Estudio Íntegro: CAMBIO CLIMÁTICO podría provocar +1,000 MILLONES de MUERTES en el próximo siglo

La contaminación, normalmente en las ciudades, provocó en 2019 nueve millones de muertes en todo el mundo, cifra que prácticamente no ha variado desde que se realizó el último estudio sobre el tema, en 2015.

El cambio climático provocado por el ser humano no ha hecho sino empezar y ya se están notando sus efectos de forma clara. Pero lo que nos aguarda es realmente preocupante. Una investigación que ha analizado un total de 180 estudios científicos relacionados con el clima ha desvelado que 1.000 millones de personas morirán de forma prematura durante el próximo siglo por el cambio climático.

«Esta muerte masiva es claramente inaceptable. Realmente es bastante aterrador, especialmente para nuestros niños», dijo en un comunicado Joshua Pearce, profesor de la Universidad de Western Ontario (Canadá) y autor del estudio, que se ha publicado en la revista Energies, junto con Richard Parncutt, de la Universidad de Graz (Austria).

  • Pearce y Parncutt descubrieron que la literatura revisada por pares sobre los costes de mortalidad humana de las emisiones de carbono convergía en la «regla de las 1.000 toneladas», que significa que se producirá una muerte prematura cada vez que se queman aproximadamente 1.000 toneladas de carbono fósil.

«Las cifras de energía, como los megavatios, significan algo para los ingenieros energéticos como yo, pero no para la mayoría de las personas. Igualmente, cuando los científicos del clima hablan de partes por millón de dióxido de carbono, eso no significa nada para la mayoría de las personas. Unos pocos grados de aumento de la temperatura promedio «tampoco son intuitivos. Sin embargo, el recuento de cadáveres es algo que todos entendemos», dijo Pearce, profesor de Western Engineering y Ivey Business School.

«Si se toma en serio el consenso científico sobre la regla de las 1.000 toneladas y se hacen números, el calentamiento global antropogénico equivale a 1.000 millones de muertes prematuras durante el próximo siglo. Obviamente, tenemos que actuar. Y tenemos que actuar rápido», señaló.

Pearce, un experto en política energética, espera que al cambiar el lenguaje y las métricas del calentamiento global, aumente el número de políticos y líderes de la industria que comprendan mejor las duras consecuencias que supone la dependencia mundial de los combustibles fósiles.

«A medida que las predicciones de los modelos climáticos se vuelven más claras, el daño que estamos causando a los niños y a las generaciones futuras puede atribuirse cada vez más a nuestras acciones», afirmó Pearce.

Cuando se reconoce esta correlación directa, ya no se pueden ignorar las responsabilidades por las emisiones de gases de efecto invernadero. El estudio encontró que para limitar estas enormes responsabilidades futuras y salvar muchas vidas humanas, la humanidad necesita dejar de quemar combustibles fósiles lo más rápido posible y seguir una estrategia más agresiva en materia de eficiencia energética y energía renovable.

  • Poco después de publicarse este estudio, ha aparecido otro diferente que va más allá y hace un pronóstico del negro panorama que le espera a la humanidad en conjunto por el calor extremo. En concreto, prevé la extinción del ser humano por este motivo dentro de 250 millones de años.
  • Los investigadores de la Universidad de Bristol (Reino Unido) utilizaron un superordenador para simular cómo será el clima de la Tierra en un futuro muy lejano, teniendo en cuenta una serie de factores que afectarán la temperatura del planeta, como el aumento de la radiación solar, las erupciones volcánicas masivas y el cambio climático antropogénico.

El resultado es un planeta muy caliente y seco, con temperaturas que llegarán a los 70 grados Celsius, y con una grave escasez de agua y alimentos. En estas condiciones, los humanos no podrán adaptarse y morirán.

El 99% de la población mundial respira aire insalubre

En mayo pasado, la Organización Mundial de la Salud (OMS) hizo público el reporte de Estadísticas sanitarias mundiales 2022 en el cual ofrece los datos disponibles más recientes sobre salud e indicadores relacionados para sus 194 Estados miembros.

  • En 2023 el informe incluye por primera vez una sección dedicada al cambio climático, además de 50 indicadores relacionados, y se centra en el impacto de la pandemia de coronavirus.
  • Si bien se registran mejoras en los últimos años, todavía existen datos para preocuparse, reconoce la entidad. La contaminación del aire ambiental (exterior) y doméstico (interior) son factores de riesgo que se han relacionado con varias afecciones de salud.

Por un lado, la exposición a contaminantes del aire interior puede provocar diversas dolencias, desde afecciones oculares a enfermedades respiratorias y cáncer. Por otro lado, la contaminación exterior puede generar accidentes cerebrovasculares (ACV), cardiopatías, cáncer de pulmón e infecciones respiratorias, entre otras.

