TEXTO ÍNTEGRO: 9,3% del MUNDO presenta ALTO RIESGO de sufrir brotes de ENFERMEDADES ZOONÓTICAS

La amenaza de nuevas epidemias causadas por enfermedades zoonóticas —aquellas transmitidas de animales a humanos— está lejos de ser hipotética. Un nuevo estudio internacional, publicado recientemente en la revista Science, ha desarrollado por primera vez un modelo global que identifica las áreas con mayor riesgo de brotes de enfermedades infecciosas incluidas en la lista de prioridades de la Organización Mundial de la Salud (OMS), como el virus del Ébola, el Zika, el virus de Marburgo o la fiebre de Lassa.

  • La investigación, que utiliza modelos de aprendizaje automático basados en árboles de regresión aditiva bayesiana espacial (BART), revela que el 9,3% de la superficie terrestre mundial presenta un riesgo alto o muy alto de sufrir brotes de enfermedades zoonóticas.
  • Este riesgo se concentra principalmente en América Latina (27,1% de su territorio), seguida por Oceanía (18,6%), mientras que Asia y África también registran áreas críticas. En Europa y América del Norte, aunque el riesgo es más bajo en términos relativos, no es inexistente.
  • El análisis también estima que aproximadamente el 20% de la población mundial vive en zonas de riesgo medio y que un 3% se encuentra expuesta a niveles altos o muy altos de riesgo. Esto subraya la dimensión humana del fenómeno: millones de personas habitan en entornos donde el salto del virus del animal al ser humano es más probable.

Clima, ganadería, uso del suelo y población: el cóctel perfecto

El estudio analiza la influencia de nueve factores antropogénicos agrupados en tres categorías: climáticos (temperatura, precipitaciones y déficit hídrico), ambientales (proximidad a bosques, pérdida de biodiversidad, densidad ganadera y cambios en el uso del suelo) y demográficos (densidad poblacional). Todos ellos contribuyen, en distinto grado, a crear las condiciones que favorecen la aparición de brotes zoonóticos.

Los factores climáticos ocupan un lugar destacado. El calentamiento global incrementa el riesgo al expandir los hábitats propicios para patógenos y vectores. Las regiones con temperaturas altas y precipitaciones intensas —características de muchas zonas tropicales— presentan un riesgo particularmente elevado.

  • Asimismo, el déficit hídrico moderado a alto, es decir, la escasez de agua relativa durante el año, se asocia con una mayor concentración de animales y personas alrededor de recursos hídricos, aumentando las probabilidades de contagio.
  • En cuanto a los factores ambientales, el estudio confirma que una alta densidad de ganado aumenta la presión infecciosa, aunque más allá de cierto umbral su impacto se vuelve impredecible debido a las diferencias en bioseguridad y prácticas agrícolas.
  • La proximidad entre humanos y bosques es otro factor de riesgo crítico, ya que facilita la interacción con fauna silvestre —reservorio natural de muchos virus—, especialmente en contextos de urbanización descontrolada.

Por su parte, la frecuencia de los cambios en el uso del suelo (por ejemplo, la conversión de bosques en tierras de cultivo o pastos) aparece como un potente impulsor de brotes. Estas alteraciones afectan a la biodiversidad y pueden modificar los equilibrios ecológicos de forma abrupta.

  • La relación entre biodiversidad y riesgo resulta compleja. El estudio identifica que la pérdida moderada de biodiversidad aumenta el riesgo de brotes, lo que apoya la hipótesis del “efecto de dilución”, según la cual una mayor diversidad de especies puede frenar la transmisión de patógenos al dispersar su impacto entre muchos hospedadores.

Sin embargo, pérdidas más extremas de biodiversidad parecen reducir el riesgo, probablemente por la desaparición de reservorios clave.

  • El factor más determinante, sin embargo, es la densidad de población humana. El modelo demuestra que, incluso manteniendo constantes las demás variables, las zonas densamente pobladas presentan un riesgo de brote mucho mayor, lo que refuerza la necesidad de una planificación urbana resiliente y sostenible.

Además del mapa global de riesgo, los autores del estudio han creado un índice de riesgo epidémico que cruza los niveles de amenaza con la capacidad de respuesta de los países a brotes zoonóticos.

  • Esta herramienta permite diferenciar entre países con alto riesgo y baja capacidad de contención —como Papúa Nueva Guinea, que encabeza la clasificación de mayor vulnerabilidad— y aquellos que, pese a enfrentar amenazas significativas, disponen de sistemas sanitarios y veterinarios eficaces para mitigar el impacto.
  • Este índice se basa en datos del Reglamento Sanitario Internacional (RSI), que recogen la preparación de cada país en la interfaz entre salud humana y animal. De este modo, el estudio no solo identifica las zonas de mayor riesgo, sino también aquellas que requieren apoyo urgente para fortalecer sus capacidades de respuesta.

Implicaciones para la salud pública global

Los autores insisten en que sus hallazgos deben servir como guía para priorizar la vigilancia epidemiológica, planificar políticas de salud pública e implementar medidas de prevención más allá de la mera respuesta a emergencias.

  • “Nuestro estudio muestra que el riesgo de brotes zoonóticos no está distribuido al azar, sino que responde a presiones ecológicas y sociales claramente identificables. Esto significa que es posible intervenir antes de que ocurra la próxima pandemia”, determinan.

