La travesía conceptual de la seguridad nacional en México, tal como la delinean el Plan Nacional de Desarrollo (PND), es una historia de adaptaciones y redefiniciones impulsadas por las realidades económicas, sociales y políticas de cada sexenio.
Comienza con una noción implícita en un sexenio dominado por la crisis económica, se formalizó y amplió para incluir la lucha contra el narcotráfico. Luego, se militarizó y se elevó a la máxima prioridad, antes de ser redefinida por un nuevo paradigma que prioriza la justicia social, la prevención y la creación de una fuerza policial civil. A lo largo de este viaje, el concepto de seguridad nacional se ha mantenido en constante tensión y adaptación con el de seguridad pública, aunque cada sexenio ha intentado encontrar un equilibrio o, en algunos casos, ha fusionado ambos conceptos en la práctica.
En el PND 1983-1988, la seguridad nacional se menciona de manera tangencial, casi como un principio subyacente de la política gubernamental, pero no como un objetivo central o una estrategia explícita en que el concepto de seguridad nacional se vio opacado por la urgencia económica. Sin embargo, su principal diferencia con la defensa del Estado lo fue la falta de detalle y el hecho de que no existían estrategias específicas para la seguridad pública o el combate a la delincuencia. En este PND se le otorgó a las Fuerzas Armadas la facultad exclusiva para atender la seguridad nacional
El PND 1989-1994 marcó un punto de inflexión crucial. Aquí, la seguridad nacional dejó de ser una noción abstracta para convertirse en un capítulo central y explícito del PND. La concepción se moderniza y se amplía: ya no solo se trata de la estricta vigilancia de la integridad territorial, sino de asegurar la existencia efectiva y permanente del Estado nacional. Aunque la seguridad pública se menciona como una demanda social prioritaria, se mantiene como un ámbito separado de la seguridad nacional. Destaca la supresión de la Dirección Federal de Seguridad y la creación del CISEN.
Este dualismo entre seguridad nacional y seguridad pública se mantiene y se refuerza en el PND 1995-2000. La similitud principal con el periodo anterior es el enfoque en el fortalecimiento del Estado, especialmente en su capacidad para garantizar el imperio de la ley y la seguridad nacional en todo el territorio. La seguridad nacional se vincula directamente a la plena integridad del territorio y a la unidad de la nación. La diferencia entre seguridad nacional y seguridad pública se evidencia en este periodo de gobierno, con la creación de un Sistema Nacional de Seguridad Pública para combatir el crimen, mientras que la seguridad nacional sigue vinculada a las Fuerzas Armadas y la defensa del Estado.
En el PND 2001-2006, la seguridad se integra dentro de una de las tres prioridades del gobierno, «Orden y Respeto». Aquí, el concepto de seguridad nacional se concibe desde una «visión amplia», incorporando la previsión y el enfrentamiento de amenazas al orden jurídico, el bienestar y la paz. La principal diferencia es el énfasis en la prevención, con la propuesta de una «agenda de riesgos sistematizada» para prever amenazas y el fortalecimiento del CISEN. Se mantiene la dualidad al tiempo que se fusiona en un objetivo más amplio de «orden y respeto».
El PND 2007-2012 marca el punto culminante de la militarización del concepto. La seguridad y el Estado de Derecho se consolidan como el primer eje rector de la política pública, reflejando el inicio de la «Guerra contra el narcotráfico». La similitud con periodos anteriores es el papel central de la lucha contra el crimen organizado, que ahora se convierte en una «lucha frontal y eficaz». Sin embargo, la seguridad nacional se coloca «por encima de cualquier otro interés» y se utiliza la «fuerza del Estado» para «recuperar los espacios secuestrados por narcotraficantes». En este sexenio, la línea que separa la seguridad pública de la seguridad nacional se vuelve prácticamente inexistente en la práctica, aunque el documento sigue manteniendo la distinción.
El PND 2013-2018 intenta un reajuste, definiendo la seguridad como una de las cinco Metas Nacionales bajo el nombre de «México en Paz». Una similitud con los sexenios previos es la reafirmación de la seguridad nacional como una función esencial del Estado y un derecho fundamental, y las Fuerzas Armadas continúan coadyuvando en la seguridad interior. La principal diferencia es la propuesta de trabajar en dos planos: la Prevención Social de la Violencia y la Delincuencia, y la Contención del Delito.
Finalmente, el PND 2019-2024 introduce un cambio de paradigma radical. La similitud más notable es la continuidad de un enfoque de inteligencia y coordinación. Sin embargo, la diferencia es abismal: se abandona la estrategia militarizada de combate directo a la delincuencia, que se considera «catastrófica» siendo substituida por un nuevo paradigma que se basa en el principio de que «no puede haber paz sin justicia» y se enfoca en «restarle base social a la criminalidad» mediante programas sociales. El fin de la «guerra contra las drogas» marca una ruptura total con los planes anteriores. Se crea la Guardia Nacional, una institución policial con un enfoque de proximidad ciudadana y respeto a los derechos humanos, aunque se mantiene el apoyo temporal de las Fuerzas Armadas. La visión para 2025-2030, una visión del siguiente sexenio fortalece esta nueva dirección, priorizando la atención a las causas y la coordinación.
*Es Maestro en Seguridad Nacional por la Armada de México
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