GLACIARES mexicanos al borde de su DESAPARICIÓN; quedan cinco de 11 por el CALENTAMIENTO GLOBAL

Delgado aseguró que uno de los efectos inmediatos de esta desaparición es el acceso al agua dulce con el que contaba la Ciudad de México. Sin la presencia de los casquetes de hielo, la temperatura en la zona también incrementará, y los ciclos de la lluvia se verán gravemente condicionados.

Fotos: María Paula Martínez

El cambio climático no sólo ha llevado al derretimiento de los polos, donde incluso han llegado a reproducirse plantas autóctotonas a un ritmo acelerado para la región, pues sus efectos han perjudicado a los glaciares mexicanos, de los cuales ya sólo quedan cinco, repartidos en el Iztaccíhuatl y el Pico de Orizaba.

“En las próximas décadas, los glaciares en México desaparecerán irremediablemente como síntoma del deshielo y del calentamiento global”, detalló Hugo Delgado, del Instituto de Geofísica de la UNAM.

  • De acuerdo con el especialista, esta no sólo es una muestra de lo rápido que avanza el calentamiento global, que de 2011 a 2021 trajo la década más calurosa que se haya registrado, sino que el derretimiento de los glaciares puede provocar un cambio en la temperatura de las zonas aledañas a donde se ubicaba, lo que representa más calor para la población.
  • El propio estudio de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) detalla que en 1958 había al menos 11 en el territorio y en 2018 se detectó la desaparición más actual de uno de los glaciares del país, el Ayoloco, ubicado en la cumbre del volcán Iztaccíhuatl, cuya ausencia impacta en la disponibilidad de agua y regulación del clima de la zona, algo que puede pasar en los otros puntos.

“Si desaparecen los glaciares en su totalidad se terminará el aporte de agua en estos sistemas en épocas de sequías. Además, podrían darse una serie de cambios de carácter climático en las cimas de las montañas”, señaló el experto de la UNAM.

Para las otras masas de hielo en el territorio nacional el panorama no es muy alentador pues se estima que en los próximos cinco años los tres del Iztaccíhuatl habrán desaparecido y se prevé un margen de dos décadas para los del Pico de Orizaba; sin embargo, el especialista asegura que para 2050 no habrá glaciares en México.

Estas formas de hielo se han convertido en uno de los sensores más evidentes del cambio climático, no sólo en el país, sino en todo el mundo, pues cuanto más aumenta la temperatura en el planeta, más rápido se extinguen. “Su continua desaparición es un espejo del mundo al que nos dirigimos. Más caliente, más seco, más agotado”, reveló.

  • Además del calentamiento global, los glaciares mexicanos han sobrevivido rodeados de las zonas industriales del Valle de México y de Puebla, donde no sólo las temperaturas aumentan, sino que la contingencia y contaminantes también fomentan el deshielo.

“Nuestros hielos son heroicos, están resistiendo todo lo que pueden, pero con las condiciones actuales no hay forma en la que puedan sobrevivir por más tiempo”, indicó Hugo Delgado.

La única forma de que se regeneren los glaciares es que existan las condiciones necesarias para ello.

UNAM declara extinto el Glaciar de Ayoloco del Iztaccíhuatl

Desde tiempos inmemoriales, la Ciudad de México ha estado coronada por volcanes. El Popocatépetl y el Iztaccíhuatl son emblemas capitalinos: forman parte de la línea del horizonte de la capital mexicana, cuando el smog y el viento así lo permiten, con su silueta reconocible en la frontera entre el Estado de México y Puebla.

  • Después de milenios, la actividad humana generó que el glaciar más importante de uno de ellos desapareciera para siempre.

Iztaccíhuatl: la mujer dormida se quedó sin su vestido blanco

Tanto el Popocatépetl como el Iztaccíhuatl tienen una presencia cultural milenaria en la cosmogonía de los pueblos originarios mexicanos. En el caso del segundo volcán, cuenta la leyenda que un guerrero tlaxcalteca se enamoró de una joven gobernante de un pueblo aledaño.

  • Al mismo tiempo, una guerra sanguinaria entre los aztecas y los tlaxcaltecas se desató. Antes de que el soldado partiera a librar una batalla contra el enemigo, pidió la mano de la joven a quien le había jurado amor incondicional. Su padre, un cacique poderoso, le concedió su bendición, siempre y cuando volviera sano y salvo del frente de batalla.
  • A la espera, la novia se vistió de blanco. Sin embargo, alguno de los enemigos de su prometido le informó que había perdido la vida. Ella se enfermó de tristeza, y falleció poco tiempo después sin saber que la noticia era falsa. Cuando el guerrero volvió victorioso de la guerra, se enfrentó con la noticia de que su amada había muerto.

A manera de rendirle homenaje, ella subió a un monte con una antorcha incandescente, donde la vela hasta la fecha. Con el tiempo, se convirtieron en volcanes. Hoy, milenios después de que la leyenda se fincó en la tierra, el Iztaccíhuatl perdió su vestido blanco a causa del calentamiento global.

Una consecuencia de la actividad industrial desmedida

Una investigación reciente de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) declaró al Ayoloco, el glaciar más grande que recubría al Iztaccíhuatl durante todo el año, extinto. Su fin se debió a la actividad industrial desmedida y al aumento en las temperaturas a nivel global. Una de las masas de hielo más emblemáticas de México desapareció.

  • A manera de homenaje, los investigadores Hugo Delgado Granados y Anel Pérez Martínez, en conjunto con los vulcanólogos y montañistas de la institución, colocaron una placa conmemorativa que lleva inscrita la siguiente leyenda:

«A las generaciones futuras: aquí existió el glaciar Ayoloco y retrocedió hasta desaparecer en 2018. En las próximas décadas, los glaciares mexicanos desaparecerán irremediablemente. Esta placa es para dejar constancia de que sabíamos lo que estaba sucediendo y lo que era necesario hacer. Solo ustedes sabrán si lo hicimos».

  • Delgado aseguró que uno de los efectos inmediatos de esta desaparición es el acceso al agua dulce con el que contaba la Ciudad de México. Sin la presencia de los casquetes de hielo, la temperatura en la zona también incrementará, y los ciclos de la lluvia se verán gravemente condicionados.

Con respecto a la placa, instalada a 4 mil metros de altura en el Iztaccíhuatl, Anel Pérez Martínez enfatizó que “ésta no es una placa de honor, es una placa del deshonre, de la vergüenza que nos da, no el cambio climático, sino la emergencia climática”./Agencias-PUNTOporPUNTO

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