Por CARLOS RAMOS PADILLA
Es muy probable que en breve estallen muy serios conflictos para la gobernabilidad. Ya sea por los pleitos internos en Morena y en el gobierno o por la intervención directa de Estados Unidos para frenar a los “terroristas” narcotraficantes.
Esto se sale de control y la pregunta obligada es, ¿hasta cuándo y en dónde van a empezar la fuga, el abandono, desbandada de personajes e instituciones del movimiento de la transformación?
A nadie le conviene verse arrastrado por criminales o corruptos confesos. Nadie quiere enfrentarse con un gobierno como el de Trump ni ser, inicialmente, sancionados con restricciones diplomáticas.
La filtración de listas con nombres de políticos bajo sospecha de vínculos con el crimen organizado son intencionales y pretenden ser un aviso que hasta el momento parecen resbalarse en Palacio Nacional. Sin embargo el nombre de empresarios, burócratas y ahora militares están en la vitrina de la opinión pública y quizá en la antesala de tribunales.
De comprobarse todo aquello que en expedientes se va sumando sumirá en el fango a quienes se resisten a enfrentar sus decisiones. Hablarán entonces en las Cortes y bajo juramento, con testimonios y pruebas y ante la posibilidad de sanciones durísimas. Pero insisto en preguntar y elevar el tono: ¿Morena resistirá lo que viene y sus militantes prevalecerán?
¿Las Fuerzas Armadas están preparadas para el rompimiento de sus estructuras desde lo más alto? ¿Los sindicatos aliados corporativamente a ejercicios electorales amañados sobrevivirán? ¿La Iniciativa Privada aportará la exhibición de acuerdos y contratos ilegales con personajes sin escrúpulos? ¿Los partidos aliados a Morena continuarán la farsa de la democracia vinculada con el narco?.
Estas interrogantes se seguirán descubriendo mientras irán cayendo aquellos que han herido a la nación. Lo mismo para quienes transportan por instrucciones los combustibles robados, los que presionaron para a través de sobornos ganar asignaciones de obras, los que participan del cobro de derecho de piso, los que han permitido el picaporte a sicarios para las oficinas públicas, los que contribuyeron al trasiego de armas, personas y drogas por aduanas, aquellos que cobran comisiones por servicios que brinda el Estado, quienes con uniforme se han convertido en estafadores, en fin, los sucios rincones que se irán limpiando. Es necesario y es urgente.
Por lo pronto el 2027, en las intermedias, se antoja ya con fuertes cambios.