La Ciudad de México llega a la parte más intensa del temporal, pues hasta el 28–29 de agosto, la autoridad capitalina informó que de enero a la fecha se han atendido 164 socavones -43 en red primaria y 121 en secundaria-, superando de largo los 130 registrados en todo 2024.
- Un corte previo del 18 de agosto hablaba ya de 153 eventos, impulsados por precipitaciones que rebasaron promedios recientes, de acuerdo con Segiagua. No obstante, el salto de 153 a 164 en apenas días se debe principalmente a la temporada de lluvias.
- No es solo la lluvia. En una ciudad asentada sobre arcillas lacustres, el hundimiento diferencial por sobreexplotación del acuífero y la condición de las redes hidráulicas y de drenaje abren camino a oquedades.
El propio Gobierno capitalino ha señalado que “un socavón no es un bache” y que, con frecuencia, la causa raíz es una fuga en tuberías o colectores. La literatura técnica y los atlas de riesgo refuerzan ese diagnóstico: la subsidencia y agrietamiento en el Valle de México están cartografiados por instancias federales, y la capital mantiene un Atlas de Riesgos público.
Como ejemplo está el socavón de Calzada Ignacio Zaragoza —casi 15 metros de largo por cinco de profundidad—, atribuido a la ruptura de una tubería y cuya reparación se realizó a finales de agosto, 17 después de que fue reportado y atendido
La reparación incluyó la sustitución de alrededor de 20 metros del colector dañado. Otros incidentes se multiplicaron en diversos puntos (Calzada de los Misterios, una pipa en Benito Juárez, y la caída parcial de un camión en Iztapalapa por una fuga en colector principal).
Nuevo plan: bacheo nocturno, 48 horas y “Bachetel”
Como respuesta a la emergencia y a un deterioro acelerado de la carpeta asfáltica, el Gobierno de la CDMX puso en marcha el Plan Integral de Mantenimiento de la Carpeta Asfáltica.
- El programa es bianual, con inversión anunciada de 2,250 millones de pesos, cobertura de 1,250 kilómetros de 217 vialidades primarias y tres ejes: bacheo programado nocturno, atención a reportes y emergencias en menos de 48 horas (a través de *0311 Locatel y un nuevo chatbot de WhatsApp llamado “Bachetel”), y repavimentación entre octubre y mayo. Las metas operativas incluyen 50 cuadrillas trabajando de 22:00 a 5:00 horas y tramos escalonados de cierre nocturno.
- La activación de Bachetel y el uso de 0311/55 56 58 11 11 se presentan como la vía para dar seguimiento con folio a cada reporte ciudadano; el gobierno ha fijado públicamente la vara de “atender en menos de 48 horas” lo que se denuncie. La programación nocturna busca minimizar afectaciones viales y aprovechar ventanas de menor tráfico para cuadrillas y maquinaria.
“No basta tapar el hoyo”
“Los socavones son síntomas de una red subterránea fatigada y de un suelo que se deforma. Puedes tapar arriba, pero si no corriges abajo, el problema vuelve. La clave es diagnóstico: videoinspección de tuberías, pruebas de infiltración, georradar donde haga falta.
Y secuencia técnica: primero sellas la fuga, recalzas el subrasante, sustituyes material colapsado, compactas en capas y solo al final colocas la carpeta. Bachear sin eliminar la causa es tirar dinero”, explicó a Crónica Sergio Pacheco Nájera, arquitecto y especialista en infraestructura urbana.
- El experto advierte que la subsidencia crea pendientes nuevas que forzan a las tuberías a trabajar fuera de su diseño, generando roturas que terminan en oquedades.
- “El plan oficial va en la dirección correcta al combinar bacheo, atención rápida y repavimentación; lo importante es priorizar tramos con mayor riesgo según el Atlas de Riesgos y programar rehabilitaciones profundas fuera de temporada de lluvias”.
Vecinos se enfrentan al día a día
En la alcaldía Iztapalapa, María del Carmen Reyes, vecina de la colonia Santa Martha Acatitla, cuenta que la aparición de un socavón en la avenida Guelatao cambió la rutina de toda la zona.
“Primero se esponja el suelo, luego se hunde una tapa o se abre un boquete. Contactamos a las autoridades y sí vinieron, pero mientras tenemos que rodear dos cuadras. Lo que pedimos es que arreglen el drenaje de fondo; cada aguacero es angustia, por inundaciones o por cómo van a quedar las calles, o hasta por cómo va a terminar el transporte público para llegar a nuestros trabajos ”.
Explica que la incertidumbre no termina cuando se tapa el hoyo.
“A la semana ya se volvió a hundir un poco. El parche está fresco, pero el hueco ahí está. Mi hijo adolescente dice en broma que vivimos en tierra movediza, pero yo lo siento más como vivir con un reloj que no sabes cuándo va a estallar”.
- La vecina insiste en que el socavón no es solo un asunto vial, también afecta la vida cotidiana: negocios que cierran, colonos que evitan salir de noche por temor a accidentes y adultos mayores que no pueden caminar con seguridad.
- En Benito Juárez, Roberto Lima, de Mixcoac, recuerda el día en que un camión de carga pesada cayó en un socavón.
- “Yo iba saliendo de la oficina y escuché un golpe. El camión se fue de lado y quedó medio volcado en el hoyo. Por fortuna no hubo heridos, pero nos quedamos sin agua todo el fin de semana porque estaban arreglando una fuga que provocó”.
Roberto señala que lo más inquietante es la sensación de parche permanente.
“A las dos semanas ya habían asfaltado encima, pero otra cuadra más adelante apareció otro hundimiento. Ya no es solo el golpe al coche: una coladera hundida te desvía de carril y eso provoca choques. Está bien lo del Bachetón, pero que diferencien baches de socavones y que abran el expediente técnico, no nada más la cubetada de chapopote. Porque si el drenaje debajo sigue roto, ese hoyo va a volver a aparecer”.
El vecino recuerda además el estrés colectivo. “Los niños de la escuela cercana ya no quieren pasar por esa esquina. Mi esposa evita manejar en temporada de lluvias porque siente que el coche se puede ir en cualquier parte. Lo peor es que no sabes si la calle que pisas mañana va a estar firme o hueca”.
Con este panorama y en relación a las oquedades atendidas entre 2024 y 2025, Segiagua relaciona el incremento con “lluvias intensas” —lo que, técnicamente, significa más carga hidráulica sobre un drenaje envejecido y mayor infiltración por fallas—.
En los expedientes recientes, la causa directa más citada son fugas en tuberías o colectores; el factor de fondo es un suelo que se hunde de manera diferencial por extracción de agua subterránea, con zonas de agrietamiento mapeadas por el Atlas Nacional de Riesgos./Agencias-PUNTOporPUNTO