TEXTO ÍNTEGRO: MORTANDAD por Enfermedad Crónica baja en el Mundo, pero en América sube 43%

Las enfermedades no transmisibles y los trastornos de salud mental representan ya la crisis sanitaria y económica más grave que enfrenta Sudamérica.

La mortalidad por enfermedades crónicas se redujo en el 80 % de los países entre 2010 y 2019, pero ese progreso se ralentizó en general, de forma que el 60 % de los Estados tuvieron peores resultados que en la década anterior.

  • Un estudio encabezado por el Imperial College de Londres y que publica The Lancet, indica que las tasas de mortalidad por enfermedades como el cáncer, las cardiopatías y los accidentes cerebrovasculares disminuyeron en cuatro de cada cinco países en la década anterior a la pandemia de COVID-19.

La investigación, con datos de 185 Estados, señala que en la década estudiada el riesgo de morir por una enfermedad crónica entre el nacimiento y los 80 años disminuyó en cuatro de cada cinco países: 152 (82 %) países en el caso de las mujeres y 147 (79 %) en el de los hombres.

  • La mortalidad por enfermedades crónicas descendió en todos los Estados de ingresos altos de Europa, América del Norte y el Pacífico, aunque se observó una tendencia general hacia una desaceleración de ese progreso.
  • Entre los países industrializados de altos ingresos, Corea del Sur fue el de mejor resultado y el punto de referencia para Asia oriental.
  • Dinamarca, Noruega y Suecia registraron algunas de las mayores reducciones en la mortalidad por enfermedades crónicas del mundo industrializado occidental.

Por el contrario, Alemania obtuvo malos resultados, con el segundo menor descenso en la mortalidad por enfermedades crónicas de todos los países industrializados de altos ingresos, después de Estados Unidos.

EE.UU. experimentó la menor disminución de todos los países industrializados de ingresos altos del mundo. El progreso se estancó durante ese período, especialmente entre las mujeres, y casi se paralizó entre los hombres.

América Latina y el Caribe está entre los casos de éxito, pues muchos países experimentaron una desaceleración o un retroceso en la disminución de la mortalidad por enfermedades crónicas.

  • En Chile y Colombia, los puntos de referencia regionales para hombres y mujeres, respectivamente, la disminución de la mortalidad se aceleró durante el período en todas o la mayoría de las enfermedades crónicas y grupos de edad.

Entre los mayores aumentos del riesgo en esa región se encuentran Antigua y Barbuda para las mujeres y Honduras y Jamaica para los hombres.

  • A nivel mundial, Catar, Azerbaiyán y Uzbekistán experimentaron las mayores reducciones tanto de hombres como de mujeres, mientras que los mayores aumentos se observaron en Sudán del Sur, Antigua y Barbuda y San Vicente y las Granadinas en el caso de las mujeres y, en el caso de los hombres, se observaron en Cabo Verde, Honduras y Jamaica.

Sin embargo, los autores advierten sobre la escasez de datos en la mayoría de estos países, por lo que las tendencias deben interpretarse como muy inciertas.

En la mayoría de los Estados, la reducción de los fallecimientos por problemas cardiovasculares fue el factor que más contribuyó a la disminución de la mortalidad por enfermedades crónicas.

El descenso de las muertes por diversos tipos de cáncer (estómago, colorrectal, cuello uterino, mama, pulmón y próstata) también contribuyó a la bajada de la mortalidad.

Sin embargo, el aumento de los decesos por demencia, otras afecciones neuropsiquiátricas (incluido el trastorno por consumo de alcohol) y algunos otros tipos de cáncer (como el de páncreas y el de hígado) contrarrestó esos avances.

  • Los autores advierten de que, si bien la reciente disminución mundial de la mortalidad es un éxito, la ralentización pone de manifiesto la “urgente necesidad” de seguir aplicando las políticas y las directrices y programas de atención sanitaria que condujeron a rápidas mejoras a principios del milenio.

