La crisis de la desaparición de personas en el país ha “trascendido sexenios”, y cada vez son más las familias que sufren la ausencia de seres queridos.
- Sólo en los últimos tres años ha habido más de 33 mil desapariciones, es decir, al menos 30 casos más por día, para sumar más de 133 mil, según datos oficiales, así como el rezago forense de más de 72 mil cuerpos sin identificar, indicaron.
- Desde temprano, integrantes del colectivo Glorieta de las y los Desaparecidos y decenas de familiares de diversos estados del país se congregaron en la Glorieta del Ahuehuete donde realizaron distintas actividades: oraciones, cantos, asesorías jurídicas, celebraron misa y constantes reclamos por la falta de “voluntad política” de las autoridades para encontrar a las víctimas.
En el lugar, sobre el pavimento, colocaron una mandala compuesta por flores y fotografías en honor a sus familiares ausentes. También pintaron una línea del tiempo, de 1953 al 2024, periodo en el que han desaparecido miles de personas.
Madres, padres, esposa, hijas y hermanos, algunos con voz quebrada, nombraron a sus seres queridos. Las circunstancias son diversas, pero con un mismo patrón: desaparición, impunidad y dolor. “¿Por qué los buscamos? ¡porque los amamos!”, exclamaron.
- Estuvieron acompañadas por Maia Campbell, representante adjunta de la oficina en México del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, quien expresó su solidaridad con las familias y su “consternación” por la desaparición y el asesinato de Aída Karina Juárez, quien buscaba a su hija en Zacatecas en junio pasado.
- Desde el Ángel de la Independencia partió una marcha hacia el Zócalo encabezada por el Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos Hasta Encontrarlos, quienes, al hacer una pausa en la glorieta, se unieron al reclamo de presentación con vida de sus familiares e insistieron en que ninguno de los gobiernos ha dado solución a esta problemática “imprescriptible”.
Lucía Baca, madre del ingeniero Alejandro Alfonso Moreno, desaparecido el 27 de enero de 2011 en Nuevo León, señaló que sin importar los colores de quien gobierne, las autoridades se niegan a reconocer la gravedad del fenómeno. “Es una crisis humanitaria que al Estado no le interesa”, reclamó.
Elizabeth Araiza, quien busca a su hermano José Nicanor, quien desapareció en 2018, apuntó que esta crisis “ha escalado muy rápido, y las autoridades, en muchos estados, no admiten que ya nos rebasó”.
- En la glorieta, familias tapizaron con decenas de fichas de búsqueda las vallas que protegen el ahuehuete para hacer visibles los miles de casos, y evidenciar que su exigencia de justicia las tiene ahora recorriendo el país con palas y picos para buscar a sus seres queridos.
Lamentaron que esta situación las ha expuesto a múltiples riesgos, pues ya suman más de 30 personas buscadoras asesinadas. El reciente caso de Aída Karina, alertaron, es ejemplo de ello./Agencias-PUNTOporPUNTO