INFLACIÓN, CAMBIO CLIMÁTICO y la INSEGURIDAD detonantes de HAMBRUNA en Zonas de MÉXICO

México necesita importar 50% de los fertilizantes que se han encarecido, lo mismo que importar granos. El plan que presentó el equipo del presidente Andrés Manuel López Obrador, con la intención de detener la inflación, no será suficiente.

México enfrenta un riesgo real de hambruna en distintos municipios del territorio. Los altos precios de insumos (especialmente fertilizantes, combustibles y granos); la pérdida anticipada de cultivos por las olas de calor o la disminución de producción por falta de abono para la tierra; la inflación creciendo en productos que acorta la capacidad de gasto de los hogares, y la inseguridad, todo esto está creando las condiciones en el país para que enfrente una de las peores crisis de su historia.

  • Solucionarlo no fácil. Los factores internos se suman los externos: la guerra en Ucrania y la crisis que ha generado en alimentos e insumos; Covid que continúa deteniendo la cadena de suministros; y México necesita importar 50% de los fertilizantes que se han encarecido, lo mismo que importar granos. El plan que presentó el equipo del presidente Andrés Manuel López Obrador, con la intención de detener la inflación, no será suficiente.
  • Los números para la importación de alimentos no alcanzan. Y otro punto medular serán los fertilizantes, un insumo que determina si se cultiva o no la tierra, desde los productores que dedican sus cultivos para el autoconsumo, lo que impide que caigan en pobreza alimentaria; hasta los que sacan al mercado una producción importante que alimentan los mercados regionales o hasta nacionales.

Sin suficiente granos, ni cosechas para el autoconsumo, y los pronósticos de clima adverso, el panorama es preocupante en por lo menos 60% del territorio, de acuerdo a una prospectiva de inteligencia elaborado al interior del gobierno federal.

Pelear por sobrevivir

El pasado miércoles 4 de mayo, muy temprano, apenas apuntaba el reloj las ocho de la mañana y un bloque de campesinos se reunieron con sus familias, mujeres, hijos y hasta sus padres, varios de ellos adultos mayores. Estaban enojados y al mismo tiempo desesperados, bloquearon el arco principal de Chilapa de Álvarez, Guerrero. Luego tomaron el control de algunos tráileres que habían llevado, ese mismo miércoles, el fertilizante al municipio.

  • Muy rápido la tensión subió Un grupo de militares de la Guardia Nacional y hasta de la Marina llegaron hasta el municipio y comenzaron a rodear a los 50 campesinos, quizá un poco más, pero el grupo se veía demasiado grande por estar con sus familiares. Se hicieron presentes, dijeron los agentes, en auxilio de las autoridades locales, ante el riesgo de que la protesta se saliera de control. Pero los agricultores se mantuvieron firmes, sin provocaciones, durante seis horas.

Fue una acción desesperada. Marcial Dircio Ortega —líder estatal de la Liga Agraria Revolucionaria del Sur Emiliano Zapata (Larsez)—, lo explicó entonces de forma simple: se vieron obligados ante la falta de respuesta del gobierno, no tienen fertilizantes para sus cultivos. Entonces, no tendrán para comer ni vender.

Cerca de las dos de la tarde, se organizaron los campesinos y comenzaron a descargar 40 toneladas de fertilizantes de los camiones. Tomaron seis bultos por persona. Tenían planeados llevárselo a sus comunidades, pero el gobierno del estado les ofreció por la tarde una mesa de diálogo a cambio de dejar libre el fertilizante y aceptaron. Así, se reunieron en Chilpancingo con el subsecretario de desarrollo político, Ernesto Fidel Payán, quien simplemente les dijo que el gobierno federal es el que debe resolver el problema.

  • Larsez representa a unos 5 mil campesinos, y aseguran que todos están siendo afectados por la falta de distribución del fertilizante. Antes de irse Dircio Ortega advirtió, si no se llega a un acuerdo con el gobierno, lo que sigue es que los campesinos se trasladarán a Chilpancingo a bloquear avenidas.

Esto ocurrió apenas, en un estado, pero al no existir fertilizante suficiente para los productores, un problema que no han querido reconocer las autoridades públicamente, las protestas pronto se extenderán. Eso prevé el propio gobierno federal, de acuerdo a las oficinas de inteligencia.

