Van 13 ASESINATOS de MIEMBROS RELIGIOSOS en MÉXICO desde 2018

El cuerpo del sacerdote, Ernesto Baltazar Hernández fue localizado el pasado 13 de noviembre, después de permanecer dos semanas desaparecido. El cura de la colonia La Piedad, del municipio de Tultepec sería la víctima número 13 de miembros religiosos que son asesinados en México desde 2018.

  • Casos como el de Ernesto Baltazar han encendido las alarmas de la sociedad que apunta que la violencia ha alcanzado a la comunidad religiosa.
  • El 7 de octubre de 2025, la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) condenó los ataques contra 12 religiosos reportados desde 2018, tras el homicidio del sacerdote Bertoldo Pantaleón, en el municipio de Eduardo Neri, Guerrero, el pasado 4 de octubre.

Bertoldo Pantaleón era el último caso registrado por el Centro Católico Multimedial (CCM), ahora, con el reciente asesinato de Ernesto Baltazar, se supera la docena de homicidios reportados.

De acuerdo con el informe anual del CCM, en el pasado sexenio 10 sacerdotes fueron asesinados, mientras que 10 sacerdotes y religiosos fueron violentados, 26 templos atacados, profanados o asaltados a la semana y cerca de 900 extorsiones y amenazas de muerte contra miembros de la iglesia católica en México.

  • El padre, investigador y director del CCM, Omar Sotelo señala que hubo un incremento de casos de violencia hacia la comunidad católica desde el sexenio de Felipe Calderón, donde se reportaron 25 hechos violentos: 17 sacerdotes asesinados, tres religiosos y cinco laicos.
  • Sin embargo, hasta la fecha la administración de Enrique Peña Nieto fue el sexenio donde se presentaron los números más alarmantes con un total de 33 casos: 19 sacerdotes, un seminarista y cinco laicos agredidos.

Añade que además de los homicidios directos, también se ha reportado extorsiones, amenazas de muerte, ataques a instituciones de la iglesia católica y ahora también desapariciones como son los casos del padre Santiago Álvarez, desaparecido desde 2012; el padre Carlos Ornelas, desaparecido en 2013; y el sacerdote de Tarimoro, Francisco Núñez, desaparecido en febrero de 2025.

Geográficamente los estados que presentan mayor incidencia de violencia son Guerrero, Ciudad de México, Chihuahua, Michoacán, Jalisco, Estado de México, Veracruz, Baja California, Puebla y Tamaulipas, Guanajuato y Aguascalientes

Hechos violentos apuntan al crimen organizado  

El padre Sotelo señala que si bien pueden existir casos contra la comunidad religiosa relacionados con la problemática de inseguridad generalizada que vive el país, el 80 por ciento de estos crímenes que se han analizado, por sus características, se pueden atribuir al crimen organizado.

Ya que muchos de estos ataques son consecuencia de delitos como extorsión, amenazas, cobro de piso, “levantones” y secuestro, pero destaca el caso de homicidios donde se puede observar una violencia extrema. “Cuando se ha asesinado un sacerdote hay un ensañamiento muy fuerte contra contra la persona del sacerdote”, describe.

  • Por otra parte, puntualiza que otra característica en este tipo de crímenes es la difamación y que termina en una revictimización “cuando se asesina a un sacerdote se levanta esta difamación diciendo que la víctima tuvo la culpa, se ocasionó su muerte, de que andaba en tal, que salió de tal o tal hora, de que andaba con tales personas y que se buscó la muerte”.

El también periodista, Omar Sotelo enfatiza en la importancia del sacerdocio en México y su función en las comunidades ha significado un estabilizador social. Ya que no sólo se presta un servicio pastoral espiritual, sino que se prestan servicios médicos, educativos, de auxilio y ayuda a derechos humanos e incluso protección a comunidades vulnerables como mujeres, niños y migrantes.

“Muchas veces la comunidad parroquial hace el trabajo que las instancias municipales, estatales, incluso federales han dejado de hacer y que, obvio, el crimen organizado ve en este ejercicio pastoral una especie de competencia”, señala el investigador.

  • “Muchas veces la comunidad parroquial hace el trabajo que las instancias municipales, estatales, incluso federales han dejado de hacer y que, obvio, el crimen organizado ve en este ejercicio pastoral una especie de competencia”, señala el investigador.

Describe que dentro de sus actividades, también está crear centros y clubes para jóvenes que llenen sus necesidades y evitar que sean reclutados por miembros del crimen organizado, lo que también implica un conflicto de intereses para los grupos delictivos.

Por lo que los crímenes contra los líderes religiosos tienen más de un fin, principalmente desequilibrar a la comunidad, generando temor y tratando de mantener callados y sometidos a las comunidades.

“La iglesia trata de cambiar estas mentalidades, de dar oportunidades, de ayudar en los grupos parroquiales a los jóvenes (…) por eso cuando asesinan a un sacerdote, no solo asesinan a una persona, cuando asesinan un sacerdote aniquilan a toda una institución, dejan en la orfandad a toda una comunidad (…) Una comunidad callada no va a hablar, nunca va a responder a estas situaciones y esto va a ser el caldo de cultivo para que se siembre”, puntualiza.

Impunidad ante la violencia

  • El investigador señala que el 80 por ciento de los casos que ha investigado el CCM permanecen en impunidad, pues las autoridades se han visto rebasadas en contra de los grupos delictivos y pese a que hay esfuerzos siguen existiendo pocos resultados.
  • Por lo que los propios miembros de la iglesia se han visto en la necesidad de crear sus propios organismos para defenderse.

“Muchos sacerdotes, a lo largo y ancho del país, trabajan en esta línea de fuego, en esta situación de inseguridad con sus iglesias abiertas. A sabiendas de que están en riesgo y pero valientemente están ejerciendo el ministerio que realizan”, concluye Sotelo./Agencias-PUNTOporPUNTO

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