasado, cuando la falta de suministro gratuito llevó a muchos padres a acudir a ofertas privadas y el mercado informal, a precios elevados.
Las autoridades de Educación han resaltado que, “a pesar de las complejidades”, éste será uno de los cursos mejor asegurados (disponibilidad de material), con una bibliografía que incluye libros de textos acordes con su recientemente aprobado plan de perfeccionamiento de la educación.
Crisis
El trasfondo de estos problemas básicos en el arranque del curso escolar es la grave crisis económica que sufre el país, que desde hace cuatro años está generando contracción económica, inflación desbocada, fuertes déficit fiscales, escasez de básicos (alimentos, medicinas, combustible), frecuentes apagones y una creciente dolarización.
- El presidente cubano, Miguel Díaz Canel, afirmó en redes sociales que “nada impedirá” la apertura de las escuelas cubanas “en medio de un bloqueo económico (de Estados Unidos) sin precedentes, que daña sin piedad al sistema educativo”.
- En la crisis actual han influido también la pandemia y los errores en la gestión económica y monetaria, que han agravado los desequilibrios estructurales de la economía cubana.
- La educación gratuita y universal es uno de los emblemas de la revolución cubana, junto a la sanidad -también gratuita y universal- y al acceso transversal a la cultura y el deporte. La crisis está erosionando estos pilares del sistema socialista en la isla.
La crisis económica en Venezuela arrastra al sector educativo
Niños que dejaron de ir a clases cuando sus familias apenas tienen para comer o que estudian en escuelas que solo abren dos o tres veces por semana; maestros que desertan, hartos de precarios sueldos: la red de educación pública está al borde del colapso en Venezuela.
- Tres millones de niños y jóvenes han quedado excluidos de las aulas, denuncia la Federación Venezolana de Maestros (FVM). Es un tercio de la población en edad escolar. La FVM identifica “la crisis alimentaria” provocada por años de crisis económica como una de “las principales causas que impiden a docentes y estudiantes a clases”.
- La mayoría de los colegios públicos opera solo dos o tres días por semana, para que los maestros puedan rebuscarse con otros trabajos para complementar sus magros sueldos: unos 10 dólares mensuales, que sumado a bonificaciones lleva el ingreso total a unos 100 dólares por mes. La canasta alimentaria está estimada en cinco veces más.
- Algunos maestros han optado por dar clases particulares en sus casas. Otros, simplemente, dejaron la enseñanza y buscaron otros oficios. En un país que además ha visto migrar a casi ocho millones de personas, según la ONU, que los niños y jóvenes asistan a clase es un crucial desafío.
“Ni uno menos”
Arleth Bolívar se siente afortunada de tener a su niña de 13 años en el colegio San José Obrero, en la barriada de Antímano, en Caracas, una de las 196 escuelas que tiene en Venezuela la organización educativa católica Fe y Alegría, dedicada a atender sectores populares.
“Nunca han dejado de dar clases”, comenta a la AFP esta mujer de 39 años. “No como en otros liceos, que no hay ni profesor”.
- Como parte de iniciativas que surgen para tratar de retener a los alumnos en las aulas, Fe y Alegría lanzó al inicio del año escolar 2023-2024, el mes pasado, un plan de recolección de fondos para becar a 10.000 de los 96.000 alumnos que asisten a sus colegios en Venezuela.
“Tenemos un eslogan: ni uno menos”, dice a la AFP la directora del programa de escuelas de esta organización, Noelbis Aguilar. “A través de la educación, salvas vidas”.
- La mensualidad en los colegios de Fe y Alegría, que recibe fondos del Estado y donaciones de empresas privadas, ronda los 20 dólares, aunque hay exoneraciones. El año pasado había 1.500 becados.
- Ha sido una salida para familias como la de Arleth. El gobierno reportó a principios del año escolar 2024-2025 una matrícula de 5,5 millones de estudiantes de preescolar, primaria y secundaria, que contrasta con la de 8 millones que las propias autoridades anunciaban en años previos.
El déficit de educadores bordea 40%, según un estudio de la privada Universidad Católica Andrés Bello (UCAB).
El gobierno les pide regresar a las aulas
“Pido a todos los docentes, les hago un llamado por amor a la vocación, por el amor que le tienen a este país, a que se vayan reincorporando”, dijo hace un mes el presidente Nicolás Maduro, tras anunciar programas de acceso a vivienda, salud y alimentación, así como subsidios destinados a educadores.
Las protestas de maestros son habituales. “Nos han puesto como mendigos”, lamentó recientemente en una manifestación Xiomara Mijares, una maestra con 25 años de servicio.