Expresado en números, estas formas de contaminación atmosférica fueron responsables de aproximadamente 7 millones de muertes en todo el mundo en 2016. De ellas, 4.2 millones fueron provocadas por la polución del aire ambiente. Mientras que el resto (3.8 millones de muertes) fue causada por la exposición a la contaminación del aire en interiores debida al humo de hornos a leña.

Existe una cifra alarmante respecto de la contaminación del aire exterior: casi toda la población mundial (99%) respira niveles insalubres de partículas finas y dióxido de nitrógeno y los habitantes de los países de ingresos bajos y medios son los más expuestos.

  • En tanto, otros factores ambientales como el agua potable insalubre, el saneamiento y la falta de higiene causaron unas 870 000 muertes asociadas en todo el mundo en 2016.
  • Según las estimaciones de la OMS, en 2020 alrededor de tres cuartas partes (74%) de la población mundial tenía acceso a servicios de agua potable gestionados de forma segura. Es decir, 2000 millones de personas seguían careciendo de su acceso. En tanto, solo 3600 millones de personas en todo el mundo tenían servicios de saneamiento insuficiente.

Al respecto, el organismo señala que urgen mayores esfuerzos en pos de conseguir los objetivos propuestos: el acceso universal a servicios de agua, saneamiento e higiene servicios básicos de higiene para 2030 requerirá cuadruplicar las tasas actuales de progreso. Pero la situación es más difícil en los países menos desarrollados y en los entornos frágiles, donde las tasas actuales de progreso deben multiplicarse por 10 y por 23, respectivamente.

Además de los datos sobre contaminación, el reporte ofrece un panorama general sobre el estado de la salud mundial. En este sentido, se desprende que la población sigue viviendo más años y con buena salud. En específico, la esperanza de vida mundial al nacer aumentó de 66.8 años en 2000 a 73.3 años en 2019; mientras que la esperanza de vida con buena salud aumentó de 58.3 años a 63.7 años.

En los últimos 20 años también se han logrado avances en la salud maternoinfantil: la tasa mundial de mortalidad materna y la tasa de mortalidad de menores de cinco años descendieron casi un 40% y un 60%, respectivamente, desde el año 2000. A su vez, el número total de niños afectados por retraso en el crecimiento fue un 27% inferior en 2020 y la tasa de prevalencia también disminuyó.

  • Por otra parte, se ha registrado un descenso en el nivel medio de consumo de alcohol y de tabaco en todo el mundo. En este último caso la baja fue más pronunciada: alrededor del 22% de la población mundial mayor de 15 años consumía tabaco en 2020, frente a casi el 33% en 2000.
  • “Además, las grandes inversiones y mejoras en los programas de enfermedades transmisibles, como los dedicados al virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), la tuberculosis (TB) y la malaria, han dado lugar a descensos en la incidencia y mortalidad de estas enfermedades a nivel mundial”.

En cambio, la proporción mundial de muertes atribuibles a enfermedades no transmisibles (ENT) aumentó de casi el 61% en 2000 a casi el 74% en 2019 y continúan siendo las responsables de casi la mitad de todas las muertes en los países de renta baja.

Niñas, niños y adolescentes sufrirán las consecuencias del cambio climático

Niñas, niños y adolescentes se enfrentarán hacia 2050 a olas de calor cada vez más frecuentes e intensas, así como a otros efectos en materia de salud y economía debido a la inacción de los gobiernos del mundo ante el cambio climático.

El Comité de los Derechos del Niño de las Naciones Unidas pugna para que las administraciones de varios países velen por los derechos ambientales de los menores de edad.

  • De acuerdo con la Oficina de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas, los menores de edad tienen un mayor riesgo que los adultos de ser afectados por problemas ambientales, sin embargo, este sector pocas veces es tomado en cuenta.
  • Es por ello que 16 mil 333 niñas y niños de 121 países participaron en el desarrollo de la Observación General 26 (OG26) sobre “Los derechos del niño y el medio ambiente, con especial atención al cambio climático”.

Especialistas explican que aunque el calentamiento global es uno de los efectos más claros del Cambio Climático, otras de sus consecuencias son: las afectaciones físicas, es decir, lo que va a ocurrirle al clima y a los ecosistemas, impactos a la población, a la economía y a la infraestructura.

La contaminación del aire y del agua, así como la exposición a sustancias tóxicas, causan anualmente 1.7 millones de muertes de niños menores de cinco años y contribuyen a aumentar la incidencia de enfermedades y discapacidades que permanecerán durante toda su vida, así como a la mortalidad temprana.

