
El cambio climático amenaza con profundizar las desigualdades en América Latina y el Caribe, poniendo en riesgo directo el bienestar de millones de niños, niñas, adolescentes y jóvenes.
- De acuerdo con un nuevo informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), al menos 5.9 millones de menores podrían caer en situación de pobreza para 2030 debido al impacto de fenómenos climáticos extremos.
- La cifra, sin embargo, podría ascender hasta 17.9 millones si los países de la región no cumplen sus compromisos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero ni fortalecen sus políticas de adaptación y resiliencia.
- El reporte “El impacto del cambio climático sobre la pobreza infantil y juvenil de América Latina” advierte que los menores de edad son especialmente vulnerables no solo por los riesgos físicos que enfrentan frente a ciclones, olas de calor o inundaciones, sino también por las consecuencias indirectas en su educación, salud y medios de vida familiares.
A pesar de ello, apenas 3.4% de la financiación climática multilateral se destina a la infancia, una brecha crítica que, según CEPAL y UNICEF, amenaza con perpetuar las inequidades en la región si no se adoptan medidas urgentes y específicas en favor de los más jóvenes.
Niñas, las más afectadas por el cambio climático en América Latina
La crisis climática está exponiendo a millones de niños en América Latina y el Caribe a riesgos para la salud, interrupciones educativas y mayor inseguridad, con las niñas como el grupo más afectado y con menos apoyo disponible, mostró el martes un informe.
- El estudio de la ONG Plan International, que se basa en datos de financiamiento climático, grupos focales y entrevistas en 10 países de la región y fue dado a conocer el martes, concluye que el cambio climático está agravando la desnutrición infantil y aumentando la exposición a enfermedades transmitidas por el agua, como el cólera.
- También está provocando interrupciones prolongadas en la educación, además de incrementar la violencia, incluida la violencia de género, señaló la entidad en se reporte «Infancias bajo la crisis climática en América Latina y el Caribe», desarrollado en 10 países entre mayo y julio.
La ONG dijo que la devastación provocada recientemente por el huracán Melissa en el Caribe —que los científicos han vinculado al calentamiento de los océanos— pone de relieve la urgencia de las conclusiones del informe, que advierte sobre los costos humanos crecientes del cambio climático en comunidades vulnerables.
Cuando llueve y no hay agua limpia, nos afecta (…) podemos contagiarnos si no podemos lavarnos», dijo una joven en Perú, citada en el reporte, subrayando cómo las emergencias climáticas afectan directamente la salud menstrual y la dignidad de las niñas ante la escasez de agua.
- En Colombia, una adolescente de 16 años describió cómo los eventos climáticos extremos alteran la vida de su comunidad: «Cuando llega la temporada de lluvias, las escuelas se inundan y tenemos que limpiar. Hemos encontrado peces muertos en los pasillos. Durante las sequías también perdemos los cultivos».
- El informe también advierte que la crisis climática refuerza los roles de género tradicionales y aumenta el riesgo de matrimonios infantiles en la región.
Una joven de Ecuador dijo: «Los padres suelen sacar primero a las niñas de la escuela para que ayuden en la casa».
En comunidades rurales, indígenas y afrodescendientes, las desigualdades estructurales agravan aún más estos impactos, limitando el acceso a servicios básicos como escuelas, hospitales y estaciones de policía.
- La crisis climática no es un problema distante, está ocurriendo ahora mismo y las niñas son las más afectadas. Siguen siendo las menos escuchadas y las menos financiadas, mientras su educación y salud se deterioran», dijo Carmen Elena Alemán, directora regional de Plan International para América Latina y el Caribe.
La ONG subrayó que invertir en educación climática, salud y protección infantil es esencial para construir resiliencia y garantizar que las niñas estén en el centro de las políticas climáticas.
Enfermedades y problemas que puede ocasionar
El calor extremo, la contaminación del agua y del aire, así como los eventos climáticos extremos, están provocando graves afectaciones a la salud infantil y materna.
