En julio de 2025 la pobreza por ingresos en México mostró un incremento y afectó de manera significativa a las zonas urbana. En gran medida esto se reflejó en los costos de alimentos y vivienda, aunque con mayor fuerza en el presupuesto de los hogares.
- De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), la línea de pobreza por ingresos (LPI), que mide el monto necesario para cubrir la canasta alimentaria y no alimentaria, registró un aumento anual de 3.6 por ciento en zonas urbanas.
- En contraste, en el ámbito rural el incremento fue más moderado de 3.1 por ciento, reflejando presiones en el poder adquisitivo. Detalló que la línea de pobreza por ingresos (LPI) mostró un crecimiento anual de 3.6 por ciento en zonas urbanas, superior a la inflación nacional de 3.5 por ciento.
Mientras que en las zonas rurales fue más moderado con el 3.1 por ciento, reflejando menores presiones en el poder adquisitivo rural.
Crece la pobreza por ingresos en zonas urbanas
De acuerdo con el Inegi, el aumento de la pobreza en las ciudades se explica principalmente por el aumento en el costo de los alimentos, que representaron el 61 por ciento del cambio anual en la LPI urbana, en comparación con 51.1 por ciento en zonas rurales.
Los productos que tuvieron una mayor incidencia en el ámbito urbano fueron:
- Alimentos y bebidas consumidas fuera del hogar, que corresponde a desayuno, comida y cena que las personas consumen mensualmente fuera de casa (7.8 por ciento)
- El bistec de res (18 por ciento)
- La carne molida de res (16.6 por ciento)
Mientras que en el entorno urbano fue:
Alimentos y bebidas consumidas fuera del hogar, que corresponde a desayuno, comida y cena que las personas consumen mensualmente fuera de su casa (7.8 por ciento)
- El bistec de res (18 por ciento)
- Lecha pasteurizada de vaca (8.3 por ciento)
Además de los alimentos, los gastos en vivienda y servicios de conservación impactaron significativamente en la pobreza urbana:
- Educación, cultura y recreación (5.7 por ciento)
- Vivienda y servicios de conservación (3.8 por ciento)
En cambio, en las zonas rurales, los rubros con mayor incidencia en la canasta no alimentaria fueron los de cuidado personal y educación, cultura y recreación:
- Cuidados personales (5.5 por ciento)
- Educación, cultura y recreación (5.7 por ciento)
Además, en julio 2025 la variación anual de los precios en combustibles fósiles (gasolina magna) presentó una baja de 1.2 por ciento, continuando una tendencia a la baja que se mantiene por más de tres años, salvo un pequeño aumento de 0.5 por ciento en mayo pasado.
México tiene 3 de las 5 ciudades con la vivienda más cara en América Latina
En un panorama donde existe un déficit habitacional de 8 millones de personas, tres ciudades de México se han posicionado dentro de las principales urbes con los precios más elevados de vivienda en la región de América Latina, lo cual es un reflejo que adquirir una propiedad en las zonas urbanas con mayores oportunidades es todavía lejana para muchos.
De acuerdo con los resultados del estudio Relevamiento Inmobiliario de América Latina (RIAL Di Tella – Inmuebles24) de marzo del 2025, las cinco ciudades con el metro cuadrado (m2) más caro de la región son:
- Montevideo (3,330 dólares)
- Ciudad de México (2,666 dólares)
- Monterrey (2,592 dólares)
- Buenos Aires (2,586 dólares)
- Guadalajara (2,369 dólares)
Por el contrario, las ciudades con el m2 más económico son Quito (1,215 dólares), Rosario (1,614 dólares), Córdoba (1,628 dólares) y Panamá (1,804 dólares).
- La Ciudad de México, que ocupa la segunda posición en el ranking de las urbes con el metro cuadrado de vivienda más caro de la región, mantiene esta posición desde el relevamiento de septiembre de 2024.
- El estudio considera el precio de departamentos en colonias de 12 ciudades de siete países de América Latina. El cálculo se hace a partir del precio publicado en los avisos de venta en sitios web, mayormente pertenecientes a Grupo QuintoAndar.
- Entre septiembre del 2024 y marzo de este año, los precios de la vivienda en América Latina tuvieron un aumento nominal de 1% en dólares y disminuyeron 2.2% en moneda local real, según el estudio.
Es decir, la cantidad necesaria para adquirir un metro cuadrado subió en dólares billete y bajó en dólares ajustados por inflación de Estados Unidos, mientras que bajó en moneda local ajustada por inflación.
Medido en dólares nominales, las ciudades en las que hubo un mayor aumento porcentual del precio de la vivienda por m2 fueron: Córdoba (6.5%) y Rosario (4.3%) y Ciudad de Panamá (2.5%).
Por su parte, las mayores caídas se dieron en Montevideo (-3.6%), Ciudad de México (-1.5%) y San Pablo (-1.1%) en el último semestre.
