El dictador cubano Fidel Alejandro Castro Ruiz (1926-2016) al que se le atribuyen al menos 141 mil muertes, incluyendo a algunos colaboradores cercanos, y Ernesto Guevara (Che) se le atribuyen al menos 105 ejecuciones directas en la prisión de la Cabaña y otras 144 ejecuciones aprobadas o firmadas durante su mando, existen al menos 216 victimas documentadas del Che entre Sierra Maestra, Santa Clara y La Cabaña. Unos 2,5 millones de cubanos han emigrado desde la llegada de Fidel Castro al poder, la situación de Cuba actualmente es deplorable, Contracción prolongada: La economía lleva más de tres años en recesión, con una caída estimada del 1.1 % del PIB en 2024 y proyecciones negativas para 2025.
La inflación en Cuba se mantuvo persistentemente por encima del 16 % en mayo de 2025, aunque estimaciones informales la sitúan aún más alta. Las carencias crónicas afectan a alimentos, medicinas, combustibles y agua; la red eléctrica experimenta apagones frecuentes, en ocasiones de hasta 18 horas diarias. Se ha reinstaurado una dolarización parcial, ya que el dólar circula en economías paralelas (turismo, telecomunicaciones), lo que beneficia al turismo y a quienes reciben remesas, pero profundiza las desigualdades. El turismo está en declive: a inicios de 2025 se registró una baja del 30 % en visitas, con una ocupación hotelera reducida al 24 %. La industria también se encuentra en caída libre, con una producción más baja que hace 40 años, desequilibrios fiscales con un déficit superior al 10 % del PIB y una desindustrialización profunda.
El régimen autoritario consolidado por Miguel Díaz‑Canel, reelegido en octubre 2023 con controvertidos resultados (97 %), sigue el legado del Partido Comunista de Cuba y de los hermanos Castro. Continúan con represión sistemática, se mantienen detenciones arbitrarias, vigilancia, sanciones y retorno de presos liberados tras el acuerdo con el Vaticano. Han reaparecido las protestas ciudadanas en 2024–2025, destacando la movilización juvenil por el alza en precios de internet. Las únicas reformas legales importantes son en avances en derechos LGBT+, incluyendo reconocimiento de cambio de género sin cirugía (julio 2025). Persiste la crisis humanitaria, aumentando los niveles de pobreza extrema; hay hambre visible, especialmente entre ancianos, con pensiones mínimas (unos €20 al mes). La migración sigue sin precedentes, desde 2022, más de 850 000 cubanos han emigrado, reduciendo la población en cerca del 20 % (de 11 M a 8.5 M). El sistema sanitario está al límite, decenas de miles de profesionales de la salud han renunciado por maltrato laboral, bajas remuneraciones y falta de insumos. El repudio internacional a la conducta criminal del Partido Comunista Cubano a llevado al aislamiento reforzado: Biden/Trump reactivaron sanciones, limitaciones a viajes y remesas.
Organismos como Human Rights Watch denuncian violaciones sistemáticas a la libertad de expresión, derechos económicos y acoso estatal. Por las razones antes expuestas, a nadie en su sano juicio se le ocurriría erigir estatuas a semejantes asesinos y violadores de derechos humanos como lo fueron Fidel Castro y el Che Guevara, quienes representan todo lo negativo que puede suceder cuando se concentra el poder político en un país. Desde una revolución cubana (1953) que pulverizó la isla, eliminó la libertad y la esperanza de una democracia, hasta su exportación como modelo a distintos países, siendo exitosa con Hugo Chávez en Venezuela (1998) y que aún continúa destruyendo ese país después de 25 años de autocracia cívico-militar. El resultado: un país devastado en todos los aspectos, casi 9 millones de migrantes, 2,000 personas presas por motivos políticos —incluyendo 94 mujeres y 4 adolescentes— y más de 18,000 ejecuciones extrajudiciales y muertes por causas políticas.
Las esculturas conocidas como el Monumento Encuentro (o coloquialmente “la banca del Che y Fidel”) fueron instaladas por el entonces jefe delegacional de Cuauhtémoc de entonces, Ricardo Monreal actual diputado federal y coordinador del grupo parlamentario del partido de gobierno MORENA, y diseñadas por el escultor mexicano Óscar Ponzanelli (1966-2024). Se colocaron por primera vez en diciembre de 2017 en la colonia Tabacalera, para conmemorar el encuentro entre estos dos tristes celebres Fidel Castro y Ernesto Che Guevara en 1955 en ese mismo barrio.