Entre ellas citan el acceso a medicamentos preventivos, la detección precoz de enfermedades como el cáncer y los servicios de tratamiento y apoyo tanto para patologías crónicas como la diabetes como para episodios agudos como los accidentes cerebrovasculares o los infartos.

Recomendaciones de los expertos

La caída de los fallecimientos por problemas cardiovasculares fue el factor que más contribuyó a la reducción global. También influyó la disminución de muertes por diversos tipos de cáncer, como el de estómago, colorrectal, cuello uterino, mama, pulmón y próstata.

  • No obstante, el aumento de decesos vinculados a la demencia, a otras afecciones neuropsiquiátricas, incluido el consumo problemático de alcohol, y a ciertos cánceres como el de páncreas y el de hígado contrarrestó parte de los avances.

Los autores del estudio subrayan que, aunque la disminución de la mortalidad es un logro, la ralentización observada refleja la necesidad urgente de reforzar políticas, directrices y programas de salud.

Entre las prioridades destacan el acceso a medicamentos preventivos, la detección temprana de enfermedades como el cáncer y la ampliación de servicios de tratamiento y apoyo, tanto para patologías crónicas como la diabetes, como para episodios agudos como infartos y accidentes cerebrovasculares.

Muertes por enfermedades no transmisibles aumentaron en América

Las muertes por enfermedades no transmisibles (ENT), como las cardiovasculares, el cáncer y la diabetes, aumentaron 43% en la región de las Américas desde el año 2000, alcanzando los 6 millones de fallecimientos en 2021, de acuerdo con el informe Las ENT de un Vistazo 2025.

  • En el artículo publicado, el 2 de julio, por la Organización Panamericana de la Salud (OPS), se detalla que las ENT son las principales causa de muerte en el continente, responsables del 65% de todos los decesos y casi el 40% de estas muertes ocurren en personas menores de 70 años.

¿Qué dice el informe?

El informe advierte que aunque el envejecimiento poblacional influye, el incremento está directamente relacionado con factores de riesgo modificables: tabaquismo, mala alimentación, sedentarismo y consumo nocivo de alcohol.

  • Las enfermedades cardiovasculares encabezan las causas con 2.16 millones de muertes, seguidas por el cáncer (1.37 millones), la diabetes (más de 420 mil) y las enfermedades respiratorias crónicas (más de 416 mil).

El suicidio, que ocupa el cuarto lugar entre las causas de muerte en jóvenes de 15 a 29 años, provocó la pérdida de 100 mil 760 vidas.

“El aumento de muertes por ENT es una llamada de atención urgente (…) Demasiadas personas están muriendo de forma prematura por enfermedades que, en su mayoría, se pueden prevenir y tratar”, declaró el director de la OPS, Jarbas Barbosa.

  • Los factores de riesgo vinculados a estas enfermedades no muestran señales de mejora. En 2022, la obesidad afectaba al 33.8% de las personas adultas, lo que representa un aumento del 28% desde 2010. Además, el 35.6% de los adultos no realizaba suficiente actividad física y la prevalencia de diabetes se situó en 13.1%.

Más preocupante aún: 43 millones de personas mayores de 30 años que viven con diabetes no tienen acceso a la atención necesaria. En cuanto a la hipertensión, más de un tercio de los adultos la padecen, pero solo el 36.4% de los casos están controlados.

El informe también aborda el impacto de la contaminación del aire, que incrementa el riesgo de enfermedades cardiovasculares y respiratorias. Asimismo, las tasas de suicidio aumentaron 17.4% desde el 2000, con tres veces más muertes en hombres que en mujeres.

Zona, lejos de alcanzar metas

Pese a ciertos avances, la región de las Américas no alcanzará la meta global de reducir en 25% la mortalidad prematura por ENT para 2025.

Entre 2010 y 2021, la reducción fue de apenas 8%. Solo cinco países —Antigua y Barbuda, Argentina, Barbados, Chile y Granada— están encaminados a lograr ese objetivo, aunque otros once podrían alcanzarlo con medidas más agresivas.