Entre los principales problemas que pueden presentarse se encuentran:
- Enfermedades respiratorias y cardiovasculares
- Complicaciones en el embarazo
- Problemas de salud mental
- Alteraciones en el sueño y el comportamiento infantil
Estas condiciones, advierten los expertos, no solo dañan el cuerpo, sino también el desarrollo emocional y social de los niños, por lo que urgen políticas públicas que protejan su bienestar.
El calor extremo y sus riesgos durante el embarazo
Durante el foro, James Cairns, director de Compromisos Estratégicos y Aprendizaje Organizacional, explicó que el calor extremo puede provocar partos prematuros y otras complicaciones en mujeres embarazadas.
En el caso de los niños, las altas temperaturas afectan su descanso y capacidad de aprendizaje, ya que el cuerpo infantil regula el calor con mayor dificultad. Además de tener disrupción del sueño pueden afectar su atención y su rendimiento escolar.
Cómo prevenir y enfrentar el cambio climático
Los especialistas coincidieron en que enfrentar el cambio climático requiere la colaboración de gobiernos, empresas y sociedad.
Algunas acciones clave incluyen:
- Reducir las emisiones de gases de efecto invernadero
- Adoptar modelos económicos sostenibles
- Disminuir el consumo excesivo y los residuos
- Proteger la biodiversidad y los recursos naturales
El profesor Jorge Cuartas enfatizó la necesidad de un cambio de conciencia global:
“Entender que como seres humanos tenemos que cambiar el modelo económico, las prácticas actuales que tenemos y cuidar el medio ambiente, para de esa forma, también cuidarnos a nosotros mismos”, señaló el académico.
Los expertos hicieron un llamado a reconocer la profunda conexión entre el ser humano y la naturaleza.
“Los ser humanos estamos totalmente conectados con el ambiente natural; entonces si el ambiente natural sufre y está mal inmediatamente el ser humano sufre y está mal y creo que entender esa interconexión profunda es esencial”, manifestó el profesor Jorge Cuartas.
El cambio climático afecta a todos, pero sus consecuencias sobre la primera infancia pueden marcar a generaciones enteras. Por ello, proteger el planeta es también proteger a los niños.
Solo el 3,4% de la financiación climática es dedicada a la niñez
Para las agencias, el financiamiento climático no prioriza los servicios de salud, nutrición, educación, agua y saneamiento que la infancia necesita para un óptimo desarrollo cognitivo y físico.
- En América Latina y el Caribe, solo 3,4% del total de la financiación es dedicada a la niñez. Además, los recortes de fondos y reducción de ayuda para la cooperación coinciden con un momento de necesidad sin precedentes, en el que más que nunca millones de niños y jóvenes necesitan ese apoyo para mitigar el impacto desproporcionado del cambio climático en su desarrollo.
La crisis climática interrumpió el acceso a la educación en 2024
Las inundaciones, tormentas, incendios forestales, olas de calor, olas de frío, ciclones tropicales y sequías que arrasaron el planeta el año pasado provocaron que al menos 242 millones de estudiantes de 85 países vieran interrumpido su acceso a la escuela. Estos fenómenos extremos, consecuencia de la crisis climática, impidieron a uno de cada siete alumnos acudir a clase, según un nuevo informe de Unicef publicado este viernes, coincidiendo con el Día Internacional de la Educación.
Una cifra “conservadora”, indican en el estudio, debido principalmente a las limitaciones de los datos. Además, explican, estos números no tienen en cuenta los impactos secundarios de estos peligros inducidos por el clima, “como la contaminación atmosférica causada por los incendios forestales o las sequías, las tensiones geopolíticas derivadas de la competencia por el agua o las epidemias resultantes de la reducción del acceso al agua potable debido a inundaciones o sequías”.
- El análisis se centra en la “interrupción escolar”, que define como cualquier acontecimiento que provoque la suspensión de las clases regulares, desde el cierre de escuelas, a la reducción de las horas lectivas, el adelanto de las vacaciones, el retraso en la apertura o la destrucción de colegios y aulas.
