Candidaturas ciudadanas y Morena, a la alza

En la última entrega hablamos sobre el hartazgo de la ciudadanía hacia los partidos políticos que se ha traducido en un apoyo inesperado hacia los candidatos independientes.
Seguramente en próximas elecciones estas candidaturas ciudadanas cobrarán mayor importancia, pero mientras lo hacen, partidos emergentes aprovechan parte de esa antipatía social y escalan hacia mejores posiciones.
Las pasadas elecciones fueron el termómetro perfecto para, por un lado, evaluar a estos llamados “partidos chiquitos”, y por el otro, para confirmar el voto de castigo hacia organizaciones que han cobijado a políticos corruptos y delincuentes.
Con resultados a la vista, el gobierno de Guerrero, un estado plagado por problemas de seguridad en los últimos años, fue arrebatado al PRD y será el PRI quien se haga cargo, en un mensaje de la ciudadanía de no más desapariciones y matanzas.
El partido del político veracruzano Dante Delgado, Movimiento Ciudadano, tuvo un avance electoral significativo y logró desbancar al PRI la alcaldía de Guadalajara, una de las ciudades más grandes de México.
Pero la sorpresa mayor es la del Movimiento de Regeneración Nacional, MORENA, fractura del PRD al mando de Andrés Manuel López Obrador, que logró debilitar a su partido origen y quitarle la hegemonía en la capital del país. Con 16 delegaciones en juego, arrebató cinco al PRD, incluida la delegación Cuauhtémoc, clave para la ciudad.
De hecho, después del PRI, el PAN y el PRD, Morena tuvo la cuarta mayor parte de los votos en la cámara baja del Congreso. Algunos analistas internacionales atribuyen este triunfo a la figura de López Obrador, y advierten sobre los riesgos de fincar una organización política en torno a la figura de un mesías.
En todo caso, sus candidatos ganadores deberán demostrar no solo que saben gobernar, sino que sus decisiones se basarán en lo mejor para los electores que les dieron el triunfo, y no en lo que conviene al político tabasqueño que pronto comenzará a tejer su candidatura presidencial al interior de su partido.
Pero como dicen por ahí, todo buen cambio debe llevarse sin prisas, este proceso electoral también sirvió para mostrarnos que las viejas inercias siguen en perfecto funcionamiento. Así, el PRI se llevará la mayor parte de los escaños en la Cámara de Diputados.
A pesar del triunfo histórico del candidato independiente Jaime “El Bronco” Rodríguez, en Nuevo León, y los cambios políticos en otros lugares, el PRI está listo para tomar la mayor parte de los 500  diputados, lo que permitirá mayor margen de maniobra al presidente Enrique Peña Nieto.
El ausente, podríamos decirlo, fue el abstencionismo. Si bien no se llegó al 50 por ciento de la participación electoral, los 83.6 millones de votantes que representan el 48 por ciento del padrón hicieron de esta elección de las más participativas desde 1997. La votación fue superior al 41.7 por ciento que la registrada en 2003 y 44.7 por ciento de la de 2009.
Esto, a pesar de que intelectuales prominentes apoyaron un movimiento en favor del voto nulo, con una papeleta en blanco o desfigurada en protesta. Un 10 por ciento de los votantes aseguró que considerarían usarlo, pero el recuento del voto nulo fue aproximadamente alrededor del 5 por ciento.
PARA EL REGISTRO En el PRD ni el sol azteca los calienta. Nos cuentan que al interior del partido las traiciones están al por mayor. De la noche a la mañana la corriente de “los chuchos” se ha quedado sola y pronto habrá noticias sobre la dirigencia del partido. Sus dirigentes minimizaron las amenazas de López Obrador y hoy están pagando la factura *** La reforma migratoria en los Estados Unidos se encuentra totalmente detenida. Es su peor momento. De eso hablaremos posteriormente. Gracias y hasta mañana.
 
 

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