Sobrecosto en el hogar
Si bien, Relevamiento Inmobiliario no detectó una variación importante en el precio de la vivienda en la región, lo cierto es que el acceso a un hogar se vuelve cada vez más complejo. Entre la diversidad de factores que explican esta crisis habitacional, se encuentra la discrepancia entre el valor de los inmuebles y los ingresos de las personas.
- Tradicionalmente se considera que los hogares deben gastar hasta 30% del total de su ingreso en vivienda para no comprometer el resto de sus necesidades.
- Sin embargo, según un análisis de BBVA Research, de los 8.5 millones de hogares que hoy en día pagan una renta o hipoteca, 20% sobrepasan ese límite.
No es de extrañar que la entidad federativa que tiene el mayor porcentaje de hogares que incurren en sobrecosto es la Ciudad de México, siendo la segunda más cara de América Latina.
- Cuatro de cada 10 hogares pagan más de una tercera parte de sus ingresos para tener un techo, lo que implica un sacrificio en otros aspectos de sus vidas.
Carencias sociales y su conexión con el mercado laboral
Inegi —la nueva autoridad encargada de medir el indicador— confirman que más de 13 millones de personas salieron de la pobreza en el sexenio pasado. Este avance (y los retos pendientes) tiene un vínculo directo con el mercado laboral.
De acuerdo con un análisis de Acción Ciudadana Frente a la Pobreza (ACFP), el resultado se debe en buena medida a la reducción en la dimensión económica (una de las dos dimensiones de la pobreza multidimensional), la cual considera los ingresos.
- A su vez, la mejora en los ingresos observada entre 2018 y 2024 está ligada al aumento de los recursos económicos obtenidos por el trabajo. “El trabajo aporta 75 de cada 100 pesos del ingreso monetario de los hogares en 2024 y sumado a las pensiones, que son producto del trabajo del pasado y aportan otros 9 pesos, representan 84 de cada 100 pesos”, destacó la organización civil.
- Esto coincide con el periodo de incrementos más altos al salario mínimo. En ese lapso, la referencia salarial ha tenido un aumento acumulado de 135%, este año se ubica en 8,475 pesos al mes. La Comisión Nacional de Salarios Mínimos (Conasami) indicó que la mitad de la reducción de la pobreza en el sexenio pasado se debe “exclusivamente a la política salarial”.
“Los resultados preliminares apuntan a que por cada 10% de incremento en el salario mínimo real, el ingreso por trabajo se incrementó en 2.67 puntos porcentuales. Esto implica que, en ausencia de incrementos del salario mínimo por arriba de la inflación, la pobreza multidimensional se habría ubicado en 2024 en 40.6% y la pobreza extrema en 8.5 por ciento”, señaló en un comunicado.
Pero en torno a la pobreza en México aún hay un reto que también tiene un vínculo con el mercado laboral: el acceso a servicios de salud.
- En contraste con la mejora en ingresos, la dimensión social de la pobreza multidimensional empeoró, pasó de 26% a 32% de la población. Este renglón engloba a las personas con carencias sociales o dicho de otra forma, la posibilidad de ejercer derechos básicos.
- El bajo acceso a servicios de salud fue el que más influyó en este comportamiento. “Los datos de Inegi muestran que la carencia por acceso a servicios de salud se duplicó entre 2018 y 2024.
- Había 20 millones en 2018 y seis años después hay 44.5 millones con carencia por acceso a servicios de salud. Era el 16% de la población ahora es el 34%. Y podría empeorar afectando a 57 millones de personas y subir a 44% de la población, aún peor que en 2022”, advirtió ACFP.
Esto está ligado a la informalidad laboral. Entre el cierre del 2018 y el del 2024, el trabajo informal sólo se redujo dos puntos porcentuales y se mantuvo con un nivel superior al 54% de la población ocupada.
“Los datos de la medición de la pobreza 2024 muestran la urgencia de corregir a fondo las políticas gubernamentales. En la dimensión económica el resultado positivo proviene de la acción de todos los actores, en contraste los programas de transferencias y las carencias que dependen principal y directamente de la acción gubernamental tienen un desempeño muy limitado o de plano negativo”, señaló Acción Ciudadana Frente a la Pobreza.
Mercado laboral, entre las mejoras para avanzar
De acuerdo con ACFP, una parte de las acciones para acelerar la reducción de la pobreza en México se relacionan con el mercado laboral.
Esto propone la organización:
- Crear empleos de calidad y con remuneración suficiente
- Potenciar la incorporación a la fuerza productiva de mujeres y jóvenes, hoy en condición de exclusión
- Fomentar las cooperativas y empresas de la economía social, especialmente en las zonas indígenas y rurales con mayor rezago social
- Garantizar educación y servicios de salud con calidad y equidad, especialmente a quienes viven en pobreza
- Corregir la distribución de los programas de transferencias monetarias para que no excluyan a quienes menos tienen.