Además de las consecuencias sobre las infraestructuras escolares, estas interrupciones, sobre todo aquellas que son prolongadas, tienen un alto coste en la infancia y adolescencia.
“Cuanto más duren, más impacto van a tener en la vida de los niños y niñas, sobre todo en sus procesos de aprendizaje, que se van a ver interrumpidos, y también en la calidad de estos”, explica por videollamada Carlos García de Bakedano, especialista en Educación de Unicef España. Estos riesgos, incide el informe, se hacen mayores en aquellos contextos más frágiles.
“Cuanto más tiempo pase sin que vayan a la escuela o sin que accedan a la educación, más va a costar que vuelvan de nuevo, con lo cual se pueden ver más expuestos a riesgos de trabajo infantil, matrimonio infantil, embarazo temprano u otros tipos de abusos y explotación”, añade el experto.
- En Etiopía y Kenia, durante 2021 el matrimonio infantil aumentó en más de un 90% en las regiones más afectadas por la sequía, expulsando a las niñas de las escuelas
En estos casos, las niñas y adolescentes suelen verse afectadas de forma más desproporcionada.
“Esto pasa, en general, no solamente con las crisis derivadas del cambio climático, sino también, por ejemplo, en emergencias derivadas de conflictos. Por una discriminación de género, a muchas de ellas se les asigna una serie de roles de cuidado, de tareas domésticas, etcétera, que de alguna manera hacen que abandonen o dejen de ir a la escuela”, inciden desde Unicef.
“Esto les va a limitar en sus procesos de desarrollo y de oportunidades de futuro y también les va a exponer más a situaciones de abuso o de violencia. Hay estudios que dicen que aquellas niñas que son capaces de terminar la etapa secundaria tienen seis veces menos riesgo de sufrir matrimonio infantil”, cuenta García de Bakedano.
- El informe destaca, al hilo de esta problemática, que en Asia meridional y África oriental los fenómenos climáticos van asociados a un aumento de las tasas de matrimonio infantil, interrumpiendo para siempre la educación de miles de niñas y adolescentes.
- “En Etiopía y Kenia, durante 2021 el matrimonio infantil aumentó en más de un 90% en las regiones más afectadas por la sequía, expulsando a las niñas de las escuelas”, detalla el análisis de Unicef.
En cuanto a la división por regiones, de los 242 millones de estudiantes que vieron su asistencia a clase interrumpida, casi el 74% se encontraban en países de renta baja y media-baja. Asia meridional fue la zona más perjudicada, con 128 millones de niños y adolescentes afectados. Le siguen Asia Oriental y el Pacífico, con 50 millones de estudiantes, y América Latina y el Caribe, con 30 millones de damnificados.
En Oriente Próximo y el Norte de África, las tormentas y las inundaciones provocaron interrupciones escolares que afectaron a 8 millones de alumnos. Mientras tanto, en África occidental y central y África oriental y meridional, las inundaciones afectaron a 12 millones y 8 de estudiantes, respectivamente. En el continente africano, donde más de 107 millones de niños ya están sin escolarizar, las perturbaciones relacionadas con el clima en 2024 han puesto en riesgo de abandono escolar a otros 20 millones.
Más de 118 millones de alumnos afectados por olas de calor
Dentro de los fenómenos extremos, las olas de calor fueron el principal riesgo climático que llevó al cierre de escuelas en 2024, el año más cálido registrado en el planeta.
- En abril, más de 118 millones de alumnos resultaron afectados por las altas temperaturas, según Unicef, que destaca que países como Bangladés o Filipinas sufrieron cierres generalizados en ese mes, mientras que otros, como Camboya, redujeron su jornada escolar dos horas.
En mayo, los termómetros alcanzaron los 47 grados en algunas zonas de Asia meridional, poniendo en riesgo la salud de los más pequeños.
“Los niños son más vulnerables a los efectos de las crisis meteorológicas, como olas de calor, tormentas, sequías e inundaciones más fuertes y frecuentes”, declaró en un comunicado Catherine Russell, directora ejecutiva de Unicef.