En un acto de justicia las estatuas de Fidel Castro y el Che Guevara en la colonia Tabacalera fueron retiradas por orden de la alcaldesa de Cuauhtémoc Alessandra Rojo de la Vega el 16 de julio de 2025, debido a varias irregularidades administrativas:
Nunca se obtuvo la autorización del Comité de Monumentos y Obras Artísticas en Espacios Públicos (COMAEP). No existe la “cédula obligatoria” que certificara su colocación legal.
No había documentación oficial en los archivos de la alcaldía que autorizara su instalación.
Las figuras estaban bajo la custodia irregular de un trabajador sin base legal.
Además, muchos vecinos pidieron recuperar el espacio público, ya que las esculturas obstaculizaban el uso y la movilidad en las banquetas del Jardín Tabacalera.
La presidenta Claudia Sheinbaum calificó la acción como ilegal e “intolerante”, pues la remoción no pasó por el COMAEP, algo obligatorio según la normativa. Sheinbaum propuso que las figuras sean entregadas para su reubicación, en lugar de destruirlas o subastarlas, también alego que subastarlas era ilegal en abierta contradicción con la rifa que hizo el expresidente López Obrador del avión presidencial (2020) y su gobierno va a tratar de recuperar las estatuas para reubicarlas, aun los mexicanos esperan que aparezca la estatua de Cristóbal Colón retirada de Paseo de la Reforma (2020) por razones ideológicas.
En resumen, las estatuas de los dictadores cubanos se retiraron por falta de permisos, ausencia de documentación jurídica y presión vecinal. El conflicto ahora es político y legal, con autoridades señalando que debieron reubicarlas y requerir permisos, mientras el gobierno local sostiene que el espacio público debe regenerarse con claridad y orden.
Aunque en un inicio fueron retiradas en 2018 por falta de permisos, se reinstalaron en octubre de 2020. Sin embargo, el 16 de julio de 2025 la alcaldesa Alessandra Rojo de la Vega ordenó su retiro nuevamente, argumentando que nunca hubo autorización formal del Comité de Monumentos y Obras Artísticas en Espacios Públicos (COMAEP), ni documentación oficial para su ubicación.
Recordemos que el comunismo es un cáncer político para los países que lo sufren,
desde las purgas internas que empezó Vladimir Illich Lenin (1917-1924) ejecuto unos 3 millones de rusos y la hambruna mato a 6 millones más, esta práctica la continuo Josef Stalin (1936-1938) más de 680 mil personas ejecutadas muchas de ellas miembros del Partido Comunista, incluidos altos mandos bolcheviques y oficiales del Ejército Rojo, se estima que el 80% del Comité Central elegido en 1934 en Rusia fue ejecutado o encarcelado, Trotskistas, anarquistas, mencheviques y socialistas fueron parte de las víctimas. El Libro Negro del Comunismo (Courtois et al., 1987) calcula 20 millones de muertos solo en la URSS.
Es increíble que la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, y la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Clara Brugada, entre otras figuras del gobierno mexicano, se quejen por el retiro de estas polémicas esculturas. Sus excusas de que representan la amistad entre México y la dictadura cubana evidencian el talante autoritario de estos líderes. El gran regalo del gobierno mexicano a Cuba asciende a 1,070,384 barriles de petróleo, con un costo de 3,100 millones de pesos mexicanos solo en 2025, mientras PEMEX está en bancarrota y los hospitales carecen de medicinas. Un demócrata no puede adorar dictadores ni dictaduras, y menos una ideología como el comunismo, que propone la abolición de la propiedad privada, de la libre empresa, y la utopía de una sociedad sin clases.
Es sabido que los regímenes como el cubano, aunque no gastan dinero en mantener con un mínimo de servicios públicos y dignidad a sus pueblos, gastan millones en exportar su modelo, pagándoles a grupos de choque procomunistas en todo el mundo. Por eso se han visto protestas en la CDMX que, por cierto, apenas reúnen a decenas de personas, seguramente apoyadas por la embajada de esos países. Es muy fácil ser comunista en un país democrático o, por lo menos, en donde se respeta la libertad; lo difícil es ser comunista en países como Cuba, Venezuela o Nicaragua, donde no existen libertades ni los servicios mínimos para vivir con dignidad.