Mancera traga saliva al renunciar

Ni porque es abogado —y la mayoría afirma que muy bueno— Miguel Ángel Mancera puede dormir tranquilo con cada decisión legal que toma, pues hasta para anunciar su dimisión a la Jefatura de Gobierno tragó saliva. Y es que al entregar a la Comisión de Gobierno de la ALDF su solicitud de licencia, las cuentas no le salían. Se supone que para poder aspirar a la senaduría que le ofreció el PAN tendría que separarse del cargo mínimo 90 días previos a la elección. Su dimisión la oficializó el viernes pasado, y en teoría no tendría problema para cumplir con el requisito. Pero en su equipo surgió la duda de si los días empiezan a contar al momento de presentar  la dimisión o cuando la ALDF se la aprueba oficialmente. Hasta el momento nadie ha pedido revisar el procedimiento, la licencia de Mancera sigue adelante y mañana será oficialmente conocida por el pleno de Donceles, que de inmediato comenzará a procesar el nombre del sustituto. Todo apunta a la ratificación de José Ramón Amieva, a quien Mancera dejó de encargado de despacho, pero la moneda está en el aire. Y no porque los diputados tengan dudas de seguir la instrucción, sino por las presiones internas./OPINIÓN ADRIÁN RUEDA EN EXCÉLSIOR

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