TEXTO ÍNTEGRO: Sólo 1 de cada 7 NACIONES se ALIMENTAN; más 3 MIL MILLONES viven Sin COMIDA

El análisis revela disparidades marcadas en la autosuficiencia de carne y lácteos. Mientras varios países europeos producen muy por encima de sus necesidades, la producción interna en países africanos sigue siendo muy baja.

Más de 3 mil millones de personas (casi 3 mil 700 millones) viven sin acceso a una dieta saludable, salarios dignos o un entorno limpio; además, la producción de alimentos contribuye de forma importante a la degradación del medio ambiente. Sin embargo, existen objetivos claros y basados en la ciencia para un futuro alimentario sostenible, saludable y justo.

  • La Comisión EAT-Lancet, un grupo multidisciplinario de expertos, publicó un estudio en el que reflexiona sobre los sistemas de producción de alimentos y propone alternativas, que en gran parte pasan por la adopción de una dieta saludable para el planeta (PHD, por sus siglas en inglés).
  • Uno de los muchos motivos para adoptar ese patrón alimentario es que podría prevenir aproximadamente 15 millones de muertes prematuras al año y reducir en gran medida los riesgos de enfermedades crónicas como la diabetes tipo 2, las patologías cardiovasculares, neurodegenerativas y el cáncer.

Además, reduce considerablemente las emisiones de gases de efecto invernadero, el uso de la tierra y el agua y la contaminación por nutrientes.

  • El sistema alimentario mundial contribuye al 30% de las emisiones de gases invernadero y es «el principal factor» que impulsa las transgresiones de los límites planetarios a través de sus impactos en el clima, la biodiversidad, el consumo de agua dulce y el cambio en el uso de la tierra.
  • Los sistemas alimentarios mundiales se enfrentan a complejos retos y, para abordarlos de manera eficaz, los expertos enumeran ocho soluciones que promueven la salud, la sostenibilidad medioambiental y la equidad social.

Entre ellas, fomentar patrones alimentarios acordes con la PHD, promoviendo las dietas tradicionales saludables y culturalmente apropiadas.

  • Además, hay que favorecer prácticas agrícolas que aumenten la productividad y minimicen los impactos medioambientales negativos, así como proteger los hábitats naturales para preservar la biodiversidad.
  • Los expertos piden reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos, abordando las ineficiencias en la cadena de suministro alimentario para disminuir el uso innecesario de recursos y las emisiones.

Hay además que garantizar que los trabajadores de los sistemas alimentarios reciban una remuneración justa y trabajen en condiciones seguras, así como empoderar a los pequeños agricultores, los pueblos indígenas, las mujeres y otras comunidades marginadas para que participen en los procesos de toma de decisiones.

Por último, defienden implementar redes de seguridad social, acceso equitativo a los recursos y apoyo específico para aliviar la pobreza y reducir las disparidades en materia de seguridad alimentaria y nutrición.

  • El informe hace hincapié en la dieta saludable para el planeta, que se asocia con un riesgo un 27% menor de muerte prematura. Esta se basa en el consumo de alimentos vegetales mínimamente procesados y una ingesta moderada de productos animales como la carne y los lácteos.
  • Además, «no es un enfoque único para todos», permite la diversidad cultural, las preferencias individuales y las necesidades en los diferente momentos de la vida, según Walter Willet, de la Universidad de Harvard y uno de los firmantes.
  • El informe destaca la disparidad en el impacto medioambiental de los patrones alimentarios actuales entre los diferentes grupos socioeconómicos. Las dietas del 30% más rico de la población son responsables de aproximadamente el 70% de la presión medioambiental total causada por los sistemas alimentarios.

«La equidad y la justicia no son opcionales, sino requisitos previos para unos sistemas alimentarios resilientes y sostenibles», afirmó Christina Hicks, de la Universidad de Lancaster.

  • Los investigadores modelaron diferentes escenarios sobre cómo podrían cambiar los sistemas alimentarios mundiales para 2050.

Uno de ellos contempla un cambio total a la PHD en combinación con políticas climáticas estrictas para reducir las emisiones en todos los sectores (no solo en los sistemas alimentarios).

  • En ese caso, las emisiones de gases de efecto invernadero podrían reducirse en más de la mitad, pasando de 7.35 gigatoneladas a 2.75 gigatoneladas de CO₂, lo que equivale a eliminar las emisiones de todas las centrales eléctricas de carbón del mundo.
  • El escenario también prevé una reducción del 7% en el uso de la tierra agrícola, lo que liberaría tierras para la restauración de la biodiversidad y los servicios ecosistémicos.
  • El documento concluye que una inversión anual de entre 200 mil y 500 mil millones de dólares para transformar los sistemas alimentarios generará unos beneficios superiores a los 5 billones de dólares al año.