Entre las principales recomendaciones se encuentran la integración de la salud pública con la planificación territorial y ambiental, la vigilancia activa en zonas de riesgo, y la cooperación internacional para fortalecer las capacidades de los países más expuestos.

El uso de modelos avanzados como BART también abre nuevas posibilidades en la predicción anticipada de brotes, permitiendo actuar con mayor eficacia en la asignación de recursos y la preparación frente a futuras amenazas sanitarias.

  • El estudio se alinea con el enfoque One Health, que reconoce la interdependencia entre la salud humana, animal y ambiental. Sus autores reclaman una mirada integrada y multisectorial para abordar los riesgos epidemiológicos del siglo XXI, en un contexto de crisis climática, urbanización acelerada y pérdida acelerada de biodiversidad.
  • “El mapa que hemos creado no es solo un diagnóstico, sino una llamada a la acción”, afirman los investigadores en el estudio. “La próxima epidemia ya puede estar gestándose en alguno de estos puntos calientes. La ciencia ya nos ha mostrado dónde mirar. Ahora, toca actuar”.

Zoonosis inversa: enfermedades que los humanos pueden contagiar a perros y gatos

  • Cada 6 de julio se celebra el Día Mundial de la Zoonosis, una fecha que busca crear conciencia sobre las enfermedades que los animales pueden transmitir a los seres humanos, como la rabia, la leptospirosis o la toxoplasmosis.
  • Sin embargo, en medio de esta conversación, pocas veces se menciona la zoonosis inversa, es decir, aquellas enfermedades que los humanos pueden contagiar a los animales, en especial a sus mascotas más cercanas: los perros y los gatos.
  • En el Perú, según la Encuesta Nacional de Hogares (ENAHO) del INEI, más del 50 % de los hogares urbanos tiene al menos una mascota, siendo los perros los más comunes, seguidos de los gatos.

En ciudades como Lima, Arequipa y Trujillo, es habitual encontrar hogares donde perros y gatos no solo forman parte de la familia, sino que conviven estrechamente con las personas, incluso compartiendo camas, sillones y rutinas diarias. Esta cercanía aumenta el riesgo de que ciertos virus, bacterias o parásitos pasen del humano al animal, afectando su salud.

Conocer los riesgos de la zoonosis inversa es clave para proteger a nuestras mascotas y evitar la propagación de enfermedades que podrían impactar también en la salud pública.

Enfermedades que los humanos pueden contagiar a perros y gatos

Aunque tradicionalmente se ha pensado que los animales son el origen principal de enfermedades infecciosas, la ciencia ha demostrado que los humanos también pueden transmitir ciertos patógenos a los animales domésticos. Algunas de las enfermedades más relevantes en casos de zoonosis inversa son:

  • COVID-19: durante la pandemia, se registraron numerosos casos en los que humanos contagiaron a sus gatos o perros con el virus del covid-19. Aunque en la mayoría de los casos los síntomas fueron leves o ausentes, se confirmó que los animales podían contraer el virus a través del contacto estrecho con personas infectadas.
  • Tuberculosis: aunque es poco común, se han documentado casos de gatos infectados por tuberculosis humana. La transmisión suele ocurrir por exposición prolongada a aerosoles de personas enfermas, especialmente en espacios cerrados.
  • Gripe: existen evidencias de que algunos subtipos del virus de la gripe humana pueden afectar a gatos y perros, sobre todo si estos tienen sistemas inmunológicos debilitados. Los gatos son más susceptibles, y pueden presentar síntomas respiratorios similares a los humanos.
  • Tiña: esta infección cutánea causada por hongos puede ser transmitida de humanos a animales mediante el contacto directo con la piel o superficies contaminadas. Los gatos, en particular, son muy sensibles a este tipo de hongos y pueden convertirse en portadores asintomáticos.
  • Parásitos intestinales: algunas infecciones intestinales que los humanos pueden adquirir por agua o alimentos contaminados también pueden ser transmitidas a los animales si no se mantienen condiciones de higiene adecuadas, especialmente en hogares con niños pequeños o personas con un sistema inmunológico debilitado.

Cómo prevenir la zoonosis inversa

La prevención de la zoonosis inversa se basa en una serie de hábitos sencillos pero fundamentales para garantizar la salud tanto de los humanos como de sus animales de compañía:

  • Evitar el contacto cercano cuando estás enfermo: si tienes gripe, covid-19 u otra infección, limita el contacto directo con tu mascota. No la beses ni dejes que lama tu rostro.
  • Mantener una buena higiene personal y del entorno: lávate las manos antes y después de tocar a tus mascotas, limpia regularmente sus camas, platos y juguetes.
  • Vacuna y desparasita a tus mascotas: mantener al día el calendario veterinario ayuda a fortalecer su sistema inmunológico frente a enfermedades externas.
  • No automedicar animales: nunca le des medicamentos humanos a tu mascota sin indicación veterinaria.
  • Ventilar los espacios compartidos: sobre todo si algún miembro del hogar está enfermo, la ventilación reduce la carga viral y bacteriana en el ambiente. /PUNTOporPUNTO

Documento Íntegro a Continuación:

https://www.science.org/doi/10.1126/sciadv.adw6363

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