TEXTO ÍNTEGRO: Alerta, HEMISFERIO NORTE se está oscureciendo más y PROVOCA MAYOR CALENTAMIENTO

Science American dijo que si el brillo disminuye significaría más radiación solar, lo que llevaría a que el hemisferio norte siga calentándose. Esto podría significar que se derretirá más hielo y el agravamiento del calentamiento global.

El brillo de la Tierra está disminuyendo, lo que está provocando cambios en las precipitaciones, las corrientes oceánicas y la temperatura, advirtió un nuevo estudio publicado recientemente en la revista científica Proceedings of the National Academy of Sciences USA.

Los científicos midieron el brillo del planeta considerando la cantidad de luz que llega a la Tierra y la que se refleja al espacio. Esta reflectividad se conoce como albedo, y llegaron a la conclusión que ha estado disminuyendo durante décadas.

El hemisferio norte se está oscureciendo más

Según el estudio, ese cambio no es uniforme ya que el hemisferio norte se está oscureciendo más que el sur, un cambio que podría provocar un mayor calentamiento en el hemisferio norte, desequilibrando los sistemas meteorológicos de la Tierra.

  • Los investigadores también explicaron que aunque ambos hemisferios tienen albedos diferentes (el hemisferio norte tiene más tierra, nieve y hielo, y por lo tanto es más reflectante) parecían reflejar la misma cantidad de luz solar proveniente del espacio.

“Se creía que ese equilibrio se debía a la nubosidad. Formadas tanto por vapor de agua como por aerosoles, las nubes pueden, a distintas altitudes, reflejar o absorber los rayos solares”, explicó Science American, quien retomó el estudio.

  • Pero los investigadores, liderados por Norman Loeb, encontraron una ruptura en la simetría hemisférica, lo que sugiere que la función de las nubes en su mantenimiento tiene un límite.
  • “Cuando la Tierra se calienta, el aire retiene más vapor de agua, que absorbe la radiación solar. El hemisferio norte está experimentando un mayor calentamiento, por lo que esto podría explicar cierto grado de oscurecimiento”.- Science American
  • Parte de la diferencia también podría deberse a cambios en los aerosoles , pequeñas partículas atmosféricas que van desde contaminantes hasta polvo o sal marina, y que reflejan la radiación solar, retomó Science American.

Derretimiento acelerado de los polos y el agravamiento del calentamiento global

Cuando el equilibrio de la reflectividad cambia, “toda la circulación del clima se modificará para transportar energía del hemisferio con excedente al que tiene déficit”, afirmó Soden.

  • Lo anterior influye en las corrientes oceánicas y la ubicación de franjas pluviométricas, que son áreas geográficas que se caracterizan por presentar un rango específico de lluvia anual lo que puede tener consecuencias para la disponibilidad de agua.
  • Science American también dijo que si el brillo disminuye significaría más radiación solar, lo que llevaría a que el hemisferio norte siga calentándose. Esto podría significar que se derretirá más hielo y el agravamiento del calentamiento global.
  • Además, Loeb afirmó que las precipitaciones tropicales en el hemisferio norte han aumentado en relación con el sur. “Aún es pronto”, dijo. “Me interesará mucho ver qué otras implicaciones puedan surgir”.

Loeb, quien es también autor principal del estudio, pudo analizar los cambios en el brillo de la Tierra utilizando datos de tres satélites diferentes que comparaban la luz solar entrante con la radiación de onda larga saliente, o la cantidad de radiación reflejada al espacio, durante un período de 24 años.

Luego combinó estos datos con datos de cámaras espectrales de alta resolución, mapas de nieve y nubes, y modelos climáticos computacionales.

Un clima que responde de manera desigual

Las consecuencias de este cambio no se limitan a la radiación solar absorbida. El hemisferio norte experimenta un calentamiento más acelerado que el sur, con una diferencia de tendencia de 0,16 °C por década. Esa disparidad influye en múltiples procesos, desde el derretimiento de glaciares hasta la frecuencia de olas de calor en continentes densamente poblados.

La lluvia también responde a esta desigualdad. El índice de precipitación tropical mostró un aumento relativo en el hemisferio norte, en línea con el desplazamiento de lluvias hacia la zona más cálida. Esto sugiere una migración de la Zona de Convergencia Intertropical (ITCZ), una franja clave donde confluyen los vientos alisios y se concentra gran parte de las precipitaciones del planeta. Un corrimiento de esa zona implica modificaciones en la disponibilidad de agua para regiones enteras, desde América Central hasta África subsahariana y el sudeste asiático.

  • En los trópicos, el estudio observó que la cobertura nubosa y la precipitación disminuyeron en el hemisferio sur en comparación con el norte. En cambio, en las latitudes extratropicales, las nubes del hemisferio norte reflejaron menos radiación que las del sur. Esa diferencia refuerza la idea de que el planeta no se comporta de manera simétrica y que los ajustes regionales no logran compensar las disparidades globales.
  • Los cambios en la radiación también están vinculados con la dinámica de las tormentas. Si la tendencia se mantiene, podrían alterarse los patrones de circulación atmosférica que determinan la ubicación e intensidad de los sistemas de tormenta en ambos hemisferios. Esto tiene implicaciones en la seguridad alimentaria, la gestión del agua y la resiliencia de comunidades que dependen de un clima estable.
  • Uno de los aportes centrales del estudio es que cuestiona la idea de que las nubes funcionan como una red de seguridad automática para el sistema climático. Hasta ahora, muchos modelos asumían que los desequilibrios generados por aerosoles, vapor de agua o cambios en la superficie se compensarían con ajustes en la nubosidad. La evidencia empírica no lo confirma.

De hecho, las simulaciones climáticas actuales muestran discrepancias de hasta ±5 W/m² en la diferencia de albedo entre hemisferios. Ese margen de error es demasiado amplio y limita la capacidad de prever cómo evolucionará el sistema.

El trabajo advierte que, si la tendencia continúa, la diferencia hemisférica en albedo podría aumentar aún más, con consecuencias directas en la circulación global y el clima regional.

  • Los investigadores no descartan que en escalas temporales más largas las nubes puedan compensar parte de la asimetría. Pero en la escala de dos décadas, los datos satelitales son claros: la simetría se está rompiendo y nada indica que el sistema climático restaure por sí mismo ese equilibrio en el corto plazo.
  • En otras palabras, el planeta ya no refleja la luz solar de manera equilibrada. Esa novedad no solo desafía las predicciones anteriores, también obliga a repensar cómo se construyen los modelos que guían las decisiones sobre mitigación y adaptación al cambio climático.
  • El oscurecimiento más rápido del hemisferio norte es una señal de advertencia sobre la velocidad con la que el sistema climático puede desviarse de supuestos históricos. Si el norte absorbe más energía que el sur, el calentamiento global podría intensificarse en regiones donde vive la mayor parte de la población mundial.

Comprender la magnitud y la persistencia de estas diferencias será clave para anticipar impactos. La pérdida de hielo marino en el Ártico, los cambios en la circulación atmosférica y los desplazamientos de lluvias ya están modificando los paisajes y las economías. Si la tendencia se acelera, los desafíos se multiplicarán.

El estudio liderado por Loeb recuerda que el clima terrestre funciona como una red compleja y que las acciones humanas, como la reducción de la contaminación, pueden tener efectos inesperados a escala planetaria.

Lo que parece positivo en un aspecto —menos partículas contaminantes en el aire— puede transformarse en un factor que acelera el calentamiento global. /PUNTOporPUNTO

Documento Íntegro a Continuación:

https://www.pnas.org/doi/epdf/10.1073/pnas.2511595122

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