El incidente ocurrió el 27 de agosto de 2025, durante la sesión de la Comisión Permanente del Senado en la antigua sede de Xicoténcatl. Tras entonar el Himno Nacional, Alejandro “Alito” Moreno —dirigente del PRI— subió a la tribuna para reclamar a Gerardo Fernández Noroña, presidente del Senado, que no le habían concedido la palabra, ya que Noroña impidió nuevamente que la bancada del PRI interviniera y, además, tuvo un trato descortés hacia la senadora Lily Téllez, del PAN.
Moreno justificó su reacción afirmando que Noroña “se había portado mal con la senadora Téllez”, motivo por el cual le reclamó al senador. En las grabaciones se observa a Noroña empujando a Moreno, quien responde defendiéndose con un manotazo, lo que provocó una confrontación física entre ambos líderes. El incidente fue público y culminó en empujones y agresiones, dejando en evidencia las tensiones derivadas de la negativa a conceder la palabra. También participó el joven diputado priista por Chiapas, Carlos Eduardo Gutiérrez Mancilla, quien intervino para detener a Noroña en su intento de retirarse.
Las acciones violentas de Noroña no son un hecho aislado. En 2021, el Instituto Nacional Electoral lo sancionó por violencia política de género tras proferir comentarios ofensivos hacia la diputada panista Adriana Dávila, sanción que fue ratificada por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, lo que lo obligó a ofrecer una disculpa pública.
El artículo de opinión “Silenciamiento autoritario”, publicado en El País por Viri Ríos, describe cómo Noroña ha transformado su papel en el Senado: de agitador pasó a convertirse en “silenciador en jefe”. Según la autora, ahora ejerce un control estricto del micrófono, interrumpiendo a integrantes de la oposición y limitando, de facto, su libertad de expresión, sin que exista una disposición clara para registrar cada incidente.
La versión de Gerardo Fernández Noroña, reclama que fue agredido con empujones y puñetazos por parte de Moreno, quien incluso lo amenazó: “te voy a partir la madre, te voy a matar”. Además, resultó herido un camarógrafo que no debió estar en el pulpito del senado, Emiliano González, colaborador de Noroña, quien fue derribado y también golpeado —incluso pateado estando en el suelo. Noroña ya ha anunciado que interpondrá denuncias ante la Fiscalía por lo ocurrido.
Noroña, quien es simpatizante del comunismo y ateo, aunque es ampliamente criticado porque le gusta vivir como empresario, con viajes en avión en primera clase y coches de lujo, fue miembro del PRD. Ha sido defensor y amigo de Nicolás Maduro, acusado de terrorismo y tráfico de drogas por el Departamento de Estado de Estados Unidos, quien incluso ofrece una recompensa de 50 millones de dólares por él. Las visitas a Venezuela lo prueban:
En marzo de 2018, Fernández Noroña viajó a Caracas para participar en actividades conmemorativas del quinto aniversario luctuoso de Hugo Chávez y defendió públicamente al gobierno de Nicolás Maduro.
En 2021, se reportó que se reunió con Nicolás Maduro y el canciller Jorge Arreaza durante una visita de trabajo en Venezuela, la cual duró al menos dos días.
En 2019, se reconoció que todos los viajes que había realizado a Venezuela habían sido financiados por el gobierno de Maduro, esto salió publicado en el Diario el Norte el 24 de enero de ese año.
También Noroña adquirió una residencia en Tepoztlán valuada en 12 millones de pesos, incluso antes había habitado como inquilino, y ahora la compró mediante crédito iniciado a fines de 2024 y posee una camioneta Volvo de más de 1 millón de pesos, estos actos van en contra del discurso de austeridad que pregonan los izquierdistas antes de llegar al poder.
Esto generó fuertes críticas por contrastar con el mandato de austeridad de la Cuarta Transformación; Noroña respondió: “Yo no tengo ninguna obligación personal de ser austero” y desafió a los periodistas a cuestionarlo por dónde come o qué vehículo tiene.
Se le ha denunciado por comportamiento autoritario en el Senado, como silenciar a la disidencia controlando el micrófono, lo cual ha sido interpretado como una transformación de agitador a “silenciador en jefe” .