La Comisión destaca que una transformación exitosa requiere alianzas sólidas entre las instituciones públicas, las empresas y la sociedad civil, con cambios agrupados y cuidadosamente secuenciados para garantizar que las políticas se basen en la ciencia y sirvan al interés público.

Un marco alimentario flexible y rico en vegetales, esfuerzos para reducir a la mitad la pérdida y el desperdicio de alimentos, la implementación de prácticas agrícolas sostenibles y detener la conversión agrícola de ecosistemas intactos, puede traducirse en una mejora de la salud pública, restaurar la del planeta y proporcionar alimentos a las 9 mil 600 millones de personas que se prevén para 2050.

Estos son los alimentos que subieron de precio en todo el mundo 

El índice de precios de los alimentos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), un índice de referencia de los precios mundiales de los productos alimenticios, registró un promedio de 130.1 puntos en julio de 2025, con un aumento del 1.6 % desde junio, fundamentalmente como resultado del alza de los precios internacionales de la carne y los aceites vegetales.

  • Pese a este incremento mensual, el índice se mantiene un 18.8 % por debajo del máximo alcanzado en marzo de 2022, aunque un 7.6 % por encima de su nivel en julio de 2024, según la FAO.
  • En julio, los aumentos de precio registrados en los índices de la carne y los aceites vegetales contrarrestaron con creces los descensos en los índices de los cereales, los productos lácteos y el azúcar.
  • El índice de precios de los aceites vegetales de la FAO registró un promedio de 166.8 puntos en julio, lo que representó una brusca subida del 7.1 % respecto del mes anterior, con la que alcanzó el nivel más elevado en tres años.

El aumento obedeció a la subida de las cotizaciones de los aceites de palma, soja y girasol. Los precios del aceite de palma subieron por la gran demanda mundial y la mejora de la competitividad, mientras que los del aceite de soja se vieron apuntalados por las expectativas de una firme demanda por parte del sector de los biocombustibles en las Américas.

  • El índice de precios de la carne de la FAO se situó en un promedio de 127.3 puntos, lo que constituye un aumento del 1.2 % desde junio, con lo que alcanzó un nuevo máximo histórico.
  • El incremento obedeció a la subida de los precios de la carne de bovino y ovino, que se vio favorecida por la fuerte demanda de importaciones, en particular por parte de China y los Estados Unidos.
  • Los precios de la carne de aves de corral también subieron ligeramente ante la reanudación de las importaciones por parte de los principales asociados después de que el Brasil recuperara la condición de zona libre de gripe aviar.

El índice de precios de los productos lácteos de la FAO se redujo un 0.1 % desde junio, ubicándose en 155.3 puntos, lo que representa el primer descenso desde abril de 2024.

  • Disminuyeron los precios de la mantequilla y de las leches en polvo, como consecuencia de la abundante oferta destinada a la exportación y la atonía de la demanda de importaciones, en particular de Asia.
  • El índice de precios del azúcar de la FAO registró un promedio de 103.3 puntos, es decir, un 0.2 % menos que el mes anterior, continuando así la tendencia a la baja por quinto mes consecutivo.

Solo un país puede alimentarse solo, según estudio

En una era de creciente nacionalismo y disrupciones en las cadenas de suministro, surge una pregunta apremiante:

  • ¿Podrían los países alimentarse a sí mismos si el comercio internacional de alimentos se detuviera repentinamente? Según una investigación reciente publicada en Nature Food, la respuesta es preocupante.

Guyana: el único país con autosuficiencia alimentaria completa

El estudio realizado por investigadores de las universidades de Göttingen (Alemania) y Edimburgo (Reino Unido) examinó la capacidad de 186 países para alimentar a sus poblaciones utilizando únicamente producción nacional.

  • El resultado fue sorprendente: de todas las naciones analizadas, solo Guyana logra una autosuficiencia completa en los siete grupos alimentarios esenciales.
  • China y Vietnam le siguen de cerca, produciendo alimentos suficientes en seis de las siete categorías para satisfacer las necesidades de sus poblaciones.

El equipo de investigación evaluó a los países según la dieta Livewell del Fondo Mundial para la Naturaleza, que enfatiza las proteínas vegetales, verduras, legumbres y cereales integrales, mientras reduce los alimentos altos en grasas, sal y azúcar.

  • Los siete grupos de alimentos examinados fueron frutas, verduras, lácteos, pescado, carne, proteínas vegetales y alimentos básicos ricos en almidón.

Vulnerabilidad global y crisis de seguridad alimentaria

El panorama global muestra patrones preocupantes. Solo uno de cada siete países alcanza la autosuficiencia en cinco o más grupos alimentarios esenciales, ubicándose la mayoría en Europa y Sudamérica.