El hambre recorre la montaña

En la región de la Costa Chica, Montaña alta y baja de Guerrero, el maíz que campesinos
alcanzan a sembrar ya no da para su venta ni para vivir de este negocio, sino únicamente para autoconsumo.

  • La inversión, en comparación con la ganancia, es abismal. Mientras el campesino gasta de 12 mil o hasta 20 mil pesos en la compra del maíz criollo o híbrido, químicos o fertilizante, la venta de una tonelada de maíz alcanza los 5 mil pesos.

Y sembrar no es una tarea sencilla. Desde muy temprano, aún oscuro, el campesino comienza la labor de limpieza del terreno para que las milpas crezcan. El escenario dibuja a una familia completa o a un solo hombre con ropa de frío para soportar el clima a menos cero grados en las partes más altas de la región Montaña.

  • Marcial Dircio Ortega, asegura que para este 2022 la siembra de maíz ha disminuido en comparación con los dos años anteriores, ante la falta de fertilizante. Cuenta que anteriormente, el gobierno del estado manejaba la entrega del producto a los campesinos, incluyendo hombres y mujeres, de tal manera que, al producir mayor cantidad de maíz, las empresas con las que competían en el mercado se veían obligadas a vender a precios bajos. Sin embargo, el panorama actual es muy distinto, y un ejemplo de ello, es el incremento en el precio de las tortillas por hasta 30 pesos el kilo.

A los campesinos no les quedó de otra más que sembrar para subsistir. Siembran de 2 a 3 toneladas en este ciclo para autoconsumo. “Ya no es viable para la venta, porque les compran barato el maíz, pero los productos como los químicos que se usan en las tierras salen más caros. Para que les den las dos hectáreas que siembran, mínimo tienen que invertir hasta 20 mil pesos por dos hectáreas”.

Pero el impacto ante la escasez de fertilizante es mayúsculo, a esto se suma el aumento en el costo de los combustibles como la gasolina para trasladar el fertilizante.

El gobierno del estado otorgaba hasta seis bultos de fertilizante por cabeza, lo que obligaba al campesino a invertir unos 7 mil 500 pesos en químicos y maíz por hectárea para sembrar. Entregaba dos tipos de fórmulas, la DAP 18- 46- 00, un fertilizante granulado y UREA 46-N, pero para la Montaña de Guerrero no sirve porque el clima es frío. Hasta la fecha y con estos escenarios, los campesinos no tienen otras alternativas de subsistencia, lo que Marcial Dircio Ortega adelantó que incrementará la pobreza, el hambre, en las comunidades.

La raíz del problema

México se encuentra a 60 años de distancia en materia de agricultura frente a los grandes productores del planeta. De acuerdo con datos del Departamento de Agricultura, Estados Unidos en 1960 tenía un rendimiento por hectárea para el maíz de cuatro toneladas, y datos de 2021 revelan que ese país obtiene ahora promedios de 11 toneladas.

  • El campo mexicano apenas consigue el 35% de lo que se produce allá por hectárea; es decir, un promedio de 3.87 toneladas, según las últimas cifras disponibles del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), lo que equivale a lo que lograba Estados Unidos hace más de 60 años.
  • La producción de maíz en México alcanzó 6.67 millones de toneladas de grano blanco y 1.53 millones de toneladas de amarillo para 2019, en tanto que la demanda interna es de alrededor de 24.7 millones de toneladas anuales, por lo que tenemos un déficit de 16.5 millones de toneladas al año, cifra que podría incrementarse a la par de que los pequeños agricultores dejen de producir o lo hagan sin fertilizantes, lo que equivaldría a rendimientos al 50% de lo que usualmente se obtiene, aseguran.

Otra comparación. Argentina, uno de los grandes productores de granos en el mundo, tuvo una producción promedio de maíz de 8.1 toneladas por hectárea en 2019-2020, o Ucrania que alcanza las 8 toneladas, más del doble de lo que hace México.

Rendimientos mayores en una cosecha significan menores costos de producción y resulta en una industria que continúa siendo eje de crecimiento económico tanto de hogares como para el país, no obstante, para los agricultores mexicanos va en detrimento.

“Enseñarles a trabajar la tierra a los hijos, a ser agricultores, es condenarlos a la pobreza”, señaló el agricultor del estado de México Y el escenario se repite en Oaxaca Guerrero Chiapas, Tabasco, Veracruz, Hidalgo o Puebla. “Los jóvenes no quieren ser campesinos, dicen que ganan más de albañiles y se van a Puebla o a la Ciudad de México. A trabajar”,
cuenta Juanita, campesina poblana.

