Quienes defienden dictaduras suelen esconder detrás del discurso de “soberania nacional” un miedo a la libertad… Slavoj Zizek, Folósofo Esloveno, director de humanidades del Instituto Birkbeck, Universidad de Londres.
Muchas personas imaginan que la captura del líder del Cartel de los Soles, Nicolás Maduro, sería comparable al “Día D” que ocurrió el 6 de junio de 1944 durante la Segunda Guerra Mundial. Ese día se llevó a cabo la mayor invasión anfibia (aérea, naval y terrestre) de la historia, cuando las fuerzas aliadas de Estados Unidos, Reino Unido y Canadá desembarcaron en distintas playas de Normandía, Francia, para liberar Europa Occidental de la ocupación Nazi. Los alemanes creían que la invasión se llevaría a cabo en Calais, no en Normandía. Para el 25 de agosto de 1944, París ya había sido liberada. Esta estrategia, hoy en día, ha sido reemplazada por la llamada Guerra Híbrida.
La guerra híbrida se entiende como el uso limitado o encubierto de fuerzas armadas, sin declaración formal de guerra. Es una evolución de la Guerra Fría, que terminó en los años noventa del siglo XX. Hoy en día, esta guerra incluye el uso militar, cibernético, la desinformación, sanciones, bloqueos, control energético, manipulación de mercados, aislamiento, noticias falsas, propaganda, robo de datos, sabotaje digital, entre otros. Estos elementos se emplean actualmente; existen pruebas suficientes de que el Cartel de los Soles roba dinero que debería usar para mantener a la población civil y lo gasta en defenderse mediante estas acciones de Guerra Hibrida, pagando miles de millones de dólares para mantenerse en el poder.
Queda claro que la intención de Hugo Chávez, antes de 2013, al aliarse con las FARC, fue iniciar un pacto entre el Estado, las fuerzas armadas y el narcotráfico. Esta afirmación ha sido corroborada, entre otros, por su exjefe de inteligencia militar, Hugo “El Pollo” Carvajal, quien actualmente se encuentra preso en Estados Unidos.
El Cartel de los Soles lo supera al Cartel de Medellin treinta años después siendo un cartel que se hizo del gobierno de un país Venezuela en este caso, por lo que hace que tenga a su disposición 100 mil efectivos armados, territorio, bancos, población civil, embajadas, consulados, muchos millones de dólares para exportar sus productos, para hacer propaganda, para confundir sus acciones con las de un supuesto gobierno víctima de persecución ideológica, que muestra su fuerza ante los más débiles con la activa persecución, encarcelamiento y tortura, escudandose con su disfraz de Leviatán estatal.
Los 25 mil millones de dólares anuales que manejaba el Cartel de Medellín bajo el liderazgo de Pablo Escobar representan una cifra pequeña en comparación con los 108.5 mil millones de dólares que ingresaron al Cartel de los Soles en 2024, sin contar los ingresos provenientes de narcotráfico, tráfico de personas, explotación ilegal de oro, extorsión, contrabando y expropiaciones. Asimismo, la presencia internacional del Cartel de los Soles es muy superior, ya que cuenta con embajadas en más de 90 países, mientras que el Cartel de Medellín tenía presencia en 30 países, operando como una mafia convencional. Es bien sabido que el régimen de Maduro utiliza embajadas y consulados para extorsionar a venezolanos exiliados en la emisión y renovación de pasaportes, además de servir como centros de lobby para el régimen, tráfico de influencias, comercialización de oro, armas, drogas y contrabando para evitar sanciones.
El último gran capo internacional de la droga que fue abatido fue Pablo Escobar, el 2 de diciembre de 1993 en Medellín, durante un operativo conjunto de fuerzas colombianas con apoyo de la DEA y la CIA. Aunque Estados Unidos no intervino directamente con tropas, desempeñó un papel fundamental en el rastreo, la interceptación de comunicaciones, el apoyo tecnológico, la inteligencia y la vigilancia sobre Escobar. Ahora, todo indica que un destino similar le espera a Maduro.