“Su cuerpo es especialmente vulnerable. Se calientan más rápido, sudan de forma menos eficiente y se enfrían más lentamente que los adultos. Los niños no pueden concentrarse en aulas que no les ofrecen un respiro del calor sofocante, y no pueden llegar a la escuela si el camino está inundado, o si las escuelas son arrasadas por el agua”.
Según las previsiones de otro informe de Unicef publicado recientemente, esta problemática irá a peor en los próximos años. En 2050, el número de menores expuestos a olas de calor extremas será ocho veces mayor al registrado en la década de 2000. El de niños y niñas expuestos a inundaciones extremas será tres veces superior, y el de afectados por incendios forestales extremos prácticamente se duplicará.
Más financiación y escuelas más resilientes
“Las escuelas y los sistemas educativos están en gran medida mal equipados para proteger a los alumnos de estos impactos, ya que las inversiones financieras en educación centradas en el clima siguen siendo sorprendentemente bajas, y los datos globales sobre las interrupciones escolares debidas a peligros climáticos son limitados”, dice el comunicado de la organización. Para ello, desde Unicef piden acelerar la financiación para mejorar la resiliencia climática en el sector educativo.
“Los niños no pueden concentrarse en aulas que no les ofrecen un respiro del calor sofocante, y no pueden llegar a la escuela si el camino está inundado, o si las escuelas son arrasadas por el agua”
Catherine Russell, directora ejecutiva de Unicef
“Cuando se da algún tipo de crisis humanitaria, del tipo que sea, lógicamente se pone mucho el foco en el acceso a agua segura, a la salud, nutrición, a la protección de niños y niñas para que no se vean expuestos. Pero es verdad que la inversión en educación, que también es un sector fundamental en un contexto de emergencia y que permite de alguna manera a los niños y niñas verse más protegidos, muchas veces es mucho más baja. Habría que poner el foco en que la educación en emergencias reciba la financiación suficiente. Ya no solamente la respuesta cuando se da un fenómeno, sino incluso en toda la parte de prevención y de construcción de resiliencia”, incide García de Bakedano.
Además, las soluciones pasan, explica el especialista, por aumentar la capacidad de respuesta de las infraestructuras escolares, hacerlas más resistentes a los efectos de estos fenómenos extremos y poner en marcha planes de gestión de riesgos y contingencia.
“Es fundamental preparar a toda la comunidad escolar y que se impliquen. Por otro lado, es necesario incorporar contenidos sobre el cambio climático en los currículos escolares. Todo esto con la participación relevante e importante del profesorado como figura clave”, añade.
Sin olvidar tampoco a los afectados, los niños y niñas. Incentivar la participación del alumnado y de la población adolescente como motores del cambio, de sensibilización y de generación de nuevas dinámicas es imprescindible para García de Bakedano. “Los y las jóvenes nos están poniendo las pilas llamando la atención sobre lo que nos estamos jugando, sobre todo para su futuro”.
Niños sufrirán las consecuencias desproporcionadas de un cambio climático
Los niños de hoy, en especial los que viven en países de renta baja, vivirán un futuro “sin precedentes”, en el que sufrirán las consecuencias desproporcionadas de un cambio climático que ninguna generación humana ha vivido antes.
- En el mejor de los casos, si el mundo consigue limitar el calentamiento global a 1.5 ºC para finales de siglo -compromiso fijado en el Acuerdo de París-, alrededor del 52 por ciento de los nacidos en 2020 (62 millones de personas) experimentarán una exposición sin precedentes a las olas de calor a lo largo de su vida.
- Pero, si las emisiones elevan la temperatura mundial 2.7 ºC por encima de los niveles preindustriales, unos cien millones de los 120 millones de niños nacidos en 2020 (el 83 por ciento del total) vivirán unas condiciones climáticas nunca vistas, y si la temperatura supera los 3.5 ºC serán el 92%.