De acuerdo con datos del Inegi, el país tiene 6.5 millones de trabajadores en las actividades primarias, de donde se desprenden 4 millones de productores agrícolas y de los cuales el 68%, o 2.77 millones son miniproductores o minifundios, que cuentan con hasta cinco hectáreas para la siembra, mientras que el resto son medianos y grandes productores.

Medidas insuficientes

El Paquete Contra la Inflación y la Carestía (PACIC) se centra en un aumento en la producción de granos, así como la creación de una reserva de maíz, y la eliminación de las cuotas compensatorias en la importación del sulfato de amonio, y cero aranceles a productos importados de la canasta básica, medidas que serán reforzadas con los programas “Sembrando Vida” y “Producción para el Bienestar”, aseguró el gobierno.

Sin embargo, este plan se enfrenta a varios problemas, entre ellos, los altos costos de los fertilizantes a los que se enfrentan la mayoría de los agricultores, y aunque quita la cuota compensatoria para el sulfato de amonio, los productores del campo usan otros más, como el fosfato diamónico conocido como 18-46, principalmente para la producción de maíz, así lo señalan productores del estado de México que piden que el gobierno les surta el fertilizante a precio de costo.

  • La invasión y ataque de Rusia a Ucrania modificó el mercado de los fertilizantes, ya que estos países son de los principales productores en el mundo, y también son parte de los que más exportan. Millones de hectáreas de cultivo en el planeta dependen del abasto de este tipo de abono para la tierra. Según la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, nuestro país importó en 2020, 4.8 millones de toneladas de fertilizantes, y esto prácticamente se ocupa en la producción agrícola.
  • Por la guerra y el hecho de que China desde el año pasado puso una pausa en las exportaciones de los fertilizantes, y aunque las reanudó, fueron en menores volúmenes, con la finalidad de satisfacer la demanda interna para proteger su producción nacional ante los altos costos de los energéticos, esto derivó en mayores presiones sobre los precios de estos productos vitales para el campo.

Agricultores señalan que aunque los distribuidores cuentan con un almacenaje de fertilizantes no alcanzaría para producir todo el campo mexicano. Y la disponibilidad, aunque no alcanzaría a satisfacer el mercado, los pequeños productores no los adquieren por el alto precio que representa.

Y aunque el plan del gobierno busca garantizar el abasto e incrementar la oferta de granos (lo que traería un descenso en precios de lograrlo), los pequeños agricultores, que representan el 60% de la producción de maíz del país, coinciden en que los costos de producir no están acorde al precio mínimo que está pagando el gobierno que es de alrededor de 8.4 pesos el kilogramo, cuando a ellos les cuesta producirlo 7.27 pesos actualmente con los incrementos en el último año, y a esto se le debe sumar que deben de absorber todo el riesgo de perder la cosecha por un mal clima, plagas, inseguridad u otros fenómenos, por lo que la meta presidencial queda lejos de alcanzarse.

Fertilidad insuficiente

El Presidente prometió 352 mil toneladas de fertilizante de manera gratuita a nueve estados de la república, pero esto no es comparable con el consumo total en México que sobrepasan 5 millones de toneladas. De acuerdo con información del propio gobierno y el año pasado destino más de 80 mil toneladas a los agricultores, y para alcanzar la nueva meta pusieron en marcha la recuperación de tres plantas y mientras entran en operación está importando el producto, pero insuficiente para el campo mexicano.

A esto hay que sumar que la Comisión Nacional del Agua (Conagua), en su último reporte de monitoreo de sequía del país indica que algunas regiones están pasando de una sequía moderada a severa.

  • Anteriormente existía un seguro agrícola, con el cual se enfrentaban ese tipo de incidencias, explica Luis García Montero —agricultor que ha dedicado casi 60 años de su vida al campo—, “pero ya no lo hay, y por esto el pequeño agricultor está en un dilema de plantar o no, ya que el trabajo realizado podría perderse y no recuperarse nada ante los altos costos”.
  • De acuerdo con un seguimiento de precios del Sistema Nacional de Información e Integración de Mercados (SNIIM), el fertilizante 18-46 tiene un incremento en un año de 188%, al pasar de 520 a mil 500 pesos por saco de 50 kilogramos.