Mano propia
Chicos juegan fútbol en la escuela San José Obrero, en una cancha recuperada por las propias familias y la comunidad tras ser dañada por el desbordamiento de un riachuelo por las lluvias.
“Un papá, que tiene tres hijos estudiando aquí y que es albañil, me dijo: ‘profe, yo puedo empezar a hacer el trabajo’”, relata Rafael Peña, director de este colegio que tiene un ala para la reinserción de jóvenes desescolarizados.
- “Estuvimos cinco fines de semana, mamás, papás y estudiantes, con toda la limpieza y reconstrucción”, celebró Peña.
- “No nos podemos quedar con los problemas, sino buscar soluciones”, En ese colegio, en acuerdo con los padres, parte de la matrícula va a “un pote” para dar “un incentivo mensual” al personal.
- En otro colegio de Fe y Alegría en Caracas, en Las Mayas, se quitan los zapatos y hacen fila para mediciones de talla y peso.
“Nos permite levantar números, hacer diagnósticos (…) e ir generando un estudio de cómo va la nutrición y el crecimiento de los estudiantes”, comenta Lisceth Rojas, directora de ese plantel, que atiende a alumnos de preescolar y primaria, además de niños en abandono en dos albergues. El objetivo: buscar apoyo para los más vulnerables.
El colapso del sistema educativo venezolano
- Bajo la copa de un árbol que la protege del sol abrasador de Maracaibo, la segunda ciudad de Venezuela, una mujer de casi 60 años escribe con rotulador negro en una pizarra acrílica agrietada.
- Diez niños con uniforme blanco la escuchan sentados en sillas de plástico, algunos atentos y otros distraídos por el bullicio urbano.
- Esta forma poco convencional de escolarización se ha convertido en algo normal en comunidades de toda Venezuela, donde la falta de ayudas y de infraestructuras básicas obligan a los profesores a abandonar aulas en ruinas e improvisar al aire libre.
En otro tiempo, el país fue pionero en el acceso a la educación en Latinoamérica, pero la implacable crisis humanitaria que ha obligado a casi ocho millones de venezolanos a emigrar ha provocado un grave deterioro de la calidad educativa y unos niveles de absentismo sin precedentes.
Ahora que nuevas tormentas amenazan su una economía tambaleante, el declive del sistema educativo podría acelerarse.
- “La educación, para nosotros, es el principal problema estructural que tenemos en el país”, declara Fernando Pereira, profesor y miembro fundador de la ONG de defensa de los derechos de los niños Cecodap. “Compromete las posibilidades de las generaciones futuras y del desarrollo del país”.
- A mediados de 2020, la pandemia de covid-19 le asestó un golpe casi definitivo a un sistema de educación pública que ya se encontraba en estado crítico. Después de varios meses sin clases —o de semanas de clases en línea para quienes tenían acceso a internet—, en septiembre de 2022 se reanudó la enseñanza presencial.
Pero, la salida continua de emigrantes provocó una escasez de docentes y un aumento del abandono escolar. Y, aunque una ligera recuperación económica llevó al Gobierno de Nicolás Maduro a promover el mensaje de que “Venezuela se arregló” , los más pobres no vieron ninguna mejoría y los educadores que se quedaron en el país, dejaron de poder ir a la escuela a diario por falta de dinero para el transporte.
- A pesar de la inflación galopante, el salario mínimo en Venezuela está congelado desde 2022. El salario medio de un profesor es de unos 14,50 dólares al mes, pero algunos pueden ganar tan solo 4 dólares.
- Con las subvenciones del Gobierno, los ingresos mensuales pueden alcanzar los 50 dólares, pero las bonificaciones no llegan todos los meses y, cuando llegan, siguen siendo insuficientes para cubrir las necesidades de una familia.
- El pasado mes de diciembre, el coste de la canasta básica mensual era de casi 500 dólares. Para remediar la situación, el Gobierno estableció el “horario mosaico”, que permite que docentes ejerzan otras actividades económicas para aumentar sus ingresos.
Así, empezaron a vender pasteles, dulces o helados y a cuidar niños en su tiempo libre. Y, aunque se supone que las escuelas públicas deben abrir cuatro días a la semana, la mayoría solo abre dos o tres porque los profesores no tienen los medios necesarios para más.
- Cuando no está dando clases, Luisana Figuera se dedica a la pesca en la playa de Manzanillo, en Isla Margarita, un segundo trabajo habitual entre los maestros de la zona costera desesperados por llevar algo a la mesa.
