Se calcula que entre 1918 y 1920, la llamada «gripe española» causó entre 20 y 100 millones de muertos en todo el mundo, convirtiéndose en una de las pandemias más devastadoras de la historia.
Pero, ¿qué mutaciones permitieron al virus de la gripe A H1N1 adaptarse a los humanos y, sobre todo, volverse tan virulento?
- Un equipo de investigadores de las universidades de Basilea y Zúrich, en colaboración con otras universidades, intentó responder a esta pregunta analizando muestras conservadas en formol y custodiadas en el Instituto de Medicina Evolutiva de la Universidad de Zúrich.
Uno de los ejemplares fue especialmente clave: se trataba de un tejido pulmonar perteneciente a un joven de 18 años fallecido en 1918, durante la primera oleada de la pandemia en Suiza.
Extracción de ARN viral de muestras con 100 años de antigüedad
En el estudio, publicado en BMC Biology, el equipo de investigadores desarrolló una nueva técnica para extraer el material genético del virus de muestras conservadas en formol.
- «Las colecciones médicas son un archivo inestimable para la reconstrucción de antiguos genomas virales de ácido ribonucleico (ARN)», explica Frank Rühli, coautor del estudio y director del Instituto de Medicina Evolutiva de la Universidad de Zúrich. Sin embargo, el potencial de estas muestras sigue estando desaprovechado.
El ARN es mucho menos estable que el ADN y solo se conserva a largo plazo en condiciones muy específicas, añade el primer autor, Christian Urban.
- Al mismo tiempo, estudiar cómo se adaptan los virus durante una pandemia puede aportar información valiosa paramodelizar el curso de cualquier ola futura. «Por eso hemos desarrollado un nuevo método para mejorar nuestra capacidad de recuperar fragmentos antiguos de ARN a partir de esas muestras», prosigue Urban.
Tres mutaciones clave
Los análisis, y las comparaciones con los escasos genomas del virus de la gripe española publicados previamente a partir de estudios en Alemania y Norteamérica, mostraron que la cepa que circulaba en Suiza presentaba tres mutaciones clave en 1918, que se conservarían dentro del genoma viral hasta el final de la pandemia.
- Dos de estas mutaciones habrían hecho al virus de la gripe española más resistente a un factor antiviral del sistema inmunitario humano, considerado una importante barrera contra la transmisión de los virus de la gripe aviar de animales a humanos.
- La tercera mutación se refiere a una proteína de la membrana del virus que mejoraría su capacidad para unirse a receptores específicos de las células humanas, lo que haría al virus más resistente y más contagioso.
«Es la primera vez que tenemos acceso al genoma de un virus de la gripe relacionado con la pandemia de 1918-1920 en Suiza», concluye Verena Schünemann, una de las autoras principales de la investigación, paleogenetista y profesora de ciencias arqueológicas en la Universidad de Basilea. «Esto nos da nueva información sobre la dinámica de adaptación del virus en Europa al principio de la pandemia».
Proyección y desafíos para futuras pandemias
Los resultados obtenidos por el equipo internacional, integrado por investigadores de la Universidad de Basilea, la Universidad de Zúrich y la Charité de Berlín, muestran un impacto directo en la preparación ante próximas pandemias.
- “Si entendemos mejor las dinámicas de adaptación de los virus al ser humano durante una pandemia, podemos desarrollar modelos más precisos para futuras pandemias”, afirmó Schünemann en la nota de prensa de la UZH.
El enfoque interdisciplinario, que une análisis genéticos y epidemiológicos, establece bases sólidas para construir modelos de predicción. Kaspar Staub, coautor del estudio y miembro de la UZH, detalló:
“El enfoque interdisciplinario permite una base de cálculo basada en la evidencia para futuras pandemias”.
- Científicos van a extender el análisis a más genomas y periodos, con muestras de distintas olas y regiones, con el objetivo de profundizar en la evolución del virus y de los mecanismos que hacen posible su patogenicidad y transmisión.
Las distintas caras de la influenza
El 17 de enero, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) emitió una alerta epidemiológica debido al incremento de la actividad del virus de la influenza estacional y otros patógenos respiratorios en el hemisferio norte.
En su reporte, advirtió que durante la temporada 2024-2025, principalmente en Europa, se registraba un importante aumento de casos, búsqueda de atención y hospitalizaciones.
- Frente a una eventual sobrecarga en los sistemas sanitarios en América Latina, la OPS recomendó ajustar los planes de preparación y organización, reforzando la prevención, diagnóstico precoz y manejo clínico adecuado, además de garantizar la vacunación, principalmente, en los grupos de alto riesgo.
- Según datos de la organización internacional, una proporción importante de las consultas, hospitalizaciones y muertes por trastornos respiratorios es de origen infeccioso, destacando la influenza por su frecuencia y gravedad.
Los desafíos que plantea esta patología para la salud pública y la ciencia van en aumento.