Así, el sulfato de amonio —al que le quitará la cuota compensatoria el presidente— se incrementó un 220% en el mismo lapso. La urea 46, que es uno de los principales productos que se importan de Rusia y Ucrania, se elevó 193 por ciento. Estos incrementos son insostenible para los miniagricultores o minifundios del país.

  • De acuerdo con García Montero, trabajar una hectárea para el maíz tiene actualmente un costo aproximado de entre 25 y 27 mil pesos, entre fertilizante, nitrógeno, semilla, herbicida y mano de obra —que incluye la renta de un tractor para arar, sembrar y escardar—, todo lo anterior da como resultado que el costo del kilogramo de maíz al agricultor sea de alrededor de 7.27 pesos.
  • Esto deja un margen de 1.13 pesos por kilogramo frente a los 8.4 pesos que se paga como precio mínimo de garantía, sin embargo, para obtener esa ganancia debe de transcurrir alrededor de seis a siete meses, tiempo en el que podría perderse la cosecha.

Lo que se paga por una hectárea que dio un rendimiento del promedio nacional de 3.7 toneladas es de 31 mil 80 pesos. Eso es una utilidad de 4 mil 180 pesos, que es menos del salario mínimo de un mes que es del orden de los 5 mil 186 pesos. El agricultor menciona, “hay cosechas de 4 y hasta 4.5 toneladas, aunque son raras”.

Exportaciones, ¿la solución?

Dentro de las medidas del plan del presidente López Obrador, está el de permitir la entrada sin aranceles de productos como maíz, arroz, frijol, entre otros más para garantizar el abasto en el mercado interno.

“No es solución ni solución temporal la importación de granos, la solución es que no se quede ningún metro sin cultivar en el país”, aseguran agricultores de la Unión de Pequeños Productores Agrícolas de Timilpan (UPPAT), en el estado de México.

Y es que la problemática es global y la producción se está viendo afectada en todas las partes del mundo que se dedican a cultivar y exportar, lo que va a ocasionar precios más altos por estos productos, lo que desencadenará problemas inflacionarios en la economía
del país.

“La solución es producir nuestros propios granos, necesitamos fertilizantes, no pedimos regalado, pedimos que el gobierno nos apoye con la dotación a costo, necesitamos sembrar”, dijo uno de los integrantes del UPPAT.

  • A la par que se desarrollaba la pandemia, el sector primario tuvo un repunte por una gran demanda nacional de productos agrícolas, lo que resultó en un aumento de 6.9 millones de trabajadores a finales de 2019 a 7 millones a principios de 2021. Pero esto ya cambió por los altos costos de producir. Para marzo de este año —último dato disponible de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE)—, se observa una caída de 7.07% en la ocupación, equivalente a casi 500 mil trabajadores.

“Sin campo, no hay alimento y sin alimento no come nadie”, entre las declaraciones que han hecho los campesinos que se sienten olvidados por las autoridades.

Expectativa del PACIC

Economistas del país coinciden el que el plan del Presidente no tendrá efectos significativos sobre la inflación. Analistas como Gabriela Siller, de Banco Base; Janneth Quiroz, de Monex; o el especialista en economía Carlos Alberto Martínez, han mencionado que este tipo de medidas para preservar precios puede crear un mercado negro y generar escasez lo que traería más problemas que soluciones a la inflación.

  • Pese a que los especialistas creen que no funcionará el PACIC, el gobierno tiene en mente contener a casi el 30% de la formación de la inflación en los próximos seis meses, ya que su caso de éxito es el freno a los precios de los combustibles con los subsidios implementados durante este año, lo que ha mantenido al mercado energético interno con cierta estabilidad, aunque sí se observan aumentos en las gasolinas y el Diésel en lo que va de este 2022, reconociendo que son menores a los registros en otras partes del mundo.
  • Esta medida, según las autoridades de la Hacienda pública le han quitado alrededor de un 2% a la inflación, y asegura Rogelio Ramírez de la O que ha evitado que lleguemos a una inflación del 10 por ciento.

Pero los números externos no observan la misma prospección que el gobierno federal.

