Las IGLESIAS también son TERRITORIO del CRIMEN; se han reportado +1,000 ATAQUES a los RECINTOS RELIGIOSOS

El sagrario forzado, un retablo quemado, la alcancía de las limosnas arrancada de tajo o, peor aún, cabezas humanas abandonadas en el atrio, se muestran como advertencia de que las iglesias también son territorio del crimen.

  • México vive una espiral violenta de la que ni los lugares sagrados escapan. De acuerdo con el más reciente informe del Centro Católico Multimedial (CCM), en 2024 se reportaron mil 350 iglesias, capillas o recintos religiosos atacados, lo que da un promedio de 26 agresiones por semana.
  • Esta cifra representa un incremento de 550% respecto de la situación que se vivía a finales de los años 90, cuando el promedio semanal era de cuatro templos atacados, robados o profanados.

“La delincuencia organizada se ha dado cuenta de que las organizaciones religiosas son una mina de oro”, plantea Óscar Moha, especialista en temas religiosos y en defensa de los derechos humanos.

“Los criminales buscan a sacerdotes, a pastores o a sus familias para levantarlos o cobrarles derecho de piso; saben que las iglesias sí pagan, se corre la voz entre los feligreses y si piden 20 o 50 mil pesos, saben que los juntan de inmediato”, detalla.

Los ataques son cada vez más visibles gracias a las redes sociales. El pasado 21 de agosto, se hizo viral un video que muestra a un hombre que prendió fuego al altar de la parroquia Nuestra Señora de Guadalupe en la localidad de Tilapan, en el municipio de San Andrés Tuxtla, al sur de Veracruz.

Con el torso desnudo y con un machetes en cada mano, el individuo prendió fuego al altar principal de la iglesia, quemó imágenes religiosas y agredió a dos colaboradores de la parroquia.

En un primer momento, nosotros habíamos detectado que los ataques a los templos estaban orientados hacia el robo de arte sacro, principalmente en Puebla y Tlaxcala, donde los tesoros artísticos son abundantes, pero las cosas han ido empeorando – Omar Sotelo, director del CCM

  • Semanas antes, el pasado 3 de agosto, un hombre atacó con un cuchillo a un feligrés durante una misa que se celebraba en la iglesia de La Magdalena, municipio de Los Reyes La Paz, Estado de México.
  • “En un primer momento, nosotros habíamos detectado que los ataques a los templos estaban orientados hacia el robo de arte sacro, principalmente en Puebla y Tlaxcala, donde los tesoros artísticos son abundantes, pero las cosas han ido empeorando”, expone el padre Omar Sotelo, director del CCM.

Pero conforme las agresiones han aumentado en diferentes partes de la República, el CCM ha detectado que en los últimos años se han combinado tres fenómenos: el odio a la fe, el asedio del crimen organizado y la indiferencia de las autoridades.

“El gobierno actual nunca va a atacar a la iglesia, pero tampoco va a meter las manos por ella”, sentencia Sotelo, quien señala directamente a los gobiernos de Morena de tolerar o incluso azuzar las agresiones contra templos religiosos.

“De siete años para acá, se han acrecentado las agresiones contra la Iglesia de una manera más evidente. Delante de las cámaras van a decir que hay diálogo, que las cosas van muy bien, pero en los hechos van a apoyar otros organismos contrarios al pensamiento de la iglesia”, sentencia.

Sin temor de Dios

Entre 1993 y 1999, se reportaban alrededor de cuatro templos atacados o profanados por semana, según datos del CCM. De 2000 al 2006, la cifra se incrementó a ocho templos agraviados semanalmente. En cambio, de 2007 a la fecha, la tendencia creció más de 500%, al reportarse 26 templos atacados por semana.

Con estos números, México se convirtió en el país en América Latina con más ataques violentos a recintos sagrados. Le siguen Colombia, Guatemala, Venezuela, El Salvador y Argentina.

  • Según un análisis de la Agenzia Fides, la oficina de prensa de la Santa Sede, este fenómeno va más allá de las cifras señaladas oficialmente, ya que solo se denuncia el 6% de los casos perpetrados contra los templos en México.

Sotelo insiste: México no vive una persecución religiosa como tal —no hay un Estado que asfixie abiertamente a la Iglesia, como en otras latitudes—, pero sí un clima de hostigamiento constante y tolerado, donde conviven extorsiones, amenazas, violencia física y omisiones oficiales.

Para Moha, el hostigamiento no se limita a la Iglesia católica, pues los pastores evangélicos también han sido víctimas de secuestro, cobro de derecho piso y amenazas para seguir cumpliendo con sus funciones.

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“El crimen organizado ya tiene ubicados a los pastores, y hay algunos de ellos que han preferido cerrar sus templos en Chiapas, por ejemplo, porque el Estado no les garantiza sus derechos ni su libertad de culto así que han decidido abandonar los templos”, alerta.

En la Iglesia católica persiste una actitud de resistencia ante la adversidad – Omar Sotelo, director del CCM

En el caso de la Iglesia católica, Sotelo sostiene que hay una actitud de resistencia. “Los sacerdotes, pese a todo, están trabajando, y algunos lo hacen 24/7, aun en lugares de extrema violencia, valientemente están ejerciendo su ministerio sacerdotal”.

“Yo te puedo decir que no hay una parroquia que haya cerrado por violencia. A pesar del miedo y de los riesgos, los padres agarran su camionetita y van a las parroquias, a los poblados, a dar la comunión, los santos óleos, a bautizar, a los velorios. O sea: están movidos pese a la violencia”, enfatiza.

  • Los templos, espacios de consuelo y refugio emocional para millones de creyentes, se han visto forzados a blindarse. Los párrocos han comenzado a instalar cámaras de circuito cerrado, a instalar guardias nocturnas o, incluso, a cerrar los recintos bajo llave durante las noches.

En México existía un código no escrito del narco: no tocar templos, no tocar sacerdotes. Pero en los años recientes, los asesinatos de sacerdotes, los atentados contra catequistas, las balaceras en plena actividad pastoral y el uso de iglesias como escenario de terror son señales de que esos límites se han evaporado./Agencias-PUNTOporPUNTO

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