  • De acuerdo con el Relator Especial sobre Derechos Humanos, los derechos de los niños que se ven afectados por el cambio climático son: el derecho a la vida y el desarrollo, a la salud, a un nivel de vida adecuado, pues cuando escasea la comida por las afectaciones a las actividades productivas, los niños pasan pasar hambre y desnutrición.
  • Debido a la existencia de basureros al aire libre y a los niveles de contaminación en algunos asentamientos humanos, los infantes han perdido su derecho al juego y a la recreación, acusa la organización internacional.

“Otros fenómenos relacionados con el cambio climático que afectan a los menores son las inundaciones, ya que derivado de la pérdida de infraestructura, se suspenden clases al cerrar escuelas por daños y aumenta la propagación de enfermedades diarreicas”, explica Lourdes Bello, especialista en riesgos y vulnerabilidad ante el cambio climático de la consultora IDOM.

La falta de garantías para la niñez, que deriva en trabajo infantil, converge en el hecho de que niños que están expuestos a contaminantes debido a que realizan labores como la recolección de desechos electrónicos sin el equipo adecuado, los expone a intoxicación por el contacto con productos químicos dañinos.

Por otra parte, la contaminación del agua afecta a adultos y niños por igual y se calcula que una de cada cuatro personas toma líquido que no es adecuado para el consumo humano, lo que deriva en enfermedades gastrointestinales leves y graves.

La contaminación causó 9 millones de muertes en 2019

Las repercusiones de la contaminación ambiental en nuestra salud siguen siendo muchas y preocupantes, y más aún en los llamados «países en vías de desarrollo». La contaminación, normalmente en las ciudades, provocó en 2019 nueve millones de muertes en todo el mundo, cifra que prácticamente no ha variado desde que se realizó el último estudio sobre el tema, en 2015.

  • Así, en la actualización del informe The Lancet Commission on Pollution and Health, publicado en The Lancet Planetary Health, su autor principal, Richard Fuller, ha destacado que «pese a las graves consecuencias sanitarias, sociales y económicas, la prevención de la contaminación se pasa por alto, en gran medida, en la agenda internacional de desarrollo».
  • El estudio afirma asimismo que, a pesar de que el número de muertes por fuentes de contaminación asociadas a la pobreza extrema, como la mala calidad del aire en interiores o la contaminación del agua, haya disminuido, estas reducciones desafortunadamente se ven contrarrestadas por un aumento de los fallecimientos como consecuencia de la contaminación industrial y química del aire que respiramos.

De hecho, en 2019, de los nueve millones de muertes en todo el planeta atribuibles a la contaminación, la mala calidad del aire, tanto doméstica como ambiental, fue la responsable de 6,67 millones; la contaminación del agua, de 1,36 millones; el plomo provocó 900.000 muertes, y los riesgos laborales tóxicos causaron 870.000 muertes.

A este respecto, Philip Landrigan, director del Programa de Salud Pública Global y del Observatorio de la Contaminación Global del Boston College y uno de los autores del informe, afirma que «la contaminación sigue siendo la mayor amenaza existencial para la salud humana y planetaria y pone en peligro la sostenibilidad de las sociedades modernas. La prevención de la contaminación también puede ralentizar el cambio climático –logrando un doble beneficio para la salud planetaria– y nuestro informe pide una transición masiva y rápida para abandonar todos los combustibles fósiles y pasar a las energías limpias y renovables».

En cuanto al descenso de las muertes causadas por la contaminación del aire en los hogares y por el consumo de agua no potable desde el año 2000 es más evidente en África. Esto se debe a las mejoras en el suministro hidráulico, en el saneamiento, a la presencia de combustibles más limpios y a una mayor facilidad de acceso a antibióticos y tratamientos médicos.

Sin embargo, como hemos apuntado, este descenso de la mortalidad se ha visto contrarrestado por un aumento importante de las muertes por exposición a la contaminación por plomo y otras formas de contaminación química en todo el mundo durante los últimos veinte años, en especial en el Sudeste Asiático, donde al aumento de los niveles de contaminación industrial se ha de añadir el envejecimiento de la población y un incremento del número de personas expuestas a esta amenaza.

En vista de todos estos datos, los autores del informe solicitan la creación de un grupo científico y político independiente, al estilo del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), así como una mayor financiación que permita facilitar el control de la contaminación por parte de Gobiernos, donantes independientes y filántropos.

«Está claro que la contaminación es una amenaza planetaria y que sus causas, su dispersión y sus efectos sobre la salud trascienden las fronteras locales y exigen una respuesta global. Es necesario una actuación global sobre todos los principales contaminantes actuales», concluye Rachael Kupka, otra de las autoras del estudio y directora ejecutiva de la Alianza Mundial sobre Salud y Contaminación./Agencias-PUNTOporPUNTO

Documento íntegro:

energies-16-06074

 

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