Entre los progresos destacados desde el año 2000 figuran:

  • Reducción del 16.2% en las tasas de mortalidad ajustadas por edad por ENT.
  • Disminución de casi 30% en muertes por enfermedades cardiovasculares y respiratorias crónicas.
  • Reducción del 24.6% en las tasas de mortalidad por cáncer.
  • Caída del 22.1% en el consumo de tabaco.
  • Aumento de la cobertura de tratamiento para diabetes del 46.6% al 57.7%.

La OPS recomienda a los países reforzar la atención primaria de salud para detectar y tratar tempranamente enfermedades como hipertensión, diabetes y cáncer.

También urge a implementar políticas de prevención que aborden los determinantes sociales de la salud, como el etiquetado frontal de alimentos, el control del tabaco y del alcohol, y la promoción de actividad física.

Iniciativas como HEARTS —que ya opera en 33 países y ha permitido el acceso a tratamiento de hipertensión a 5.7 millones de personas— son fundamentales dentro de la estrategia regional Mejor atención para las ENT, que busca fortalecer los sistemas de salud y apoyar a los países en la implementación de planes nacionales.

Este informe se publica en el contexto preparatorio de la Cuarta Reunión de Alto Nivel de la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre la prevención y control de ENT, que se celebrará en septiembre de 2025.

En ella se espera una nueva declaración política que permita acelerar el progreso hacia sistemas de salud más equitativos, sostenibles y centrados en la prevención.

Enfermedades crónicas y salud mental costarán 7.3 bdd

Las enfermedades no transmisibles y los trastornos de salud mental representan ya la crisis sanitaria y económica más grave que enfrenta Sudamérica. Entre 2020 y 2050, estos padecimientos costarán más de 7.3 billones de dólares en pérdida de productividad, discapacidad y gasto en atención médica, de acuerdo con un nuevo estudio presentado por la Organización Panamericana de la Salud (OPS) en colaboración con la Escuela de Salud Pública T.H. Chan de la Universidad de Harvard.

“No es solo una cifra abstracta. Es el equivalente a todo el producto interno bruto anual de América Latina y el Caribe, perdido por condiciones que se pueden prevenir o tratar”, advirtió Jarbas Barbosa, director de la OPS. “Esta no es solo otra crisis de salud. La creciente carga de las enfermedades no transmisibles y las afecciones de salud mental se ha convertido en una emergencia económica”.

El informe, titulado “Una gran tormenta acecha en el horizonte”, dimensiona el impacto devastador que ya tienen enfermedades como la diabetes, el cáncer, las cardiovasculares y los trastornos psiquiátricos no tratados.

  • Barbosa comentó que en algunos países sudamericanos las pérdidas económicas asociadas alcanzan hasta el 4.5 por ciento del PIB.
  • En cifras absolutas, los costos oscilan desde los 88 mil millones de dólares en Uruguay hasta 3.7 billones en Brasil.

“Las personas que viven con enfermedades cardiovasculares, cáncer, diabetes y afecciones respiratorias crónicas están en el centro de esta tormenta”, agregó Barbosa. “Estas no son solo estadísticas de salud, son señales de alerta fiscal”.

  • De los seis millones de muertes registradas por enfermedades no transmisibles en las Américas en 2021, casi el 40 por ciento fueron prematuras, es decir, ocurrieron en personas menores de 70 años. Sólo las cardiovasculares y el cáncer representan más de la mitad de esas pérdidas humanas.
  • El profesor David Bloom, autor principal del informe, explicó que los encargados de políticas públicas han subestimado por años el valor instrumental de la salud.
  • “La salud tiene un valor económico directo. No solo permite una vida más larga y plena, sino que fortalece la productividad, la inversión, el capital humano y el desempeño macroeconómico”, sostuvo.

“Si se ignoran las cargas macroeconómicas de la salud, se debilita la capacidad para respaldar las intervenciones necesarias. Eso es lo que estamos tratando de evitar con este informe”.