- “El dinero no alcanza. Entonces vamos a rebuscarnos para tratar de sustentar el día a día de nuestros hogares”, explica. En 2024, el índice de abandono de profesores era del 72 %, según un informe de la ONG FundaRedes.
Además, los profesores de la isla tienen otros problemas, como la intimidación constante por parte de las autoridades escolares y los representantes del Ministerio de Educación. “Nos dicen que, si no vamos a trabajar al colegio un día para hacer otra cosa, nos suspenden el sueldo, o nos quitan los bonos”, dice Johanna Quijada, quien lleva 19 años ejerciendo la docencia.
- “Recibimos amenazas casi a diario”. Los profesores llevan años pidiendo más ayudas. Entre 2022 y 2023, se registraron cerca de 3.200 protestas para exigir salarios dignos, el fin de la persecución a la disidencia y mejores pensiones y jubilaciones.
Pero hasta ahora no ha cambiado nada. En octubre, el ministro de Educación, Héctor Rodríguez, firmó un decreto que establecía un plan de seis meses para hacer frente a la crisis que incluía la reincorporación voluntaria de los maestros, la matriculación en cualquier momento del año para que los niños que regresen a Venezuela puedan ir a la escuela, y el fin del horario mosaico.
Sin embargo, el documento no mencionaba la asignación de nuevos recursos a la educación pública ni aumentaba los salarios de los educadores que, en la práctica, siguen sin poder completar el horario.
- Norelys Figueroa, directora del Instituto Nacional Batalla de Puerto Cabello, en Ciudad Guayana, ha visto en persona los años dorados de la educación desvanecerse:
- “La mayoría de los docentes no son especialistas. No tenemos suficiente personal en áreas como ciencias, matemáticas, física e idiomas”, explica.
Escuelas sin servicios básicos
Maracaibo es el centro económico más importante del oeste del país. Sin embargo, la crisis de la última década no la ha perdonado. Las largas colas para conseguir combustible y los cortes de electricidad son habituales, no hay agua corriente más que cinco días al mes y la gasolina es un lujo.
- En una escuela de la ciudad, eran los padres quienes habían hecho las instalaciones eléctricas, que apenas proporcionaban luz suficiente para conectar algunos ordenadores y unos cuantos ventiladores.
- En el norte de la ciudad se encuentra una de las escuelas que han trasladado las aulas al aire libre. Allí estudian por turnos casi 200 niños, desde preescolar hasta sexto grado. La mayoría pertenecen a la comunidad étnica wayuu.
- Muchos de ellos han llegado desde la zona fronteriza con Colombia, desplazados por la violencia y las malas condiciones de vida. Estudian en un espacio precario, instalado en el patio de la escuela, por el que pasa el ganado mientras están en clase.
Pero ellos no se distraen; siguen con atención la voz de sus maestros, que los elogian por sus esfuerzos. “Los niños necesitan la construcción de la escuela, pero acá damos clases todos los días”, dice uno de los profesores, que pide permanecer anónimo.
La situación no es mucho mejor en otros lugares. Bolívar, que limita con Brasil y Guyana, es el Estado más grande de Venezuela. Antes, Ciudad Guayana era un núcleo minero, con una industria que explotaba sus abundantes minerales —oro, bauxita, hierro, alúmina— y vivió un gran auge económico hasta 2015.
- Ahora, el combustible y el gas son todavía más escasos que el agua corriente y las escuelas están en ruinas, según profesores y líderes sindicales. Aida González, secretaria general de la Asociación de Maestros del Estado y concejala del ayuntamiento de Caroní, dice que las escuelas de Bolívar no están preparadas ni siquiera para soportar una lluvia ligera y menciona al menos diez de ellas en Ciudad Guayana que tienen graves problemas de infraestructura y servicios básicos.
- “Los docentes quieren dar clases, los muchachos quieren ir a las escuelas, pero la situación es crítica en las instituciones”, afirma. Esa es también la experiencia de Figueroa en Ciudad Guayan. La directora asegura que los 504 alumnos que asisten a clases en su instituto tienen dificultades para aprender en un entorno tan precario. Aun así, destaca que, por lo menos, tienen el privilegio de que les dan el almuerzo todos los días.
Ese es un lujo que no todos los escolares tienen. Figuera, la maestra de Isla Margarita que pesca para completar el sueldo, dice que sus alumnos, muchas veces dejan de prestar atención porque tienen hambre o le confiesan que no se encuentran bien porque no han comido.
- Isla Margarita, en el Estado caribeño de Nueva Esparta, fue el principal destino turístico de Venezuela y atraía a un gran número de extranjeros, pero, a medida que se fue agravando la compleja crisis humanitaria, los habitantes locales perdieron su principal fuente de ingresos. Cada vez más jóvenes abandonan la isla.
