REFORMA POLÍTICA Y EL CIUDADANO DE “A PIE”

Los esfuerzos para la transformación del status jurídico-político del Distrito Federal no son de hace 18 años ni tampoco el resultado de solamente una fuerza política. Muchos de los que afirman lo anterior se arrogan indebidamente triunfos inmerecidos y se olvidan que detrás de ello existe un sinnúmero de actores políticos de distintos tintes ideológicos, pero particularmente un ejército de ciudadanos anónimos que durante décadas trabajaron incansablemente en la búsqueda de la restitución de sus derechos políticos plenos, mutilados desde 1928.

Sólo a manera de ejemplo, y por cuestión de espacio, referiré algunos de los eventos más cercanos y de los cuales fui partícipe: 1. Marzo de 1993. Plebiscito de la primavera; 2. Febrero de 1998. Mesas para la Reforma Política del Distrito Federal; 3. 1999. Consulta Ciudadana ¡No te Quejes! y 4. Seminario de la Quinta Colorada. En todos estos eventos los protagonistas fueron ciudadanos de a pie.

Efectivamente, el principal distintivo de los ejercicios cívicos mencionados fue el involucramiento de muchos ciudadanos organizados y de manera individual que participaron activamente en la exigencia de contar con derechos políticos al igual que cualquier ciudadano de cualquier entidad federativa; de nombrar a sus representantes populares y que dejasen de ser los legisladores de otras entidades federativas quienes decidieran los futuros de la Ciudad de México.

A la luz del tiempo, las principales banderas de la lucha ciudadana pacífica se han logrado. Ciertamente no todas son como se pretendían y hay algunas pendientes. Seguramente esos ciudadanos anónimos de la mano de fuerzas progresistas seguiremos luchando para que en un futuro no muy lejano se cuente con una ciudad de vanguardia, donde el fondo de las reformas sea lo destacado y no un frívolo cambio de nombre.

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