La última encuesta de Citibanamex de expectativas que levanta entre analistas del sector privado ajustó al alza la estimación de la inflación para este 2022 y la aumentó de 6.38%, a una de 6.7%, y esperan que el Banco de México en su reunión de la próxima semana incremente su tasa de interés en 50 puntos base, la que actualmente está en 6.5%, que es la herramienta que utilizan los banco centrales del mundo para aliviar las presiones inflacionarias con la restricción al consumo.

Políticos y académicos se reúnen para analizar retos del campo mexicano

Senadores, académicos y productores analizaron los retos que enfrenta el campo mexicano, frente a la inflación y el encarecimiento de los insumos agrícolas que se registra a nivel internacional, provocados por los estragos de la pandemia de Covid-19 y el conflicto armado entre Rusia y Ucrania.

  • Durante la inauguración del “Encuentro campesino contra la inflación”, que se realizó en el Senado, la presidenta de la Mesa Directiva, Olga Sánchez Cordero, destacó que en los últimos años, el mundo ha experimentado escenarios sanitarios muy complicados, generados por el SARS-CoV-2 y la gripe aviar en la industria avícola estadounidense.
  • Sumado a la inestabilidad en Medio Oriente o la intervención de Rusia a Ucrania, dos productores de hidrocarburos, de insumos tecnológicos y grandes productores de grano, lo que deterioró las dinámicas de los flujos comerciales, repercutió los controles inflacionarios en general y en el poder de compra sobre productos alimenticios en particular.

Por ello, este panorama incrementó el Índice Nacional de Precios al Consumidor, de 0.78 por ciento mensual y 7.22 por ciento anual, lo que afectó a muchos sectores, pero impactó con mayor fuerza al campo mexicano y a productos esenciales de la canasta básica.

Por esa razón, el Estado mexicano construyó un plan de contención, que incluye al sector agroalimentario, entrega de fertilizantes y la congelación del precio de 24 productos, de los 40 que contempla la canasta básica, como el maíz, frijol, leche y huevo.

  • Olga dijo que el foro ayudará a visibilizar y dimensionar los retos del campo mexicano, ante un escenario internacional en el que Estados Unidos se acerca a una recesión económica y China ha replanteado sus estrategias comerciales en todo el mundo.
  • El organizador del foro, el senador José Narro Céspedes, sugirió que todos los actores que intervienen en la cadena productiva del rubro agropecuario se unan para articular una estrategia de capacitación, apoyo tecnológico y acciones que resuelvan los problemas de este sector productivo, a fin de frenar los factores que provocan estos índices inflacionarios.

“Las organizaciones campesinas debemos reconocer que necesitamos rediseñarnos, porque muchos de nosotros crecimos, formados, a través de los programas clientelares, corporativos para lograr atraer recursos que, fundamentalmente, se quedaban en las dirigencias de las organizaciones y ahora se apoya directamente a los productores”.

  • En este encuentro, que se realizó en la Antigua Casona de Xicoténcatl, sede alterna del Senado, la senadora del PRI, Beatriz Paredes Rangel, señaló que, para fortalecer el sector agroalimentario, se debe atender la inversión en materia hidráulica, la implementación de programas fundamentales como el seguro agrícola, apoyo a la comercialización, así como estrategias para el financiamiento campesino.

En tanto, Jorge Carlos Ramírez Marín, del PRI, celebró el llamado del Gobierno Federal para atender la crisis inflacionaria, la interrupción agraria, la crisis alimentaria y las afectaciones climáticas, y reiteró que los legisladores son los responsables de establecer una política para sacar adelante a los campesinos mexicanos.

  • La senadora Nancy Guadalupe Sánchez Arredondo, presidenta de la Comisión de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Rural, dijo que todas las etapas de la cadena de producción alimentaria están impactadas por la inflación, provocada por el conflicto entre Ucrania y Rusia, así como los estragos de la pandemia, factores que repercuten en los precios de combustibles e insumos para el campo.
  • Destacó que México destina 24.6 millones de hectáreas a la agricultura y 110 millones a la ganadería, se producen más de 280 millones de toneladas de alimentos, incluyendo la actividad pesquera, que equivale a 950 mil millones de pesos; además, en 2021, las exportaciones alcanzaron 40 mil millones de dólares.

El senador Ángel García Yáñez, presidente de la Comisión de Reforma Agraria, pidió sumar esfuerzos para solicitar a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público que asigne más recursos al campo y hacer que éstos lleguen de manera oportuna y directa a los campesinos./Agencias-PUNTOporPUNTO

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