- Yeritza María González, de 50 años, quien cuida de cinco de sus nietos, dice que cada vez es más difícil llegar a fin de mes. Vende empanadas en la playa de Manzanillo, donde ya casi no quedan turistas.
- Para sobrevivir, recurre al trueque con los pescadores: empanadas a cambio de pescado. Una parte la usa para alimentar a su familia y el resto lo vende para comprar nuevos ingredientes y cubrir las necesidades de sus nietos. En una mala semana, gana menos de 50 dólares. Cuando ocurre, no los envía a la escuela.
“Me da dolor que uno de mis nietos se quede viendo a otro niño que sí tiene para comer. Prefiero que se queden en la casa, así no tengamos nada para darle”, dice.
Históricamente, los niños que asistían a la escuela pública tenían garantizados el desayuno, el almuerzo y la merienda, pero ya no es así. Según la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (Encovi), en 2024 solo el 21% de los beneficiarios recibía las tres comidas todos los días, mientras que un informe reciente de HumVenezuela —una plataforma que monitorea y proporciona datos sobre la emergencia humanitaria— asegura que, el año pasado, el 70% de los niños de entre 3 y 17 años no recibieron ningún tipo de alimento en la escuela.
- “Las escuelas de acá no sirven. Cuando dan comida solo hay granos y pasta. Pero, cuando se acaba, ya no hay comida. Entonces, si uno no le da nada al niño, no tiene como alimentarse”, dice Yeritza.
- En todas partes, los padres expresan su preocupación por el futuro de sus hijos y las condiciones que atraviesan en sus centros educativos.
- Fabiana Briceño, una mujer de 30 años que tiene tres hijos y vive en Maracaibo, cuenta que ha visto a su hijo llegar a casa “rojo de calor”, porque no tenía agua potable para beber ni refrescarse en la escuela.
Las consecuencias para los jóvenes venezolanos se sienten ya desde hace varios años. Un informe publicado recientemente por la Universidad Católica Andrés Bello muestra que los alumnos del sistema educativo venezolano presentan graves dificultades de aprendizaje.
Los expertos subrayan que los resultados han empeorado de manera constante en los últimos años, que los estudiantes están menos motivados y que la brecha entre los alumnos del sistema privado (el 15 % de los escolarizados) y la gran mayoría de los que asisten a escuelas públicas es cada vez mayor.
Iniciativas locales hacen frente al abandono
Con el tiempo, los educadores, las familias y las organizaciones locales han creado sus propios métodos para que los niños no pierdan el paso en su educación o para proporcionarles oportunidades de formación.
- Fe y Alegría, una red de escuelas privadas de bajo costo para niños y adolescentes en situación de pobreza, es una de las iniciativas más visibles. En Venezuela cuenta con 177 escuelas y atiende a casi 95.000 estudiantes. El precio mensual varía según cada comunidad y los maestros reciben bonificaciones y beneficios especiales.
- Nataly Martínez tiene tres hijos que dejaron el sistema público por una de estas escuelas en el barrio de Santa Joaquina de Ciudad Guayana. “Yo veo que han avanzado mucho”, asegura. “Mi hijo tiene una condición de aprendizaje, pero vi que ha logrado aprender a leer y se comunica de buena forma”.
- En Margarita, Christian Maestre, un hombre de 29 años de la zona de las salinas de Pampatar, ha desarrollado un programa para ofrecer a los niños mejores perspectivas de futuro y una motivación para estudiar. Su propósito inicial era evitar que los jóvenes cayeran en actividades delictivas para subsistir.
En 2021, puso en marcha un negocio de excursiones turísticas a las salinas y la mayor parte de los ingresos los dedica a organizar actividades alternativas para que los niños no tengan que recurrir a la delincuencia.
- Les ofrece formación en artesanía, gestión de redes sociales, fotografía y hostelería, además de educación sexual. El programa beneficia directamente a 150 niños de hasta 13 años.
- Además, da a las familias dinero para comprar alimentos, suplementos alimenticios y artículos de higiene personal, para que puedan cuidar de los más pequeños o les alcance para pagar la escolarización de sus hijos.
En la actualidad, 60 de ellos están estudiando. “El dinero que se genera gracias a las visitas de los turistas lo invertimos en la capacitación de los chamos. Para que ellos se puedan mantener motivados”, dice Maestre. “Hay que ofrecerles cosas nuevas para que se mantengan en un constante aprendizaje”. /Agencias-PUNTOporPUNTO