- Prueba de ello son los resultados de un estudio publicado en Nature Microbiology, que concluye que las partículas de su tipo A adaptan estratégicamente su forma -convirtiéndose en esferas o filamentos más grandes- para favorecer su capacidad de infectar células en función de condiciones ambientales.
Pandemia imprevisible
De acuerdo con el Foro de Sociedades Internacionales de Enfermedades Respiratorias, estas patologías generan una inmensa carga para la salud. Representan el 25% de las consultas de morbilidad en los servicios de atención primaria y son una de las principales causas de muerte con un promedio de cuatro millones de víctimas anuales.
- Afectan a toda la población, con particular riesgo en menores de cinco años y personas sobre 65. Además, son fuente de discapacidad severa en adultos mayores, superando incluso a los accidentes cerebrovasculares.
Dentro de ellas, la influenza -causada por virus de la familia Orthomyxoviridae- provoca morbilidad y mortalidad significativas. Según Clínica Mayo, los agentes que la desencadenan se dividen en cuatro categorías:
- A (la más común) B, C y D. A su vez, los patógenos del tipo A se clasifican en función de dos proteínas en su superficie: hemaglutinina (H) y neuraminidasa (N). De estas, existen 18 y 11, respectivamente.
Los subtipos de virus de la influenza A que en la actualidad se detectan en humanos son las cepas H1N1 y H3N2.
- Un estudio publicado en la revista American Family Physician la describe como altamente contagiosa, señalando como signo distintivo de la infección la aparición repentina de fiebre, tos, escalofríos o sudores, mialgias y astenia.
«Debido a su alta susceptibilidad a la variación antigénica, el tipo A es el principal responsable de pandemias».
- Tal vez, la más recordada es la gripe española (A H1N1), ocurrida a fines de la Primera Guerra Mundial, en condiciones epidemiológicas desastrosas en poblaciones agotadas por cuatro años de conflicto.
En ese momento, no había vacunas, antibióticos, oxígeno ni reanimación. Las muertes se calculan entre 50 y 100 millones.
- Los primeros signos del brote fueron múltiples epidemias que se propagaron rápidamente entre los jóvenes reclutas en los campos de entrenamiento militar estadounidenses en marzo de 1918.
- Se extendió a la población civil y dio la vuelta al mundo dos veces, sin perdonar a ningún país, ni siquiera las islas más remotas, tanto en climas tropicales como polares, evolucionando en oleadas sucesivas hasta abril de 1919.
Debido a la naturaleza del virus y la amenaza que representa, la OMS efectúa una vigilancia permanente convocando a miles de científicos para intercambiar información que ayude a determinar el subtipo que podría presentarse en la próxima estación y así decidir la composición de las próximas vacunas. «Es la intervención más eficaz para reducir la mortalidad y morbilidad, las epidemias estacionales y la próxima pandemia imprevisible».
Cuestión de formas
Los países del cono sur de América Latina se preparan para una próxima temporada invernal. Existe preocupación, ya que la combinación de bajas temperaturas, aire seco y la circulación de virus respiratorios crea un entorno propicio para microorganismos y bacterias condicionando un aumento de infecciones.
- Durante los meses más gélidos, el aparato respiratorio se enfrenta a múltiples desafíos. La inhalación de aire frío puede irritar las vías respiratorias, provocando constricción bronquial en individuos susceptibles.
- Además, la disminución de la humedad en el ambiente puede resecar las mucosas pulmonares, debilitando las defensas naturales del sistema respiratorio contra patógenos.
- En este escenario, explicar cómo la influenza A y otros virus persisten en poblaciones, evaden la respuesta inmunitaria y adquieren mutaciones adaptativas resulta clave para la ciencia.
- El hallazgo realizado por investigadores del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas de los Institutos Nacionales de Salud (NIH) de Estados Unidos, apunta precisamente en esa dirección.
- De acuerdo con Edward Partlow, académico de la Universidad de Cornell de Estados Unidos y autor principal, «nos propusimos determinar por qué muchas partículas del virus de la influenza A existen como filamentos».
Según comentó, «estos requieren más energía para formarse que una esfera y su abundancia no había sido explicada».
Gracias a una técnica de observación en tiempo real, el equipo descubrió que los patógenos ajustan rápidamente su estructura cuando se exponen a condiciones que reducen la eficacia de la infección, como la presencia de anticuerpos antivirales o la incompatibilidad del huésped.
«La forma de un virus es dinámica y se ve afectada por su entorno, en lugar de estar fijada por la tensión, como comúnmente se cree».
Confirmada esta flexibilidad fenotípica de la influenza A, también presente en otros agentes como los virus del sarampión, ébola, Nipah, Hendra y VSR, se podrían diseñar innovadoras estrategias para optimizar el manejo y reducir el impacto de las enfermedades respiratorias en la población. /PUNTOporPUNTO
Documento Íntegro a Continuación:
https://bmcbiol.biomedcentral.com/counter/pdf/10.1186/s12915-025-02282-z.pdf