- Estos niños serán víctimas de olas de calor, malas cosechas, inundaciones, ciclones tropicales, sequías e incendios forestales, consecuencias de un calentamiento atmosférico continuado que no hemos podido o querido frenar, según un estudio de la Universidad Vrije de Bruselas (VUB), Bélgica, y de la organización Save the Children, cuyos detalles se han publicado este miércoles en la revista Nature.
La diferencia entre rebasar los 1.5 ºC o alcanzar los 2.7 ºC es que rebajaría el número de afectados en 38 millones, personas que podrían salvarse de este desastre con solo reducir el uso de combustibles fósiles, según el estudio.
Los autores explican que las consecuencias del calentamiento global serán mortales para los niños y para su salud física y mental, porque dificultarán el acceso a los alimentos y al agua potable y obligará a cerrar las escuelas, todo ello, supondrá “vivir una vida sin precedentes”.
Vivir una vida sin precedentes significa que, sin el cambio climático antropogénico, “uno tendría menos de una posibilidad entre 10,000 de experimentar tantos extremos climáticos a lo largo de su vida”, apunta Luke Grant, científico en la VUB y del Environment and Climate Change Canada (ECCC) y autor principal del informe.
Impacto generacional del cambio climático
Combinando datos demográficos y proyecciones de modelos climáticos de extremos climáticos para cada lugar del planeta, los autores calcularon el porcentaje de cada generación nacida entre 1960 y 2020 que se enfrentará a una exposición sin precedentes de extremos climáticos.
- Así, observaron que cuanto más joven es una persona, mayor es su probabilidad de sufrir las consecuencias del cambio climático.
- Incluso si se consigue limitar el calentamiento global a 1.5 ºC, el 52% de los niños nacidos en 2020 estarán expuestos a olas de calor sin precedentes, frente a sólo el 16% de los nacidos en 1960, advierte el informe.
“Estabilizando nuestro clima en torno a 1.5 °C por encima de las temperaturas preindustriales, aproximadamente la mitad de los jóvenes de hoy estarán expuestos a un número sin precedentes de olas de calor a lo largo de su vida. En un escenario de 3.5 °C, más del 90% sufrirá esa exposición a lo largo de su vida”, advierte Grant.
Pero si el aumento de la temperatura global se limitase a 1.5 ºC en lugar de alcanzar los 2.7 ºC, 38 millones de niños evitarían verse expuestos a olas de calor sin precedentes, 8 millones evitarían la pérdida de cosechas, 5 millones evitarían inundaciones y ciclones tropicales, 2 millones evitarían la exposición a sequías y 1.5 millones la exposición a incendios forestales a lo largo de su vida, detalla el informe.
La injusticia social del cambio climático
El estudio también revela la injusticia social del cambio climático y sus repercusiones.
“Los niños más vulnerables experimentan la peor escalada de los extremos climáticos. Con recursos y opciones de adaptación limitados, se enfrentan a riesgos desproporcionados”, lamenta Wim Thiery, catedrático de Ciencias del Clima de la VUB y autor principal del estudio.
“En todo el mundo, los niños se ven obligados a soportar el peso de una crisis de la que no son responsables. Calor peligroso que pone en peligro su salud y su aprendizaje; ciclones que azotan sus hogares y escuelas; sequías progresivas que marchitan las cosechas y reducen lo que hay en sus platos. En medio de este ritmo diario de desastres, los niños nos suplican que no nos desconectemos”, denuncia la directora general de Save The Children International, Inger Ashing.
- Esta investigación muestra que “aún hay esperanza”; pero “sólo si actuamos de forma urgente y ambiciosa para limitar rápidamente el calentamiento de las temperaturas a 1.5 °C, y situar realmente a los niños en el centro de nuestra respuesta al cambio climático”, advierte Ashing.
“Con unas emisiones globales que no dejan de aumentar y el planeta a solo 0.2 ºC del umbral de los 1.5 °C, los líderes mundiales deben dar un paso adelante para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y disminuir la carga climática sobre los jóvenes de hoy”, zanja Thiery./Agencias-PUNTOporPUNTO
Documento íntegro a continuación:






