Bloom subrayó que establecer prioridades basadas en evidencia es crucial. “El presupuesto sanitario debe reflejar el verdadero valor de la salud frente a otros sectores como infraestructura o defensa. Las inversiones más eficientes deben priorizar intervenciones que generen el mayor beneficio por unidad de costo, ya sea prevención, tratamiento o atención primaria”.

El impacto no se limita a las enfermedades físicas

Matías Irarrázaval, asesor regional en salud mental de la OPS, recalcó que los trastornos mentales multiplican el riesgo de abandono de tratamientos médicos, incrementan la mortalidad por enfermedades crónicas y generan enormes pérdidas económicas. “La depresión triplica el riesgo de no seguir tratamientos para diabetes e hipertensión. Las personas con trastornos mentales graves mueren entre 10 y 20 años antes que el resto de la población”, señaló.

  • Irarrázaval estimó que los países con economías medianas podrían estar perdiendo hasta el cuatro por ciento de su PIB anualmente solo por problemas de salud mental no tratados. “El costo es devastador para las familias. Muchos gastos se cubren de forma directa, de su bolsillo. La pregunta ya no es si los países pueden permitirse invertir en salud mental. Es si pueden permitirse no hacerlo”.

La OPS llamó a redoblar la inversión en atención primaria, políticas fiscales saludables y acceso equitativo a medicamentos esenciales.

“Solo el 36 por ciento de las personas con hipertensión tienen su condición bajo control y el 57.7 por ciento de quienes viven con diabetes están en tratamiento”, señaló Barbosa. “Estos porcentajes son inaceptables y reflejan los vacíos en los sistemas de salud”.

  • Silvana Luciani, jefa de la Unidad de Enfermedades No Transmisibles de la OPS, las intervenciones más costo-efectivas —conocidas como best buys— cuestan entre 1.50 y 3 dólares por persona dependiendo del país, pero ofrecen un retorno de entre dos y tres dólares por cada dólar invertido. “Son 16 intervenciones que van desde la reducción del tabaquismo hasta la atención primaria integral. Es una inversión que se paga sola”.

La región muestra tendencias alarmantes. Desde el año 2000, la obesidad en adultos aumentó 67.5 por ciento, la diabetes un 53.6 por ciento y la inactividad física un 24.1 por ciento. “Aproximadamente el 67.5 por ciento de los adultos en las Américas tiene sobrepeso, muy por encima del promedio mundial de 43.5 por ciento. Es urgente revertir estas tendencias”, advirtió Barbosa.

  • Luciani afirmó que muchas de estas condiciones pueden prevenirse si se actúa con decisión sobre los principales factores de riesgo: consumo de tabaco, dietas poco saludables, sedentarismo, alcohol y contaminación ambiental.
  • “Hasta el 40 por ciento de los casos de cáncer pueden prevenirse”, dijo. “La vacunación contra el VPH, la detección precoz y el tratamiento de lesiones precancerosas también pueden eliminar el cáncer de cuello uterino como problema de salud pública”.

Al respecto, Barbosa subrayó además que la región de América Latina y el Caribe enfrenta la transición demográfica más rápida del mundo, con un aumento acelerado del envejecimiento poblacional, lo que intensificará la carga de enfermedades crónicas en los próximos años.

  • En cuanto a la financiación, la OPS recomendó que los países de la región incrementen el gasto público en salud del promedio actual de 4.1 por ciento del PIB al menos al seis por ciento. “Y de ese total, el 30 por ciento debería ir a la atención primaria, donde es más costo-efectivo diagnosticar y tratar enfermedades crónicas y mentales”, subrayó Barbosa.

A pesar de la magnitud del problema, Barbosa aseguró que aún hay tiempo para actuar. “La salud debe estar en el centro de todas las estrategias de desarrollo. Necesitamos políticas audaces, coordinadas y basadas en datos. El momento de actuar es ahora”./Agencias-PUNTOporPUNTO

Documento Íntegro a Continuación:

https://www.thelancet.com/action/showPdf?pii=S0140-6736%2825%2901388-1

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