En una transmisión en vivo lo llamó “cretino” al cónsul mexicano en Miami, Rutilio Escandón, calificando su postura sobre los migrantes en el centro Alligator Alcatraz como “servil” y “indigna”.
En marzo de este año en una videocharla, cuestiono que los 200 pares de zapatos hallados pertenecieran a desaparecidos en el campo de exterminio rancho Izaguirre en el municipio de Teuchitlán Jalisco, y que ese hallazgo solo era una campaña de la derecha mexicana, desconociendo también la labor del colectivo “Guerreros Buscadores de Jalisco”.
Ha protagonizado altercados públicos, como una confrontación con un abogado en un aeropuerto que derivó en una disculpa pública también en este año, en un acto evidente de abuso de poder.
No hay un conteo exacto disponible de cuántas veces Gerardo Fernández Noroña ha interrumpido o impedido que la oposición hable en el Senado pero fueron todas las veces que le fue posible hacerlo. Lo que sí se documenta es un patrón preocupante de control excesivo durante las sesiones legislativas.
Sin embargo, informes y análisis recientes destacan que su estilo se ha vuelto cada vez más controlador, restringiendo las intervenciones de legisladores opositores, lo cual ha derivado en conflictos e incluso en confrontaciones físicas. Definitivamente, la actitud del senador Noroña no es política, es de confrontación y de evidentes contradicciones ideológicas que no le hacen bien ni al país para llegar a consensos ni a su partido.
No es nueva la oposición que ha emprendido Alejandro “Alito” Moreno razón por la que es perseguido por el gobierno actual, viene desde que comenzó el gobierno de Andrés Manuel López Obrador hasta la fecha:
En el Congreso de 2024, el PRI —liderado en ese momento por Moreno— se posicionó firmemente en contra de la reforma judicial propuesta por López Obrador, la cual contemplaba elecciones populares de jueces. En el Senado, los coordinadores opositores del PRI anunciaron su rechazo unánime, denunciando presiones y maniobras legislativas para conseguir votos a favor.
El PRI presentó una acción de inconstitucionalidad (núm. 165/2024), junto con otros partidos, para intentar revertir la reforma judicial aprobada por la coalición oficialista.
Críticas a la reforma eléctrica y al sector energético: “Alito” Moreno calificó al gobierno como “enemigo del medio ambiente” debido a su manejo de la reforma eléctrica y el impulso a proyectos petroleros como Dos Bocas y la refinería de Deer Park, junto con una baja participación de energías limpias (solo 25 % frente a una meta del 35 %).
La oposición (PRI y PAN) aprovechó el escándalo del exgobernador tabasqueño para presentar denuncias y avanzar en solicitudes de desafuero, buscando mantener la atención mediática críticamente sobre Morena.
Se ha criticado que esta no es la primera pelea física en el Congreso; episodios similares han ocurrido en años recientes, y las sanciones han sido mínimas.
Está claro que Fernández Noroña es una persona violenta, que apoya a dictadores, con gustos lujosos y con escasa capacidad de tolerancia y argumentación. Aunque la presidenta Sheinbaum quiera defenderlo haciendo uso de su poder mediático y en clara postura partidista, en vez de ejercer acciones como presidenta de todas los mexicanos, declaró el pasado 28 de agosto: “Alito” Moreno se comportó como un porro con Noroña”. En vez de hacer un llamado a la cordura, al entendimiento, al diálogo, su postura ideológica no le permite desempeñar el papel de presidenta de todas las personas sin distinción de ideologías, que tanto necesita un país tan complejo y de tanta diversidad como México. También critica abiertamente al PRIAN, olvidando que de esos partidos provienen varios dirigentes de su partido Morena, y que la base de militantes también en su mayoría viene de allí. La respuesta de “Alito” Moreno no se hizo esperar: “No se meta, dedíquese a gobernar”, dejando claro el mensaje de que la oposición es un asunto del Senado, no están de acuerdo con la intervención del poder ejecutivo en el legislativo, como actualmente ocurre también en el poder judicial. Esperemos que la próxima presidenta del Senado, que será la arquitecta Laura Itzel Castillo, eleve el nivel del comportamiento y del debate en esta cámara.