Cuando existía el grupo guerrillero Movimiento 19 de Abril (M-19), una guerrilla urbana que participó activamente en el conflicto armado interno de Colombia entre 1974 y 1990, el actual presidente de Colombia, Gustavo Petro, era conocido con el alias de “Aureliano”. Posteriormente, este grupo se desmovilizó en 1990 y se transformó en la Alianza Democrática M-19.
En su discurso ante la ONU, el 23 de septiembre de 2025, Gustavo Petro realizó declaraciones que fueron interpretadas como una defensa del gobierno del dictador Nicolás Maduro, conocido como “El Carnicero” por la publicación alemana Der Spiegel en 2018, tras el asesinato del héroe venezolano Óscar Pérez, un policía disidente de la dictadura que fue ejecutado por el régimen el 15 de enero de 2018.
En su postura negacionista, Petro argumentó que el Tren de Aragua no existe y que no debe ser considerado un grupo terrorista, calificándolo más bien como una “banda de delincuentes comunes”. Además, criticó lo que denominó el uso de dicha clasificación como pretexto para imponer sanciones contra Venezuela, sin reconocer que en ese país existe una dictadura que se robó las elecciones el 28 de julio de 2024.
En su intervención, Petro también cuestionó las acciones militares de Estados Unidos en el Caribe, argumentando que estas se habían excedido y supuestamente habían impactado negativamente a las personas más pobres. Esta crítica coincidió con las denuncias realizadas por el régimen venezolano contra EE. UU. Como reacción, desde Venezuela lo elogiaron; por ejemplo, el capo Diosdado Cabello afirmó que Petro había hablado «con valentía, claridad y firmeza» al respaldar al régimen venezolano. En Colombia, sin embargo, surgieron fuertes críticas, ya que diversos sectores políticos señalaron que Petro estaba actuando más como «vocero de la narcodictadura de Maduro» que como representante de los intereses colombianos.
En ese discurso ante la ONU, Petro defendió elementos del discurso oficial venezolano, cuestionó las sanciones y algunas acusaciones, y minimizó la categorización de ciertas organizaciones como terroristas. Su defensa a Maduro no es solo ideológica; recordemos que “El Carnicero” Maduro nació en Cúcuta, Colombia (1962), y eso lo ha demostrado la oposición venezolana. También existen buenas relaciones entre Maduro, Petro y Sheinbaum, ya que, según Petro, la presidenta de México fue miembro del M-19, aunque la presidenta lo niega.
Desde que llegó Petro al poder en 2022, los problemas en Colombia se han incrementado. Por ejemplo, la inseguridad y el conflicto armado han crecido, y los grupos armados ilegales (disidencias de las FARC, ELN, Clan del Golfo, entre otros) han incrementado su presencia territorial y su actividad violenta. En la región del Catatumbo (Norte de Santander, Colombia, y Maracaibo, Venezuela) han estallado enfrentamientos violentos entre el ELN y las disidencias de las FARC, generando desplazamientos forzados, pérdidas de vidas y crisis humanitarias locales.
Aumento del Terrorismo:
En agosto de 2025, se registraron choques violentos entre disidencias de las FARC y fuerzas estatales, con muertos, heridos y capturas. Un helicóptero de la Policía fue derribado en Antioquia, presuntamente por un dron o artefacto explosivo, con pérdidas de vidas de uniformados. La inseguridad es una preocupación central para los ciudadanos, en encuestas recientes, un 36 % considera que ese es el mayor problema del país.
Crisis humanitaria y desplazamientos:
En los primeros meses de 2025, más de 950.000 personas se vieron afectadas por el conflicto armado en Colombia (desplazamientos internos, afectaciones a infraestructura, inseguridad) . Las condiciones humanitarias han empeorado respecto a años anteriores, y hay reportes que señalan que 2025 podría ser uno de los peores años de la última década si continúan las tendencias. Tambien aumentaron los conflictos sociales (protestas, bloqueos, demandas territoriales, etc.): en el primer trimestre de 2025, los conflictos sociales subieron un 9 % frente al mismo periodo del año anterior según la Defensoría del Pueblo.
Desigualdad, pobreza y derechos sociales:
Las comunidades rurales, indígenas y afrodescendientes siguen siendo las más afectadas por la pobreza, la falta de acceso a servicios básicos y la exclusión. En zonas rurales, el acceso a la justicia es débil, la presencia del Estado es reducida y los abusos de grupos armados persisten.
Devaluación, deficit e inflación:
En lo económico, la devaluación del peso ha llegado a un 28%, aunque se proyecta un crecimiento moderado (por ejemplo, 2,5 % en 2025 según BBVA Research), persisten atrasos en vivienda, energía y un déficit externo creciente. La inflación ha comenzado a moderarse, pero los costos de servicios básicos (vivienda, energía) presentan retos.