Estamos frente a un capo mucho más complejo, ya que, a diferencia del Cartel de Medellín —que era una organización criminal privada y, en aquellos años, se estimaba que contaba con un grupo armado de 5,000 personas—, el Cartel de los Soles lo supera treinta años después, siendo un cartel que se apoderó del gobierno de un país, Venezuela, lo que le da acceso a 100,000 efectivos armados, territorio, bancos, población civil, embajadas, consulados y muchos millones de dólares para exportar sus productos, hacer propaganda y confundir sus acciones con las de un supuesto gobierno víctima de persecución ideológica.
El despliegue naval de Estados Unidos en el Caribe, iniciado el 14 de agosto de este año como parte de la lucha contra el narcotráfico, continuará con la captura del capo Maduro. Esto representaría un “Día D” dentro de la Guerra Híbrida contra la dictadura de Venezuela, marcando la continuación de la caída de Maduro tras haberse robado las elecciones presidenciales el 28 de julio de 2024. Esta decisión fatal fue el inicio del fin para el régimen chavista, ya que, de haber aceptado la victoria de Edmundo González Urrutia, lo más probable es que el gobierno electo hubiera enfrentado una Asamblea Nacional opositora y se habría visto obligado a negociar. Sin embargo, al decidir desconocer el triunfo de la oposición, la historia tomó otro rumbo.
Como muestra de respaldo a la dictadura de Maduro, el presidente de Colombia, Gustavo Petro, anunció en coordinación con la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, que no asistirán a la próxima X Cumbre de las Américas en República Dominicana, la cual se llevará a cabo los días 4 y 5 de diciembre, en supuesta defensa de la inclusión de las dictaduras de Cuba, Nicaragua y Venezuela, recordemos que ambos fueron compañeros en el grupo guerrillero M-19 así que están coordinados desde hace años.
Esta postura confirma la defensa injustificada por parte del gobierno de México hacia las dictaduras, ya que continúa empleando médicos cubanos y enviando petróleo a Cuba. Evidencia una falla grave en la protección y respaldo a la democracia, además de generar más tensiones con el presidente Trump en el marco de las negociaciones actuales del T-MEC, vitales para el comercio mexicano con Estados Unidos. Asimismo, representa un golpe para el nuevo representante de México ante la OEA, Alejandro Encinas Rodríguez, y pone la política exterior mexicana en sintonía con la desastrosa actuación de Gustavo Petro en la ONU, que terminó sin visa americana y mantiene al pueblo colombiano en incertidumbre.
Por otro lado, Brasil aún no ha confirmado su asistencia a la Cumbre de las Américas; recordemos que en la edición de 2022 en Los Ángeles, Jair Bolsonaro asistió y tuvo un encuentro con Joe Biden. Lo más seguro es que Lula no acuda, pues esta semana fijó su postura a favor de las dictaduras, escudándose como siempre en la soberanía, aunque en estos casos la soberanía no pertenece al pueblo, sino a los dictadores. Lula afirmó que “los venezolanos son dueños de su destino”, y refiriéndose a la soberanía de las dictaduras de Cuba y Venezuela, y añadió: “Ningún otro líder extranjero debe opinar o intervenir en los asuntos internos de los países.”
En resumen, según estos presidentes, los venezolanos tendríamos que quedarnos esperando unos 66 años bajo dictadura, como los hermanos cubanos, soportando persecuciones, exilio y encarcelamientos, solo porque no tenemos derecho a buscar apoyo de otras naciones para recuperar nuestra libertad. Por fortuna, el Premio Nobel de la Paz otorgado a María Corina, así como el respaldo de Estados Unidos, la Unión Europea, Argentina, Canadá, Dominicana, Panamá y otras naciones democráticas, demuestran que piensan diferente. Si dependiera de los presidentes actuales de Colombia, Brasil y México, el nazismo aún existiría…