“La medición confirma que la vía para reducir la pobreza es crear una economía de inclusión y crecimiento con equidad y una política social que construya un piso de derechos sociales (no sólo transferencias).
La política social para ser efectiva debe iniciar por cerrar las brechas de desigualdad en educación, salud, seguridad social, vivienda y demás factores de bienestar y movilidad social para romper el círculo vicioso de la pobreza”, indicó.
Los jóvenes serán la generación con menos riqueza
La situación de vida de los jóvenes, quienes son considerados el presente y futuro del país. El 31% de las personas de entre 12 y 29 años vive en pobreza, es decir, 11.8 millones.
¿Qué implica esto? Los ingresos que perciben son insuficientes para adquirir los bienes y servicios que requieren para satisfacer sus necesidades y no tienen garantizado el acceso a al menos uno de los derechos sociales de educación, salud, seguridad social, vivienda y alimentación.
- De esos 11.8 millones, 2.1 millones (5.6%) viven en pobreza extrema, es decir, no tienen los ingresos suficientes y, además, presentan tres carencias sociales o más, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
- Al ver de forma desagregada, de la población de 12 a 17 años, 36% vive en pobreza y 6.6%, en situación extrema. En el segmento de 18 a 29 años, 28.8% está en pobreza y 5%, en condición extrema.
“Con estas cifras, el bono demográfico se está perdiendo y se puede convertir en pagaré”, dice Rogelio Gómez, coordinador de Acción Ciudadana Frente a la Pobreza.
¿Qué hay detrás de los números?
Los jóvenes enfrentan un escenario complicado en materia laboral, como informalidad, bajos salarios y jornadas largas de trabajo, principalmente por la falta de experiencia y la creciente demanda por una vacante.
“A pesar de la recuperación progresiva del empleo tras la crisis del Covid-19, persisten desigualdades significativas que afectan a la población joven, especialmente a las mujeres, y a quienes se encuentran en situación de vulnerabilidad”, señaló la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en el estudio “Jóvenes en el mercado laboral: entre la informalidad y la falta de oportunidades”.
- Destaca que en América Latina y el Caribe, donde incluye a México, la tasa de desocupación juvenil es tres veces mayor que la de los adultos. Además, cerca de 60% de las personas jóvenes trabajan en la informalidad, lo que, dice, limita su acceso a la seguridad social y a condiciones laborales dignas.
- Muchos jóvenes, señala, enfrentan dificultades para acceder a empleos acordes con su formación. Esta situación se ve agravada por la expansión de nuevas formas de empleo, como el trabajo en plataformas digitales, que, si bien ofrecen flexibilidad, suelen estar marcadas por la precariedad.
Datos específicos
Según el estudio “Talento joven y empresas: oportunidades y desafíos”, de ManpowerGroup y Junior Achievement Americas, 83% de los jóvenes ha tenido problemas para encontrar trabajo. El 60% de los encuestados señala que su principal reto es la falta de experiencia.
- En materia de informalidad, las personas entre 15 y 24 años registran tasas de 67%, una cifra mayor a lo observado a nivel nacional, según datos del Inegi. En lo que se refiere a salarios, datos de Indeed, empresa de capital humano, refieren que, después de las personas de 75 años o más, los jóvenes son los que ganan menos.
- Para su análisis toma como referencia las personas de entre 15 y 24 años, las cuales laboran como profesionistas o técnicos. Ellos perciben una remuneración mensual promedio de 5,540 pesos y en el caso de ellas, de 4,090 pesos.
- “(La juventud) será una de las generaciones más empobrecidas y con menos patrimonio: un menor porcentaje tendrá casa, pagarán renta, sin ahorro, sin trabajos estables y sin pensiones”, señala Max Jaramillo-Molina, profesor del Departamento de Sociología del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades.
Gómez añade que los jóvenes que están en situación de pobreza tienen más probabilidades de vivir en esa condición por el resto de su vida, ya que “acumulan desventajas muy importantes en temas de salud y de rezago educativo”.
- “La baja movilidad social observada se explica por una alta desigualdad de oportunidades”, destaca el Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY).
- El tema de la informalidad, expone Gómez, implica trabajos precarios para ellos, lo cual se refleja en un nulo crecimiento de empleos formales registrados en el IMSS en este grupo de edad durante los últimos seis años.
- Este escenario se recrudece en el caso de las mujeres, quienes, en muchos casos, no buscan empleo porque realizan actividades domésticas o de cuidado.
Este escenario puede cambiar, considera el coordinador de Acción Ciudadana Frente a la Pobreza, sólo si se implementen políticas públicas, como un sistema de cuidados que aumente la participación laboral femenina. /PUNTOporPUNTO