Medio ambiente, deforestación y riesgos climáticos:
En 2024, la deforestación aumentó un 43,3 % en relación con el año anterior, concentrándose en la Amazonía. Este fenómeno está vinculado a economías ilegales como la minería ilegal y los cultivos ilícitos. Inundaciones, desbordamientos de ríos y deslizamientos son fenómenos recurrentes en Colombia debido al cambio climático, deforestación y planificación urbana deficiente. Un sismo de magnitud 6,3 en junio de 2025 afectó al centro del país (Cundinamarca), con daños materiales y heridos registrados.
Gobernabilidad, institucionalidad y corrupción:
La corrupción sigue siendo una preocupación clave para la ciudadanía y un desafío estructural. Algunos mecanismos de Estado (justicia, control territorial, presencia estatal) no han logrado responder adecuadamente frente al auge de poder de los actores ilegales. En el plano fiscal, el gobierno está considerando aumentos de impuestos significativos para financiar el presupuesto de 2026, debido a menores ingresos tributarios y un déficit fiscal que ha crecido.
Para culminar no siendo suficiente el hecho de desperdiciar la oportunidad de hablar en la ONU para mejorar problemas estructurales de Colombia en vez de defender una dictadura que le trae muchos problemas. Petro fue a New York a una protesta pro Palestina e insto a los soldados estadounidenses a desobedecer órdenes e incitar a la violencia en contra del gobierno Norteamericano, pidio el arresto de Netanyahu. por cuanto el departamento de Estado señalo que le revocaria la visa al presidente colombiano, siendo lo minimo que podria hacer en este penoso caso.
Mientras Petro actúa como defensor de Maduro, este, en su desesperación, envía una carta a Trump con una propuesta para reanudar el diálogo entre ambos países y así ganar tiempo, como lo ha hecho en el pasado, a través del enviado especial Richard Grenell. En la carta, Maduro niega las acusaciones de vínculos con el narcotráfico y califica estos señalamientos como “noticias falsas”. Además, mientras Petro niega la existencia del Tren de Aragua, Maduro ofreció colaborar con el gobierno de Estados Unidos para capturar a los líderes de dicha organización.
En respuesta al aumento del despliegue militar estadounidense en el Caribe, el régimen ha ordenado la movilización de la Milicia Bolivariana y reservistas muchos de ellos ancianos y niños, reforzamientos en “frentes de batalla” internos, e incluso ejercicios militares.
El régimen ha protestado formalmente contra las maniobras de buques de guerra y el sobrevuelo de cazas vinculados a EE. UU. También ha acusado a Estados Unidos de interceptar embarcaciones venezolanas, de provocaciones y de emplear acciones unilaterales ilegales. Además, utiliza su plataforma mediática para insistir en que EE. UU. está buscando un cambio de régimen, imponiendo narrativas de resistencia, soberanía y denuncia de “amenazas imperiales”, como si estuviéramos en el siglo XIX.
Otro defensor de “El Carnicero Maduro” fue Luis Arce, presidente de Bolivia, quien respaldó a la dictadura venezolana en su discurso en la ONU, criticando lo que él llama ataques a gobiernos populares usando el narcotráfico como pretexto. Colombia ha tenido que acoger a más de 2.8 millones de venezolanos desplazados por la dictadura de Maduro; a su vez, más de 500 mil venezolanos tienen nacionalidad colombiana. No se puede contar la historia de Venezuela sin hablar de Colombia: el padre de la patria, Simón Bolívar, quien liberó ambos países, nació en Caracas (1783) y murió en Santa Marta, Colombia (1830).
Cuando los países andinos entiendan que, para poder competir en el siglo XXI, necesitan primero respetar los derechos humanos, estabilizar la democracia, reforzar las instituciones y unirnos —para empezar, como un bloque económico, como lo fue el exitoso Pacto Andino (1969-2006)—, tendríamos un bloque fuerte para aprovechar las ventajas competitivas de países que, si bien son ricos en población, muchos de ellos jóvenes y emprendedores, recursos naturales, talento humano, como técnicos y profesionales bien educados que están dentro y fuera en distintos países, podríamos erradicar de raíz esa triste herencia del caudillismo y las dictaduras que, como un cáncer, corrompen y no dejan avanzar a estos países, que cuando encuentren su camino serán ejemplo de desarrollo para el mundo.
No nos hace ningún favor Petro defendiendo una dictadura cruel que ha desplazado al exilio a 9 millones de personas y hemos perdido en esta guerra a más de 18 mil venezolanos.