  • En el otro extremo, seis países –Afganistán, Emiratos Árabes Unidos, Irak, Macao, Qatar y Yemen– no pueden producir lo suficiente de ningún grupo alimentario para satisfacer sus necesidades internas.
  • «La baja autosuficiencia no es intrínsecamente mala», declaró el Dr. Jonas Stehl, investigador principal de Göttingen, a BBC Science Focus.
  • Los países pueden carecer de lluvia adecuada, suelos de calidad o temperaturas estables para una producción suficiente de alimentos, lo que hace que las importaciones sean económicamente sensatas.

Sin embargo, advirtió que «los bajos niveles de autosuficiencia pueden reducir la capacidad de un país para responder a crisis repentinas del suministro mundial de alimentos, como sequías, guerras o prohibiciones de exportación».

Desequilibrios globales: excesos europeos y déficits africanos

El análisis revela disparidades marcadas en la autosuficiencia de carne y lácteos. Mientras varios países europeos producen muy por encima de sus necesidades, la producción interna en países africanos sigue siendo muy baja. La República Democrática del Congo, por ejemplo, produce solo alrededor del 15 % de la carne que necesita, según destaca un comunicado de la Universidad de Göttingen.

Por otra parte, las deficiencias de proteínas vegetales parecen estar generalizadas a nivel mundial. Menos de la mitad de los países estudiados producen suficientes proteínas vegetales –como frijoles, garbanzos, lentejas, frutos secos y semillas– o carbohidratos ricos en almidón, y solo el 24 % cultiva suficientes verduras.

  • Las uniones económicas regionales muestran patrones similares de dependencia. El Consejo de Cooperación del Golfo en Oriente Medio solo alcanza la autosuficiencia en carne, mientras que las uniones de África Occidental y el Caribe logran la meta en solo dos grupos. Ninguna unión económica produce suficientes verduras para alimentar a toda su población.
  • El estudio destaca otra vulnerabilidad: muchos países con baja producción también dependen casi exclusivamente de un solo socio comercial para más de la mitad de sus importaciones. Este patrón es especialmente pronunciado en países más pequeños, incluidos los estados insulares.

De manera similar, muchos países de América Central y el Caribe dependen de Estados Unidos para la mayoría de sus importaciones de alimentos básicos ricos en almidón –como trigo y maíz– mientras que varios países europeos y de Asia Central dependen de un único socio para las legumbres, frutos secos y semillas.

Latinoamérica: fortalezas y desafíos en producción de alimentos

En el caso concreto latinoamericano, el panorama es mixto: si bien la región muestra fortalezas en algunos rubros, también enfrenta desafíos puntuales. Sudamérica destaca como una de las zonas con mayor autosuficiencia alimentaria del mundo, especialmente en la producción de frutas, donde varios países logran cubrir sus necesidades internas.

  • Sin embargo, esa abundancia no se replica en todos los grupos de alimentos. La producción de verduras, por ejemplo, sigue siendo insuficiente en la mayoría de los países, con la notable excepción de Guyana.

La situación del comercio regional también presenta particularidades en Latinoamérica. Al analizar los bloques económicos regionales, Mercosur (Mercado Común del Sur) y la Comunidad Andina muestran patrones de autosuficiencia similares a los observados a nivel nacional, aunque ninguna unión económica de la región logra ser autosuficiente en más de cinco grupos alimentarios.

Comercio internacional: clave para cadenas de suministro resistentes

El interés en la autosuficiencia alimentaria ha resurgido tras recientes crisis globales. La pandemia de COVID-19 y la guerra entre Rusia y Ucrania interrumpieron el suministro confiable de alimentos a los países importadores, provocando renovados debates sobre la seguridad alimentaria nacional.

  • El Dr. Stehl sugiere que este renovado enfoque también puede reflejar cambios políticos más amplios, «como el creciente nacionalismo y el deseo de algunos de reducir la dependencia del exterior».
  • Los investigadores enfatizan que mantener redes comerciales diversas entre países y regiones sigue siendo crucial para el suministro futuro de alimentos. Es poco probable, según explican, que las medidas proteccionistas como los aranceles ayuden.

«El comercio internacional de alimentos y la cooperación son esenciales para una dieta sana y sostenible. Sin embargo, una fuerte dependencia de las importaciones de un solo país puede dejar a las naciones en una situación vulnerable», dice Stehl.

«Crear cadenas de suministro de alimentos resistentes es imprescindible para garantizar la salud pública», concluye. /PUNTOporPUNTO

Documento Íntegro a Continuación:

https://www.nature.com/articles/s43016-025-01173-4.pdf

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